Recuerdo del primer mensaje :

Me había quedado impresionada, tanto, que ni podía hablar, había presenciado un hechizo, un hermoso hechizo de agua.
Iba detrás de Zoe, ya que ella me guiaba, y cuando llegamos, no pude evitar abrir la boca del asombro.
-Es... hermoso...- Pensé en voz alta, pero cuando me dí cuenta, me ruboricé.
Los olores de las flores se juntaban y hacían aromas únicos, las flores danzaban cuidadosamente, acorde el viento, los árboles desnudos saludaban a los alumnos con sus ramas a los estudiantes.
-Muchas gracias... por traerme aquí... ¡Es precioso!-Le dije a Zoe, con una gran sonrisa.

No le respondimos, pero Zane rompió el silencio:
-Bueno... si eres de los malos... y no nos quieres hacer daño... ¿Para qué has venido?-dijo Zane. Noté que estaba cargando energía, pero no dije nada, ella seguro que lo hacía por protección. Pero, de pronto, Zane perdió el control y la energía que había estado cargando se desvaneció. La noté cansada y no podía ni moverse. La sujeté pasando uno de sus brazos por mis hombros, para evitar que cayera al suelo.
-Más te vale no hacernos daño, yo puedo ser aún aprendiz de primer grado, pero soy Señor de los Lobos, he olido tu esencia, y esta daga es de plata, es solo una advertencia, no estoy tan desarmado como parece.-dijo Rocuv sacando una daga de plata. Yo le miré de reojo y hablé:
-¿Y tú quién eres?-le espeté, algo brusca a aquel desconocido.
De pronto, entró corriendo Kvothe y se puso a mi lado, con la espada desenvainada. Yo le miré fijamente, con los ojos muy abiertos. Mis labios solo pudieron formar su
nombre en un susurro:
-Kvothe...-le miraba como si estuviera viendo un fantasma, que en cierta parte, era así. Hacía bastante tiempo que no sabía de él y cuando lo vi, noté que esa tristeza que me asfixiaba a diario se desvanecía. Al menos ahora no estábamos solos frente a aquel mago.

Comencé a reír a carcajadas,parecían pequeñas mascotas,comencé a levitar y me senté en el aire mientras me secaba las lagrimas de la risa.

-Podéis llamarme Felix Vonturin,rey de los elfos.

Dije observando a todos con mis ojos serpentinos,uno de ellos me amenazó lo que me hizo sonreír suavemente,en un abrir y cerrar de ojos me encontraba tras de el y le toqué suavemente el hombro.

-No me amenaces chico,ahora mismo podría acabar contigo.


unos segundos después note una magia algo superior a mi espalda,un mago consagrado con una espada llameante,vaya,no quería pelear pero si se ponía agresivo tendría que acabar con el,me teletransporte encima de un árbol,golpeaba mis pies suavemente los cuales estaban colgando de el árbol.

-Verás chiquilla,soy el usurpador del trono elfico,protector de los seis secretos,enemigo del concilio y bueno si me atacáis también seré vuestra peor pesadilla.-dije encogiéndome de hombre y cogiendo una manzana cercana en una de las ramas del árbol.

El desconocido se presentó:
-Podéis llamarme Felix Vonturin,rey de los elfos.
-Hola Felix.-le saludé. No podía evitar sentir algo de admiración por aquel hombre. Era un rey... Él cogió una manzana de un árbol cercano y se quedó en silencio.
En mi rostro apareció una mueca: ¿Chiquilla? ¿Me había llamado chiquilla? Me aparté el pelo del rostro y me acerqué a él, dejando antes a Zane en el suelo con suavidad.
-No te temo. Simplemente tengo curiosidad por ti.-le dije mirándole a los ojos.-Llamas bastante la atención. ¿A quién o qué buscas?-pregunté. Me quedé mirándole fijamente, esperando a ver qué me respondía. Tenía ganas de saber qué quería.

Suspire y di un mordisco a la manzana mientras observaba como la chica se acercaba,escuche lo que decía,sonreí levemente y me empecé a desvanecer,aparecí cerca de ella y acaricie el cuello de ella mientras miraba al mago consagrado sonriendo,podía notar un vinculo cuando ella pronunció el nombre de el.

-Os busco a vosotros-Dije mientras la agarraba levemente de la cintura y sonreía maliciosamente al consagrado.

Me estaba empezando a cabrear aquel elfo, y el chaval que había venido, me inspiraba mucha confianza, como si pasara lo que pasara, si permanecías con él no pasaría nada malo. Entonces, vi como apareció cerca de Zoe y le acariciaba el cuello, entonces, di unos pasos hacía atrás.
-¿Rey? ¿Tu? Pareces un simple pervertido... -Murmuré malhumorada, pero con las mejillas encendidas.
Tenía muchas ganas de asentarle un guantazo a aquel tipo, pero... no podía, no era capaz, simplemente, estaba un poco asustada por sus habilidades, y que tenía el titulo de Rey... no me atrevía a hacerle nada.
Entonces... sentí tristeza "Maldita sea... No puedo hacer nada por Zoe... Soy una estúpida... Si fuera más valiente" Pensé con tristeza y asco. Entonces, mire con desprecio al elfo sin darme cuenta. Mis ojos reflejaban un odio profundo, con una absoluta tristeza. Entonces... No se por que, pero lo dije.
-Ap...Apartate... De ella o...
Pero no pude continuar la frase.

De repente, cuando me acerqué, me cogió de la cintura y me dijo que nos buscaba a nosotros. Traté de liberarme de aquel elfo, pero no lo conseguí, porque su fuerza era superior.
-¿Crees que eres el más poderoso, Aeglos? No eres el unico rey que hay presente, y no eres el único que tiene amistades cercanas en todos los sitios.-dijo Kvothe.
Yo le miré fijamente. ¿Se conocían? ¿De qué? Me sentía muy confusa en aquellos momentos.
Zane retrocedió unos pasos y miró a Felix.
-¿Rey? ¿Tú? Pareces un simple pervertido... -murmuró con las mejillas encendidas.
Yo seguía tratando de apartarme de él, pero no podía.
Zane miró al elfo con desprecio, sus ojos, que siempre eran brillantes y de mirada alegre, ahora reflejaban un odio profundo acompañado por una tristeza profunda.
-Ap...Apártate... De ella o...-dijo Zane. Entonces yo hablé.
-Suéltame.-le ordené a Felix.

Sonreí cuando pronunció mi antiguo nombre y me hizo agachar la cabeza y ajustarme el sombrero,ajuste mi espada a mi cintura y aferré algo mas fuerte a la chica,sonreí ahora levantando la cabeza.

-No vuelvas a pronunciar ese nombre,jamás-solté a la chica,obedeciendo lo que ella me había dicho y volví a desvanecerme esta vez por un intervalo,si cabe mucho,más inferior,puse mi mano tras de la chica que tartamudeaba y pronuncie un rápido hechizo provocando una leve honda entre mi palma y su espalda derribando levemente a la chica.

-No me gusta la gente débil demuéstrame tu ira,jovencita

Había salido disparada 2-3 metros, me costaba respirar, cerré los ojos para evitar el dolor. Me encontraba tumbada en la hierba, boca arriba. Estaba al borde de las lagrimas, por el dolor... mi debilidad, mi cobardía...
-No...-Murmuré.
No se de donde saqué fuerza, pero me levanté lentamente, mirando al elfo.
-No... Ya no soy la de siempre... -Murmuré otra vez.
Respiré varias veces, aun con un fuerte dolor que recorría mi cuerpo. Veía todo borroso y un dolor agudo había aparecido en mi cabeza.
-Mírate... Atacando a unos estudiantes... Veo lo "fuerte" que eres-Dije, procurando señalar que "fuerte" lo había dicho sarcásticamente- Si, soy débil... ¿Y que? Tal vez, tu seas más fuerte que yo, pero prefiero ser una débil toda mi vida a ser lo que tu eres- Añadí con odio.
Empecé a cargarme de energía, no sabía como lo estaba haciendo, pero lo hacía, estaba claro que me iba a atacar, pero estaría preparada.
-Yo odio a la gente fuerte que siente la necesidad de hacer daño a los débiles para sentirse superior.

Felix me soltó y se dirigió hacia a Zane, que estaba tartamudeando.
-No me gusta la gente débil, demuéstrame tu ira,jovencita.-dijo Felix.
De pronto, se desvaneció por un corto intervalo de tiempo y puso su mano detrás de Zane y pronunció un hechizo e, inmediatamente, la derribó. Le miré fijamente, con odio. Había salido disparada un par de metros a causa de un hechizo, pero se levantó lentamente.
-No... Ya no soy la de siempre... -murmuró ella, mirándole.-Mírate... Atacando a unos estudiantes... Veo lo "fuerte" que eres-Dijo, pronunciando la palabra ''fuerte'' con sarcasmo.- Sí, soy débil... ¿Y qué? Tal vez, tú seas más fuerte que yo, pero prefiero ser una débil toda mi vida a ser lo que tú eres. De pronto, noté que Zane empezó a cargarse de energía de nuevo.
-Yo odio a la gente fuerte que siente la necesidad de hacer daño a los débiles para sentirse superior.-dijo solamente. Corrí a su lado y tiré de su brazo.
-No lo hagas Zane, tranquila.-susurré, mirándola a los ojos. Me volví hacia Felix.
-¿Por qué lo has hecho? Te hemos obedecido y no hemos huido y tú nos dijiste que no nos harías daño. Déjate de rodeos y dinos ya qué está pasando aquí.-dije fríamente.

-Cierto es,permitirme reparar el daño hecho

Conjure un hechizo de sanación sobre la chica golpeada.

-Siento ponerme tan agresivo,es fácil sacarme de mis casillas.Perdonadme señoritas.-Respire y camine hacía ambas chicas ignorando a los dos jovenes restantes,cogí la mano de la golpeada he hice una reverencia ante ella quitándome el sombrero,volví a colocar el sombrero sobre mi cabeza.

-Siento haber sido tan irrespetuoso,damiselas.

Aplicó sobre Zane un hechizo curativo, pero a pesar de todo, yo insistí y volví a formular la pregunta.
-¿Qué quieres de nosotros? Responde ya.-murmuré.
Antes había dicho que nos buscaba a nosotros pero, ¿por qué? ¿Qué teníamos de especial? Parecía que él y Kvothe se conocían, pero yo nunca había oído hablar de él. Felix decía ser el rey de los elfos. Aparecía por la Torre, decía que era ''malo'', me cogía, después atacaba a Zane... ¿Qué quería?
Apreté con fuerza mi colgante en forma de lobo y cerré los ojos unos instantes. Después los volví a abrir y le observé. Aquello me hacía sentir segura y, no sabía por qué, pero me daba fuerzas y valentía. Esperaba su respuesta con ansias.

Vaya,de verdad quería ir al grano,pues bien iríamos sin mas dilación,sonreí.

-¿Que os parecería vivir en un mundo sin guerras y sin dolor,una utopía donde no existan los dioses,un lugar perfecto.?

De verdad sonaba mucho mas fácil cuando lo mencionaba pero un deseo era mas fácil de plasmar que una fantasía y la verdad,para que engañarnos,deseaba aquello con todas mis fuerzas,un sitio donde pudieras hacer lo que deseases y realmente fuese libre.

-Venid conmigo y ayudadme a construir ese nuevo mundo.

Él sonrió mientras me respondía.
-¿Qué os parecería vivir en un mundo sin guerras y sin dolor,una utopía donde no existan los dioses,un lugar perfecto.?
Arqueé una ceja. ¿Sin guerras y sin dioses? ¿Qué mundo era ese? Le miré fijamente.
-¿Y por qué tendríamos que querer ir contigo? ¿Qué nos vas a dar a cambio para que te sigamos a ese mundo que probablemente ni existe?
Quería que nos marcháramos con él, sin conocerle de nada y traicionando a la Diosa. Por una parte, tenía curiosidad por ir a aquel mundo donde no habían guerras, pero ¿aquello sería una traición? Y además estaba el hecho de que le había hecho daño a Zane...
-Venid conmigo y ayudadme a construir ese nuevo mundo.-nos animó.

-No... no quiero de eso-Contesté- Para conseguirlo habrá que hacer cosas inhumanas, seguramente-Añadí.
Me caía muy mal aquel tipo, pero, me encantaba su acento elfico. Aun así, parecía que ocultaba parte de la información. Empecé a pensar intentando sacar una conclusión... pero... la verdad, me encantaría que no hubiera guerras... pero los métodos tendrán que ser inhumanos.
-Bueno...¿Cuales serían los métodos para hacer lo que tu dices?-Pregunté sin parecer interesada.

Reí escuchando todo aquello,mire a uno de los jovenes,aquél que me había amenazado con su daga de plata.

-Esto no es una maldición,es un don-dije dejando ver como una de mis manos cambiaba completamente hasta transformarse en una zarpa.-Solo hay que saber como controlarlo-hice que mi mano retomase su forma original y volví a colocar el guante en su anterior sitio.-No hay cura para esto,es más,nadie se ha acercado nunca a esta,es algo con lo que tienes que convivir hasta el día de la muerte,por cierto señor de los lobuchos,no te creas el único señor de los lobo que hay por aquí,¿verdad jovencito?-dije mientras señalaba al tipo de la espada llameante.-Por cierto,gracias por lo de los dios,pero yo no sirvo a ningún dios,sirvo a mis deseos.


-Veréis,no os pido nada a cambio,os estoy ofreciendo una oportunidad única,y queráis o no serviréis a mi propósito,ya os tenga que tomar como rehenes o aceptéis venir.Prefiero no tener que usar la violencia,no quiero manchar mis manos con la sangre de un par de niños y niñas.Os estoy dando una oportunidad de servir al hombre como tal y no a ningún dios,os estoy ofreciendo el mismísimo cielo en la tierra,a cambio de nada,solo que me ayudéis en mi causa,preferiblemente nadie morirá,a no ser claro esto,que opongan resistencia,en ese caso resultaran heridos.¿Verdad pequeña?-Dije clavando mis ojos serpentinos y maliciosos sobre la joven que anteriormente había herido.