- Este lugar me parece perfecto.- Sonreí. Lo cierto es que me sentía reconfortada de estar allí, en mitad de la naturaleza, libre, me sentía bien. -Bueno, si algo se de los bosques, es que representan la energía de la vida, y si algo se de la vida es que es complicada -dije, intentando quitarle algo de hierro al asunto. Me senté en el tronco del árbol tumbado, me había movido a través de la maleza con una gracilidad increíble, como si mis pies no tocasen el suelo, y era como si mi presencia alli no alterase al bosque, como si formase parte de este, como si fuese una de las flores que se mueve con el viento.- Y por eso, hay que empezar poco a poco, e ir aumentando la dificultad a cada paso.- Respire hondo.- Y lo primero de todo, es sentir la vida, el pulso del bosque, sus latidos, sentir su energía, para luego trabajar con ella.- Cerré los ojos y me concentre en sentir el bosque, desde pequeña había amado los bosques, así que no me costo apenas esfuerzo sentir la energía de aquel lugar palpitando a nuestro alrededor.- Deberías probarlo - dije sin abrir los ojos - es de lo más agradable, y además te ayudará.- No me había dado cuenta, pero al estar tan relajada me había puesto a hablar en élfico desde que me había sentado en aquel tronco, a pesar de las décadas transcurridas, aun hablaba con fluidez y musicalidad, además de que el élfico tenía mas palabras para referirse a lo que estaba diciendo que el idioma de los humanos.

Abrí los ojos para mirarle, también sonriente, me sentía rebosar de vida y paz.
- ¿No te parece ahora algo mas sencillo? Es como si el bosque te acogiese.- dije - Creo que ahora si que estamos preparados para estudiar el Libro de la Tierra con tranquilidad.- Entonces noté que algo me subía por la pierna, gire la cabeza, y vi que una pequeña ardilla se me había subido y ahora la tenia en el regazo. La cogí con cuidado, porque era bastante pequeña, casi una cría.- Oh, parece que tenemos compañía.- Sonreí

Como no había soltado a la ardilla pude notar la vibrante energía mágica, y en respuesta a aquella energía que había llegado hasta mi piel, la punta de mis dedos se encendió, soltando pequeños chisporretazos de luz blanquecina, sorprendentemente, la ardilla no se asusto.
- Por la Gracia de la Diosa...- sonreí, contenta - ¿eso que he notado era magia que provenía de ti, verdad? Vaya, increíble, ¿que ha sido lo que has hecho? - dije, realmente interesada en lo que había pasado. En ese momento me di cuenta de que parecía muy cansado, y recordé que una vez leí que los agotamientos por uso de magia podían desencadenar cosas como gripes y cosas así que solían ser mas duraderas que una enfermedad normal. Por instinto y preocupación, alcé una mano y se la coloqué en la frente con suavidad, cuando hablé, tenia una nota de preocupación en la voz. - ¿Estás bien? pareces cansado... ¿como te encuentras?

- ¿Qué es asombroso? - dije, viendo que tenia la mirada perdida, preocupada. Era la primera persona con la tenia cierto contacto desde que me marche de mi hogar, por no mencionar el hecho de que era la primera vez en al menos cuarenta o cincuenta años que estaba junto a un elfo joven de mas o menos mi edad, ya que siempre los andaba rehuyendo desde hacia cuatro o cinco décadas por un mal suceso ocurrido en el interior de uno de los bosques cercanos a mi hogar, pero aquel elfo me había resultado agradable y simpático, por eso había accedido a ir al bosque con él. Me entro un pequeño acceso de miedo ante el recuerdo, y comencé a temblar como una hoja. Intenté sobreponerme, pero seguía temblando un poco - ¿Qué ocurre?, ¿estás bien?

Después de instalarme en mi habitación,bajé al bosque a entrenar un rato.Oí unas voces a lo lejos,no parecían haber captado mi presencia,era siempre una sombra más,la sombra de la muerte.El lugar era oscuro e iba con mi espada desenvainada,con el brillo blanco-azulado de su filo iluminando mi rostro.No tardarían en captar mi presencia,ya que decían que siempre que yo andaba cerca sentían...
...frío.
Siempre lo mismo.Llegué al lugar,aún con la espada fuera de la vaina,y observé un poco.Pero me delaté yo misma,porque cuando Haiass,mi espada,rozó un árbol lo congeló entero.No tuve más remedio que salir.El lugar seguía siendo un poco oscuro,y solo el brillo blanco-azulado de mi espada delataba mi presencia.La envainé y me mezclé con las sombras.Mi ropa negra se fundió con la espesura y me camuflé.
-¿Quienes sois?-pregunté.
Me quedé esperando su respuesta,envuelta en las sombras.

Sentí que el ambiente se enfriaba, y supe que ya no estábamos solos, lo note además en el bosque, los animales se habían silenciado, notaban peligro. Me gire en redondo cuando escuche aquella voz, poniéndome en pie como movida por un resorte, y vi el árbol congelado. Por puro instinto puse los músculos en tensión.

- Esa pregunta deberíamos hacértela nosotros a ti, ¿no crees? pues eres tu quien se oculta - dije, pues era desconfiada, pero tenia un tono de voz tranquilo, lento y calmado, un tono helador, a pesar de mi acento musical. Mis ojos plateados se habían vuelto fríos como el acero para que no delatasen lo que realmente sentía por dentro: miedo y nerviosismo. Hablaba con cortesía, como me habían enseñado- Sal de las sombras, por favor, me gusta ver el rostro de las personas que me hablan. Sal, y te contestaremos.

-Muy bien-dije con frialdad-.Veréis mi rostro.
Desenvainé a Haiass,mi espada,y me la acerqué a la cara.El brillo glacial de Haiass iluminó mis rasgos.Pagarás por haberme hecho hacer esto,pensé.Moví a Haiass muy rápidamente,un relámpago en la oscuridad y le envainé.Tardó en captar el movimiento que hice,y antes de que se diera cuenta le había cogido la barbilla con una mano y la miraba a los ojos.Mis ojos adquirieron un tono azul,muy claro,tan claro como el hielo.Exploré su mente,viendo solo lo que quería saber.Desenvainé a Haiass.
-Hasta siempre,Mhairym
Alcé la espada sobre ella.Ella chilló,pero no se movió porque estaba paralizada por el terror.Estaba a punto de darle,cuando otro acero se interpuso entre ella y Haiass.Ante mí se hallaba una chica pelirroja de ojos oscuros.La miré a los ojos y sonreí.
-Al fin nos conocemos...-tragué saliva antes de decir-:hermana.
Retiré la espada,pero sin bajar la guardia.

Había salvado a la elfa de la joven espadachín que me había llamado hermana.Por alguna razón,supe de alguna manera,que me hallaba frente a Arwin,mi hermana más mayor.Me quedé de una pieza cuando lo dijo,pero entonces ella aprovechó la oportunidad y atacó.Detuve su espada a escasos centímetros de mi cuerpo,pero aún así logró rozarme el costado.Me caí sentada al suelo,tiritando de frío.Como siempre llevaba ropa debajo de la túnica,me la quité y examiné la herida.Me quedé sorprendida porque estaba recubierta de escarcha.Cogí mi espada y rocé la herida.El fuego de Domivat derritió el hielo.Me volví a poner la túnica y me puse en guardia.Pero ella no aceptó el reto,sino que guardó su espada,nos sonrió con indiferencia y se marchó,fundiéndose con las sombras.Me giré hacia los elfos.
-¿Estáis bien?-les pregunté,llevándome una mano al costado,dónde todavía sentía frío y dolor.
No pude evitarlo,caí al suelo,tiritando y retorciéndome de dolor.Los miré por encima de los mechones de flequillo que me caían por encima de los ojos,húmedos de sudor.

Hacia décadas que no sentía nada así y me gusto muy poco, sobretodo porque habia conseguido hacer que la bestia que latia en mi se revolviese, furiosa como pocas veces lo estaba, y maldije interiormente a la muchacha de la espada de hielo. Sin embargo, me di cuenta de que la chica que me había salvado estaba tendida en el, tiritando y sufriendo. A pesar de que era humana, me había salvado, y se lo agradecía profundamente. Me arrodille a su lado.

- Muchas gracias por salvarme - dije, agradecida. Busque bajo mi túnica uno de mis colgantes, y saque uno del que pendía un colmillo de lobo demasiado grande como para tratarse del incisivo de un lobo normal y corriente. Se le coloque un momento entorno al cuello. - No te asustes, por favor, quiero ayudarte. No te asustes, no me mates... es todo lo que te pido. - Dicho esto me transforme en loba con una rapidez increíble, era una enorme loba de tamaño sobre natural, casi como un caballo, con el pelaje mas negro que la noche y con los mismos ojos plateados. Gracias al colgante que le había puesto, las propiedades de la licantropía tales como la curación vertiginosamente rápida y la grandísima resistencia y fuerza pasaron a ella mientras llevare el colgante. Por añadidura y por aprensión me tumbe a su lado, enroscándome parcialmente entorno a ella, lo que logro que entrase en calor.
Cuando estuvo curada del todo y estuvo ya bien me separe un poco de ella, volví a mi forma original y recupere mi colgante
- ¿Estas mejor? - pregunte.

Supuse que creían que me había ido.No.No me había ido,sólo estaba oculta entre las sombras.Me apresure a colocarme al lado del elfo,le tapé la boca y lo subí a un árbol,conmigo.Lo miré a los ojos.Volvieron a adquirir un tono azul.Helado.Inhumano.Sonreí.
-Te voy a pedir un favor,Anduin-le dije en voz baja-.Pero si gritas o dices algo cuando te baje,la elfa pagará las consecuencias con su vida,¿entendido?
Lo miré,pensativa.

-¿Eh?Sí,estoy bien.-la miré,con un profundo agradecimiento-.Te debo una.
Me levanté y me quedé un momento parada,un poco mareada.Me recuperé enseguida.La miré.
-¿Qué es eso?-le dije,señalando el colgante-.¿Y el elfo qué estaba contigo?Lo vi hace un momento.
Me giré en redondo,con los músculos en tensión,pero en ademán aparentemente relajado.

- Es un... bueno, es un "tranfesor" - dije. Entonces me gire y no vi a Anduin, me pregunte donde estaría, porque hacía tan solo un momento le había visto. - Anduin, ¿Anduin? - Le llame, siempre había tenido una imaginación muy activa, muchísimo, y no pude evitar imaginarme de todo y un poco mas, si cabe. Me angustiaba no saber dónde se había metido, porque no creía que el fuese de las personas que se marchan sin mas y sin avisar, además, no había hecho el menor ruido, ni siquiera había escuchado el susurro de su túnica al marcharse. Eso me preocupaba. - Anduin, ¿dónde estás? - No obstante, algo no me cuadraba, mi olfato era muy agudo por la tan reciente transformación, y pude oler que no estaba lejos, había cambiado de posición, pero no se había alejado mucho, entonces olí otro aroma, otro rastro en el aire, y supe que no estábamos tan solos como yo había pensado. - No estamos solos... - susurré

-Yo también creo que no estamos solos...-le dije-Noto que Arwin,mi hermana,la única que se preocupaba por sí misma,se ha llevado a Anduin.Lo sé.La conozco mucho,se lo ha llevado.También noto...
Me callé,confusa.Sentía en el aire el frío glacial de su espada,Haiass.Y sentí que la mía se moría de ganas de escapar de su vaina.La saqué.Domivat llameó un momento,pero enseguida adquirió un brillo rojizo en la punta.La miré.
-No bajes la guardia-le dije,poniéndome alerta-.Arwin atacará en cualquier momento.
Me giré en redondo.En el fondo ardía de rabia y odio,pero mantenía todo el control sobre mí misma.Si llegaba a enfadarme si atacaba Arwin,se desataría todo su poder y le daría una importante ventaja sobre mí.

- Esta bien - dije, estaba alerta, pero también pensativa. Antes me había paralizado, reconocía que me había dejado completamente a su merced, pero aunque mi mente racional se hubiese quedado congelada, la bestia aun latía candentemente en mi y se había revuelto, la bestia no había podido ser controlada porque no era una mente racional, era animal, era totalmente inmune al ser tan poco racional, y como tal no podía ser dominada de aquella manera. Decidí desde ese momento que siempre dejaría en mi mente un acceso abierto a la mente animal, así no se me podría dejar inutilizada completamente.