Penitencia. Tras el fracaso en Parr San Telmo había sido retirado a la Santa Academia y a mi se me había encomendado recibir e iniciar a los nuevos alumnos. Ellos eran el futuro de la Santa Inquisición, pero los sobreviviría a todos. Mi sangre elfa, esa sangre maldita, me mantendría vivo varios siglos mas. Esperaba que fuera suficiente para ver el pendón de la Inquisición y el Reino colgando de todos los palacios del mundo. Ese era mi sueño. Acompañado de dos capitanes me dirigí al patio, donde los novatos esperaban desperdigados en pequeños corros. Indisciplinados, había mucho trabajo por hacer. Golpee con el mango de mi martillo en el suelo, provocando un ruido metálico que se escucho en todo el patio. Todos volvieron su vista hacia mi, sin saber que hacer. Ya aprenderían.

-¡Formar filas!¡Rápido!-gritaron mis capitanes mientras me adelantaban y empujaban a algunos que se quedaron rezagados.

Era un grupo variado en edad,clase e incluso origen. Ereaten,Zhante, el Norte,..... Costaría bastante hacerlos trabajar en equipo y que no surgieran los problemas habituales. Las peleas estaban bien. Separaban a los fuertes de los débiles, pero ahora necesitábamos soldados urgentemente y no podíamos permitírnoslo.

-¡Hace varias semanas,los heraldos de la Santísima Inquisición llevaron a cada rincón de Garnalia un mensaje!¡Este era una llamada a las armas!-empece mientras me colocaba enfrente de todas las filas y sacaba un pergamino.-¡Unos sois ladrones y otros asesinos!¡Algunos sois de noble cuna y otros a lo mejor también!¡Eso ya no importa!

Alce mi martillo hacia arriba, apuntando a lo mas alto de la Academia. Allí hondeaban los pendones de la Inquisición, del Reino y la Iglesia  en medio.

-¡No os voy a mentir, no todos sois iguales!¡Algunos habéis aprendido de los mejores maestros!¡Otros no sabéis ni siquiera levantar correctamente el cuchillo de cortar el pan!

Entonces me pareció oir una risa fugaz de entre la multitud. Mi fino oído recortado le localizo rápidamente. Deje el martillo de pie en el suelo y me adentre en las filas. Todos se apartaban antes de que yo llegaran a su altura. Buenos chicos. A lo mejor no eran tan malos como  aparentaban. Agarre al infractor de la pechera y lo levante en el aire. Reconocía el escudo que tenia en el traje. Casa Goldwin, de la Acacias.Era una familia que se habia hecho muy rica a costa de dar prestamos al reino. Odiaba a los usureros. Sali de la formacion con el aun por encima de la cabeza y lo tire frente a uno de los capitanes.

-Azotarle. Y que llegue al hueso.

El muchacho empezó a pedir clemencia mientras era arrastrado hacia las mazmorras por mi capitan. Cuando dejaron de escucharse sus gritos volvi al frente a inspeccionar a la tropa. Para mi eran poco mas que enanos y estos poco mas que pulgas.

-¡Como he dicho,no todos sois iguales!¡Para mi hay dos grupos:los que valen y los que no!¡No lo olvi..!-entonces me pare en seco. La mayoria se les notaba miedo en la cara, pero había uno que no. Me recordaba a alguien,pero no sabia a quien.-¡Tu!¿Quien es tu padre?

La Santa Academia no era como me esperaba, se lo comenté a mi padre, que me acompañaba envuelto en una capucha y me respondió alegando una sola palabra: Titus. No le entendí, iba a pedir más información cuando un gigantón dió un martillazo e hizo oir su voz lanzando varias órdenes al pelotón. Mi padre me susurró al oido que le hiciera caso un rato. A regañadientes me coloqué en una de las filas y mi padre se ocultó a mi espalda, era más bajo que yo, después de todo, era medio enano.

Entonces ocurrió, el señor del martillo me vió y se detuvo en seco. En mis facciones apareció una media sonrisa mientras mi padre tomaba la palabra:
"-Creo que esa no es forma de dirigirte al hijo de un viejo camarada, Titus.-se quitó la capucha y dejó caer su túnica quedándose en una armadura de cuero de la inquisición, donde debería haber un brazo derecho no había nada. Los que conocían la leyenda de mi padre enmudecieron."
-Soy hijo de Jean Paul, maese Titus-especifiqué y seguí dejando hablar a mi padre.
"-Y mi hijo viene a registrarse como maestro, pero para serlo, antes tiene que registrarse como alumno. Cuando den las 12 campanadas del mediodía, mi hijo pasará a ser un maestro. Su madre y yo le enseñamos, sabe todas las técnicas inquisitoriales y piratas, sabe hacer y utilizar cosas que yo no podría. Si es verdad que en mi nombre se escribió una historia, soy modesto al afirmar que sobre el de mi hijo una leyenda puede yacer, una leyenda como la tuya, querido Titus"

-¿Maestro? Entonces es que tiene un buen nivel de lucha. Vamos a comprobarlo- dije mientras me daba la vuelta y recogía mi martillo.-Dejad vuestros macutos y armas en el suelo. Tenéis versiones de madera en las paredes.

No me había gustado para nada que comparara a aquel niño conmigo.  Puede que tuviera potencial y disciplina, pero no había llevado a la victoria a la Inquisición en mil batallas como yo. No era nadie,solo el hijo de un héroe. Me coloque junto a una de las paredes junto a mi capitán y observe como los reclutas cogían sus armas. Espadas,mandobles, incluso un par de lanzas de madera sin punta. Los arqueros y ballesteros cogieron dagas cortas como las que usarían en combate cuerpo a cuerpo.

-Bien. Es un todos contra uno. Nada de golpes bajos ni a los ojos. No queremos perder gente el primer día ni dejarlos inútiles. Por lo demás, sois libres de actuar. Demuestra lo que vales, futuro maestro.

Se formo un corro alrededor del muchacho, como en las peleas de los pueblos. Vi como algunos,mas astutos, se quedaban en segunda linea. Nobles. Seguramente querían que se desgastara con los plebeyos que no tenían ni idea para luego ir ellos. Lo que mas me sorprendia es que no estaban juntos, sino bastante separados. Ellos serian los futuros sargentos y capitanes de la Inquisición y esperaba que en San Telmo. La turba, poco ducha en el arte de la lucha se abalanzo sobre el evaluado. Tres ya estaban a distancia de ataque.

Rolearé en 3ª persona:


-No lo entiendes, Titus. Míralo, usa visión de aura sobre él y sobre su equipamiento. No es un brujo, no es un mago, no es un demonio. Ahora quiero que veas lo que es capaz de hacer y no hay ciencia capaz de ello.-dijo Jean Paul mientras su hijo se preparaba.

Mientras Lev se preparaba tocó la cruz de piedra de Dios que llevaba colgante en su pecho y la apretó contra el mismo y la palma de su mano.
Cogió una larguísima cuerda de su macuto se la tendió a un escudero para que con ella rodease toda la zona de combate que le indicase Titus.
Se puso su túnica de combate con las pociones en su correcto lugar y observó el campo de batalla. Sonrió. Cuando vió que varios llevaban armaduras de metal no pudo evitar reir.
Esperó a que el corro se formase a su alrededor y justo cuando comenzaron a acercarse se preparó.
Activó un botón en su extraño escudo cuadrado y éste se volvió más alargado que ancho al alargarse unas placas, cargó con él hacia los 3 primeros que le atacaron y de un golpe del mismo en el abdomen los tiró hacia atrás. Giró sobre sí mismo y lanzó el escudo hacia delante, golpeando a alguien más.
-¡Ego invoco te Marium Rede!
Una red de 10 metros cuadrados nació de sus guantes y se extendió para luego caer aprisionando a 4 soldados. Su tacto resultaba extenuante y paralizante, como una picadura de medusa constante.
Abierta una brecha en el círculo, Lev corrió aprobechando el desconcierto y el hueco libre hasta uno de los cubos de agua de mar que habían sido usados para limpiar. Accionando uno de los botones de su guante unas gotas de líquido azul marino intenso calleron sobre el cubo. No pasó nada, tan solo esperó a que sus oponentes se acercasen más.

-No lo entiendes-repitió-Mi hijo es un elegido del Señor.

Mientras su padre pronunciaba esas palabras, Lev sin conocer esa verdad sobre si mismo y ajeno a la conversación que ocurría a considerables metros de él pronunció su sentencia mientras el agua del cubo se removía a sus pies:
-Ego invoco te oh Marium Potestas.
Entonces, el agua del cubo pareció estallar y dió un latigazo que tumbó a varios soldados, siguió corriendo y salpicando hasta encontrarse con otro cubo el cual también se volvió vivo extendiéndose así por todos los cubos hasta formar una considerable masa de agua.
-Tempestas.
El viento comenzó a enfurecerse y a estorbar a los oponentes de Lev, al cual no le afectaba ni éste ni los azotes del agua que comenzaban a ser verdaderamente intensos limpiando de vez en cuando un grupo de atacantes. Más allá de la cuerda el agua no parecía llegar, al acercarse a esa zona, como si fuese una orilla se amansaban y ni llegaban a tocarla: tenía arena de mar y de desierto en su centro.
Sin vacilación, Lev se acercó a aquellos que ya se habían repuesto del sobresalto y a los que había aislado a consciencia: los de la armadura de metal, unos 10. Desenvainó sus dos trabucos y pronunció de nuevo algo en latín mientras éstos brillaban con luz dorada:
-Ego invoco te oh bona Fortuna.
Disparó y la bola rebotó en cada uno de los atacantes los cuales calleron al suelo por el potente golpe en el pecho, quedando la mayoría fuera de combate. Envainó las pistolas y desenvainó sus dos sables curvos. Esperando en una postura felina el ataque de alguien más. Se removió inquieto, le dolían los brazos y la espalda horriblemente de lo que hizo con el escudo.


FUERA DE COMBATE: al menos 2 de lo del escudo, los 4 de la red, el agua deja fuera de combate a al menos 3 cada turno(romper la cuerda no sería beneficioso puesto a que ésta también azotaría a los demás en sus continuos viajes, decir que son unos 70 litros provenientes de 10 cubos de 7 litros y se mueve de forma aleatoria y en masa), los disparos han dejado fuera de combate a al menos 6 y aturdidos al resto.
En negrita + cursiva= uso de habilidad de Infante

-¡Basta!-grite mientras golpeaba mi martillo en el suelo.-Puede que sea un elegido de Dios,Jean, pero yo no lo eligiria ni para traerme el desayuno.

Esos pobres chicos no habían tenido ni una sola oportunidad. Ese chico tenia buenas actitudes de para el combate. Pero tenia un defecto muy grande, le falta disciplina. Había sido claro, que dejaran todas sus cosas y cogieran armas de entrenamiento. El no lo había hecho. Eso en el combate podía ser bastante peligroso. Lo habia comprobado recientemente en Parr. Si hubiera contado con mas miembros de la Inquisición, con mas Ordenes la victoria hubiera estado asegurada.

-Eres muy independiente y eso no es lo que buscamos en San Telmo. Los demás, enhorabuena. Ya estais dentro de la Orden de San Telmo y la Santa Inquisición.- dije mientras levantaba el martillo en alto.

Aquellos que aun estaban en pie o al menos no estaban totalmente fuera de combate levantaron sus propias espadas, profiriendo un grito de jubilo. Ellos serian los capitanes que llevaría a Parr cuando acabara la tregua. Ellos serian quien empalarían a cada hombre y luego los prendería fuego. Recogieron a los inconscientes y siguieron a mi capitan que les llevarían a los barracones. Ahora solo quedaba ver que hacia con el hijo de Jean. No le iba a admitir. Tendría que bajar el mismo Dios y ordenarmelo. Bueno, había una solución.

-Por respeto a tu padre no te voy a echar de la Santa Academia y la Inquisición. Te enviare como guardaespaldas del Cardenal Marco Gladius. Es todo lo que puedo hacer por un hombre que sacrifico tanto por la causa de Dios.

Me extrañé cuando Titus detuvo la pelea y lo miré muy extrañado, bueno, de todas formas no quería entrar en San Telmo, tan solo quería sorprender y creo que lo hice porque toda la Academia parecía haberse movilizado, sacerdotes santiguándose y rezando al milagro divino y corriendo hasta el despacho de Marco a llamarlo para que viniese y contarle todo lo que habían visto, muchos fueron los que acudieron a por él y a diferentes tiempos, informándole e instándole a venir.

Me acerqué a Titus que se había metido dentro del círculo para parar la pelea(las aguas ya estaban calmas) y, plantándole cara añadí:
-Soy independiente, sí, soy capitán  de barco, no miliciano. ¿Por qué entrenar a unos hombres como ejercito cuando uno solo de ellos puede vencer a una división?. Nuestros enemigos son los diablos y los diablos luchan solos. Tantas derrotas continuadas, tanta vergüenza y muerte, quizás debamos combatir el fuego con fuego y si muere alguien que solo sea uno y no todos los soldados. Me extraña que no te hayas fijado en ello con tantos años como llevas sirviendo a Dios. Y no les he hecho ningún daño, solo están tumbados o inmovilizados, no han recibido heridas importantes-cuando me percaté de que empezaban a recoger a los inconscientes grité:-¡ESPERAD! -mis ojos tormentosos se clavaron en los de Titus mientras en el cielo antes limpio comenzaban a oirse relámpagos (OFF: a causa de la habilidad). Saqué una daga rápidamente pero antes de que cualquiera pudiera detenerme quizás pensando que iba a atentar contra el gigante, produje una herida en mi brazo. La sangre brotó y cayó al agua que había en el suelo mientras pronunciaba:

La tormenta se apaciguó y un rayo de luz brotó desde las nubes, iluminando el terreno.
El agua manchada por mi sangre se mezcló con el resto y fue llegando a todos los alumnos caidos. De repente se sintieron mucho más fuertes y se levantaron rápidamente con un resplandor dorado momentaneo, todos ellos me miraron.
-Ahora ellos están totalmente recuperados, preparados para tu entrenamiento, Titus. No les iba a pasar nada, sé cómo tratar a mis compañeros. No como otros.
Uno de ellos se acercó a mí y me preguntó:
"-Cuál...¿cuál es tu nombre? "-dijo mientras sonaban las 12 campanadas del mediodía.
-Mi nombre es Lev, Lev' Íäthan. Y ahora-la última campanada sonó- También soy Maestro-dije, solemne y sin saber lo que estaba haciendo el jóven.
Hizo una reverencia.
"-Pues, saludos mi Capitán y Maestro Íathan, mi nombre es Ulises"-se acababa de declarar seguidor mío, no podía creerlo
Los cuatro que seguían encerrados en la red y que pudieron verme durante toda la lucha dijeron al unísono:
"-¡Capitán, Capitán, Capitán!"
Puse mi mano sobre el hombro de mi segundo de a bordo y entonces sus ojos brillaron aún más en dorado por unos momentos y, como preso de un poder divino.
-Saludos primero de a bordo, Ulises, por favor, ve a recoger a tus compañeros y la cuerda.-primero cogió la cuerda que se la dió a mi padre, el agua se extendió hasta perderse.
En esos momentos su fuerza era mayor a la normal y tan solo con su dedo índice levantó la red la cual se disolvió en el aire mientras los demás seguían asombrados.
-¿Cuales son vuestros nombres?-pregunté.
Una vez los dijeron, me giré hacia Titus y sin mediar palabra me dirigí junto con mi padre para ver a Marco.
Pero no fue necesario buscarlo, ya había llegado y estaba entrando en el lugar seguido por un séquito de guardaespaldas y sacerdotes que no paraban de señalarme.

-¿Te crees con poder de destruir una división de enemigos por vencer a unos novatos?-le dije mientras le paraba con una mano-¿Cuantos años tienes?¿20?¿25? No creo que muchas mas y en ese tiempo no creo que hayas participado en muchas batallas. Yo tengo 595 años y desde los 110 he combatido a bandidos,herejes,magos y demonios. No son pocas las veces que he conducido a mi reino o a esta institución a la victoria y casi nunca a la derrota. Seguro que hablas de mi reciente derrota en Parr o quizás en la derrota de la Reina en el Lago. En ambas fuimos derrotadas por lo mismo:la indisciplina. En Parr la de los voluntarios, en el Lago la de unos mercenarios. Cuando somos UN ejercito con UN mando y UN propósito, la victoria esta asegurada. Así ocurrió en Zhante. Yo comandaba la tropa y Marcus Caesar y sus hombres disciplinados cumplieron con su deber como el Ejercito de Krom y San Telmo. Esa es la clave de la victoria y por lo que no puedes entrar en una Orden como San Telmo. Respeto mucho a tu padre y no quiero que acabes como ese zoquete que se ha reído antes. Algún día lo aprenderás. Mientras, espero que aprendas a respetar las canas de los que llevan mas tiempo que tu en la Inquisición.

Entonces me volvi a cinco reclutas que habían decidido seguir al hijo de Jean.

-En cuanto a vosotros, os inscribisteis en San Telmo y habeis sido admitidos. Por las Sagradas Leyes de la Inquisicion perteneceis a mi Orden. Por mi parte no quiero tener entre mis hombres a quienes alaban la inexperiencia y la falta de respeto,por lo que no pienso hacer nada para evitar que le sigáis. Pero que os quede claro, mientras esteis con el nada os pasara pero si algún dia os quedáis solos en una taberna o en un burdel, cualquier inquisidor podrá ajusticiaros por deserción. Esa es la ley.

Mire a Marco y le salude con la mano en el pecho e inclinando la cabeza. Acto seguido, me dirigi a los barracones para comenzar la instrucción cuanto antes.