Llevábamos varios días navegando por los mares intercontinentales y había dejado de ver las costas de Elendë hacia ya unos cuantos días, en ese tiempo me había enterado de algunas cosas, al parecer el barco en el que iba transportaba telas y joyas caras, para los reyes y nobles mas importantes de Garnalia, estos por su gran riqueza podían permitirse comprar ese tipo de cosas hechas por manufactura elfica, mucho mas elegante y bonito que la humana. El paisaje a pesar de resultar repetitivo (siempre que miraba por la borda solo se veía una inmensa masa de agua interminable) era bastante bonito, sobretodo los atardeceres y los amaneceres, pero lo que mas me gustaba era el reflejo de la luna en el mar, era precioso.
Era por la mañana, hacia pocas horas que acababa de amanecer y yo con tan pocas cosas que hacer en ese barco, practicaba mi magia, con cosas pequeñas y simples que no pudieran dañar el barco o provocar algún accidente, estaba jugando con una bola de agua que flotaba delante mía, la magia del agua era la que mas usaba ya que me rodeaban cientos de kilómetros de esta, la magia del aire podría desestabilizar el barco y hacerlo volcar, la del fuego podría quemarlo y la de la tierra...bueno allí simplemente no había tierra.
Congelé la bola y la convertí en una bola transparente y dura como la roca, con un simple hechizo la superficie de la bola cambió y me mostró la escuela del bosque dorado, la imagen era un tanto difusa y no podía oír nada, pero me valía, de todos modos era un óculo bastante rudimentario y simple. La imagen me mostraba todos los rincones de la escuela, pero no veía nada interesante, algunos aprendices y algunos magos. Al cabo de un rato me aburrí y vele el óculo, con un movimiento de mi mano la bola gélida se transformó otra vez en agua que lancé al mar. Iba a volar un rato con el hechizo de alas, cuando uno de los marineros me llamo.

-Eh, mago ven un momento.- Con curiosidad le seguí hasta el interior del barco, dejando atrás la cubierta, normalmente los marineros del marco me ignoraban y me dejaban a mi aire, no confiaban en mi por ser un hechicero, esto no me molestaba, en realidad lo prefería.

-Mago, puedes encender la chimenea? es que no nos quedan cerillas y la humedad nos a dejado sin madera seca.-
''Para esto me querían? valla forma de desperdiciar mi magia''

-Vale, apartaos un poco.- accedí únicamente por que me aburría, yo no necesitaba chimenea si tenia frio podría controlar mi temperatura corporal o cambiar el tiempo para que hiciese sol. Alargué mi mano, alzando mi dedo índice, murmure un par de runas y mi dedo vomitó un pequeño chorro de fuego que acabó en el interior de la chimenea, cuando el fuego se encendió bien bajé el dedo, como la chimenea apenas tenia brasas y no quedaba madera, me agaché metí mis manos en el fuego, todos los presentes se estremecieron al verme hacer eso, sonreí, a mi no me afectaba el fuego, dije algunas palabras mágicas y el fuego cambió de color, de naranja pasó a un azul intenso con algunas llamaradas blancas, de repente en la habitación subió considerablemente la temperatura.

-Ya esta.- dije simplemente mientras me volvía hacia la cubierta.

-Espera, que has hecho?.- me preguntó el capitan Al'jehk sentado en una silla, con un baso de aguamiel.

-Ese hechizo mantendrá el fuego indefinidamente sin necesidad de echarle madera ni ningún otro combustible, además de que genera mucho mas calor.-
Ahora si me fui a la cubierta y me quedé mirando el mar, apoyado en la balaustrada del barco, pronto vi una gran isla en el horizonte, en este mar habían muchas islas, así que no me sorprendió, me dio una idea, con un simple hechizo me encontraba volando sobre el mar, en pocos minutos llegué a la isla, no podría quedarme mucho tiempo ya que el barco alcanzaría la isla en media hora mas o menos, iba bastante lento, si pudiese volaría hasta Garnalia yo mismo, pero por desgracia este hechizo no podía usarse para viajes tan largos, podría desmayarme y ahogarme en el mar.
Me centré en la isla, tenia una larga playa de arena blanca, mas haya de la playa había un espeso bosque, me adentre en el pero no había nada, solo plantas, me subí a un pequeño árbol y con una orden el árbol empezó a crecer y crecer hasta que me encontré muy por encima del suelo, desde allí arriba vi que la isla tenia un gran volcán, a juzgar por el aspecto de la isla, este llevaba años sino décadas inactivo.
Vi que el barco empezaba a pasar de largo la isla, así que con un pase mágico me teletransporté a la cubierta del barco, un hombre que estaba por allí me vio aparecer de la nada, me miró extrañado.

-Donde estabas?-

-Dando un vuelta.- La expresión extrañada del hombre aumentó, pero se dio la vuelta para marcharse.
Me di la vuelta y me apoyé en la balaustrada de nuevo mirando al mar.

Eva se apoyo conmigo en la balaustrada del barco, me hizo gracia su comentario de conquistar una isla.

-No se si tendría tiempo.- dije riéndome.

-Espero que lleguemos pronto a Garnalia, por que dentro de cuatro días habrá luna llena y no se si seria conveniente que estuviese atrapado en este barco con tanta gente.- dije mirando al cielo con aire sombrío.
De repente se me ocurrió que no le había dicho nada a Eva sobre mi licantropía, o si lo había hecho? No me acordaba, pero de todos modos a ella seria imposible que le hiciese nada, no podía tocarla y mucho menos atacarla.

-Me voy a dar una vuelta por el mar, te apuntas?.- dicho esto murmuré unas runas y mis pies se iluminaron con un brillo azulado y acto seguido me tiré por la borda, en cuanto mis pies tocaron el agua esta se congeló automáticamente, conforme iba andando el agua se iba congelando, creando un camino de hielo que se deshacía a mediada que me alejaba, vi a varios delfines saltar del agua y cantar, parecía que me seguían, yo siguiéndoles el juego los acariciaba cuando pasaban alrededor mía.

Pensé en lo que me dijo Eva, eso podría ser una solución.

-No podemos irnos a una isla desierta, cuando recupere la conciencia el barco estará muy lejos de aquí y no podría encontrarlo.

Me preguntó si no había podido controlar mis cambios y que cuando me convertí.

-Me convirtió una humana hace unas semanas, en el anillo, poco después de superar la prueba del fuego. me entristecí un poco al recordarlo.

Al cabo de un rato volví al barco y vi como los últimos trozos del camino helado que cree en el mar se iban deshaciendo, me volví hacia Eva, me di cuenta de apenas savia mucho sobre ella, savia que había sido maga y que había estudiado en la escuela del lago de la luna.

-Eva, puedes contarme algo sobre ti? por que no me has contado mucho... aparte de lo de la escuela del lago de la luna y como comprenderás tengo curiosidad, por ejemplo, como moriste o no se algo.

Eva se puso blanca como la nieve cuando le pregunte sobre su muerte, me sentí culpable, estaba claro que no era un recuerdo agradable.

-Lo...lo siento, debe ser un recuerdo doloroso para ti.

Me contó varias cosas de su vida, como su lugar de nacimiento, tenia dos hermanos y estudio en la escuela del lago de la luna, algo que ya savia.
lo que dijo después me dejo un poco sorprendido, Eva se había casado, no me lo habría imaginado ni en un millón de años.

Después miro el horizonte, yo hice lo mismo, vi varios nubarrones en el cielo.

-Parece que va a caer una buena tormenta, bueno tengo algunos hechizos para arreglar eso.- después, me aseguró que llegaríamos en menos de cuatro días.
-Yo no estaría tan seguro pero bueno, si tu lo dices. estaba meditando sobre esto cuando se me ocurrió una idea.
Cogí un cubo de metal que había en un rincón, con un movimiento de mi mano un chorro de agua salió del mar dirección al cubo, cuando estuvo lleno paré el hechizo, después con unas runas mágicas el agua brilló levemente y apareció una imagen del barco tridimensional, con unos movimientos de muñeca la imagen se alejo del barco mostrando el océano, ahora el barco era como una uña de grande, fui moviendo la imagen hasta que por fin vi las costas de Garnalia.

-Según esto aun nos quedan como mínimo unos tres días y medio a esta velocidad.- después bajé las manos y la imagen despareció y el agua del cubo volvió a ser simplemente agua.
Se me ocurrió que con el hechizo de velocidad del libro del aire podría hacer que este barco fuese mas rápido, me concentré y deje fluir la magia del viento hacia cada madera del barco y pronto un fuerte viento me azotaba la cara, el barco había acelerado considerablemente su velocidad y las velas estaban completamente tensas.

-Ahora creo que nos ahorraremos un día o dos de viaje mas o menos.