Recuerdo del primer mensaje :

Otro día normal en Villa Lanzanegra, mujeres y hombres dedicados a sus tareas, hacia poco que Raud había vuelto y se hospedaba con Herik y su madre, esa misma mañana Annarieth había vuelto a los volcanes de los dragones, sin pensarlo mucho salió a dar un paseo junto a Sueño Lúcido y se encontró a Kirina, la hija de Tyr y su alumna desde hacia poco.

La joven había decidido acompañar a su maestro a través de los bosques, los arboles estaban llenos de hojas que empezaban a entrar en el color marrón que daba paso al otoño, aunque aun tenían la mayoría, a su lado, el río dio lugar a los rápidos que simbolizaban el acercamiento a su lugar de nacimiento.

En un momento vieron una barca hecha pedazos, encallada en una roca, en su interior parecía haber una figura humana, la joven Kira se acercó haciendo alarde de su extrema velocidad heredada de un hechizo de su padre, llegó a la embarcación y gritó:

- ¡Maestro! Aquí maestro ¡Una elfa! -.

Raud corrió hasta alcanzar la nave y vio en ella a una chica elfa, que seguramente había intentado remontar o descender el río desde más arriba, cosa que era un suicidio. El nórdico la sacó de la nave y la llevó a salvo a la orilla donde pareció despertarse sin necesidad de hacerle ningún tratamiento de reanimación.

Tras pensarlo detenidamente el gordo herrero se levantó y caminando con cierta cojera llegó a un baúl, del cual sacó dos paquetes envueltos en tela, los dejó sobre la mesa y tras abrirlos y quitarles una ingente cantidad de polvo dijo:

- Bien señorita, elije lo que desees, son tuyas si lo deseas... para que cojan polvo mejor te las llevas tu, pero a cambio querría un único favor -.

Púa y Aguja:

Picos de Cuervo:

Raud miró con una sonrisa al forjador y sonrió soltando un bufido. ''Esta claro que no iba a ser gratis del todo''. Pensó Pesadilla miró al herrero que tras echarle un vistazo también se achantó y miró al nórdico.

- Bien Aldrich ¿Que necesitas? -. Preguntó el guerrero.

- Necesitó que alguien lleve estas 10 espadas al campo de arena más cercano a la salida del castillo -. Raud asintió y tras coger la bolsa con las espadas desabrochó a Pesadilla y se la tendió a Tanis.

- Bien Artanis, elige la que más te guste y hazme el favor de cargar con mi espada en lo que acercamos esto al castillo -.

La mirada de la muchacha llegó a pasearse varias veces por la estancia en la que se encontraban, el polvo que había, las herramientas, alguna que otra arma cuya intención de tenerla a la vista era que llamara la atención,...pero lo que realmente le llamó la atención a ella fueron las segundas dagas que le mostró el herrero.

-Vaya...-Nunca había visto unas iguales y al oír lo del favor, casi pensaba que sería algo de otra índole, con cierto nivel de peligrosidad...o de dinero en gran cantidad, pero al saber de qué se trataba, miró al hombre gordo con decisión-, me quedaré con estas.

Señaló con uno de sus finos dedos las dagas, Picos de Cuervo, y tras coger una de ellas y probar el tacto que tenían, su filo, el mango,...tuvo claro que no se había equivocado. Claro que luego la colocó sobre la tela con su ''hermana'' y tomó la gran espada de Raud.

-Bien...dámela -Fue lo que dijo cuando fue a cogerla.

Ciertamente se notaba la pesadez de la espada, es decir, el humano había cargado con ella muchísimo tiempo y la llevaba siempre consigo, era algo con lo que sacar una buena musculatura sin duda alguna.

Al colgarse la espada esta empezó a temblar, debía pesar unos veinte kilos y la chica no podía cargar bien con ella.

- Pesadilla, no seas pesada, aligerate... -. El ojo de la espada miró a su dueño y tras hacer una leve vibración relajó la carne y pasó a pesar solo diez kilos, se despidieron de Aldrich y caminaron de vuelta al castillo, las dagas ya decoraban el cinto de Artanis, con un oscuro brillo del acero de Scepthe. El o la guerrera que pidió esas dagas antes de morir debía tener dinero pensó Raud mientras se adentraban en el fuerte, torcieron a la derecha y no tardaron en llegar a la arena, que casualmente estaba vacia, solo una pareja de novios que afilaba sus armas entre beso y beso.

Al ver la arena vacía el nórdico dejó las espadas en un lado apartado, se acercó al centro de la arena y adelantó un brazo, como si agarrara algo, entonces entorno a este se arremolinó un aura negra y al poco tiempo Tanis sintió lo mismo en la espalda, fue a tocar la espada pero no se encontraba ahí sino en la mano del guerrero que soltó un tranquilo suspiro al empuñar su arma, su mirada de posó en la elfa y dijo:

- Dime elfa ¿Quieres probar esas armas? ¿O aun estas demasiado cansada? -.

Tras un pequeño destello la espada cambió a al misma que usó contra la niña, esa llamada Soñadora y que era de acero normal o al menos lo parecía.

Sus ojos reflejaron todo un rostro de sorpresa en el momento en el que la pesada espada obedeció a su dueño. Había oído hablar alguna que otra vez de cosas semejantes, pero nunca las había visto en persona, y era sorprendente; claro que el alivio de la carga también era un punto añadido.

-Parece una buena espada...-Susurró unos pasos después de haber comenzado a caminar, aunque no tardaron mucho en visualizar su destino.

Entre algún que otro paso, ella se había dedicado a pensar en las cosas que podría hacer con las nuevas dagas y sobre todo en lo bonitas que le parecían, aunque no habían sido directamente encargadas por ella, pero también suponía que dinero como para unas así no tendría.

-¿Pero qué...? -Cuando fue a devolver la espada a Raud y ésta desapareció entre su mano, fue algo que la impactó en un primer momento, pero al oír la proposición del hombre, se le iluminó el rostro- ¿Cansada? Siempre queda algo de energía para eso.

Dicho aquello, se acercó al mismo centro en el que se encontraba él pero colocada en frente suya, cogió ambas dagas y colocada en una posición de ataque, observó de primeras el cambio de ''espada'' que hubo y luego optó por acercarse para comenzar, pero de tal manera que estaba preparada para una defensa si lo necesitaba.

Raud esperó con paciencia a que la elfa invadiera su espacio, cuando lo hizo se deslizó usando la oscuridad hasta ella, la agarró del cuello y tras levantarla la arrojó unos metros lejos, empuñó su espada y dijo:

- Las armas siempre por delante elfa, mi turno -.

Cogió la espada con una mano, giró sobre mi mismo y lanzo dos tajos rotatorios hacia los pies de Artanis con intención de derribarla, si eso no surgiera efecto la pillaría saltando con un tercer golpe rotatorio dirigido al abdomen.

OFF: Tranquila que la espada tiene la hoja roma en los entrenamientos y no cortara. ^^

AYUDA: Raud siempre tratara de derribarte así que atacaré con golpes bajos o te agarraré de algún modo, pero no descuides los golpes verticales, es un maestro coordinando combos de larga duración, atenta a las veces que escribo que te golpeó para esquivar los ataques bien ^^