Por fin todo había acabado,simplemente aquella destrucción quedo en la nada,el cuerpo de mi hermano y el de Guzman se hallaban conmigo,habían luchado con valor y simplemente se merecían volver allí,conjure un hechizo de teletransporte sobre los cuerpos los cuales llegaron a la enfermería,la lucha contra los secretos había sido una locura.Nadie gano,nadie perdió,pero muchos murieron...yo simplemente decidí escoger el camino mas sencillo,esperaba que la gente comprendiese el por que de mi acción y entendiese que la justicia era algo esencial en estas tierras,y cuando dos fuerzas superiores juegan con la vida de personas,como si de peones se tratasen.

Abrí por lo que suponía,sería la ultima vez que estaría en la torre,en concilio había ganado su batalla,pero ¿Y mi hermano,y mis compañeros?,la mayoría muertos o desaparecidos,aquella batalla ridícula,había arrasado muchas vidas y probablemente muchas personas,hijos,mujeres,hijas,demasiadas vidas de hombres por una causa estúpida.Con aquellos pensamientos,volvió a mi cabeza como acabo todo.



Me mantuve firme ante la escalera,esperaba encontrar a alguien que me entretuviese hasta que la persona a la que buscaba notase mi preséncia,hacía demasiado que no visitaba a mi amada señora de la torre...

Era...curioso. Después de perder la memoria, la primera vez que había vuelto al reino élfico había sido un viaje sombrío, donde un pasado que preferiría desconocer se había abierto ante mí. Había ido como un alumno de la Torre y vuelto como un vagabundo en ropas negras, con un severo cambio de comportamiento y una mente mas afilada.

Y sin embargo, ahora aquellos jardines me habrían un nuevo mundo de posibilidades. El continente de losde mi raza me evocaba ahora a mi matrimonio con Nayade, cuando finalmente desposaría a la mujer que amaba.

Y en medio de esta euforia, aún había otras cosas en mi mente. El que los 6 secretos fueran los protegidos del asesino de Alquamed era como una pequeña espina, insignificante, pero molesta y dolorosa. El otro asunto, mas que a una espina se parecía a una estaca ardiendo.

Y es que Lucien estaba allí, en frente mío.

El antiguo director de la Fortaleza de Aresher, mago oscuro y asesino que durante tanto tiempo había tenido sellado dentro, ahora disfrutaba del sol y el cantar de los pájaros ante mí,tal y como yo lo hacía. La primera vez que lo había visto me había sorprendido que eramos como dos gotas de agua, con la excepción de los ojos, donde él tenía negro donde yo blanco y amarillo serpiente donde yo rojo fuego.

Sin embargo, no era único extraño en el, como demostraron dos jovencitas que pasaban por allí. No solo ignoraron completamente a Lucien, como si no existiese, si no que una de ellas pasó a través de el como si no fuese mas que una ilusión. la primera me sorprendió, pero ya estaba acostumbrado.

No era mas que una imagen mental.

En un principio creía que me volvía loco, pero no era una imagen mental "mía", si no "suya". Es decir, no era yo quien estaba creando a Lucien donde no estaba, si no que él mismo se veía a si mismo así, o en otras palabras, el loco era él.

Pero si estaba allí, no era para disfrutar del jardín, o contemplar a mi alter ego, si no que buscaba a Felix, nuestro protector. Necesitaba hablar con él.

Note una presencia a no muchos metros,es mas me atrevería a decir que estaba a un par de pasos de donde yo me encontraba,era una presencia fuerte,recia y atormentada.Aquella presencia ardía por dentro y no podía ser otra que la de uno de mis protegidos.

-¿Qué haces a estas horas por aquí Bast?-Dije sin darme la vuelta,estaba tras de mi,pero parecía que no había notado mi presencia,decían que yo tenía un don especial para camuflarme en la noche,a pesar de mi pelo casi color plata.

La verdad supondría que no estaría allí mucho tiempo y se habría ido a visitar a su amada,a la que se hacía llamar Nayade,respire hondo y me di la vuelta.

-Bueno...¿Qué querías Bast?

Dije observándolo regio y sin mostrar símbolo alguno de debilidad.

Sin saludar al mago oscuro y con un tono completamente neutral, empecé ha hablar con una voz totalmente neutral:

-Erase una vez un príncipe elfo, uno que peleó con sus hermanos contra una organización a la que el mundo entero odiaba. Él mismo, de forma cobarde para algunos, dio muerte a uno de los pilares de tal organización y su hermano pereció peleando por aquello en lo que creía-hasta ese momento había estado hablando como si realmente contara un cuento, pero en ese punto de la narración afloró algo de ira, que sin embargo volvió a desaparecer de inmediato-. Y sin embargo, cuando se enfrentó al líder de esta organización los volvió en sus protegidos, aun cuando esto le podía volver en contra al gremio de magos, perjudicando a su nación-dejé una pequeña pausa y continué-.

Realmente no te entiendo Felix, y no se lo que ocurre tras esos agudos ojos. No te estoy reclamando tus razones: tampoco soy el mas adecuado para hablar de ello, ni creo que ninguno de los 6 secretos lo sea. Sin embargo, nosotros hacemos lo que hacemos porque creemos en crear un mundo mejor. Sin embargo tu nos has enfrentado en batalla, has acabado con uno de los nuestros y actúas de manera imprevisible.

No estas obligado a responder, y no pretendo ser hostil, pero ¿que motivaciones tienes?

Esperé su respuesta. Felix...un ser curioso. En ciertamanera me recordaba a mí por su manera independiente y sin dar explicaciones de dar justicia, y sin embargo había tensión siempre que estábamos juntos, como si cualquier encuentro pudiese acabar en pelea, fuese por sus actos (la traición a su difunto hermano y el asesinato de uno de mis compañeros) o porque chocábamos justamente por parecernos, esa tensión existía,y no había que ignorarla, ya que habíamos de solucionar ese problema...¿verdad?

Sonreí levemente y mostré uno de mis brazos,retire la túnica grisácea que lo cubría y deje ver la carne de mi brazo,apenas se podía ver carne elfica en perfecto estado,solo podía ver cicatrices y marcas rúnicas.

-¿Ves esto?-dije con un tono mas frío de lo normal-Esto es lo único que he obtenido por luchar por aquellos a los que los mortales corrientes veneran.

Volví a ocultar el brazo debajo de la túnica,y le mire con aquellos ojos serpentinos y fríos que me caracterizaban.

-Muchas veces he deseado estar muerto,he estado atormentado durante años,he sufrido desde los mismos ¿y todo por qué? por unos dioses los cuales me abandonaron a mi suerte.

Me gire.

-Bien Bast te contaré por que decidí respaldaros en lugar de luchar.-Respire hondo he hice brotar una llama azul de mi mano,así amenizaría algo el ambiente,aquella llama quedo flotando en el aire,me senté en el aire levitando.-Empecemos por que nuestros objetivos son los mismos,yo busco un sitio donde no existan los dioses,un sitio donde el mortal sea su rey,su dios y su única fe sea la que le dicte su corazón,veras...-Hice una pequeña pausa-He servido a ambos dioses,he llegado a matar por ellos,he hecho cosas horribles,pero...siempre supe que lo que hacía estaba mal,entonces llego el día donde traicione a todo y a todos,ahora mismo soy una sombra,no existo para los dioses,el día que me encuentren cara a cara seré castigado por la eternidad,Bast,soy un muerto en vida,no tengo nada que perder,pero en vosotros vi algo,vi que tenías un plan,un rayo de esperanza para este mundo.Vosotros sois la esperanza de todo,la magia solo causa muerte y dolor al fin y al cabo esta diseñada para la superioridad con otros que no tienen esas dotes...-Mis ojos se hincaron mas en el si eran posibles-Bast,gozo del poder de no servir a nada ni a nadie,pero ese poder cuesta caro y vosotros sois mi salvación y he apostado todo lo que tengo por vosotros.-Hice una pausa de nuevo-Bast no durare mucho como rey,el pueblo se terminara volviendo contra mi y el concilio aprovechara eso para intentar capturarnos,pero...yo mismo os serviré de barrera,cuando el pueblo se revuelva huid sin que nadie os vea,continuad con vuestra labor,yo retendré todo lo que venga,ya sea concilio o el mismo pueblo,pero te aseguro que aguantare lo suficiente para que escapéis,aún sois demasiado vulnerables para enfrentaros a el concilio y hay muchas mas fuerzas de las que conocéis.-Todo lo que salió por mi boca salió con una frialdad y seguridad sobre humana.

Mi plan se basaba en crear una cortina de humo para que el concilio y demás para que se centrasen en mi como principal objetivo,si conseguía aquello los secretos huirían y continuarían con mi utopía de un mundo perfecto.

-Bast,debéis huir cuando eso pase,no podéis permitiros el lujo de morir,no podéis hacerme eso,no puedes hacerle eso a Nayade.-Seguramente se preguntaría que como sabía aquello,simple y llanamente yo sabía muchas cosas.

Me quedé unos segundos pensando en sus palabras,y luego le contesté:

-Entiendo tus razones. Independientemente de cuan poderosos sean estos dioses la experiencia demuestra que estamos solos aquí, o al menos lo esta prácticamente todo el mundo, si exceptuamos a cuatro magos a los que se les ha otorgado un poder especial para ser peones de un juego de ajedrez demasiado grande. Incluso así, te he de reconocer que no tengo nada en contra de la Diosa. Incluso en estas circunstancias yo sigo defendiendo unos valores similares a los de sus creyentes, pero mucho me temo que es la única manera. Los propio cultos, tanto del Dios como de la Diosa, se han vuelto en algo similar a una Inquisición al revés, y esto es solo la punta del iceberg. La magia es un poder que, al recibirlo, pone cadenas al resto.

Sin quererlo, me había alargado, por lo que cumplida mi función decidí volver a casa-no a la mía, ya que lo mas parecido que había tenido a una casa habían sido La Muralla y la Torre, y había abandonado ambas. Sin embargo, cuando ya estaba me estaba yendo giré para dedicarle unas últimas palabras:

-Que estés dispuesto a entregar tu vida por tu propósito, pero no te rindas ya a sacrificarte-tampoco es como si te fuéramos a dejar hacerlo. Ningún propósito de mejorar el mundo tiene sentido si simplemente dejamos morir a alguien por nuestro bien.