Más que un campo de entrenamiento aquello parecía un campo de batalla, todo destrozado y pobre, ni un mínimo orden. Me dispuse a leer el libro…No me podía creer que una persona con su poder estuviera estudiando hechizos de tal nivel.
— ¿Hablar con animales?, que tontería—pensé.
Podría a lo mejor ayudarme a deshechizar a Freigdi. Si él sabe cómo se le hechizó simplemente he de encontrar las palabras del hechizo y pronunciarlas al contrario.
— No creo que sea así de fácil pero puede ser, no se pierde nada en intentarlo—me dije para mí.
Así me dispuse a entrenarme en el arte de pronunciar esas palabras tan extrañas. Primero comencé con aprenderme el abecedario, pues esos símbolos no me resultaban familiares.

Después de 2 duras horas ya era hora que comenzar con la práctica, así me agaché, toqué la tierra y pronuncié:


Como era de esperar una serie de lanzas se alzaron hacia una especie de espantapájaros que por su pintura en forma de diana en el estómago pude suponer que era para entrenar. Cómo aquello parecía extremadamente fácil decidí concentrar más energía con el objetivo de poner dirigir cada lanza hacia objetivos diferentes. Después de un entrenamiento tan duro estaba exhausto. Guardé el libro en la bolsa, cancelé todos los hechizos que había invocado y me dispuse a marchas hacia mi habitación.
— Mañana será otro día, deberé entrenar el uso de estos hechizos sin necesidad de pronunciar las palabras arcaicas, el uso del lenguaje puede aumentar su poder pero te debilita en un combate—me dije.
De camino a la habitación pudo ver como la Fortaleza no estaba tan vacía, los alumnos discurrían por los pacillos en dirección a cenar. Eso iba a hacer yo desde que me cambiara, estaba hambriento.