Mide 1'69 metros, y pesa 69'8 kg. Esta en mala forma física, es débil, aunque ni delgada ni con sobrepeso, solo no tiene fuerza. Viste con un quimono gris, y va descalza. Tiene el pelo blanco como la nieve, corto, con dos mechones que le llegan a media espalda. Tiene manos de pianista (Dedos largos y ágiles), lo que le permite mover sus abanicos y otras armas rápidamente.

Calmada y serena, Iku nunca ha sido de dar rodeos. Si tiene que decir algo lo dirá, y no tolera que le falten el respeto. No se enfada muy a menudo, es prácticamente imposible hacerla enfadar, pero si lo haces, probablemente desate tormentas y vendavales contra todo el que tiene alrededor. Anda en busca de una forma de controlarse, porque no le gustaria hacer daño a los que tiene alrededor por una rabieta.

Justo cuando nació Iku, estaba lloviendo, y ella lloraba. Parecia que la lluvia y los truenos no iban a acabar, pero cuando ella se durmió, salió el sol. Era curioso como a los tres años, en un estornudo, electrocutó de forma no mortal a un viajero que pasaba cerca de su casa. Esa chica tenia un don, y todo el mundo que la conocia lo sabía. No porque se lo contara ella. La razón era, que siempre pasaba algo fuera de lo común cuando estaba ella. A los diez años, la pobre niña no tenia amigos, sus padres no dejaban que fueran con ella, así que jugaba sola, haciendo remolinos de hojas y cosas por el estilo. Era una vida normal y aburrida, así que a los 15 años, se escapó de casa para vivir aventuras. De todas formas, no había absolutamente nada que la reteniese a ese lugar. Por el camino, vio muchas cosas, magos, guerreros... Bestias que casi se la llevan por delante... Tenia que defenderse de alguna forma. Empezó con dos trozos de madera que "encontró" en una aldea, las usaba para canalizar el aire. Poco a poco, fue cambiando y tallando los materiales, hasta quedar los abanicos que usa hoy en dia. Ahora, con 19 años, esta dispuesta a ir a una escuela de magia, pues sin entrenamiento adecuado no cree que pueda avanzar.