Acababa de salir de la enfermería, tras la prueba del fuego, aun me sentía débil, había decidido salir de la escuela para pensar, estaba muy concentrado en que haría ahora que ya he terminado mis estudios de magia, probablemente me especialice en algún tipo de magia, pero ¿y después? no lo savia, la verdad es que nunca me lo había planteado.

Pensando en estas cosas, no me di cuenta de que ya hacia rato que había anochecido y la luna llena ya brillaba con fuerza en el cielo, yo seguía caminando con la mirada perdida pensando en mis cosas, cuando de repente un largo aullido me sacó de mi atontamiento.

Me estaba poniendo nervioso, había escuchado a los lobos a través de la magia de la tierra y hablaban sobre una criatura temible venida de otro reino que acechaba por este bosque, me iba a teletransportar  a la escuela del bosque dorado cuando oí un ruido entre los arbustos, me volví justo a tiempo para ver un enorme lobo que se abalanzaba sobre mi, me atacó con sus dientes afilados como cuchillas, intenté desasirme de la gigantesca criatura, intentó morderme el cuello, me moví pero hundió sus colmillos dolorosamente en mi hombro, intenté atacarle, cerré el puño, grité unas runas mágicas y mi puño se envolvió en llamas y le golpee el hocico con furia.

Me escurrí de entre sus garras preparé un hechizó defensivo, intenté concentrarme dije unas palabras mágicas y del suelo salieron unas plantas que en segundos se convirtieron en un muro de arboles, no aguantaría mucho ni era difícil de rodear pero me daría tiempo suficiente para preparar un hechizo de ataque.

Después de invocar el muro de arboles, vi como el enorme lobo que casi me mata se convertía en una chica,
que lucia una túnica azul. Un licántropo, eso tenia mas sentido
Era una aprendiza, de repente gritó que parara, que no savia lo que estaba haciendo. Miré a la chica   con mucho cuidado, sin saber todavía si me podía fiar de ella, entonces me di cuenta de profunda herida de la mordedura que me hizo, murmure las palabras del hechizo de cicatrización del libro del fuego y la herida se cerró en segundos.
Decidí acercarme a ella con mucho cuidado, me prepare con un hechizo de hielo, por si acaso.

La chica me miró bastante preocupada, me dijo que había perdido su conciencia humana.
Cuando me vio cerrar la herida con magia me dijo que eso no serviría, me quedé muy confundido ''No bastará con cerrar la herida'' a que se refería con eso?

-Que quieres decir con eso? la herida a dejado de sangrar.- le dije señalándome el hombro antas herido pero que ahora solo presentaba una cicatriz, por ahora visible pero que el tiempo y la magia harán desaparecer.

Vi que la chica licantropa miraba la luna entre desconfiada y asustada. -Eres un señor... una señora de los lobos, verdad?.- me corregí inmediatamente, -Por que le temes a la luna? a vosotros no os afecta, en eso consiste vuestro poder, en que no estáis sometidos a la luna, en que podéis controlar vuestros cambios.-

-Se que aun controlando tus cambios te sientes atraída por la luz de la luna, pero podrás controlarte, no?- tenia algo en la cara que me hacia desconfiar, que savia algo que yo aun desconocía.

La mujer licantropa dijo que aun controlando sus cambios la luna puede vencerla, pero lo peor fue cuando me dijo que era posible que me hubiese contagiado la licantropia, me entro un poco de ansiedad mezclada con panico.
-Pero a los elfos no les afecta la licantropia, verdad?- entonces me acordé de algo que me dijo un brujo una vez,'' La licantropia no afecta a los elfos por que savemos de una cura para esta enfermedad desde hace milenios '' en realidad me lo dijo para fastidiarme ya que los magos y los brujos no nos llevamos nada bien, también me acordé de que la cura debia administrarse a tiempo sino no servirá para nada, pero no savia donde vivia el brujo y no savia si en la escuela del bosque dorado sabrian la cura.


Me volví hacia la licantropa con ira pero pronto la sustitullo un profundo abatimiento, me respaldé contra un arbol con la cabeza gacha.
-Mierda.- susurre, en ese momento era lo unico que se me ocurria decir.

La humana me habló de un tal Fenris, la primera y única vez que había oído hablar de él fue cuando era un crió y apenas me acordaba.
Cuando me recomendó que huyera y me esconderá una chispa de rebeldía se encendió en mi mirada.
-No, no pienso huir, soy un mago consagrado tengo mucho poder y pienso encontrar una solución. - tenia muchos hechizos con los que podría combatir la licantropia, como el hechizo de revertir Forma, sabia que ese hechizo solo funcionaba si se utilizaba en un lugar de mucho poder y siempre podía despertar mi conciencia durante la transformación para no hacer daño a nadie y esconderme en el anillo o... no podía seguir pensando, la luna me hacia sentir incomodo así que alcé la mano y con un par de movimientos de muñeca el cielo se encapoto de una gruesa capa de nubes grises.

Cuando me dijo que lo único que se podía hacer era aprender a controlarlo, eso me desanimó,  me dijo que huyera lejos yo me Seguía resistiendo en huir, seguía pensando cuando mi mirada se dirigió inevitablemente hacia la chica y solo veía a la mujer que me había marcado de por  vida, intenté controlarme pero mi odio hacia ella seguía creciendo, no sabia si era por el efecto de la luna llena o que pero ya no podía seguir conteniendome.
-Tu... maldita mujer- gritando las palabras de un hechizo un círculo de fuego apareció alrededor de la mujer, con un pequeño gruñido prepare un hechizo de hielo.

Cuando estaba apunto de lanzarle un rayo helado a la mujer, esta despareció sin dejar rastro, estaba furioso, se me había escapado, me ensañe con el bosque lanzando docenas de bolas de fuego, huracanes, rayos y creando terremotos, iba a lanzar un nuevo huracán cuando de repente un dolor intensísimo me recorrió la espina dorsal, sentía que me habían clavado docenas de puñales de fuego por todo el cuerpo, me sentía desfallecer, los dientes me dolían como si me los hubiese roto a puñetazos, me los toqué con cuidado, eran gigantescos y muy afilados, sentí que la columna se me doblaba ya no podía estar de pie, la mandíbula se alargó, intenté gritar pero solo un aullido salió de mi boca, sentía que me desmayaba y de repente todo se puso negro.

Me desperté en el bosque, pero no estaba cerca del bosque dorado, tenia un horrible dolor de cabeza y me dolían todos los huesos del cuerpo, tenia toda la boca manchada de sangre, no era la mía, vi que una parte muy alejada del bosque echaba humo, intenté teletransportarme, pero no me quedaba magia, la había agotado toda,'' hasta los magos consagrados tienen sus limites'' estaba tan furioso que no me di cuenta de mi agotamiento, fui hacia la parte del bosque humeante, por el camino vi un par de ciervos destrozados, tenias marcas de garras por todas partes, cuando llegué a la parte del bosque que echaba humo, todos los arboles estaban calcinados y rotos, había troncos y ramas partidas por todos lados, el fuego ya estaba extinguido, intenté teletransportarme a mi escuela haciendo acopio de las fuerzas que me quedaban, pero la transformación había acabado con las pocas fuerzas que me quedaban, con paso cansino y pesaroso me dirigí lentamente a la escuela del boque dorado.