Me materialicé en la sala de mi antiguo Maestro(yo era el único que podía hacerlo, ni siquiera aquel Enmascarado podría). Noté como la mágia se encontraba más viva y burbujeante puesto que la habían revelado para despertar al dragón que había en Yandrack.
Las barreras de aquella sala prohibida no existían para mí. Las puertas mágicas se abrían a mi paso sin esfuerzo.
A la salida, el enano me estaba esperando con un objeto muy largo envuelto en una seda extraña en sus manos.
-Saludos Ykeon, creo que tienes algo que me pertenece.

Le hice una pequeña reverencia al nigromante más sabio del mundo:
-Mis respetos, Tahros antiguo duque de la Casa del Trueno. Y sí, esto es para usted-dije tendiéndole el báculo envuelto en aquella extraña seda, poblada de runas:-Tiene unas runas tan atiguas que ni yo ni Caudicus hemos conseguido descifrarlas. Creo que te gustará saber su historia...
El nigromante asintió y le tendí una silla para que se sentase:
-Todo empezó justo el día de antes de la transformación de Yandrack. Me desperté tras escuchar una frase. Esa frase me persigue últimamente. Y esta mañana justo, en lugar de la típica frase, oí: “Tahros” y al despertar, apareció esto apoyado en mi puerta-se lo tendí.

El enano me dió el báculo. A mi tacto, las runas se iluminaron y se comenzó a desliar solo mientras sonaban unas palabras en el aire que tan solo yo conocía:
-Este báculo es mi regalo para felicitarte por aprender a usarlos y para reemplazar el anterior. Dale la bienvenida al Consumidor-Tras un estallido de la magia más arcana apareció un bastón rebosante de runas y magia. Lo cogí y sentí en el un poder diferente al que rompieron aquellos dos estúpidos. Un poder al que podría sacarle mayor partido. Y lo mejor de todo: solo yo podía portarlo. -El Maestro está vivo...-dije mientras estudiaba su regalo.
El enano asintió.
-Me he de marchar, enano. Salve Ykeon el herrero de los Dioses.-hizo una reverencia y añadió algo más:
-Y Tahros, sigue al Juez.-dijo con una voz que no le pertenecía, era la voz de mi Maestro.
-No hace falta que lo digas, él apareció ante mí. Adiós Maestro, donde sea que estés.
Desaparecí con el báculo en mano.


OFF: El Consumidor: éste báculo tiene la cualidad de si su portador rompe un hechizo con éste en mano, el mago lanzador sentirá que sigue manteniéndolo, consumiendo poco a poco sus energías. A demás, tiene un segundo efecto: la energía que se consume se va acumulando en el báculo hasta cinco turnos, pasado dicho máximo se generará una barrera anti magia elemental(una por post, si se para antes, no serán todos) más una especialidad no elemental(por el quinto) alrededor del mago. Tiene una función similar con los ataques físicos. Mientras el escudo no sufra daños, aportará poco a poco energía mágica(de reserva, no aumenta el poder) a su portador. El escudo dura 1'5 veces los posts durante los que se ha absorvido la energía Ha sido entregado como sustitución del báculo roto en la anterior profecía y como regalo tras pasar el examen de báculos.