El Fuerte Lanzanegra ese día había despertado atareado, no había muchos hombres defendiendo el lugar debido a la guerra, parecía vació, no había barcos, no había mercaderes, ningún dragón, no había apenas guerreros, todos estaban en la guerra que se avecinaba, pero aun había trabajos que hacer. Así que Santiago había enviado misivas a todas las escuelas libres para que enviaran aprendices a realizar dichos trabajos, pero debido también a las guerras solo podían permitirse personas muy jóvenes y sin demasiada experiencia.

Ese día había una chica nueva, una recién llegada de la Torre que Narshell había enviado para ayudar en el fuerte. La joven se presentó en el castillo y buscó a alguien que la ayudara a encontrar algún trabajito. En un pequeño despacho construido recientemente en madera debido a que las puertas del castillo estaban cerradas salvo para los aprendices que deseaban estudiar. Dentro de dicho habitáculo había un hombre anciano, un mago consagrado de la Escuela del Lago que ya llevaba muchos años con el Mercader, era de hecho el sanador de más alto rango del fuerte, pero debido a su edad Santiago había decidido que no les acompañara y se quedara al mando de su fortaleza.

La joven se acercó a él y le tendió la nota que su superior en la Torre le había dado, el anciano la leyó tras buscar unos anteojos, la miró y tras guardar la nota dijo:

- Bien jovencita, tu trabajo es sencillo, debes buscar unos barcos pesqueros que han robado unos ladronzuelos al norte del fuerte, siguiendo el río -.

Tras unos segundos después de pensarlo Asuka aceptó y se dispuso a irse pero algo la detuvo, dos figuras humanas pasaron a ambos lados a toda velocidad, se giró y vio a dos chicas de catorce y quince años que le daban más cartas al anciano, cuando se dispusieron a irse dicho señor las cogió de las camisas y les dijo:

- Vosotras dos, gamberras... acompañareis en esta misión a esta jovencita -. Ambas le miraron con una sonrisa de oreja a oreja y dijeron al unisono:

- ¿De verdad? -. Él asintió y las dejo irse. Ambas se acercaron a Asuka y la miraron de arriba abajo, la joven maga se sintió algo abrumada pues ambas aunque fueran jovenes medio-elfas parecían bastante aguerridas. Tras darle el visto bueno la llamaron con la mano y comenzaron a andar mientras se presentaban.

- Mi nombre es Kirina, y esta es... -.

- Ninat, somos las mensajeras de Fuerte Lanzanegra -. Acordaron ir a la casa de las chicas para que se preparan.

Asuka había puesto camino hacia el fuerte Lanzanegra siguiendo un mensaje de enviar a aprendices a realizar trabajos. Decidió ir pues eso le otorgaría experiencia y le serviría para practicar sus habilidades. Una vez estuvo allí se presentó frente a un anciano al que le entregó una carta que traía consigo desde la Torre. Tras esto, dicho anciano le indicó que tipo de trabajo tenía que realizar. Al parecer unos ladrones habían robado unos barcos y su trabajo era recuperarlos. Asuka aceptó el trabajo pues sería algo emocionante si tenía la oportunidad de batirse con aquellos ladrones.

Cuando estaba a punto de marchar y empezar su misión, dos chicas pasaron por su lado a una buena velocidad y le entregaron una carta al igual que hizo ella. Al parecer tenían la misma misión puesto que el anciano les dijo que acompañarían a Asuka, lo que a ella le parecía perfecto y parecía ser que a las chicas también. La primera de ellas se presentó como  Kirina, y la segunda como Ninat. Asuka hizo lo propio.

-Yo soy Asuka, encantada de trabajar con vosotras-

Tras las presentaciones pusieron rumbo a la casa de las nuevas compañeras de Asuka para prepararse para la misión. Mientras caminaba iba observando los alrededores pues era la primera vez que se encontraba en ese lugar. Tras un buen rato llegaron y entraron en la casa. Asuka aprovechó para limpiar sus espadas y una vez secas las enfundó.

-Bien yo estoy lista, cuando digáis partimos-

En el tono de voz de Asuka se podía notar la emoción que le causaba la misión que estaban a punto de emprender, desde el puto de vista de la chica, con un poco de suerte tendrían que enfrentar a los ladrones para recuperar los barcos.

Al llegar a la casa las tres chicas entraron y cada una se dirigió a una habitación, a los pocos minutos se escuchó a Kirina gritar:

- ¡Mama! -. Instantáneamente se contestó su hermana.

- No esta Kira, toma -. Como si de una conexión mental se tratara la mestiza castaña salió de su cuarto y le tiró a su hermana desde la puerta un cepillo y una cinta para el pelo, volvió de nuevo y tras varios minutos salieron ataviadas con una armadura nórdica de placas de acero y cuero. Asuka quedó algo impresionada porque ambas debían haber costado mucho dinero pero eso no era todo pues cuando salieron al patio Ninat agarró dos espadas gemelas de acero enano que guardó en la zona inferior de su espalda. Por su parte, Kira recogió una espada bastarda elfica que por su tamaño la joven manejaba como un mandoble, se guardó el filo en una correa de su espalda y miraron a Asuka que llevaba ropa de viaje, ambos se miraron y se dirigieron a un cuartillo del que sacaron una armadura de cuero algo usada pero firme.

- Toma Asuka, esto es para ti -.

Tras vestirse la joven las tres salieron de la casa en el momento en el que entraba una elfa hermosísima con un pelo rubio plata y unos ojos azul oscuro. Las dos niñas se acercaron corriendo a ella y dijeron:

- Mama, tenemos una misión -. La elfa las miró algo sorprendida, seguidamente su mirada se posó sobre Asuka, sabiendo lo que estaría pensando las niñas tendieron una carta a su madre en la que se explicaba todo lo que tendrían que hacer, la madre enarcó una ceja pero asintió y les dio una gran cantidad de pan y algo de queso.

- Tened cuidado, las tres, los ladrones son cobardes pero solo sois niñas, traed los barcos y manteneos a salvo -.

La elfa suspiró y abrazó a sus hijas, al pasar junto a Asuka le acarició la cara con suavidad y entró en la casa. Tras ese acto las tres se dirigieron a la salida norte del Castillo donde dos guardias les abrieron la puerta con una sonrisa en los labios, debían de conocerse todos allí. Al llegar fuera Ninat preguntó:

- ¿Hacia donde? Asuka -.

Una vez las chicas estaban preparadas, le ofrecieron a Asuka una armadura de cuero, ya que solo llevaba ropa de viaje, por lo que aquello le venía bien. Asuka les agradeció mientras se la ponía, una vez hecho se dispusieron a salir de la casa cuando entró una elfa rubia muy hermosa que al parecer era la madre de las dos chicas. Esta les advirtió de que llevaran cuidado demostrando preocupación por las tres, tras lo que abrazó a sus hijas y acarició a Asuka, la cual la notó cálida y confortable, tras esto se pusieron en marcha.

Salieron por la puerta norte del castillo tras lo cual Ninat le preguntó que dirección deberían tomar. Asuka sacó un mapa que por suerte había traído consigo y empezó a pensar en la mejor elección. -Veamos, si fuera una ladrona de barcos, ¿donde los escondería?- comentaba en voz alta mientras observaba detalladamente la parte norte del mapa pues era por aquella zona donde debían encontrarse. Tras unos momentos se percató que no muy lejos de allí había señalizado un pequeño lago rodeado por montañas. Lo más probable es que estuvieran allí, aunque sería un inconveniente que esos ladrones siguieran allí pues solo había un acceso.
Tras obtener la información deseada se la transmitió a sus compañeras.

-No muy lejos de aquí hay un pequeño lago, el cual se encuentra rodeado por montañas y solo existe un camino para acceder, cabe la posibilidad que ese sea el lugar que buscamos, ¿os parece si buscamos en ese lugar?-

Una vez tenían su destino fijado, se pusieron en marcha, no tardarían más de 10 minutos andando por lo que debían prepararse por si se topaban con los ladrones. Asuka estaba realmente emocionada ante la posibilidad de tener que enfrentarse a esos individuos ya que si no, la misión iba a resultar, si bien más fácil, más aburrida, y ya que iba a hacerla de todos modos, mejor tener un poco de diversión.

Finalmente llegaron a la entrada del camino por el cual se accedía al lago, Asuka sacó sus dos espadas y se puso en guardia. -A partir de aquí deberíamos estar alerta, podrían atacarnos en cualquier momento, o eso espero- dijo Asuka soltando una pequeña risa de emoción.

-¿Estáis listas?-

OFF:

Las tres chicas llegaron al lago, todas desenvainaron y se introdujeron en la zona, todo parecía tranquilo y no había muestras de vida salvo algún conejo escurridizo o un pez saltarín, caminaron unos minutos hasta que alcanzaron una orilla arenosa, en las que había un pequeño muró muy erosionado, en el centro del lago había una torre semi-sumergida, Ninat cerró su ojo derecho y Kira hizo lo mismo con el izquierdo. Asuka sintió una extraña brisa, cargada de algo mágico, cuando pasó ambas chicas se levantaron, cada una tenía el ojo de un color y al mirar a su alrededor en busca de cualquier indicio de los ladrones realizaban movimientos muy coordinados y simétricos con la cabeza. Cuando hablaron lo hicieron exactamente al unisonó.

-  Aquí no hay nadie Asuka investiguemos esa torre ¿Sabes nadar? -.

Ambas chicas cerraron de nuevo los ojos y al abrirlos volvieron a encontrarse con ambos iguales, Kira se acercó a la orilla y tocó el agua, estaba algo fría pero nada que pudiera hacerlas resfriar, se quitaron las armaduras y las ataron a unos troncos que ellas mismas hicieron flotar mientras nadaban hacia la torre, esa táctica se la enseñó su padre y permitía a los soldados nadar sin hundirse por el peso de su armadura, bien es cierto que perdían tiempo en volvérselas a poner pero al menos no morían ahogados. Al llegar a la torre se volvieron a poner la armadura mientras esperaban a Asuka[/color][/color]