Mi cliente había llegado, oí sus pasos retumbar en la fría y dura piedra mucho antes de que golpease el portón con fuerza. De verdad, ¿que les pasa a estos humanos? tienen más ansia por golpear cosas que mi padre cuando se ha bebido 10 barriles de aguafuerte.
Con un suspiro me acerqué a la palanca, la cual activé, y me puse esperando expectante a que las puertas se abrieran.
Su complejo mecanismo hacía girar ruedas de pinchos, moviendo engranajes y cadenas, para primero soltar la viga que evitaba que la puerta fuese abierta. El invento podría ser increible e inimaginable, pero a mí lo que más me sorprendía de todo ello era el toque mágico que le había dado Caudicus, haciendo que todo ese complejo y aparatoso mecanismo sonase tan solo como el débil zumbido de una aveja.
¡Qué cosa tán maravillosa eso de la magia! Pero cómo odiaba a los elfos y sus remingos.
Una vez la puerta se hubo abierto, saludé a Kvothe con la mano:
-Saludos Kvothe-Caudicus se acercó por detrás mía portando en sus manos algo envuelto en seda blanca que parecía emitir un resplandor carmesí- Antes de darle su pedido, me gustaría ver mi parte del trato.

Cogí el pergamino que me tendió Kvothe, lo abrí y lo comprobé por activa y por pasiva. Se lo tendí a Caudicus el cual me dio también el colgante el cual se lo tendí con sumo cuidado y delicadeza a mi cliente:
-Confeccionar el artefacto en sí ha supuesto todo un reto, pero al final conseguimos hacer que el cristal se regenerase, sin embargo, para ello hemos añadido un sistema manual. Cada mañana, deberás ponerle un poco de arena, normal, no es muy dificil de encontrar, está en todas partes.-moví mi mano alrededor.-En esta parte de la rosca-desenrosque la parte del colgante que estaba al lado de la cadena, el botecito donde había un brillo carmesí aún no estaba lleno de sangre, pero aún así, este estaba aislado de la arena, para que no se callera, había un pequeño espacio donde debía echarle arena. Cogí un poco del suelo y se la eché. Cerré el recipiente y se lo tendí.-Pero lo más dificil de todo ha sido cómo hacerlo sin activarlo, puesto que solo funcionará con la sangre de la persona que lo use la primera vez. El mecanismo es complejo, pero se resume de forma bastante fácil. El colgante en sí aporta dos litros de sangre al mago cuando lo rompe, una vez acaba el efecto, parte de la arena se convertirá en cristal, y se llenará con un poco de tu sangre, lo que coja ahí, vamos. Para volverlo a usar, deberás dejar que siga reponiendose, porque éste comenzará a usar tus energías de forma paulatina para conseguir recargarse. Esto no supondrá un gran problema para alguien como tú, sin embargo, para evitar sustos, te recomiendo dos cosas: Uno, come más de lo normal cuando creas que lo vallas a usar. Dos, lleva contigo siempre algo de azucar, en el caso de que te de una bajada de azucar es lo más rápido, o antes de una batalla imprevista, puesto que así no tirará de tus propias energías para recargarse. -le tendí el colgante, pero lo retiré.-¿Entendido?-se lo volví a tender.