Dam Gurth
Dam Gurth
Señor de los lobos (humano)
Nombre : Dam Gurth
Escuela : Fortaleza de Aressher
Bando : El Dios
Condición vital : (Muy) Muerto. Inrresucitable.
Cargo especial : Mentalista, Maestro de Aressher (magia y lucha física; Magia Oscura), Maestro de Transformación (Rossnatt) Maestro de Asesino y Guerrero Infernal (Aressher)
Rango de mago : Mago oscuro, Experto en Magia Oscura y en Magia de Transformación
Rango de guerrero : Guerrero de las Tinieblas, Especialista en Asesino y Guerrero Infernal
Clase social : Pueblo llano, Burguesía; Clero (Sacerdote del Templo Oscuro)
Mensajes : 757
Fecha de inscripción : 08/05/2013
Edad : 24
Localización : Highway to hell
http://www.latorre.foroactivo.mx/
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Nota (off rol):

Aer salió de la espesura del bosque haciendo el ruido necesario para no sobresaltar al archimago.
-Supongo que ya se ha acabado todo.
Sus ojos, que traslucían una mezcla de pesar y alivio, se dirigieron a donde hace unos momentos había estado su antiguo líder.
-Sabes que no lo has matado, ¿verdad?

El mago sonrió al oír las palabras del recién llegado.
-¿Acaso puede morir el Juez de la muerte?
Daba igual que volviera o no, aquel día le había detenido y eso era suficiente. Nunca tuvo el deseo de matar a Dam.

El chamán suspiró, con nuevo pesar y cierta exasperación (que no buscaba provocar al dragón):
-Era un recurso retórico. Tu fuego ha hecho chillar hasta a los espíritus en el Otro Lado. Lo que sea que hayas matado solo conservaba un tenue fulgor de lo que antes fue Dam Gurth. Se convirtió en una parodia de sí mismo, esa aberración musculada que has visto es el mejor reflejo que encontrarás de ello, y aún así no es suficiente. Que llegase a ese estado, en parte, por tus acciones, supongo que es algo que ya no importa ni nos incumbe.

Era inútil hablar de todo aquello y Yandrack lo sabia,no podría borrar lo sucedido aquel día
-¿Tu le has ayudado a llegar a esto verdad? Dime donde esta la mujer que ha raptado.
Ahora solo importaba poner a salvo a aquellos que se habían visto perjudicados a causa de aquello.

El elfo saca un orbe de visión en el que puede vérsela en su habitación, despertandose y haciendo rutina.
-Está ya sana y salva en su habitación y con todo posible recuerdo de lo sucedido borrado. Mejor sin trauma. Que no te apene no ser un héroe,- dijo, con rudeza- podría haberte vencido sin problema, de no ser por su estúpida falta de precaución. Tenlo siempre en mente -estas últimas palabras las martilleó señalando al híbrido con el dedo.

El dragón se rió y noto entonces como le empezaron a doler las costillas
-No te confundas, el no ha muerto por su falta de precaucion. Ha muerto por su falta de conocimiento, jamas podría haber previsto que mi espada tenia vida propia.
Vulcana se acercó y se coloco a su lado, entonces lo envolvió con parte de su propia llama y así el mago comenzó a sentirse mejor

Las facciones de Aer cambiaron de forma para dar lugar a otra cara, también conocida para Yandrack: Caudicus, el ayudante de Ykeon.
-Vuelves a estar equivocado.- Las facciones de Aer cambiaron de forma para dar lugar a otra cara, también conocida para Yandrack: Caudicus, el ayudante de Ykeon.- Sí que lo sabía. Quizá fuera el hecho de que sobreestimase las habilidades de Sentencia o el poder de un alma, pero me inclino a pensar que la fantasía de su Venganza nubló todo lo que le dije sobre ti.

Desde las llamas los ojos del dragón se abrieron sorprendidos ¿Caudicus? Cuanto tiempo hacia que no se veian
-¿Que significa esto? Eres la ultima persona a la que esperaba ver aquí. De modo que mi antiguo maestro lo tenia todo muy bien planeado.
Qué caprichoso era el destino a veces, a saber cuántos mas estarían implicados.

-¿Tienes la inocencia de un niño o la esencia de la diosa te ha vuelto un santo? Te he estado espiando durante años y reaccionas como si vieses a un viejo amigo. Hace unos días mi tapadera calló ante la irrupción de un Dam muy trastocado en las cercanías de la cueva de Ykeon. Cuando terminé de explicárselo todo pareció sosegado, pero entonces me dió tal martillazo en la mano que destrozó la mesa de piedra en la que la estaba apoyando. No sé si el martillo era mágico.
Sacó el brazo que aún guardaba tras sus ropas.  La mano estaba amputada.
-Empezó a gritarme todo tipo de muy merecidos improperios y desaparecí en cuanto pude. Esta ha sido la mejor opción para acallar el dolor y el sangrado. Tendré que visitar a los magos neutrales del Vinteren Riv para ver si pueden hacer algo. Tras las acciones de Dam dudo que en otro sitio no se intente matarme.
- No he vuelto a ver al enano y dudo que un mago vuelva a ser bien recibido en su fragua. Así que, dime, ¿eres un idiota, un santo o un loco?

-Ahora soy todo eso, aunque al principio solo fui un loco.
-Tu mano puede restaurarse, si no hubiera magia en el mundo estarías condenado a llevar esa herida hasta el fin de tus días.- No dio mayor importancia a las revelaciones de Caudicus porque ya formaban parte del pasado y ese hombre no era una amenaza.
-¿Que esperas que ocurra a partir de ahora?


-Quizá no pueda curarse, quizá mi mano sea el precio a pagar por traicionar a alguien que confió en mí.
-Lástima. El mundo está demasiado lleno de personas que dicen ser las tres cosas y luego solo resultan ser triplemente hipócritas. Por ahora has matado a alguien que consideras malvado. Al hacerlo, la red mental y el sistema de lealtad ha colapsado. El Colmillo Negro se ha disuelto. Algunos se habrán  salvado, otros habrán perdido la memoria, otros algunos recuerdos, otros han enloquecido, otros han quedado incapacitados en algún aspecto o en todos ellos. Y un número considerable de personas inocentes, subyugadas mentalmente, han muerto entre visiones de llamas.
-Sea como sea es culpa tuya. Los has liberado. A tu conciencia le toca cargar con el peso de sus cadenas. Es el precio a pagar por tu traición.


Y, sin mediar más palabra, se dio la vuelta, hizo un gesto mágico hacia la espada y un montículo de tierra la cubrió. Siguió caminando y desapareció en un portal, en la noche, o en ambas cosas.

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