Recuerdo del primer mensaje :

Esta mañana comencé a caminar en lo que otros dirían que aún no era de mañana, no quería llegar de noche así que ^^acampe^^ a medio kilómetro de la escuela y pude comer algo antes de seguir, tuve tiempo de recordar todo el tiempo de viaje y los amigos; creo que en otro momento les escribiré una carta. Me pare y les dije a unos conejitos que se fueran pero se habían encariñado con la fruta que traje y con las migajas que tire al pasto, no sé si por aquí los conejos entienden palabras pero de donde yo vengo basta con hacerles una seña, así que eso hice.
Me acerque corriendo pero me detuve a dos metros para no tropezar con una piedra; eso me hizo darme cuenta de que era poco lógico que entrara corriendo como un perrito y camine como si no estuviera súper emocionada, no sin antes observar hacia La Torre: era mucho más grande de lo que esperaba pero igual a la descripción de mi libro, sonreí, abrí la puerta lo más discretamente que pude y entre. Había muchos estudiantes y seguro que también había nuevos pero obviamente todos sabían que hacer, yo no sabía nada de qué hacer. No pensé en que haría cuando llegara y mi libro no decía nada de eso; me acerque a una pared y me apoye contra ella a pesar de que al lado había un asiento vacío, no me gusta sentarme pero tenía que hacerlo porque había olvidado algo. Al comenzar mi viaje encontré una rata a la que le puse Remi, quiso acompañarme y la había tenido metida en mi bolsillo desde la mañana, rogué que no le hubiera pasado nada y salió del bolsillo muy alegre, espero que nadie lo haya visto, nadie al que no le gusten las ratas. Cuando ya había pasado una hora no sabía que hacer o a quien hablar, me puse a cantar algo que me gustaba mucho:


Mi madre me lo enseño, es la única canción en élfico que conozco; seguí cantando largo rato.

Después de lo que había dicho sentí deseo de preguntar también por sus padres; pero el pareció pensar en decir algo mas y no me quedo más remedio que esperar hasta que la idea que tenía tuviera forma, luego de contestarle me hizo otra pregunta, que estaba ligada a la anterior y que conteste así:
- En realidad no estoy segura, creo que sería la segunda opción pero... no, la segunda es la más probable. Y bueno, yo creo que no sabían, si les dije pero no estaba segura hasta después, lo decidí yo sola.
Esa pregunta fue fácil de contestar pero cuando la hizo me dio ganas de reír que aquel joven me hubiera parecido serio al principio luego amable, después curioso y ahora bastante impulsivo, igual yo también tenía curiosidad y le pregunte:
- Y tú? tienes padres? o, porque viniste a estudiar aquí?

Sus respuestas casi ambiguas me desconcertaron, ¿cómo no sabía si sus padres fueron o no asesinados?, tal vez la segunda podía no acordarse pero la primera.. me supo raro que no lo tuviese claro. No me esperaba la pregunta recíproca pero contesté.

- Mis padres fueron asesinados, por Dam Gurth, quien me escribió una carta afirmando ser su asesino, que no era nada personal pues le habían pagado por ello y que habían muerto fácilmente - La calma de mis palabras contrastaba con el intenso odio que las impregnaba pero continué con la siguiente pregunta - Mi padre me mandó a esta escuela para protegerme y para que yo pudiera protegerme algún día por mi mismo. Según sé provengo de las Islas del Amanecer pero nunca he tenido el valor de regresar allí hasta el momento.

Mi mirada se había quedado mirando a la nada, mirando sin ver hacia algún punto de la cocina que ni yo mismo sabía. Fue por ello que me fijé de pronto en un movimiento en la ropa de la chica, no es que le mirase la ropa pero un bulto se movía llamando mi atención, un pequeño hocico grisáceo tan característico de los roedores se asomaba tímido al parecer atraído por los olores de la comida que había en la cocina. Un movimiento rápido de mi mano elevó a la rata hasta dejarla suspendida en el aire sobre la mesa.

- ¿Sabías que esta rata estaba en tu bolsillo? Y de ser así, ¿por qué la traes a una cocina? - Mi voz sonaba entre calmada y tensa, nunca me habían gustado los roedores, y mucho menos las ratas, tan sucios y llenos de enfermedades además de su aspecto que no me agradaba en absoluto.

Mis palabras eran muy poco convincentes, verídicas pero muy poco convincentes, y me di cuenta de que Velenior pensaba lo mismo, pero que más le iba a decir?
Luego de su respuesta, con palabras tan serias y calmadas, lo que más repetí en mi mente era un nombre: Dam Gurth. Como es que si no era nada personal iba a ser tan cruel para decir esas cosas, me pareció sin sentido; luego escuche sobre las Islas del Amanecer y recordé vagamente haber oído sobre ese lugar.
Después Velenior se quedó un poco sin hablar y no sabía que contestarle, de repente, con un movimiento rápido de su mano cogió a Remi, mi rata, ni siquiera me había dado cuenta de que había salido de mi mochila; luego Velenior me pregunto sobre ella y porque la traje a la cocina y como no tenía disculpa, tuve que contestar con la verdad:
- En realidad es como un amigo para mí... como una mascota, se llama Remi, lo traje porque vino conmigo y no sabía dónde dejarlo, no está sucio ni muerde (dije esto con un tono más infantil), perdón, está muy mal acostumbrado a salir cuando huele comida porque de todos modos es una mascota pero yo lo deje en mi mochila, no sé porque salió; entiendo que a todos no les gustan algunos animales, perdón.
Que más podía decir, si era verdad, de todos modos Remi no se inmuto de ninguna forma y se quedó quieto, como comprendiendo que estaba en falta, pero obviamente no comprendía, ni estaba asustado sino que se quedó sin ningún miedo, dejándose alzar con una cara muy linda a mi parecer.
Nos conocimos de esa forma: yo lo agarre de manera exactamente igual por pasearse en una panadería en la que entre y por eso nos hicimos amigos. Tenía sentido que no tuviera miedo.

Mientras el roedor levitaba sobre la mesa a causa de mi hechizo - pues no tenía intención alguna de tocarlo - , Jeimmy se explicó.

- Así que Remi es tu amigo, para estos animales salir de una mochila - dije observando la mochila que hasta ahora no había visto - no es un problema demasiado grande, de todos modos si dices que es tu mascota, como toda mascota deberás hacerte responsable de todo lo que haga, además no te recomiendo dejarla suelta porque como no es común tener a una rata de mascota, lo normal es matarlas, yo no lo haré claro pero otro que no sepa lo que me has dicho.. lo más seguro es que lo haga, ¡sobretodo si la ve en la cocina! - La avisé mientras hacía caer a Remi en sus manos.

Jeimmy no tenía padres pero tenía a Remi, supongo que un amigo es un amigo incluso si se trata de una rata, sonreí ante este pensamiento. Con brillo divertido en la mirada tracé una línea sobre la mesa con el dedo índice, no apliqué fuerza pero la mesa quedó marcada con un surco por donde mi dedo pasó creando un cuadrado, con un movimiento final levanté la mano y la mesa se transformó en una jaula cuadrangular con aspecto de casa.

- ¿Querrías saber cómo se hace Jeimmy?

Si alguien que no conozco, coge a Remi así no sabría que esperar pero a las personas se las conoce hasta por una palabra y si bien no parecía agradarle nada, no creo que Velenior fuera a hacerle algo, así que espere pacientemente su respuesta, para contestarle luego:
- Gracias, si, tendré mas cuidado.
Luego coloco a Remi en mis manos, fue muy amable; en realidad no había pensado en que lo tuvo flotando en el aire, era asombroso. Y luego, no sé con cuales pensamientos, sonrió. Después comenzó a dibujar con el dedo un cuadrado mientras yo miraba con curiosidad, lo que hizo era bastante... creo que extraño es la palabra, y fue aún más sorpresivo cuando lo levanto convirtiéndolo en una jaula cuadrangular parecida a una casa.
No pude dejar de preguntarme si podía hacer eso con total libertad en una escuela sí que lo regañen,  conteste rápidamente a su siguiente interrogante:
- Si, me parece increíble, como lo hiciste?

Me alegró ver su cara de sorpresa.
- No es complicado, a la verdad, puedes hacerlo siendo aprendiz de primer grado, con el libro de la tierra. Animar objetos sin vida, cambiar su peso, transformarlos.. son tan solo unas de las cosas que puedes hacer con la magia de la tierra. - Miré hacia atrás - Pero primero deberás inscribirte - Sonreí.

Desde que obtuve mi especialidad como guerrero me había quedado por allí sin nada que hacer, y tanto tiempo libre me comenzaba a hacer sentir frustrado además Jeimmy me había caído bien, pensé en la posibilidad y pregunté:

- Si quieres podemos practicar después, cuando te hayas inscrito, hayas cotilleado por la escuela y estés descansada. - Le sugerí sonriente.

Lo que dijo, me dejo pensando: El libro de la tierra suena interesante, y todo lo que se puede hacer con él es asombroso; claro que Velenior tenía razón, tenía que inscribirme primero, lo único que acerté a contestar fue:
- Wow
No dije nada más y el volvió a hablar. Eso de ``practicar después´´ me parecía genial, tuve suerte de que alguien me hablara, no esperaba gente tan amable aquí, todos serán igual? asentí primero y luego hable con voz un poco infantil como solía hacerlo:
- Me encantaría, eso del libro de la tierra suena asombroso y gracias por explicarme donde debía ir.
Me acorde de eso pero por si acaso decidí repetirlo todo el camino para no olvidarlo y sonreí, era: inscribirse, habitación y un libro de magia, algo así entendí.

Sorprendida me lo agradeció, ella también era bastante amable, y una de las más conciliables que he conocido, mientras que se iba a todo ello le comenté que el mejor lugar para practicar eran los jardines. Tras eso abrí las puertas que daban a la terraza y desplegando mis alas eché a volar, como cada mañana, hacía un día radiante y Jeimmy me había puesto de buen humor, y nada me gustaba más que volar.

Ascendí y ascendí, siempre estaba orgulloso de mis alas, tan grandes, tan fuertes, tan blancas, tan vivas.. y esto no podía ser imitado, había hechizos para hacer crecer alas pero eran temporales y daba igual cuán grandes y brillantes se las hiciesen, nada hacía sombra a unas verdaderas alas, puras como el agua y fuertes como la luz del Sol. Porque si se quiere brillar como el Sol, primero se ha de quemar como el mismo.