Cinco. Cinco de los 6 Secretos están en nuestro poder. ¡Pensar que tan solo estoy a un paso de devolver la paz al mundo...!

El único que se interpone en nuestro camino es Sasha... y todos aquellos que se pongan de su lado, claro. Debemos hacer algo... es nuestro deber como hacedores de la paz asegurarnos de que el Secreto del Aire regrese con nosotros... Debemos trazar un plan. Por esa misma razón, he convocado a todos los "hermanos" para reunirnos en la Mansión Reinsworth, en el corazón de Ereaten.

Estoy impaciente por empezar la reunión. Como es una ocasión especial, he preparado el comedor principal para organizar una "Fiesta del Té", al más puro estilo del País de las Maravillas. ¡Oh, qué ganas tenía de hacer esto! Ya está todo preparado: las tazas, los candelabros... hasta he pedido a mis cocineros que preparen pastel de chocolate para la ocasión. ¡Qué ganas tengo de empezar!

Aunque... preparar nuestro siguiente movimiento no es el único motivo por el cual he convocado esta reunión.

A parte de Raven, ningún otro miembro de los 6 Secretos conoce el origen de la Mano Negra... ni tampoco sus poderes. Creo que ha llegado el momento de explicárselo todo, y concienciarlos del poder que están a punto de obtener... y sus riesgos.

Estoy convencido de que Andurk llegará enseguida. Le dije que podría hospedarse aquí en lo que trazabamos un nuevo plan. Como se encuentra en la misma mansión, llegará de un momento a otro.

Sólo espero que los demás no se retrasen... ¡el té frío no sabe nada bien!

Tras recibir la noticia, baje al comedor, allí esteba todo preparado para una especie de reunión y eso me alegraba ya que me estaba empezando a aburrir.

- Vaya, veo que por fin voy a poder conocer a los demás miembros de los seis secretos, ya estaba empezando a impacientarme demasiado. Dije esto mirando a Xerxes con una especie de sonrisa.

También esperaba a que en esta reunión Xerxes me explicara mas a cerca de la "Mano negra" ya que a penas sabia algo sobre ella y me interesaba mucho ya que invocarla era un objetivo de los seis secretos.

No pasaron ni cinco minutos cuando Andurk abrió una de las puertas que conducían al comedor, tal y como había predicho.

- ¡Andurk! - exclamé, animado - ¡Pasa, amigo mío, pasa! ¡Toma asiento!

Y así lo hizo. Se sentó en la segunda silla de mi izquierda, que era la primera silla a la derecha del puesto de Raven, que se sentará justo enfrente de mí. Andurk se alegró al saber que iba a recibir algo de información sobre La Mano Negra.

- Paciencia, querido Andurk - le dije - Pronto estaréis al corriente de todo. ¡Sólo espero que los demás no se retrasen!

El secreto de la Tierra era mio.

En la cabaña del bosque, allá en el lejano Valle de Los Lobos, los espíritus de la foresta y la montaña me habían bendecido, otorgándome un tremendo poder, mayor al de cualquier hechicero que había conocido.

Tras eso, la maga oscura y yo iniciamos el viaje hacia Ereaten, a la casa del que debía ser el "jefe" de la banda... Los seis secretos, había dicho Raven. Eso quería decir que otros cinco magos habían recibido dones similares al mio... Raven posiblemente fuera uno de ellos. pensaba la mujer cuando quedaban pocos minutos, según su compañera, para llegar a su destino.

Raven. La mujer cabalgaba altiva a su lado, pero ahora, tras el viaje, la elfa la miraba con otros ojos. Habían hablado y debatido y poco a poco, ambas se dieron cuenta de que eran bastante parecidas y de que podrían llegar a convertirse en grandes amigas y compañeras. De todos modos, para bien o para mal, ahora yo formo parte de su misma... organización concluyó sus pensamientos la elfa.

Su kai, atrás sobre el caballo, llevaba todo el viaje callada, tras enfadarse al ser desoída en el bosque. La elfa no lo sabía, pero al ignorar los consejos de la que debía protegerla, había ofendido en lo más profundo a su hermana, y lo que es peor, a quien tenía la potestad de mantenerla a su lado...
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Una vez en la mansión, Raven la guió hasta un comedor, donde estaban dos magos sentados a una mesa repleta de manjares colocados sobre exquisita porcelana.

La elfa no vio motivos para hablar primero, de modo que esperó a que se le explicaran los entresijos del lío en el que se veía envuelta.

¡Al fin! ¡El último secreto nos pertenece! ¡Todo estará a punto de dar comienzo!

Conduje a Titannia hasta la Mansión Reinsworth, en el corazón de Ereaten. Xerxes nos ha convocado a una especie de "Fiesta del Té", donde decidiremos nuestro próximo movimiento. Durante el camino, Titannia ha resultado ser una grata compañía... es extraño, normalmente detesto a la gente, pero ella me cae genial. ¡A lo mejor es porque, a parte de mí, ella es la única mujer de la organización.

Tras días de cabalgar sin descanso, divisamos la Mansión Reinsworth en la lejanía. Conociéndo a Xerxes, seguro que lo tendrá todo listo. ¡Qué ganas tengo de que vea la sorpresa que le he traído!


Abrimos las puertas que conducían al comedor principal de la mansión. Ahí encontramos una mesa ricamente decorada y repleta de supulentos manjares. Como predije, el festín tenía muy buena pinta.

Me fijé en que, junto a Xerxes, había un chico al que no conocía. ¿Acaso es el nuevo?

- ¡Hola, Xerxes! - saludé, como una niña pequeña - ¡Tengo una sorpresa para tí! ¡Te presento a Titannia, la portadora del Secreto de la Tierra!

Titannia permaneció callada, inmóvil. Me pregunto por qué no dirá nada...

Andurk y yo estábamos charlando, cuando de pronto una puerta que había frente a la mesa se abrió de par en par. Tras ella vi a Raven, que venía acompañada de una mujer elfa. Su aura desprendía un poder inmenso... ya veo, de modo que se trata de eso.

- ¡Has hecho un gran trabajo, Raven! - la felicité - ¡Sabía que estarías a la altura de la situación!

Me levanté y me acerqué para ver mejor a nuestra nueva compañera: alta, cabello rojo y largo, su presencia inspiraba calma, serenidad y, ante todo, compostura... ¡qué propio de la gente de la tierra!

- ¡Bienvenida al equipo, Titannia! - la saludé, ofreciéndo mi mano - Permíteme que me presente: mi nombre es Xerxes Montgomery Break, líder de los 6 Secretos y portador del Secreto de la Luz.

Giré un poco la caeza para señalar a Andurk, mientras mantenía la mano alzada, esperando a que ella la apretara:

- Ese de ahí es Andurk, nuestro fichaje más joven - les informé a nustras "damiselas" - Él es el portador del Secreto del Agua. ¡Saluda, Andurk! ¡Hay que ser educado!

Bien. Ya estamos casi todos. Sólo espero que Alquamed no tarde mucho en llegar.

Entraron dos mujeres una de ellas parecía ser una veterana de el grupo mientras que la otra parecía ser nueva igual que yo, después de las palabras de Xerxes me levante y dije: Saludos señoritas. Mientras sonreía simpáticamente, algo raro en mi.

Así que ellas también tenían un secreto, eh?

- Bueno, quien mas queda por llegar? Dije esto mientras miraba a Xerxes ya que yo no tenia ni idea de cuantos mas tendrían que llegar.

En la sala estaban cuatro en total. Como minimo, faltaban dos mas.
La mujer estaba algo confusa. La trataban como si ella estuviera ahi por voluntad propia... No es que se sintiera secuestrada,pero todos parecian obviar el pequeño hecho de que Titannia habia sido el rescate para salar a un alumno de la Torre... Y todos actuaban como si fueran viejos amigos!

- Encantada. Como ya ha dicho Raven, yo soy Titannia. - dijo la elfa, inentando mostrarse cómoda y ocultando su sorpresa ante lo extraño de la situación.

Se disponía a preguntar a Raven, con la que se sentía màs unida, si a alguien le faltaba algun verano cuando sintió una voz a sus espaldas.

Sin girarse ni mirar atras escucho lo que dijo su kai. « Ten cuidado, Titannia. No veo nada claro en tu futuro si te mezclas con esta gente. No tienen por que acabar haciendo el mal, pero una delgada línea discierne al héroe del loco... si te quedas con esta gente ya no podre acompañarte mas... »

Y, como la decisión ya estaba tomada, y ambas lo sabían... el contorno de la fantasma se fue difuminando hasta desaparecer... « No te fies de ellos, todavia hermana, te estan leyendo la mente... »
Titannia tenia ganas de llorar, pero se contubo para no desvelar sus poderes

"Vaya, soy el último" pensé una vez hube aparecido en la estancia del comedor del palacio de Xerxes.
Sabía que habría nuevos fichajes, por lo que opté por aparecer entre cruentas llamas... Era una fanfarronada no muy típica en mi... Pero como tantas otras cosas, el gusto por lo extravagante se me había contagiado de Xerxes en estos tiempos.

-Salve, camaradas. Parece que llego a tiempo para la master class, ¿verdad?


Me apoyé en el muro y observé al joven mago oscuro que estaba sentado a la mesa y después a la elfa que se ergía orgullosa al lado de la molesta Raven... Parecía algo contrariada, confusa puede... Pero no debía preocuparse. Xerxes no tardaría en destapar todas sus cartas.

Después de que Xerxes nos presentase a Andurk, vimos cómo las llamas de la chimenea comenzaban a crecer con fuerza. Pronto las llamas comenzaron a arremolinarse, hasta tomar la forma del último invitado que quedaba por acudir: Alquamed

¡Desde luego no se puede ser más fanfarrón. ¿A quién pretende impresionar? ¿A la nueva? ¡Por favor!

- ¡Es lo más cutre que has hecho en tus 200 años de vida, Alquamed! - le critiqué, sin cortarme un pelo - ¿De verdad crees que los nuevos se van a adementrar por eso?

No soporto a los fanfarrones. Y peor aún, no le soporto a él.

Derrepente aparecieron unas llamas y de entre ellas un hombre que parecía se del desierto, me quede mirándolo mientras la maga oscura que poco antes había llegado le criticaba por esa entrada.

Me levante de la silla ya que era el único que estaba sentado, me quede quieto mientras se me pasaban por la cabeza lo que pensaba de cada individuo presente en la sala.

Alquamed apareció entre las llamas de la chimenea, algo no muy propio de él. Raven no tardó demasiado en desacreditarle:

- ¡Vamos, Raven! ¡No seas así! - le dije - ¡A mi me ha gustado su entrada!

Observé a mi alrededor: Raven, Alquamed, Titannia y Andurk... si, estamos todos. Ha llegado la hora:

- ¡Bien, muchachos! - después de pronunciarlo, me hizo bastante gracia - Ahora que ya estamos todos, hay una cosa que me gustaría contaros... es sobre la Mano Negra

Hice una pausa de efecto para que los presentes prestasen atención. Lo que le les estaba a punto de contar era de vital importancia, al fin y al cabo.

- Ahora que todos los secretos han sido recojidos, ha llegado la hora de que os hable un poco más sobre la Mano Negra... y sus poderes.

"Tiempo ha, el Dios y la Diosa adoptaron a múltiples discípulos, a los que les concedieron el don de la magia, otorgándoles así, un poder incalculable.

Sin embargo, los Dioses abandonaron a sus discípulos, en pos de talentos cada vez mayores. Aquellos discípulos que fueron rechazados tanto por la Luz como por la Oscuridad comenzaron a anidar un rencor profundo hacia los Dioses. Juntos, mezclaron el rencor de sus corazones con la magia de aquellos que les rechazaron para crear una fuerza que hiciera justícia.

Juntos... crearon la Mano Negra"

Pausa de efecto. Todos los presentes parecen estar sorprendidos con la historia.

- La Mano Negra - proseguí - es un espíritu creado a partir del rencor de todos aquellos que fueron rechazados tanto por el Dios como por la Diosa. Ese rencor, mezclado con la magia que ellos mismos otorgaron a sus discípulos, concedieron a la Mano Negra un poder tan grande, que ningún mago al que se haya enfrentado ha salido indemne.

"La Mano Negra... una fuerza invencible con un único poder. Un poder que nos concederá la llave que abrirá la puerta hacia un mundo mejor...

... ese poder... es la capacidad de suprimir, e incluso destruir... el don concedido por los Dioses"

Ninguno de los presentes (a excepción de Raven, pues ella ya conocía la historia) lograba salir de su asombro. La capacidad de privar a un mago de sus poderes... para siempre.

Ese era el poder de la Mano Negra.

A medida que el anfitrión iba relatando la historia de la Mano Negra, la mujer elfa se sorprendia cada vez más.

Se aproximó sin hacer ruido, para no interrumpir a Xerxes, hasta la mesa, donde se apoyó para no perder pie.

"Menuda locura" pensó la hechicera "El fin es encomiable, no lo dudo, pero mala cosa es privar al mundo de la magia"

Una vez acabó su explicación, decidí dar mi opinión.

-¿Estás sugiriendo que anulemos la magia del mundo? Entiéndeme, hace apenas tres días no sabía ni de tu existencia, y ahora estás diciendo que pretendes ser el salvador de la paz... ¡Erradicando la magia! Supongo que, una vez lo hayas conseguido, nosotros también perderemos nuestro poder, ¿no es cierto? Supongo que no pensarás preservar nuestro poder y convertirnos en amos y señores de la Tierra, por muy bondadosos que fuéramos...- No podía expresarse bien debido al trastorno que suponía para ella, tradicional y pragmática, escuchar un plan tan diferente a todo lo que conocía. - Lo que dices es cierto, en parte; muchos magos se aprovechan de su poder para dominar o maltratar a los demás, ¡pero la inmensa mayoría usa su don para ayudar y mejorar el mundo! No creo que sea buena idea privar al mundo de los prodigios de la magia sin pensarlo muy pero que muy bien.

Mmmm, un plan un poco descabellado pero interesante aunque aun me quedaba una duda.

- Una duda, ¿que pasara con nosotros, también perderemos nuestra magia? La verdad no me parecía nada bien si yo también tendría que quedarme sin mi apreciados poderes.

Muchos de mis compañeros no parecían comprender del todo la complejidad de mi plan. No importa, se lo explicaré de todas formas. Aún así, lo que realmente me sorprende es que lo único que les preocupa es que pierdan SU magia:

- ¡Je! ¡Os estáis preocupando más de la cuenta! - les advertí - Sí, Titannia, me declaro salvador de la Paz. Todo lo que he estado haciendo a lo largo de mi vida ha sido honrar la memoria de mi madre, propagando la paz y el amor en el mundo. Sin embargo, todos esos "magos nobles" a los que estás defendiendo no son más que una panda de hipócritas arrogantes capaces de traicionar a quien sea necesario para lograr sus metas.

"Todo corazón acaba corrompiéndose. Todos... excepto el nuestro. ¡Juntos, hermanos y hermanas, construiremos una utopía libre de odio, maldad u intolerancia. ¡Gobernaremos un nuevo mundo en el que la Justicia será aplicada y la maldad quedará desterrada por siempre jamás!

Seremos los dueños del Nuevo Mundo... e impartiremos paz y justícia en el mismo. Pues nosotros, hermanos... seremos los únicos magos que queden en el Mundo."

Esperaba que con esto lo entendieran. Todos los magos actuales quedarán privados de su don, y nosotros seremos los únicos que conserven sus poderes. Juntos, construiremos esa gran utopía con la que la humanidad siempre había soñado.

Los nuevos siempre con sus paranoias...
Por una parte, era comprensible; ser lo amos, jurado, jueces y verdugos de todo el mundo era una gran responsabiliad... pero se estaban subestimando. Si solamente nosotros tendremos poderes mágicos, no tenía que ser muy difícil controlar "el rebaño".

Pasé mi mirada por todos los presentes, sonriendo exajeradamente a Raven; me encanta provocarla. Y cuando acabé de nuevo en Xerxes asentí.


-Parece que los novatos tienen muchas inseguridades... No puedes culparlos, eres un orador terrible. - Bromeé con mi viejo amigo. En esta situación, lo único que puedo hacer es calmar un poxo el ambiente con buen humor.

Así que seriamos los únicos con magia, ¿he?, me gustaba esa parte del plan.

tras oír a Alquamed no me gusto nada que diga: "Parece que los novatos tienen muchas inseguridades", y le lance una salvaje mirada la cual no pude evitarlo hacerlo, enseguida me controle y me rostro volvió a la normalidad.

- Si me disculpas, yo no tengo "inseguridades" simplemente me quedaba esa duda, ¿tu nunca as tenido alguna duda?

Al parecer tenia ante mi un "don perfecto"

Por fin, la elfa reaccionó.

Tranquilizó con la mirada al joven que se sentía ofendido por los comentarios jocosos del mago ígneo.

Había asimilado la información, y tras debatir consigo misma, llegó a la conclusión de que el plan no sonaba del todo mal.

Xerxes no parecía un demente, por lo que habría elegido bien los candidatos a ser "amos" del mundo. Aunque a ella no la conocía de nada... seguramente había esta espiándola...

- Bien. Por lo que puedo entender, uno de los portadores del un secreto no está entre nosotros. Seguramente será de tu agrado que alguien lo traiga ante ti, ¿verdad?- dijo mirando a Xerxes. - Yo estoy dispuesta a encargarme de dicha misión, aunque dado que no conozco al mago en cuestión ni su localización, necesitaré ayuda. - Y mientras decía esto, se volvió hacia Raven. - Si lo tenéis a bien, compañera, me gustaría que me acompañaras.