¿Cuánto tiempo llevaba ya en La Torre? Había perdido la cuenta.
No había sido difícil adaptarse a la vida de aprendiza, no después de estar los últimos años viviendo en el bosque, con una manada de licántropos.
Cualquier comodidad era un lujo.
La primera semana había sido dura, lo único que había conseguido era hacer crecer un geranio encima de mi almohada y llenarle el pelo de florecillas a la chica que dormía al lado de mi habitación.
Durante las siguientes semanas pasé las noches en vela, delante del libro y repitiendo una y otra vez el mismo hechizo, hasta interiorizarlo casi tanto como mi nombre.
Le había dado vida a la silla de mi escritorio, había poblado de césped todo el suelo de mi cuarto y había convertido en un bonito roble a una la cocinera de La Torre, todo esto antes de controlar decentemente mi poder.
Si, lo sé, gran comienzo.
Y aquí estaba ahora, jadeando por el agotamiento, delante de un Elemental de tierra que me miraba expectante para recibir órdenes.
Genial... - murmuré para mí, con una media sonrisa.
En seguida caí de rodillas, presa del agotamiento.
Había anochecido, llevaba horas entrenando, y me fallaban las fuerzas definitivamente.
Los aullidos de los lobos rasgaban el silencio de la noche.
Esbocé una sonrisa al recordar a la manada, y levanté la cabeza para mirar a la luna. Si, algún día volvería con ellos.
Mientras me limpiaba el sudor de la frente, vi por el rabillo del ojo cómo el elemental se desmoronaba en un montón de hierbajos.
Vale, creo que era suficiente por hoy.
Si tenía suerte y seguía trabajando así, podría examinarme en un par de meses.
Me levanté, orgullosa de mis logros y me encaminé fuera de los jardines de La Torre. Había sido un día productivo.

Supongo que en el fondo se trata de seguir tus impulsos, y ver a dónde te llevan.
Había oído que hacían falta alumnos en La Escuela del Bosque Dorado, y ya que yo estaba estudiando el Libro del Aire, decidí ir allí. Era una oportunidad de reconectar con mis raíces élficas y estudiar en profundidad el elemento Aire, ¿Qué más podía pedir?
Le comuniqué a la Señora de La Torre mis intenciones, y sobre todo mi intención de volver a La Torre para examinarme.
Todo estaba preparado.
Eché un rápido vistazo a mi habitación, no la volvería a ver en mucho tiempo. Recogí las pocas pertenecias que había acumulado y me encaminé a la biblioteca, donde unos amigos me esperaban para ayudarme con el portal que me llevaría hasta mi destino.
Una fugaz sonrisa cruzó mi rostro, quizá incluso aprovechara para hacerle una rápida visita a mi familia, y atormentarles un poco por lo que me habían hecho.
Si, desde luego lo haría, y por supuesto que lo disfrutaría.
Bajé las escaleras con un ritmo frenético, estaba deseando volver a las tierras de los Elfos, ese lugar que una vez fue mi hogar.