No fue nada fácil burlar a aquella mujer. Sus habilidades mágicas eran más que dignas, pero conseguí salir airoso y sin nada más que un pequeño corte en la mejilla. Ahora conocía la ubicación de Xehanorth. El momento de la venganza estaba próximo.


Sobrevolé las Tierras Muertas bajo el hechizo "Nube Oscura". Tardé poco en divisar dos masas de colores casi opuestos golpeándose en la lejanía. Cuando me acerqué, supe que aquellas dos masas eran dos ejércitos que luchaban de forma violenta. No hay duda: he llegado a la Muralla. Estuve un buen rato sobrevolando el campo de batalla en busca de Xehanorth, pero no le encontré. ¿Acaso su participación en esta guerra era un bulo para mantenerlo alejado de mi? En ese caso, han cometido un terrible error... porque me están enfureciendo mucho.

Descendí en picado y liberé toda la energía oscura de mi nube contra todo el que se encontraba a mi alrededor. Salieron disparados sin poder hacer nada para evitarlo. La única que permaneció inmóvil ante mi ataque fue una mujer, envestida con una elegante armadura y con una mirada férrea e impenetrable. Me la quedé mirando por unos segundos que parecieron horas. Tenía el presentimiento de que aquella mujer sabría algo...

- ¿Eres de la Torre? - le pregunté, manteniendo una actitud impasiva

Si es así, ella debe conocer el paradero de Xehanorth. Más le vale no mentirme... pues más le vale no verme enfadado.

La mujer de ojos feroces me respondió de forma orgullosa. Decidí ignorar aquel burdo comentario sobre la torpeza o indiferencia de mis actos. Había venido aquí con un único propósito, y no tenía intención de perder el tiempo:

- ¿Dónde está el Maestro Xehanorth? - le pregunté, con una gélida mirada, que iba cobrando un color amarillo

Está aquí. Cerca, muy cerca. Lo presiento...

- Eso no te lo crees ni tú - le contesté

Era evidente que quería proteger su ubicación. Muy noble. Estúpido, pero noble.

- Pues si no vas a decírmelo... entonces tendré que sonsacartelo - le advertí

Y sin darle tiempo a desenfundar su espada siquiera, alargué las uñas de mis dedos y me dispuse a perforar su frío rostro. Si algo caracteriza a los vampiros, es su velocidad antinatural

La mujer decidió ignorarme por completo. Sin embargo, no pude evitar darme cuenta de que estaba más pendiente de la Muralla que de mi persona, algo totalmente ilógico para una túnica roja como ella, que podría pasear en un ambiente como ese sin sentir temor alguno por su vida...

... y entonces me di cuenta. Xehanorth debía de estar en el interior de la Muralla.

Sin ni siquiera dirigirme hacia ella, comencé a correr hacia la gigantesca estructura. Si de verdad le importaba Xehanorth, trataría de impedir que alcanzase el edificio. La cuestión es: ¿le importa?

Fue al golpearme con una barrera mágica cuando me di cuenta de que mi plan fue un éxito. Había conseguido llamar la atención de aquella mujer, a la cual la furia y la rabia se le escapaba por sus ojos ambarinos. Entonces me gritó (aunque cualquiera podría haber dicho que me ladró) que me marchara si no quería sufrir una horrible muerte.

- En cuanto haya acabado con Xehanorth... - musité, sin el convencimiento de que pudiera escucharme - hasta entonces, no tengo intención de morir

Tras aquello, formulé unas palabras en arcano para crear una barrera alrededor de mi cuerpo, con el fin de que me protegiera de cualquier ataque. A continuación, mis uñas comenzaron a alargarse y yo me puse en guardia, dispuesto a enfrentarme a aquella guerrera con el fin de ganar tiempo hasta que Xehanorth terminara su duelo. Entonces podré acceder a él... y a mi venganza

Aquel vendaval consiguió alejarnos. Está claro que está dispuesta a morir con tal de impedir que llegue hasta Xehanorth.

Pero entonces, lo sentí. Fue leve, pero muy intenso. El bastón. Pude sentir una leve grieta en su poder. La mismísima fuente estaba siendo atacada. Si eso era cierto, entonces a Xehanorth le debía quedar poco. Debo llegar a él antes de que sea demasiado tarde. Pero la chica... ¡al cuerno!

- No pienso perder el tiempo contigo - le dije, fría e impacientemente

Acto seguido, formulé unas palabras en arcano


Múltiples charcos de oscuridad rodearon a aquella guerrera, charcos oscuros de los que comenzaban a aparecer diablillos alados de poca monta. El problema residía en su número. En cuestión de segundos, había infinidad de ellos por doquier. Y con un simple chasquido, los diablillos se abalanzaron sobre aquella mujer, dispuestos a acabar con su vida.

Obviamente, sabía que no lo conseguirían. Eran demasiado débiles para una Maga Consagrada. El objetivo de aquel conjuro era entrenenerla el tiempo suficiente como para poder escapar e ir hacia Xehanorth


Dos gigantescas alas de murciélago aparecieron en mi espalda, dotándome de la habilidad de volar. Batí mis alas y comencé a sobrevolar el campo de batalla, dispuesto a introducirme en el interior de la Muralla

Prepárate, Xehanorth. ¡Mi venganza será terrible!

NOTA: Dejo post.