Aleketh, La magnifica. O al menos así la llamaban quien nunca había estado allí o solo por negocios. Presentaba un aspecto bastante penoso en las afueras, pero el puerto y el centro eran magníficos. Pero a mi lo que mas me gustaba era su subsuelo,las catacumbas. No era para menos, había vivido allí muchos años. Largos corredores comunicaban todos los edificios importantes y no tan importantes de la ciudad, muy útil para aquel que quisiera infiltrase. Ese era mi caso. Mi objetivo, la Princesa Al-Wareh. Desde la muerte de uno de los archimagos del Concilio,cuyo nombre ya no recordaba, había sospechado de que ella era la autora del crimen. Pero eso no era todo. Corría el rumor de que era una nigromante de la Necravia. Si era cierto y jugaba bien sus cartas, el Dios obtendría una gran concesión de tierra bajo la luz del sol. Y todo por ese inepto de Anaë'draýl. Hacia años que teníamos que haber destruido la Cueva Oscura y ya de paso hacer limpieza en Ereaten y Las Horcas. Pero solo pensaba en el y en el Reino Elfico.¡Por la Diosa! Desaparecidos nuestros enemigos ya no habría peligro para nadie. Pero eso requería un precio, el precio de la sangre. Un precio que hasta ahora solo yo había demostrado estar dispuesto a pagar. Hipocritas. Volví a la realidad cuando el sol se oscureció. Al alzar la vista vi algo magnifico. Un barco volando. Volaba bastante bajo y se dirigía a las montañas. Mi misión era importante, pero podía esperar un poco. Una maravilla como aquella no se veía todos los días. Visualizando el mas seguro punto de aterrizaje, me teletransporte con un hechizo. Cerca había una aldea, cuyos habitantes estaban esperando a la nave. Me eche la capucha y me camufle entre la multitud. El barco no tardo en llegar y aterrizar alli mismo. Ya podia ver como desde la ciudad salian a caballo varios grupos,seguramente guardias. Tardarian bastante en llegar hasta aqui y para entonces al menos yo habria desaparecido de alli. La compuerta empezo a abrirse. Estaba a punto de conocer al dueño que aquel prodigio.

Había procurado quedarme de los últimos, para ver como se desarrollaban los acontecimientos. En este caso no tenia ninguna prisa. Despegamos del suelo quedando solo cinco y supuse cual seria el final de aquellos que no respondieran lo correcto. No había de que preocuparse, aquellos no eran rivales para mi. Y en el caso de que lograran tirarme, podia volar,levitar o teletransportarme. Y llego la dichosa pregunta. Estoy seguro que a lo largo de los años habian escuchado respuestas de todas las clases menos la que yo tenia intención de dar.

-Mi objetivo en la vida esta escrito en las estrellas, en la blanca arena y en la espuma del mar. Pero esa no es la cuestion. Cual es el objetivo de esta nave y que podéis ofrecer a alguien como yo para que se enrole en este precioso barco.

Estaba al borde de la trampilla, posiblemente a una sola patada de acabar estampado contra el suelo o al menos eso debían pensar ellos. La verdad es que ya tenia pensado como contraatacar su posible golpe, esquivándolo y golpeando con mi brazo detrás de la cabeza para lanzarlo a el al vació. Necesitaba acción, pero seguía intrigado por el barco, su origen y su capitan.

El capitán, o al menos el que pensaba que era el capitán, acababa de salvar a los presentes del espectáculo de golpes y fuego que había preparado. No me había dado dado tiempo a verle muy bien, pero estaba seguro de que era un humano joven, Rápidamente una chica me dijo que la siguiera. Llevaba puesta una armadura muy extraña. La nave era una autentica maravilla de ingeniería, pero el hechizo que la hacia volar era aun mejor. Cierto era que seria de la disciplina del Aire,no del Fuego, pero aun así era magnifico. Entonces vinieron los problemas, por que la chica pretendia que me cambiara de ropa. Y no eran unas ropas cualquieras, eran negras con una calavera. Ni en broma iba a cambiar mis ropas por esa porqueria negra. La muchacha me lo ordeno cada vez mas alto, haciendo que dos miembros de la tripulacion se asomaran a la puerta.

-Me niego-fue mi ultima respuesta mientras cruzaba los brazos.

Irritada, salio de nuevo al pasillo mientras los tripulantes me llevaban a punta de ballestas. No pude evitar reirme,pues sus armas no les servirian de nada si yo me enfrentaba a ellos. Y llegamos al puente. Habia estado en muchos barcos y ninguno se parecia a aquel. Lo mas impresionante era el trono donde se sentaba el capitan, que era justo a donde me llevaban,

-Podría hacer arder esta nave en un par de minutos y después incinerar en el aire uno a uno a aquellos que se libren de las llamas saltando al vacio.-dije mientras entornaba una sonrisa siniestra, como queriendo intimidar un poco-Por lo que no, no tendria problemas.

Ademas de decirle mis cualidades también era una advertencia sobre mi poder. No negue ni confirme si era o no archimago, pues lo que habia dicho no era por ser archimago. Yo era un Mago Rojo, un mago que había estudiado en Sol Poniente y había salido con vida. Le mire a los ojos, desafiante. Parecia un buen rival.....para un mago corriente, pero sabia que las apariencias engañan, como los magos del agua. Por ello nunca me quitaba la capucha. Habia demasiados carteles puestos por Ereaten por toda Garnalia con mi rostro, a veces mejor retratados y otras que no me reconocía ni yo.

-Pero eso no creo que sea necesario.

Al nombra a la Inquisición mis puños se cerraron de la rabia que recorría mi cuerpo. Era inconcebible y demostraba que esta panda de piratas eran unos incultos. ¿Como narices iba a ser un mago miembro de la Inquisición? Y mucho menos un archimago. Y mucho menos el hombre mas buscado por ellos.

-Créeme que la Inquisición pasaría por alto todos tus crímenes pasados y futuros si me dejaras caer en Las Piras.

Ya había perdido la cuenta de cual era la recompensa por mi cabeza. Al principio solo eran 2.000 monedas de oro. Luego subió rápidamente a 15.000, para subir a 100.000 apenas un año mas tarde. La ultima vez que lo mire se ofrecía 1.000.000 de monedas de oro, el Reino Azul, un puesto como consejero personal del Rey de Ereaten y el perdón real y eclesiástico de todos los crímenes en vida y muerte. Esto ultimo me hacia gracia, la verdad. 

-No bebo de botellas cuyo contenido no he metido yo.-dije al tiempo que sacaba una pequeña botella de mis ropas

Me habían intentado envenenar demasiadas veces e incluso gasear. Por eso cuando entraba en sitios cerrados procuraba crear una especie de bolsa eterea que separaba y filtraba el aire del exterior del de mi capucha. Por eso, no me la quite.

-Tengo un nombre,antiguo y hostil, que permanecerá en secreto de momento. La Inquisición no es la única organización que me busca. De hecho son pocas las que no me buscan por un motivo y otro.

Entonces di un gran trago a la pequeña botella que había sacado,mientras no le quitaba el ojo de encima. Si descubría que eran aliados de Los Secretos,o de los nigromantes o de cualquiera que osara poner la mano a un inocente o siervo de la Diosa..... Seria magnifico ver tal estructura arder en el aire mientras cae. Digno de una canción del Norte y el Sur.

-¿Tienes amo?¿O eres un simple pececillo en este enorme mundo hostil?

Era claramente una provocación calculada y en la que picaba poca gente,pero todos absolutamente todos dejaban caer parte de la verdad en su respuesta. Aun asi,si era violenta tambien estaba preparado