Rigg T. Sunderland
Rigg T. Sunderland
Humano
Nombre : Rigg T. Sunderland
Escuela : Fortaleza de Aressher
Bando : El Dios
Condición vital : Vivo
Rango de mago : Aprendiz de primer grado
Clase social : Burgués
Mensajes : 11
Fecha de inscripción : 26/03/2019
Edad : 32
Localización : Fortaleza de Aressher
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Diario de Rigg T. Sunderlandpor Rigg T. Sunderland, Miér Mar 27, 2019 6:41 pm
Querido diario. No sé muy bien qué va a ser de mí en el futuro. Antes, mi vida era idílica. Bien, no tanto como eso, pero para mí valía la pena. Mi día a día se resumía en ir a la tienda de mi madre a ayudarla con lo que necesitara en la tienda. Aunque también había días que acompañaba a mi hermano y mi padre a cazar. A pesar de que eso último han sido contadas veces me he llevado, de esas experiencias, alguna que otra cicatriz. Por suerte no son gran cosa, pero ahora cada vez que miro mi reflejo me acuerdo de esos días en los que mi única preocupación era el no saber qué pasaría mañana. Ahora todo es mucho más difícil. No puedo pisar la superficie porque la Inquisición le ha puesto precio a mi cabeza, a la mía y a los demás miembros de mi familia. Acusados de brujería cuando solo yo poseo el don. No llego a entender cómo debe sentirse Thomas. Él no tiene la culpa de nada. Bueno... nadie la tiene.

Desde que me trasladé a la Cueva Oscura mi tez ha bajado un par de tonos al blanco. Todo el mundo está blanquísimo. Y no es de extrañas, pues la falta de sol es lo que tiene. Al final terminas acostumbrándote a levantarte y no ver a la gran estrella dominando el cielo e iluminándolo. Pero aún así hecho de menos muchas cosas de la superficie a pesar de que aquí abajo estoy en familia, más o menos. Los lugares tienen un toque tenebroso y la gente suele mirarte con cara de psicópata todo el rato. Entablar una conversación con alguien de las calles puede llegar a ser un tanto incómoda por eso.

Además, he tenido que cambiar mis ropajes simples y sucios por una túnica blanca impoluta. Todavía sumando piedras al carro de mi espalda que me hace las cosas difíciles. No solo he tenido que abandonar mi casa sino que también mis ropajes habituales. No entendía muy bien el porqué de esto, pero bueno. Tuve que acatar las normas de la Fortaleza de Aressher y colocarme la túnica. Aquel lugar era un sitio extraño, sí, estaba llegando a verlo como un hogar, pero había algo en él que no me transmitía mucha confianza. Bueno, ese lugar y todo lo que había allí en el subsuelo. No podías confiar en nadie, o al menos esa era la impresión que te transmitía todo el mundo. Como si te fueran a clavar un puñar en la espalda nada más girarte.

Estos días había estado estudiando el libro de la Tierra. La verdad es que no fue del todo complicado, pues en un par de sesiones ya tenía dominados todos los hechizos del libro, elementales incluidos. Una vez superara la prueba de la Tierra y pudiera estudiar el libro del Aire sería todo un poco más fácil. Igual, hasta me atrevía a subir a la superficie. Al fin y al cabo, ahora tenía algo con lo que defenderme de la Inquisición. Aunque tampoco quería confiarme mucho, solo había subido a aprendiz de grado dos, no me había convertido ya en un mago oscuro hecho y derecho. El día que eso llegara, sí que podría caminar por la superficie a mis anchas, sin preocuparme por si me buscan o me intentan atacar.

Luego, además, estaba el tema de la  Necravia. Según había estado leyendo en los libros de la biblioteca de la fortaleza, era como un consejo que reunía a los doce mejores nigromantes de todo el mundo para hacerle frente al Concilio. También había leído que, actualmente, buscaban a un nuevo miembro. Si para el día que yo me haya graduado aún lo siguen buscando, me ofreceré como voluntario. Estar allí dentro no solo me daba un renombre sobre la boca de todos, si no que además estaría entre los doce mejores nigromantes de todo el mundo. Lo que significaría que por fin podría hacerle frente a la tan odiada por mí, Inquisición.

El día que consiga desmantelarla otro aire se respirará en el mundo. Un aire de tranquilidad al haber cumplido mi venganza. Podría dormir tranquilo sabiendo que he vengado el sacrificio de una de las personas más buenas y humildes de este mundo. El día que eso pase, ya podré dormir tranquilo por las noches. Otro aire correrá. Pero bueno, de aquí a que eso pase aún tiene que correr mucho el tiempo. ¿Qué hago divagando sobre estas cosas si aún ni me he examinado del elemento Tierra? Poco a poco, Rigg, tú no te rindas. Las cosas van a cambiar mucho, pero antes de eso tienes que estar preparado para lo peor. Tienes que estar preparado para la guerra. Que el Dios me guie en mi camino.

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