Abrí las puertas de la sala de entrenamientos de par en par con unas potentes ráfagas de viento, causando un gran estruendo que debió de resonar por toda la Fortaleza. Ya sé que las dos de la mañana no era una hora muy correcta para ponerme a practicar hechizos, pero ya no aguantaba más sin hacer algo que no fuese leer el maldito libro al cual ya le había convertido en una serie de pajaritos de papel que revoloteaban y silbaban por mi habitación.

-Dam, no sé si estás durmiendo o no, pero como sé que este mensaje lo vas a recibir, baja a a sala de entrenamientos.-dije mentalmente a este.

Sí, tenía ganas de uno de los entrenamientos de Dam; ya sé que no eran horas, pero yo había estado ya demasiado tiempo encerrada aguantando todo tipo de estruendos por prácticas de hechizos y duelos tanto mágicos, como de armas, como mixtos, así que ahora que se aguantasen, que me tocaba a mí ponerme en serio; si quería llegar a ser una gran maga como lo era Dam, no podía descansar permitirme seguir en este plan.

De todas las horas del día en las que quizás por convenio o por simple hábito los habitantes de la fortaleza dormían. DE TODAS LAS HORAS DEL DÍA. A Aryadna se le había ocurrido pegar un portazo y mandarme un mensaje mental.
Aparecí en la sala de entrenamientos con mala cara y dije:
-¿Asi que quieres entrenar eh? Pero no veo que hallas cogido mucha ropa, teniendo en cuenta a donde vamos.-chasqueé los dedos y aparecimos en unas montañas ligeramente nevadas cercanas a la cueva, mi ropa tenía un hechizo térmico, pero ella tendría que hacer frente a todo el entrenamiento pasando algo de frío:-Es que como me has pillado durmiendo, pues dicen que el frío despierta-había algo de furia en mis palabras.-Pero no digamos más.-alargué mi mano hacia ella y brillaron unas runas:-He desactivado el hechizo de teletransporte, haz frente al siguiente desafío, suerte, tienes veinte segundos.
Y sin más, la cogí de la cintura y volando con mis alas negras subí y subí hasta bastante altura.
La dejé caer y me teletransporté al suelo.

Cuando vi a Dam aparecerse con cara de enfado en la sala de entrenamientos, ya me esperaba lo peor. Pero cuando nos teletransportó al medio de a saber dónde y desactivó el hechizo de teletransportación, eché a temblar. Pero el momento en el que peor lo pasé fue cuando me agarró, salió volando y me soltó en la nada.

¿Qué hechizo podría usar?Tenía que ser uno rápido y que no me llevase mucho esfuerzo. Podría usar el mismo hechizo que había usado él para poder volar, pero en ese caso el fuerte y salvaje viento que hacía en las montañas me volaría enseguida. Podía invocar un Garuda, pero no me iba a dar tiempo a terminar el conjuro antes de estamparme contra el suelo. Solo quedaba una opción, levitar.

Comencé a formular el hechizo, pero no lo terminé hasta que estuve a unos dos metros del suelo, y cuando ya creía que me iba a espachurrar contra el suelo, quedé suspendida en el aire en posición vertical. Me puse recta y deshice el hechizo, por lo que caí al suelo nevado, donde se me hundieron un poco las botas que llevaba.

-¿Algo más, señor?-dije haciéndole una reverencia para poder reirme por lo bajo sin que me viese.

Bueno, sabía que me iba a ver, y probablemente con eso consiguiese que se enfadase más, pero era precisamente lo que quería; sabía que no me iba a matar, y menos a agotarme, así que confiaba en él.

-Muy bien, siguiente prueba.
Había visto su sonrisa pero también su anterior cara de terror
-Intenta no caer.
Estaba a 5 metros del borde, invoqué un gólem etereo que no podía contrarestar.
Comenzó a atacarla con un embiste de viento que la acercó aún más al precipicio. De forma pasiva, de su cuerpo nacían ráfagas de viento que la azotaban en la cara y que no le permitían la concentración necesaria para invocar nada. El gçolem se estaba cargando, pronto efectuaría un ataque eléctrico.

¿Y ahora un Golem etéreo? Este hombre estaba mal de la cabeza, sé que no me iba a matar, pero, ¿qué pretendía que hiciese? Bueno, estaba claro que tenía que haber una salida, porque Dam tenía el suficiente humanismo como para no hacer cosas infranqueables.

Me preparé para usar una buena cantidad de energía mágica; iba a ser complicado vencerlo. Me tiré por el precipicio, y cuando estuve lejos del Golem, invoqué un Garuda, el cual me cogió en su lomo; luego, usé el hechizo que me daría unas alas, unas alas blancas deslumbrantes, para que Dam se mosquease. Cuando las alas estuvieron capacitadas para aguantarme con ese viento, mandé al Garuda contra el Golem.

Mientras el Garuda hacía frente al Golem, preparé un hechizo que haría que una fuerte ventisca empujase al Golem porel precipicio y muy, muy lejos. Lo lancé justo cuando el Garuda desaparecía, derrotado ante el Golem. Bajé hasta donde estaba Dam de nuevo, e hice aparecer una capa sobre mis hombros.

"La magia oscura se aprovecha de tus enemigos. Y es más que corromper, es consumir, es usar cualquier cosa en tu beneficio. Ahí radica la prohibición de los magos negros, ahí se asienta el poder de la oscuridad"-Tahros

La ráfaga de viento empujó al gólem, pero no de la forma en que Aryadna esperaba, aunque sí que la salvó del rayo, que pasó chispeante cerca de su oido. Murmuré las siguientes runas:
-IakPatheShaed-
La ráfaga de Aryadna quedó girando entorno al Golem, haciendo que éste se alimentase, pero eso no fue todo. El etéreo dedicó a mi alumna una sonrisa chispeante y maliciosa, alargó uno de sus "brazos" y lo estiró hacia atrás, forzando a Aryadna a seguir gastando energía en una ráfaga constante que le alimentaba más y mas. En su otra mano, una bola eléctrica se empezaba a cargar. El viento hizo su capa volar.

OFF: pista, para deshacerte de todo, deshaz el hechizo que te están obligando a hacer. No es la ráfaga puesto a que es solo energía.

Dam ya me estaba poniendo muy nerviosa, ¿¡en qué momento se me había ocurrido llamarle a las 2 de la mañana!?, ahora me estaba haciendo pagárselas, pero yo no era una estúpida aprendiz. No había llegado hasta aquí para que ahora un pipa como Dam me hiciese quedar como una debilucha. Descendí hasta donde estaba Dam, me puse a su lado y deshice todos mis hechizos.

Empecé a acumular energía y la descargué en forma de un ráfaga de aire bestial que levantó una avalancha nieve y árboles y los arrojó por el precipicio, llevándose al Golem con ella. El aire cesó, amainando también la tormenta de nieve en la que nos habíamos envuelto; a nuestro alrededor todo era pedazos de árboles y rocas que destacaban sobre los montones aleatorios de nieve que habían quedado.

Estaba agotada, para invocar aquella gran masa de aire había usado mucha energía mágica, y como Dam fuese aumentando el nivel de dificultad de las pruebas, no iba a resistir mucho más; volví al lado de Dam y me senté en el suelo nevado, mojándome la túnica. Dam era decidido y frío, como podía serlo yo, pero además era muy poderoso, y eso es lo que a mí me fallaba; podía parecerme a él todo lo que quisiese, pero no llegaría a ser tan temible como él si no me hacía más poderosa, pero para eso me convenía entrenar más por mi cuenta y dejar de enfrentarme siempre a él. Debía sacarme el resto de grados por mi propia cuenta, y cuando llegase a ser una hechicera oscura y fuese completamente consciente de mis limitaciones, mis debilidades y mis puntos fuertes, le desafiaría y si le conseguía ganar, significaría que yo, Aryadna, era mejor que el terrible Dam Gurth; pero ahora me convenía comportarme como una niñata para que Dam me tuviese como una aprendiza y no como una posible futura rival.

-Ya he terminado-le dije, levantando la cabeza para mirarle a la cara y apartando todas mis cavilaciones anteriores para que si entraba en mi mente no viese nada preocupante-, maestro.