El claro del bosque es paradisíaco. El agua, cristalina, pasa sin cesar, haciendo un sonido relajante. Las plantas, verdes y brillantes, rodean el pequeño riachuelo que por allí pasa. Me siento en el suelo, y abro el libro de Tierra, dispuesto a hacer todos los hechizos, o casi todos. El primero, llamado "Lanzas edáficas", es el hechizo que me enseñó Joel, y decido repasarlo. Leo la descripción, y sigo los pasos que se indican.

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Del suelo brotan unas raíces. Apunto hacia ellas con el bastón, y luego apunto al frente. Las raíces, aumenten su tamaño, y se dirigen al frente. Me quedo sorprendido, en el cuarto no he logrado controlar la dirección de las raíces.

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Apunto con el bastón al suelo, y luego lanzo la porción de tierra al aire. Se rompe al impacto con el suelo. Busco el siguiente hechizo. "Fosa". Leo la descripción, pero veo que no se puede realizar un único mago, por lo que dejo el hechizo. El hechizo de restauración no lo voy a usar, porque no lo necesito. El siguiente es "Corteza Ancestral". Me da un escalofrío, el hechizo me da un poco de miedo, pero tengo que hacerlo.

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Mi piel empieza a transformase. De mi piel empiezan a salir trozos de corteza, convirtiéndome en un árbol-elfo. Me muevo hacia los árboles, y veo que me camuflo bastante bien. Es práctico, a lo mejor lo uso alguna vez. Deshago el hechizo, y busco el siguiente. Es un hechizo de empatía con los animales. Como aquí no hay ningún animal, decido invocar al lobo que invocó Joel. Busco una rosa, y la pongo en mis manos. Digo el hechizo, dejo la rosa en el suelo, y empieza a mutar. Al final, el lobo está delante de mí. Me acerco, y le digo al oído:

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El animal se relaja bastante, y me mira alegre. Me quedo un rato con él, tumbado en la hierba. Al final, el lobo consume demasiada energía mágica para mí, por lo que deshago la invocación. Estoy realmente cansado, pero quiero probar un hechizo más. Uno que sirve para dar vida a cosas inanimadas. Cojo una roca, y digo el hechizo. La roca, de repente, empieza a desprender energía. Se nota que está viva. Digo el hechizo al revés, y deja de de desprender esa "energía". Todo el entrenamiento, aunque haya sido poco, me ha agotado. Me tumbo en la hierba, y me quedo profundamente dormido.

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Aparezco en el claro, y miro asombrado a mi alrededor. Es espléndido, me encanta esta forma de movimiento. Me siento en la fresca hierba, y abro el libro, en una página cualquiera. "Cambiar el tiempo atmosférico". Sigo las instrucciones y digo el hechizo. Visualizo el cielo, con un gran sol radiante. Me siento a esperar, para ver si pasa algo.

Al cabo de un rato, empieza a salir el sol. Es genial. El sol emite un calor acogedor, que me parece muy relajante. Me dispongo a realizar todos, o casi todos, los hechizos del libro. Y me pongo en marcha.