Llegué a la Fortaleza y me tumbé sobre la cama después de haber hecho tan largo viaje.Miré el lugar.No era nada del otro mundo:una cama de sábanas azul muy oscuro,una mesilla de noche,un armario y un escritorio.También había una puerta que llevaba a un pequeño baño.Cogí mi bolsa y ordené todo.Me senté sobre la cama y saqué mi espada:Clark Ken.Decidí tumbarme sobre la cama y dormir un rato,pero no conseguí conciliar el sueño.Así que decidí sacar un cuaderno y ponerme a dibujar un buen rato,hasta que ya no quiera más.

De repente,oí la voz de Arwin en mi mente,que me decía:
«Nos vemos en una hora en la entrqda de la Fortaleza,¿de acuerdo?»
Me sorprendí un poco,pero en seguida reaccioné y le respondí:
«De acuerdo,allí estaré Arwin».
Empecé a remover cosas,buscando.

Conseguimos hacer el hechizo de teletransportación antes de que alguien interviniera. Me fijé en el lugar donde nos teletransportamos y resultó ser una de las habitaciones de la Fortaleza de Aressher, la habitación de Maddie.

Tori seguía debajo de mi y yo apuntando a su cuello con mi katana. Miré a Robin y a Maddie que tenía una cosa...la pelirroja, que me había lanzado una flecha cuando estabamos en el sótano de la Torre, sobre su espalda y me levanté dejando a Tori que se calme un poco.

-Hmm, supongo que tu eres la hermana de Arwin. No os pareceis en nada. -le dije a la pelirroja.
"Por suerte, estoy en la misma situación con esa idiota", pensé.

Me había teletransportado a mi habitación, y por un golpe de mala suerte, me había llevado a la pelirroja conmigo. Arwin me había hablado de ella, había resultado ser su hermana. Realicé sobre ella el hechizo de teletransportación y la envié a la habitación de Arwin.
-Tu hermana está asustada-le comenté a Shana-. Pero es normal, teniendo en cuenta que te la has llevado de la Torre, y estamos en la Fortaleza de Aressher. La pena es que, nadie ha podido evitarlo-le dije, mientras sonreía.
Miré a Robin. "Nos tenemos que ir", le dije por mis telepatía.
-Bueno, Shana-empecé-. Ha sido un placer conocerte, pero me tengo que ir con mi manada, soy la hembra alfa. Nos veremos en unos días-concluí.
Realicé el hechizo de teletransportación y desaparecimos de allí Robin y yo.

-Igualmente. -le respondí a Maddie a su penúltima frase que me dijo. -Adiós.
Hizo el mismo hechizo que hicimos para volver a la Fortaleza y ella y Robin se teletransportaron de ahí a quién sabe donde.

-Bueno querida hermana, tú te vienes conmigo.-le dije a Tori agarrándola por el brazo y la levante del suelo.
Me miró con confusión, miedo y odio, lo que casi me provocó una sonrisa, pero claro, no iba a aflojar las cadenas de mi corazón aunque perdería la vida por ello.

Salimos de aquella habitación y fuimos a la mía.

Por fin en casa. Después de salir de Ënawe, había pasado por el Desierto Eterno, me había encontrado con Adham y después de haberme transformado, me había ido de Aleketh y me vine hacia aquí. Había sido mejor, había tardado menos que a pie. Y lo mejor, esta noche y mañana transformada otra vez. En fin. Entré en mi habitación y dejé la mochila dentro de un cajón, no sin antes haber sacado las cosas que llevaba y guardarlas. Me miré en el espejo.
-Vaya, qué pelos-murmuré.
Entré en el baño a ducharme y salí ya cambiada y secándome el pelo. Me lo cepillé y lo sacudí. "Mucho mejor", pensé. Me tiré en mi cama y me dormí un rato. Cuando me desperté, me levanté y rebusqué en el bolsillo de mi pantalón el colgante que robé ayer. Fui al espejo para ponerme este. Cogí el bastón de madera y me teletransporté a la habitación de Arwin para dejárselo. Después, fui a la de Shana. A ella le dejé otro colgante, esta vez de color azul oscuro, con una forma ovalada, en una cajita roja pequeña. Me dirigí de nuevo a mi habitación y miré el cuaderno que reposaba sobre la mesa, un bloc de dibujo. Lo cogí y miré lo que había: lobos, lobos, lobos, árboles, bosque, desierto, lobo. Cogí un lápiz y dibujé cuatro lobos, que se correspondían con Nash, Robin, Zira y yo. Después, cogí un libro y me puse a leer.