Las hojas de los árboles proyectaban sombras espectrales allí por donde pasaba. El sonido de mis zapatos al pisar las ramas secas era música para mis oidos.
El olor a pino mojado y a rocío de la mañana me envolvía... Si, había llegado.
Cuando me quise dar cuenta, la majestuosa entrada a la Torre se alzaba ante mí.
Era una estructura enorme, de piedra milenaria, que parecía arañar con su punta el mismísimo cielo. Pero eso no era lo que me llamaba la atención, sino un sobrecogedor poder ancestral que la envolvía.
- Increible...- Susurré para mi.
Estuve a punto de darme la vuelta, de volver con la manada, pero el viaje había sido largo y tenía que intentarlo.
Dí un par de pasos hacia delante, algo insegura, y coloqué mis manos sobre la imponente puerta que se alzaba ante mí.
Tragué saliba. Era el momento.
Empujé hacia delante, pero no me hizo falta emplear la fuerza, pues las puertas se abrieron solas.
Genial. Ya no había vuelta atrás.

Me encontraba sola en el vestíbulo junto a las escaleras mirando hacia arriba en busca de un final, aquello parecía no terminar nunca. Me inundó una sensación de inseguridad pero a la vez de curiosidad por saber hasta donde llegaría aquella enorme escalinata, me preguntaba si desde el punto mas alto se podría llegar a ver el suelo o solo nubes bajo los pies, tendría que ser alucinante,algo parecido a estar volando.


Tras varios minutos mirando hacía arriba empezó a entrarme un ligero dolor de cuello por lo que pensé que al menos durante un instante sería mejor bajar la mirada, pero antes de que pudiera llegar a observar el suelo vi como las puertas de la torre se abrían de par en par dejando paso a una joven chica, su expresión era algo parecida a la mía, supongo que la torre producía esa sensación a casi todos en un primer momento, por lo que deducí podría tratarse de alguien nuevo  ya que parecía estar viendo todo por primera vez.

En ese momento me inundo una sensación de tranquilidad y armonía ya que no era la única novata por allí, al fin había visto a alguien más, empezaba a sentirme intranquila por el hecho de estar sola en esta enorme sala sin saber bien a donde ir.

Tras varios segundos observando a aquella chica decidí hacerme notar y entablar conversación con la joven.

- Hola , me llamo Merenwen, ¿tú también eres nueva? - Mi voz salió suave y algo temblorosa dando a notar cierta timidez, por lo que mostré una pequeña sonrisa mientras esperaba su respuesta.

Me sobresalté de tal modo que casi me caigo hacia atrás, estaba tan ensimismada que no la había oído llegar.
Me puse en tensión y llevé instintivamente mis dos manos a las dagas que llevaba en el cinturón, pero al ver cómo me hablaba no me pareció precisamente peligrosa. Cuatro años viviendo con licántropos y me asusto con una chica que me saluda cordialmente. Genial.

- Yo... - tartamudeé, irguiéndome de nuevo, en una pose menos amenazante.
Lo primero en lo que pensé es que no me había hablado en élfico aunque ella era una elfa. Bien, tampoco estaba muy cómoda usando mi idioma materno.
– Si, soy nueva, acabo de llegar – dije acercándome a ella y tendiéndole la mano para saludarla. - Soy Eyra, un placer – añadí con una cálida sonrisa.
Con suerte no saldría corriendo después del numerito que había montado, y esperaba que no hubiera notado el detalle de las dagas.
- No te había oído llegar, este sitio es tan... mágico - añadí mirando hacia el techo, que parecía no tener final.

Vi como la joven se exaltaba, espero no haberla asustado, menuda primera impresión he tenido que dar. Aunque inmediatamente adopto una postura que me transmitió bastante tranquilidad, lo que hizo que me sintiera bastante aliviada.

Observe como me tendía la mano la mano para saludar, así que alargue mi brazo y salude decidida y con firmeza sin apartar la sonrisa de mi rostro. Era nueva genial , supongo que no pude disimular la alegría que sentí. Efectivamente mis sospechas eran ciertas y adoraba tener razón.

- Si....-  Suspiré mientras miraba a mi alrededor nuevamente , la verdad es que no podría haber elegido mejores palabras para describir aquel lugar, por lo que no pude evitar darle la razón- Supongo que de ahí viene la paz que transmite- No pude evitar decir, pues era la sensación que me transmitía y aunque no sabia si a ella también estaba claro que ese lugar era bastante relajante. Aunque a la vez me producía le sensación adversa por hecho de no saber que me encontraría algunos pasos más adelante. Inmediatamente un escalofría recorrió mi cuerpo, odiaba no entender lo que pasaba a mi alrededor.- Esta claro que no es muy normal...

Mire nuevamente a mi alrededor y vi que había unos sillones junto a una antigua chimenea, aunque estaba apagada daba la sensación de un lugar cálido y acogedor, alargue el brazo en dirección al pequeño rincón y dije- ¿Te apetece sentarte y tomar algo?-

- Tienes razón – dije posando mi mano sobre el muro más cercano – la magia te envuelve en este sitio, no es una escuela de hechicería por nada – añadí con una media sonrisa.
Las palabras "escuela de hechicería" habían sonado amargas en mi boca, la verdad es que todavía no podía creerme que estuviera pasando, que fuera a convertirme en una maga de verdad.
Tragué saliva y sacudí la cabeza para disipar esos pensamientos de mi mente, y prestar atención a Merenwen.
Observé el lugar que me señalaba – Claro, me encantaría tomar algo – dije con una cálida sonrisa, mientras nos acercábamos para sentarnos.
No fue hasta que me senté en el cómodo sillón que me dí cuenta de lo cansaba que estaba. Me acomodé y dejé mi equipaje a mis pies.
- Y, bueno, ¿Cómo has llegado hasta aquí? - pregunté curiosa.

Tras unos segundos caí en la cuenta que no conocía demasiado el lugar, quizá la invitación había sido muy a la ligera pues ni siquiera sabia de donde podíamos sacar algo de comida o bebida para tomar... Una expresión de duda inundo mi cara De donde sacaré algo para tomar. Inmediatamente vi como se sentaba en uno de los sillones que había señalado, por lo que pensé , que no le habrá dado mucha importancia a lo de tomar algo, menos mal. Me senté con una expresión finalmente tranquila en el sillón que había a su derecha y así poder conversar tranquilamente.

-Como llegue hasta aquí...- repetí la pregunta para mi intentando asimilarla y así responder con claridad- La verdad es que no lo sé ni yo- el camino había sido duro y apenas lo recordaba sino por pequeños borrones y situaciones, aunque rápidamente caí en que no sería por el camino de llegada por lo que preguntaba ya que si ella no había hecho el mismo que yo ,estaba claro que sería bastante parecido, al fin y al cabo habíamos acabado las dos en el mismo lugar.

- Supongo que decidí continuar con el legado familiar- conteste sin entrar en muchos detalles, ya que básicamente mi historia era eso, me sentí orgullosa del bonito resumen que había ideado mi mente- Tarde o temprano a todos nos toca- Intente mostrarme lo más alegre posible ya que recordar el camino no me había agradado demasiado aunque supongo que a nadie le habría resultado fácil y con una amplia sonrisa le pregunte a ella deseosa de conocer su historia- ¿Y a ti?

Escuché atentamente su historia, por lo visto no quería dar muchos detalles, y la comprendía perfectamente. Hay cosas que sencillamente es mejor no recordar.
- El legado familiar... - repetí en voz alta, con una sonrisa sarcástica en los labios. - Sí, supongo que yo también estoy aquí por eso - dije apoyando la espalda en el respaldo del sillón - mi padre era un importante archimago - dije, sin hablar del detalle de "humano", ya que no sabía como se lo podía tomar ella, una elfa pura.
Mi mirada se perdió entre los muros de La Torre, recordando tiempos pasados, mientras sacaba una cantimplora de agua de mi mochila, y le ofrecí con un gesto de la mano. - ¿Quieres? - le pregunté.
Si había recorrido el mismo camino que yo, debía estar muy cansada y sedienta.
De repente, una idea acudió a mi mente.
- ¿Y de dónde eres? - pregunté, presa de la duda - Es sólo que nunca había hablado con un elfo que no hablara élfico - dije algo extrañada.
La verdad es que en la manada no hablábamos elfíco, pero que ella no lo hiciera era extraño, porque por lo general, los elfos no se dignaban a hablar otro idioma que no fuera el suyo. Somos así de egocéntricos.

Tome un trago de agua de la cantimplora  que me ofreció, el cual la verdad fue bastante refrescante,  mi garganta agradeció, no sabia que estaba tan seca – Gracias- Dije mientras se la devolvía.

-Vivía con mis padres en un pequeño pueblo cerca de la capital de Enawë, aunque cuando ellos murieron mi vi obligada a alejarme de la civilización y vivir en las profundidades del bosque, apenas tenia más de 100 años- dije entre risas... cien años equivaldría a toda una vida humana y en cambio para los elfos no era más que 4 o 5 años -por lo que estoy un poco desentendida de las costumbres elficas y el idioma, me es más fácil así-  Proseguí. No es que tuviera especial interés en conocerlas al parecer por lo que había oído hablar los elfos no solían caer del todo bien a la gente por lo que en cierto modo me sentía hasta orgullosa de  no saber de ellas

- Tu tampoco hablas elfico- Observe, aunque a lo mejor lo hacia solo por contestarme a mi, tal vez esa observación esta un poco fuera de lugar, aunque estaba claro que no iba a ser uno de esos elfos estirados que solo hablan su idioma- ¿Que es de ti?-

La verdad es que la conversacion con Eyra estaba siendo agradable y entretenida y en un intento de que no se acabará para seguir pasando el rato le pregunte-¿Qué te gusta haces en tu tiempo libre?- A lo mejor estaba siempre ocupada y no tenía mas tiempo que para descansar, aunque siendo una elfa eso es de extrañar, solemos tomarnos la vida con demasiada tranquilidad, aun así  era una buena forma de entablar conversación.

Recogí la cantimplora y la guardé en mi mochila, y seguidamente casi me caigo del sillón al oír la historia que me relataba. Sus padres habían muerto cuando era pequeña y había sobrevivido sola en el bosque, eso era digno de elogios. Yo no podría haberlo hecho si hubiera estado sola.
- Vaya... - fue lo único que dije cuando acabó de relatar su historia, pero resumía perfectamente lo estupefacta que estaba.
Cuando me preguntó qué era de mí y por qué no hablaba en élfico sentí una descarga eléctrica que me recorría la columna vertebral. ¿Le contaba la verdad...? ¿Seguiría hablándome después de saber lo que era?.
Decidí que mi condición ya me había perseguido lo suficiente durante toda mi existencia, y que si iba a comenzar una nueva vida no lo haría a base de mentiras y engaños. Tampoco me quedaba nada que perder.
Luego me preguntó que qué hacia en mi tiempo libre, a lo que solté una risa cálida. ¿Tiempo libre?. Hacía mucho tiempo que no gozaba de ese placer.
- Bueno... yo... No es que no hable en élfico, es simplemente que no me trae muy buenos recuerdos.- comencé a relatar – Yo soy una noble de alta cuna, vivía en el palacio de mi madre hasta que... bueno... mi familia descubrió que era en parte humana. Mi padre era un archimago humano, no el marido de mi madre, así que me repudiaron – dije, encogiendome de hombros y haciendo una breve pausa para coger aire. - Bueno, no me echaron del palacio, pero hacían como si yo no existiera, y vivía literalmente en un desván. Como te imaginarás no tardé en huir a las profundidades los bosques, donde he pasado el resto de mi vida con una manada de... bueno, licántropos. - añadí – Y como te imaginarás... Soy una de ellos – finalicé, esperando a que saliera corriendo de la sala, asustada.
Lo cierto era que estaba disfrutando de su compañía, tanto que había llegado a sincerarme con ella hasta el punto de contarle mi vida, y esperaba de corazón que se lo tomara bien. Pero claro, todavía no había conocido en mis largos siglos de existencia a un elfo que le agradaran mínimamente los licántropos.

Esbocé una pequeña sonrisa y me dispuse a escuchar detenidamente su historia, la cual no tardo en sorprenderme nada mas saber que era parte humana , aunque seguí atenta de que más me podía decir no prestaba mucho interés ya que no conseguía salir de mi asombro, por un momento me quede absorta en mis pensamientos, era una historia realmente triste. No sabia que era peor si ser desterrada o ignorada de tal forma por tu familia, al menos en el destierro siempre te queda el consuelo de que tu familia te quería, pero así, ¿que es lo que quedaba?. El hecho de ser abandonada en su propia casa y llevada al desván... no se lo deseaba ni a mi mayor enemigo, ser tratado como un viejo mueble inútil.

Por unos momentos me compadecí de ella, aun sabiendo que era humana, después de aquella historia me daba igual su pasado, cualquier ser se merece cierta compasión con un pasado tan gris... y aun sin prestar demasiada atención a su historia continué escuchando... aun así una palabra en particular logro captar en especial mi atención “licántropos”.

Definitivamente pensé, su pasado no es gris, se esta volviendo negro!
La miré de arriba abajo examinándola nuevamente conociendo sus orígenes, observándola detenidamente pude ver algunos rasgos humanos aunque no apreciables a simple vista, realmente había adquirido un aspecto elfico tal vez un poco más morena de lo normal, pero nada extraño. Eso me relajó bastante aunque no demasiado.

Nunca había tenido el honor de tratar con un licántropo, y deduciendo que se había criado con ellos la forma de ser y forma de tratar a las personas apostaría que le viene de ellos.Al menos no me puede morder me relajo pensar. Había estado hablando con ella detenidamente ya un rato largo, por lo que me decidí a repasar cada palabra de la conversación que habíamos tenido, realmente no había dicho ni hecho nada por lo que pudiera desconfiar de ella, ya que el agua parecía no estar envenenada, aun así carraspee un poco para comprobar por mi misma si había algo extraño.... no lo parecía

- Vaya.. lo siento por lo de tu familia- dije finalmente dispuesta a ignorar el último comentario, no es que me disgustará al fin y al cabo no se le veía mala gente, es más todo lo contrario, aunque la curiosidad pudo conmigo, creo que en algún momento acabaría poniéndome en una situación comprometida, y esperaba que no fuera esta-¿Y como son ellos?- dije finalmente – Nunca he tratado con ninguno...
Aun así mi curiosidad como siempre no se quedo quieta y dispuesta a escuchar que mas podía decirme tuve que soltar , aun sin pensar en las consecuencias de que pasaría, si le molestaría o de traer a su mente un recuerdo peor que lo que me había contado - ¿Y por qué no te fuiste con tu padre?

Estaba claro que ambas teníamos un pasado que queríamos dejar atrás cuando tomamos el camino hacia la Torre, al menos sabia su historia, lo que me tranquilizaba bastante no estar tratando con una asesina en serie ni nada por el estilo.
Ya que ambas eramos nuevas y no conocíamos a nadie pensé que era mejor dejar atrás todo estereotipo que hubiera sido infundado con anterioridad, si estaba aqui para empezar una nueva vida, tenia claro que la empezaría de cero. Asíque para eliminar cualquier tensión que mi comportamiento pudiera haber creado dije - Comencemos una nueva vida- mientras mostraba mi mejor sonrisa

Parecía sorprendida, nada más. ¿Estaba hablando con una elfa de verdad? Vaya, su reacción era casi tan increíble como su historia.
- ¿Que cómo son ellos? - dije repitiendo su pregunta, con una sonrisa de satisfacción en la boca - pues... más normales de lo que crees, son la familia que nunca tuve - contesté sonriendo ante su curiosidad.
De repente, me había quitado un gran peso de encima, y me relajé en mi sillón mientras seguía contestando a sus preguntas.
- No me fui con mi padre porque sencillamente no lo conozco, de él solo se un nombre y un apellido - dije sin darle demasiada importancia, mientras hacia círculos con el dedo en el reposabrazos del sillón, de forma distraída - A demás, ahora el tiene otra familia, probablemente no me reconocería como hija - añadí encogiendome de hombros.
Cuando dijo lo de "Comencemos una nueva vida" se me llenaron los ojos de lagrimas, y me dieron ganas de abrazarla. No solo no se había asustado con mi historia y mi condición, sino que me había consolado y se había preocupado por mi.
- Comencemos una nueva vida - repetí con ella, con la voz cortada de la emoción.

La verdad es que no esperaba esa respuesta, normales ¿Qué es normal hoy en día? ¿Qué es lo que entendería ella por “normal”?. La información que me había proporcionado no me había servido de gran ayuda para conocer más esa rara raza de seres, aun así decidí no darle demasiada importancia, ya que en mis próximos años no  tenia intención de cruzarme con ninguno.

Cuando escuché la historia de su padre.. la verdad es que no me sentí demasiado orgullosa de haber realizado esa pregunta, aunque no se le veía del todo afectada, supongo que al criarse sin padre no pudo echarlo mucho en falta, aun así me entristecía el pensar que jamás lo conoció.
Jamás entendería como alguien puede repudiar y negarle una cama a alguien de su familia y más alguien tan cercano como sería un padre, aun así decidí apartar este tema también pues no eran de los mejores para mantener una alegre conversación pues con estos temas tan tristes el ambiente empezaba a ser un poco deprimente.

Comencemos una nueva vida repetí para mis adentros, era la mejor idea que se me había ocurrido nunca. Tenia curiosidad como tenía intención de vivirla ahora y cuales eran las nuevas aventuras que nos esperaban. Deducí que iba a estudiar magia ya que su padre era un archimago humano, al parecer teníamos algo más en común que un pasado negro.

-Yo también vengo a estudiar magia, ¿Has empezado ya?- estaba claro que no pues ambas nos encontrábamos nada más llegar aquí, yo apenas había recorrido más de dos pasillos de la torre, aunque parecía una buena forma de cambiar de conversación.

Puse la palma de mi mano hacia arriba, como toda respuesta a su pregunta. Cerré los ojos y concentré toda mi energía en ese punto, tal y como me habían enseñado, pronuncié las palanbras correctas y de ella brotó una rosa roja como el fuego.
- Acabo de llegar, como tú - dije mientras jugueteaba con la flor entre mis dedos - pero en la manada había un mago consagrado, es él quién se dió cuenta de mi don y empezó a instruirme - añadí. - Así que en cierto modo ya he empezado con mis estudios - dije ofreciendole la rosa.
- ¿Y tú? - pregunté curiosa.

Vi como de su mano aparecía una rosa por arte de magia, asombroso pensé para mis adentros.¿Seré capaz de hacer eso yo?.
Cogí la rosa que me ofrecía y la examine con detenimiento , podía sentir la vida dentro de ella ,la fragilidad de la pequeña flor, era  realmente era asombroso, así que seguidamente me acerque a olerla, era un olor muy sutil y suave Alucinante.

Y mientras miraba la rosa dije -Yo...- Mi voz sonó entrecortada y casi inaudible - La verdad es que no se nada – termine la frase con una voz tímida.  Lo único que sabia de la magia era viejas historias que contaba mi madre mientras trabajaba, y aunque en un principio no las creía ciertas con el paso del tiempo me acabe dando cuenta de que si, Nada comparado con lo que ella sabia- Supongo que lo único que he logrado es comunicarme con mi viejo gato- Ya que para ello no hacia falta ningún hechizo. Realmente había llegado aquí sin saber nada, aunque mis intenciones eran salir de aquí siendo la una de las magas más poderosas vi que había un largo camino por recorrer y cosa que, aunque no había caído hasta ahora es que había gente mucho mejor preparada que yo, pero eso no conseguiría desanimarme, es más lo único que hizo fue darme ganas de seguir y aprender.- Y no me daba mucha conversación- dije para concluir - Se pasaba el día durmiendo- Realmente era un gato muy bago , prefería dormir a cazar, era el unció gato que había así y me tuvo que tocar a mi, aun así su recuerdo mi proporciono una expresión de tranquilidad, no había nada como el cariño de una mascota .

- Era un gato de pocas palabras, entonces - dije en un intento de chiste, mientras soltaba una risa cálida.
La cogí de la mano derecha y puse mi palma sobre la suya. - No te preocupes, no es difícil - dije - Este lugar rebosa de energía mágica, va a ser muy fácil añadí.
Concentré de nuevo mi energía en las manos, y le indiqué cómo hacerlo. No era una experta, solo repetía lo poco que me habían enseñado a mí.
Y esperé a que ella hiciera lo mismo. - ¿Estás lista? - pregunté, aguardando su respuesta.

Sonreí ante aquel comentario de mi gato -La verdad es que si - Acabe diciendo entre risas.

Escuche atentamente su explicación,realmente me iba a ayudar, estaba asombrada, Espero no quemar la torre ni nada por estilo. Solo esperaba que estuviera segura de lo que hacia. Me entusiasmaba la idea de aprender magia y encima tener a alguien que me ayudará lo hacia hasta más interesante, no quería darle más vueltas por lo que decidí no esperar más, tome aire, cerré los ojos, suspire y dije- Si, estoy lista- Despeje mi mente hasta dejarla en blanco y lo mas tranquila posible repetí lo que me dijo de la forma más parecida posible.

Sentí un ligero cosquilleo en la mano, una parte de mi tenia ganas de cerrarla, pero aguante Espero no estar liando la mucho me dije El hecho de tener los ojos cerrados me impedía ver si había funcionado o no, una parte de mi quería abrirlos y comprobarlo, pero otra tenia miedo de que hubiera producido algún desastre, aunque aun cabía otra posibilidad, que no hubiera pasado nada y que fuera su mano aquel cosquilleo que sentía, así que sin abrir los ojos aguarde  alguna señal de aprobación o algún grito de socorro.

Sentí el torrente de energía mágica de Merenwen, de La Torre y el que emanaba de mí misma.
Cerré los ojos para concentrarme en las palabras correctas para el hechizo, lo cual no fue difícil porque era de los pocos que conocía, y seguidamente noté un cosquilleo que me recorría el cuerpo hasta la palma de la mano.
Vale, estaba hecho.
Abrí un ojo, con la esperanza de que hubiera salido todo bien, pero lo que ví me dejó sin respiración.
No había una rosa roja en la palma de mi mano, había cientos a nuestro alrededor. Cubriendo el suelo, los sillones y las paredes, llenando la estancia con su aroma. Era precioso.
Contuve el aliento durante un instante, y me percaté de que Merenwen seguía con los ojos cerrados, y muy concentrada.
- Ehm... Merenwen... creo que se nos ha ido un poco las manos - le dije entre risas, recogiendo una rosa para examinarla de cerca.

Escuche las palabras de Eyra, eso no podía ser bueno ¡Madre Mía! ¿Qué hemos hecho?. Una parte de mi aun quería seguir con los ojos cerrados, si no lo veo no pasa nada , pero otra se moría de curiosidad. En ese momento sentí en mi tobillo como me pinchaba con la espina de una rosa, respiré hondo y  podía sentir con intensidad el olor a rosas.

Mientras a abría los ojos grite con euforia - ¡PERO SI HA FUNCIOO....!- mi voz fue decayendo, hasta apagarse totalmente, aun así no podía contener la alegría que sentía dentro de mi, no solo había sido capaz de crear una rosa, sino miles de ellas, era genial, precioso, habíamos creado un hermoso jardín dentro de la torre, todo estaba cubierto de rosas - Es genial, hemos creado un jardín, mira que bonito, Gracias , no pensé que fuera a funcionar a la primera. Se ve que al hacerlo juntas la intensidad del hechizo se ha multiplicado -  En ese momento cogí un puñado de ellas, juntandolo en forma de ramo y me las acerque para olerlas mejor, todo mi alrededor estaba lleno de vida , era una sensación indescriptible. Tenia ganas de tirarme en medio de todas las rosas y ponerme a hacer ángeles como si estuviera en la nieve.

Estaba claro que por muy bonito que fuera y por mucho que decorará el vestíbulo no las podíamos dejar ahí, con la voz entristecida, pero a la vez entusiasmada por las ganas de volver a practicar magia le pregunte - ¿Y ahora como las quitamos?-