Habitación de Kestra (para cualquiera que busque amigos, o más bien una amiga)

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Recuerdo del primer mensaje :

Llegó a la habitación, agotada, y se tumbó en la cama. Observó su habitación: lo único que podía llamara suyo.
Estaba decorada a su gusto, en tonos oscuros y dibujos por todas partes. Le encantaba dibujar los seres que se mencionaban en sus libros, aunque a su manera claro: todos parecían recién salidos del infierno. Tenía varias estanterías llenas de libros, que estaban ordenados alfabéticamente, y muy bien cuidados. Los libros era lo único que cuidaba, y lo único a lo que tenía verdadero afecto. Le hubiese gustado escribir un libro en el pasado, unas memorias, para así poder leérselas ahora, y recordar quien era; pero no lo hizo, o si lo hizo, no sabe donde estaban. Las que si sabía donde estaban, eran las que estaba escribiendo ahora, en un cajón de su escritorio, a buen recaudo; pero no bajo llave, no vaya a ser que se olvidara también de donde tenía la llave guardada. Ese día tenía varias cosas que apuntar, había conseguido por fin había conseguido hacer el hechizo de Corteza Ancestral, le había costado mucho, era algo digno de apuntar; pero estaba tan cansada... que se durmió sin darse cuanta siquiera.


Última edición por Kestra el Lun Mar 30, 2015 8:38 pm, editado 1 vez
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-Encantada Radengar. Yo te recomendaría que le preguntaras a alguien de más nivel, pero ya que estas aquí intentaré ver si puedo ayudarte en algo. Pero creo que lo mejor es que vayamos fuera o a la sala de entrenamiento, no tengo muchas ganas de invocar un Gólem de Piedra en mi habitación.
Aquel joven le parecía bastante extraño, era muy pálido y había algo en él que no le inspiraba mucha confianza, pero pensó que eran imaginaciones suyas. Al fin y al cabo los magos siempre ocultaban algún que otro secreto, y ella no era quien para juzgar a alguien por ello. Además llevaba toda la mañana leyendo encerrada en su habitación, y no le vendría mal salir un poco al aire libre, o hablar con alguna persona.
Radengar
Radengar
Humano
Nombre : Radengar
Escuela : Fortaleza de Aressher
Bando : El Dios
Condición vital : Vivo
Rango de mago : Aprendiz de segundo grado
Clase social : Pueblo llano
Mensajes : 17
Fecha de inscripción : 01/06/2015
http://www.latorre.foroactivo.mx/
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Al principio pensé que me daría largas, que me echaría alegando que no podía ayudarme. "Te recomendaría que le preguntaras a alguien de más nivel..." Estaba claro que había algo en mi actuación que no la había terminado de convencer. No obstante, cambia en seguida de opinión, o eso me parece. No me invita a entrar, prefiere que vayamos a otro lugar.

-Pero creo que lo mejor es que vayamos fuera o a la sala de entrenamiento, no tengo muchas ganas de invocar un Gólem de Piedra en mi habitación.

Es lo que dijo, y tenía sentido. Precisamente había tocado un tema clave, precisamente una de mis preguntas era respecto a las invocaciones, las cuales me "fascinaban". Si es que realmente algo podía fascinarme o crear algún tipo de sentimiento de ese tipo en mí. De ese modo llegaríamos a un acuerdo, iríamos al campo de entrenamiento. Según tenía entendido allí se practicaban artes físicas, no mágicas. Tampoco soy nadie para cuestionar una sugerencia de alguien que está a un nivel superior...de momento.

-Entonces te espero allí, tengo que arreglar unas cosas antes de ir -me excusé mordiéndome el labio-. No tardaré, lo prometo -y acto seguido salí corriendo con una sonrisa en la cara como un niño tonto y estúpido. Evidentemente no soy ninguna de las dos cosas, para empezar tengo 23 años, y en segundo lugar no soy estúpido. Puedo no tener conocimientos, como los demás aquí en la Fortaleza, pero saber que no sé es lo que más fuerte me hace.
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Que chico más raro pensó, había sido él el que había llamado, había sido él el que le había pedido ayuda, y de repente se acordaba de que tenía unos asuntos que resolver, aquello era muy extraño.
Entró en su habitación y se sentó en la cama a pensar: aquello era muy sospechoso, un nuevo estudiante necesita ayuda, y va a preguntarle a alguien que solamente es un grado superior, no era lo más normal; quizá no debería ir pensó, pero al final aparto todo tipo de sospechas, al fin y al cabo el tampoco sabía de que grado era ella antes de llamar a la puerta.
Cogió el libro del Agua, ya que iba al campo de entrenamiento podría practicar y ella un poco hasta que llegara aquel extraño joven.
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