Pelear. Ser mas fuerte. En mi duelo contra Xeranorth me había visto obligado a usar fuerza letal cuando me había propuesto no hacerlo, y si tampoco le había vencido realmente, si no que se había rendido para no sacrificar los Espíritus. Porno hablar de ese hechizo suyo, el hechizo final, tanto o mas mortal que el castigo divino.

Lucien no entendía porque me rompía la cabeza: había ganado, y en igualdad de condiciones, ya que el había sido el primero en usar hechizos capaces de matar, pero no se trataba de ser mas fuerte que alguien si no lo suficientemente fuerte como para llevar el secreto y no perderlo.

Para eso había estado entrenando, pero ahora me faltaba pelear para no oxidar mis habilidades, y para eso había quedado con Andurk, quien también había vencido su duelo.

-Sin usar todo nuestro poder y sin secretos ¿entendido?

Y mientras esperaba su respuesta pronuncié unas palabras. Por unos segundos el suelo a mi lado pareció tener la misma textura que el agua, y de allí salió mi Zanbato. Estaba preparado.

No podía acomodarme, ahora menos que nunca, ya no solo la inquisición, ahora también tenia detrás al Concilio de Archimagos, podía presumir de haber vencido mi duelo, pero la costumbre de pelear, era algo que si pasaba un tiempo sin practicarlo, podría perder, y no era el momento mas oportuno para olvidar como usar mis poderes en una batalla, por eso había aceptado la propuesta de Bast, para librar un combate de entrenamiento, el también había ganado su duelo, y al parecer lo había hecho muy bien.

-Entendido...-

Observe como sacaba su arma del suelo, yo por mi parte no tenia pensado utilizar ningún arma ni nada por el estilo, al menos por ahora.

Me aleje varios pasos mas, me agache e hinque una rodilla en el suelo, para seguidamente posar mis manos sobre la superficie del suelo y susurrar varias palabras arcanas.

Derrepente comenzó a abrirse una charca perfectamente redonda y con dos metros de área y un metro de profundidad, era una charca pequeña, por lo que no me costaría demasiado mantenerla. después me puse en pie de nuevo y observe a Bast, esperando que hiciera algo.

-¡No te dejaré dominar el terreno tan fácilmente!

Rápidamente pusé una mano en el suelo y pronuncié uno de mis conjuros, desert. Este absorbía el agua de todo a su alrededor, lo que en espacios cerrados hacía que los conjuros de agua costasen mucha mas energía mientras que los de fuego menos. En el aire libre su efecto se reduciría bastante, pero seguía siendo un hechizo que absorbía el agua, y la charca era muy pequeña, por lo que pronto no quedó nada de ella.

No iba a dejar reaccionar a Andurk. Tras este conjuro cogí mi Zanbato y me lancé tras él. Incluso con tan enorme arma era increíblemente rápido, y cuando llegué a unos metros de él aproveché la embergadura de mi arma y le lancé un golpe al cuerpo. Con sus condiciones físicas no había manera de esquivarlo, en parte por mi velocidad en parte porque con el alcance de mi espada y un golpe en arco echarse a un lado no servería de anda, por lo que usaría la magia-o eso esperaba: prefería no tener a contar a Flex que habíamos pasado de Seis secretos a cinco y dos mitades.

Bast utilizo un hechizo que cambio el terreno convirtiéndolo en una especie de mini desierto, en el cual la superficie del suelo se cubría de arena idéntica a la de los desiertos de Garnalia del Sur, y la temperatura aumentaba y el ambiente se secaba, eso seguramente potenciaría sus ataques de fuego, y además a mi me costaría mas utilizar ataques de agua o hielo, mientras pensaba vi como se acercaba con su enorme espada, la verdad es que debía tener una fuerza sobrenatural para poder moverse tan rápido con tal monstruosa arma, pero lo importante es que yo debía reaccionar para defenderme cuanto antes.

Pensé rápido y lo que pensé que vendría mejor seria un hechizo de oscuridad, con el que bloquearle, así que pronuncia algunas palabras arcanas y velozmente moví mi brazo derecho, de izquierda a derecha y por donde iba pasando el brazo se creaba una especie de barrera de oscuridad, en la cual impacto el arma de Bast y la barrera se rompió en mil pedazos, como si fuese un cristal, pero mientras eso sucedía yo aproveche para teletransportarme mucho mas lejos de el, para mantener una distancia de precaución ante sus posibles ataques físicos, con los cuales debía tener mucho cuidado.

Desde donde me situaba conjure rayos y se los lance a Bast.

Esa barrera no había sido problema para mí, pero si había hecho perdiera a Andurk de vista por un segundo, momento que había aprovechado para teletransportarse.

Había sido una manera eficaz de evitar mi ataque, pero su siguiente ataque me decepcionó. Ni siquiera traté de interceptar el ataque, simplemente dejé que se estrellara contra mi escudo, destrozándose.

-La magia del fuego es mi especialidad, y eso incluye la creación de barreras. Si quieres ni siquiera tocarme te tendrás que esforzar mas.

Dicho esto hice un viejo truco mío que ya había usado con Flextus antes: resina inflamable. Esta resina quemaba a temperatura ambiente, por lo que con el desert quemaría incluso mas. Pero en vez de lanzarle esta resina impregne con ella mi espada, haciendo que ardiera.

Conjuré varios pájaros de fuego, que se arremolinaron el aire antes de atacar a Andurk en todas direcciones y salté. A la vez que mis proyectiles golpeaban al objetivo yo me encontraba encima de él, por lo que solo necesitaba un conjuro simple de viento para moverme hasta cualquier brecha en su defensa...

Pájaros de fuego se dirigían hacia mi a gran velocidad, como si fueran proyectiles ardientes, y por culpa del maldito conjuro ambiental de Bast yo estaba jugando en una clara desventaja, por eso tendría que saber anularlo o utilizar algo a mi favor, así que antes de que los pájaros de fuego llegaran a mi, yo conjure un hechizo defensivo, que se trataba del llamado "Espejo Invisible" el cual se coloco a mi alrededor como si fuese una burbuja defensiva, y cuando los pájaros de fuego llegaron a mi impactaron contra el espejo invisible y estos se volvieron contra su creador: Bast.

Una vez observe como los pájaros se dirigían esta vez a Bast del mismo modo que lo hicieron conmigo, aprovechando que Bast estaría ocupado con ellos durante un momento, me teletransporte de nuevo, de forma que me aleje otra vez de el, para seguir manteniéndome a salvo de sus ataques físicos.

Una vez me aleje de el extendí mis brazos e invoque una tormentosa lluvia, por lo que el cielo se cubrió de negras nubes y estas comenzaron a llover potentemente, para contrarrestar el efecto del hechizo desértico de Bast.

Bajo aquella patente lluvia mis hechizos de agua volverían a tener el mismo efecto, y sus hechizos de fuego se verían rebajados.

La lluvia fue una buena jugada. Mi desert en seguida absorbió la lluvia, pero a la vez parecía demasiado ocupado acabando con la lluvia como para afectar al terreno, o en otras palabras, ya ninguno de los dos tenía ventaja.

Lo de devolverme los pájaros de fuego no había sido tan buena idea. No solo mi inmunidad al fuego había provocado que no recibiese daño alguno, si no que había "reciclado" el fuego de los pájaros, concentrándolo en mi espada. La resina ahora ardía mas que nunca por lo que mas le valía a Andurk andarse con cuidado con mi espada o se encontraría con una sorpresa desagradable.

-¡Deja de huir!-le grité a Andurk. Pero la próxima vez no le daría tiempo a hacerlo.

Hasta ese momento me había dedicado a ataques pequeños, que apenas me costaban energía alguna, como los ataques con mi Zanbato o los pájaros de fuego. Aquellos plumíferos ardientes no eran especialmente fuertes, como demostraba el hecho de que los hubiese podido reflejar tan fácilmente.

Sin embargo, ahora era hora de tomarse las cosas en serio. Ese tío era demasiado escabullidizo, por lo que era hora de ponerle contra espada y la pared.

Por lo que, sin darle tiempo ni a teletransportarse ni a nada parecido, cogí aire y lo saqué como un furioso rugido ardiente. Las llamas salieron en masa, lo que no solo lo hacía un ataque poderoso si no que cubría un amplio rango de terreno, impidiéndole esquivarlo con su lenta agilidad humana.

Al parecer no tenía otro remedio que enfrentarlo cara a cara.

Derrepende visualicé una gran oleada de llamas acercándose a mi a gran velocidad, esta vez no me daría tiempo a huir, pero de seguro que si que podía contrarrestarlo, y que mejor manera hay de combatir el Fuego, que con Agua.

En mi época de estudiante, como todos estudie los libros básicos de cada elemento, y en el libro del agua, aparecía uno de mis hechizos preferidos, "brotar manantiales" la verdad es que era muy fácil de usar y muy rápido, cuando el fuego se acercaba a mi, centre mi mirada en el suelo que había delante y mía y pronunciando las palabras arcanas, de ese suelo brotó un manantial, y rápidamente pronuncie otras palabras arcanas, para emplear un hechizo que reforzara el manantial y lo agrandara.

Justo cuando el fuego iba a pasar por encima del manantial, con un rápido y brusco movimiento, alce mis brazos hacia arriba y todo el agua se levando, bloqueando el paso del fuego que iba a llegar hasta mi, sin embargo el fuego que iba por mis lados si que paso de largo, pero lo que importaba era que el que iba a arremeter contra mi fue apagado, y al mismo tiempo mi agua fue evaporada por el intenso calor de las llamas, pero por lo menos me sirvió para no morir abrasado.

Rapidamente aprovechando la cortina de vapor que se había creado delante mía, la utilice y le di forma humana al vapor, este comenzó a moverse como si estuviese vivo, seguidamente pronuncie otras runas, y de mis dedos salieron una especie de rayos de oscuridad, que se adentraron en el humanoide de vapor, dándole un aspecto mas oscuro, y esto también aumentaba su poder, luego le lance un rayo normal, y este hizo que su cuerpo estuviera lleno de rayos al rededor, con un aspecto electrificante.

Esta criatura se lanzo a por Bast con gran velocidad, mientras yo observaba preparado para cualquier cosa.