Salí de la Torre y paseé por el Valle de los Lobos, sintiendo el viento en la cara y escuchando el sonido de los arboles y las hojas. Resultaba extremadamente tranquilizador.

Lo cierto es que me sentía exhausto; Durante los últimos meses me había dedicado en cuerpo y alma a la investigación de mi padre y la verdad es que me apetecía descansar un poco. De modo que me senté, apoyándome en un arbol de cara al sendero que cruzaba el bosque y me dejé llevar por el ambiente y la naturaleza.

A la cabeza me vino todo lo que había estado haciendo hasta ahora. Había hecho tantas cosas...¿a cuanta gente he conocido ya?

En mis largos viajes por el mundo había visto y hecho casi de todo. Apenas habían pasado unos meses desde que superé la prueba del Fuego, pero había tantos recuerdos y vivencias sobre mis viajes que me daba la sensación de que hubieran pasado varios años.

Había pensado varias veces en regresar a la Torre. Había conocido a varios magos interesantes en mi breve estancia anterior, pero no había resuelto regresar cuando mis pasos me llevaron inconscientemente hacia el Valle de los Lobos.

Sin embargo, cuando iba paseando por el sendero del valle, una figura recostada sobre un árbol apareció ante mi. Paradógicamente, el viejo conocido al que reconocí tras unos segundos, no le había visto por primera vez en la Torre, si no en cerca de mi propia escuela, allá en el lejano Reino de la Noche.

-¿Xehanorth?- Pregunté sorprendido. Apenas si habíamos cruzado unas palabras en nuestro anterior encuentro, dada mi situación, pero no había necesitado hablar mucho con él para saber que era una persona amigable y honrada; al fin y al cabo, fue el mago que me encontró convaleciente y me salvó la vida, llevándome a la Escuela del Lago de Luna. Tras aquello, su estancia en el Lago de Luna había sido breve, por lo que no tuve tiempo para agradecerle su intervención o conocerlo más, y me alegraba sinceramente de volver a verle y tener esta nueva oportunidad para relacionarnos. -¡Que alegría volver a vernos! ¿Cómo has estado? - Pregunté mientras me acercaba un poco más hacia él.

Desperté de mis pensamientos al oir mi nombre en l lejanía. Abrí los ojos, y vi a un hombre vestido con una túnica roja y al ver de quién se trataba, vi el rostro de Guzmán esbozando una gran sonrisa:

- ¡Guzmán! - exclamé - ¡Dichosos los ojos! ¡¿Cuánto ha pasado?!

Me levanté y me acerqué hasta él. La última vez que le vi fue cuando lo encontré en mitad del camino, tirado y moribundo. Fue durante uno de mis viajes a la Escuela del Lago de la Luna. Le acompañé y le pedí a Alice que cuidara de él.

Y míralo ahora, hecho todo un mago consagrado. ¡Quién le ha visto y quién le ve!

- ¡Cuánto me alegro de verte! - le dije - ¿Como te va todo?

-No puedo quejarme, ¡teniendo en cuenta mi estado la última vez que nos vimos! -Bromeé con mi viejo conocido. Miré mi túnica y luego volví a alzar la vista hacia él -Podría decirse que ésto te lo debo a ti. Bueno, a parte de la vida. -No sabía por que, pero con Xehanorth no podría hablar en serio. Podía estar agradeciéndole el salvarme la vida, pero lo hacía con un tono jocoso y distendido, tal era la confianza que me inspiraba aquel mago. -Gracias. -Dije un poco más serio.

Después pensé en lo extraño de la situación; Sabía que Xehanorth provenía de la Torre, pero no sabía mucho más de él. Si era mago consagrado y seguía viviendo en la Torre, lo más lógico es que lo hiciera como Maestro, pero si era así ¿por qué me lo encontraba medio dormido en el bosque? Si que debía ser un chollo trabajar de Maestro...

-Parece que a ti también te va de lujo, ¿eh?. No me malinterpretes, me parece genial que disfrutes de tu tiempo libre, pero alguien que no te conociera podría pensar que estás todo el día "tirado a la bartola". -Mi gesto y mi entonación hicieron innecesaria cualquier aclaración acerca de mis intenciones de bromear.

-Y dime, ¿hay mucho ambientillo en la Torre?

Guzmán sonrió, y me agradeció el hecho de que le salvara la vida aquella ocasión:

- No tiene importancia - le dije, quitando hierro al asunto - Cualquiera habría hecho lo mismo en mi lugar

Él se rió. Era extraño, siempre estaba riéndose. Como si todo lo que le dijese se lo tomara a broma. Entonces me preguntó que cómo me iban las cosas.

- Pues todo va bien - le dije - Tranquilo y solitario, como de costumbre.

Entonces fue cuando me vino a la mente una cosa: ¿Acaso conocía a Guzmán? Lo cierto es que no, y también reconozco que no me importaría.

- ¿Sabes? Tenía pensado ir a tomarme un baño en las aguas termales - le comenté - ¿Te gustaría venir?

Las termas son uno de mis lugares preferidos, aparte de los baños de la Torre. Allí me siento como... pues como "pez dentro del agua"

"Jajaja, hay que ver, este hombre me cae cada vez mejor", pensé sorprendido. Después de los primeros momentos de saludos y chanza, esperaba que me invitara a su despacho en la Torre para ponerme al día de sus quehaceres o como mucho a un paseo por los jardines, pero sugerirme un placentero baño en unas caldeadas termas... eso era algo difícil de superar.

-¡Como negarme a tan apetitoso plan! -Fue lo que dije para dejar clara mi absoluta conformidad. -Lo cierto es que llevo muchos días de viaje, ¡y un buen remojo será mucho más efectivo para mis cansados músculos que cualquier colchón de plumas!

Con una amplia sonrisa, recogí mi petate del suelo y seguí al joven mago por la senda. Si estas eran las "duras" condiciones a las que me enfrentaba si decidía postergar mi viaje alrededor del mundo en beneficio de una estancia en la Torre con mi viejo amigo Xehanorth, estaba más que dispuesto a soportarlas...