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Me Llamaron Débil... [Priv. Ricardo]por Invitado, Dom Mar 10, 2019 11:10 pm
Largo tiempo ha pasado desde que Valentina, la recién nombrada como Valeria para sus más fieles hermanos, puso pie en La Santa Academia sin realmente buscarlo. Su única opción para salir de la miseria y alejarse cada día mas de una vida carente de honradez, bajo la mano de un desconocido del que no conoce nada más que un rostro pálido y unos cabellos albinos más propios de una mujer que de un hombre.

Poco se puede decir de todo lo transcurrido durante su estancia en esta Academia de Clérigos e Inquisidores, donde su odio hacia la magia, así como sus propietarios que conocería por magos y toda clase de Bestias Mágicas narradas durante las enseñanzas en las que estuvo presente, comenzó a fraguarse producto de una fuerte envidia por encontrarse lejos de poseer dichas dotes. Más tarde, esa envidia se transformo en prepotencia tras conocer sobre la existencia de las Piedras del Dios, capaces de mitigar parte o la totalidad de los poderes mágicos. Y finalmente, en parte por su avaricia, sus ansias por llegar a convertirse en una Inquisidora de pleno derecho se acrecentaban hasta cuotas que jamás llegaría a pensar.

La misma Academia fue la que le enseñó a no caer en las tentaciones mundanas, y así mismo sin ser realmente su intención, ocultar las susodichas tal y como lo era su avaricia, oculta en lo más profundo de su oscurecida alma. Bajo una máscara se esconden múltiples facetas y su forma de ser, tan callada y expectante no daba mucho a conocer sobre el desarrollo de la muchacha conforme crecía, y a cada año dejaba de ser mas niña para convertirse en toda una guerrera. No obstante, como miembro de una escuela santa, se la dejó bien claro que en determinados momentos debería de afrontar el peligro de cara, sin mascara alguna donde ocultarse, algo de lo que probablemente haría gala en una de sus demostraciones físicas más importantes.

Una mañana como otra cualquiera, Valeria toma una muestra de su primera mascara ofrecida desde su juventud totalmente renovada y adaptada a las formas de su actual rostro, observando en silencio el patio exterior desde la ventana de su habitación donde deposita una ultima reflexión pensativa echando un último suspiro, antes de cubrir por completo las suaves facciones de su rostro que por un momento se reflejaron en unos escasos rayos de luz frente a la vidriera. Coge su cinturón junto con sus armas caminando con determinación hacia la salida.

Un extenso y ornamentado pasillo la conduciría a lo largo de otras tantas habitaciones durante su recorrido hasta el patio, donde miraría de refilón de una a otra buscando a quien sabe de sobras quien será su compañero y examinador en esta pelea. Mientras su mente divaga donde se puede encontrar el susodicho Maestre, lo poco que se puede ver del rostro de la joven solo expresa impaciencia con algún que otro resoplido ocasional. En el caso de llegar a la salida sin él, aprieta los nudillos en lo que se lleva la extremidad al mentón, resistiéndose a la leve tentación de sacar su cuchillo jugando con la empuñadura alrededor de la mano como método anti estrés. Aunque ya se le advirtió que no desenvainara las armas sin motivo alguno, y cerca estuvo en sus días mozos de herir a uno de los Clérigos dejando caer la daga sobre su talón sin ningún propósito real detrás de su despiste.

Nerviosa? No exactamente. Impaciente? Tal vez.
Ricardo Agripino
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Re: Me Llamaron Débil... [Priv. Ricardo]por Ricardo Agripino, Vie Mar 15, 2019 12:59 am
El espacio donde tendría lugar el enfrentamiento era uno de los numerosos patios de piedra de la academia, un espacio frió y gris que hacia juego con el tiempo del lugar y los sonidos lejanos del mar, que teníamos bajo la academia. Mi misión consistiría en poner a prueba parte del entrenamiento de una recluta especial, una que serviría al señor desde las sombras mas oscuras, una que serviría de ojos y oídos en los lugares donde un inquisidor corriente no podría llegar.

Simplemente espere a que Valeria  apareciera, tan fiera y siniestra en apariencia, deje unos segundos de suspense antes de saltar y decidir atacarla. Yo me había ocultado a propósito detrás de una de las columnas de piedra de forma intencional, ya que pretendía que todo fuese lo mas real posible y no había nada mas real que una emboscada. Aquello no estaba improvisado y es que, en circunstancias normales, era la propia Valeria la que tomaba por sorpresa a sus oponentes. Pensé que seria positivo ver como se desenvolvía en una situación como aquella- Mejor que viva esto por el filo de la lanza de un maestre, que por la espada de un servidor del diablo- Me había vestido con armadura ligera, así que cuando salí de la cobertura no vi entorpecidos mis movimientos. Yo estaba a su derecha en aquel momento y embestí con la lanza haciendo un barrido en diagonal hacia sus pies. Las columnas dibujaban un circulo y separaban el centro del patio de las puertas, haciendo que, entre estas y la zona mas amplia (donde nos encontrabamos) hubiese un corredor circular donde había muy poco espacio para moverse.


Como muestra de respeto hacia la futura inquisidora había decidido usar la reliquia insignia de mi orden, la lanza de Longinus, un arma noble y sagrada, un objeto que debía usarse para combatir, mas que para ser adorado o guardado en los sinuosos altares de una catedral.

Musica del combate:

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Re: Me Llamaron Débil... [Priv. Ricardo]por Invitado, Vie Mar 15, 2019 1:41 pm
Sus andares la condujeron a uno de los patios exteriores los cuales se comunicaban entre sí, encontrándose frente a un pequeño laberinto de columnas apiladas en una serie de pasillos circulares. Su examinador no estaba a la vista y el hecho de descansar la espalda sobre la barandilla de la escalera de piedra por un par de minutos no lo haría aparecer, como bien estaba dispuesta a hacer. Desenvaina la daga a escondidas del personal que estaba entrenando en los diferentes patios jugando con su empuñadura, haciendo girar el arma blanca sobre el eje de su propia mano en gráciles movimientos.

La mirada de Valeria se mantiene fija en el conjunto de piedra una vez estuvo lo suficientemente cansada de ver al resto, adaptando el entorno a lo que sus ojos podían ver desde su posición. Se levanta de bruces y camina a paso rápido alrededor de la estructura intentando diferenciar una silueta que nunca llego a encontrar, intuyendo algún ruido en especial del interior que fuera capaz de percibir desde el momento en que llego al patio, parándose de súbito antes de realizar la vuelta completa. Repite el proceso un par de veces más.

-Que está haciendo?-
-Se supone que hoy iban a examinarla...-
-Que tipa más rara.-


Murmuraban dos de los presentes en la lejanía del patio, viendo la extraña escena de reojo durante sus quehaceres.

En mitad de su inspección, Valeria desenvaina las armas que constan de una daga y una espada corta, y empieza a correr notoriamente a través del primero de los pasillos circulares, el más amplio de todos ellos que se encontraba mas de cara al exterior. Percibe a través de las cuencas de la máscara una figura aparecer desde su derecha con un arma de asta en mano que identificaría como una lanza, colocando la espada en vertical preparada para interceptarla hasta que distingue la baja posición del arma con respecto a su portador, que parecía querer apuntarla directamente a las piernas. Salta hacia una de las columnas apoyando los pies en la piedra y ejerce la fuerza en sus extremidades para "rebotar" hacia el flanco diagonal del propio Ricardo superando la altura de su barrido diagonal. Durante el salto, realiza un rápido movimiento apoyando el arma en horizontal sobre su propio brazo, que en un principio estaba destinado a protegerla de un posible segundo ataque hacia su cuerpo, pero que terminaría pasando a la ofensiva embistiendo a su oponente en dirección a la lanza buscando empujarlo hacia la pared de la columna donde se hallaba escondido si este terminaba bloqueando el golpe con la misma. La protección en su brazo la ayudaría a realizar la maniobra sin auto-lesionarse con su propio filo. Sin embargo, por la velocidad de su maniobra, seguiría hacia el frente por la inercia de la carrera sin poder atacarle de otra manera o continuar con otro ataque después de este movimiento ya prescrito.

La enmascarada retrocede firmemente en silencio maldiciendo su propia vista, que le había fallado a la hora de identificar a Ricardo escondido sobre una columna. El oído no le aseguró cuantos mas podrían haber por culpa del ruido externo, no estaba segura de que pudiesen haber más de uno pero la falta de visión no la ayudaba a corroborar esto. Por lo que imita el movimiento de su rival internándose mas y mas en el centro, donde el espacio era más limitado y por tanto, sus movimientos con la lanza más torpes, al menos sobre el papel. Así mismo, observaría si había alguien más preparándole otra emboscada.

- ... Supuse que no estarías durmiendo de mas. -piensa la muchacha tratando de no perderle mucho de vista.


Última edición por Valentina Rosaria el Miér Jul 17, 2019 12:55 am, editado 1 vez
Ricardo Agripino
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Re: Me Llamaron Débil... [Priv. Ricardo]por Ricardo Agripino, Lun Mar 18, 2019 8:06 pm
Rapida, como una flecha- pensé, era esplendida verla moverse y adaptarse al peligro de forma inmediata. La mujer  usó  las columnas para saltar y evitar el ataque pero eso no era todo porque la mujer había colocado sus Armas de forma que pudiese protegerse y atacar mientras llevaba a termino la maniobra. Tengo muchas batallas a mi espalda y toda esa experiencia es mas que suficiente para luchar con cualquier tipo de desventaja, incluyendo la del espacio, de modo que en vez de intentar redirigir el ataque lo que hice fue usar la parte del mango de la lanza para parar la maniobra, haciendo que el filo apuntase hacia el suelo (usando la parte de la empuñadura y el palo para golpear. Como Valeria esta en movimiento la fuerza del golpe la aplicaría ella).

No necesitaría dar un golpe porque la inercia lo haría por el, Una persona con buen apoyo en el suelo tenia mucha mas estabilidad que alguien que estaba en pleno salto y por muy loable que hubiese sido el movimiento de valeria resultó ineficaz a la hora de atacar, aun peor, al desplazarme levemente hacia la derecha ella había corrido un gran riesgo por ningún beneficio, no obstante, el movimiento fue muy rápido y aunque estoy seguro de que pare el cuchillo no estoy seguro de si pude golpearla o desequilibrarla en el proceso.


Una vez la mujer desapareció de mi campo de visión lo único que hice fue salir del pasillo circular de las columnas y decidí colocarme en el espacio mas abierto del lugar,si el pasillo recorría el diámetro del sitio yo me dirigí al centro que ¿Por que hice eso? Pues sencillamente porque ya había perdido el factor sorpresa y en espacios pequeños tenia las de perder si todo se alargaba, ya que Valeria podría usar las columnas para hacer ataques relámpago y esconderse-Esta es tu prueba, a ver que que tal lo haces- me dije muy divertido mientras intentaba poner atención en el entorno que le rodeaba porque la había perdido de vista.
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Re: Me Llamaron Débil... [Priv. Ricardo]por Invitado, Miér Mar 27, 2019 9:59 pm
Al momento de golpear su Longinus por el palo como tal, la punta del arma se desplaza hacia arriba en el momento que bloquea su ataque por la inercia del ataque, golpeando levemente la bota diestra de la chica encogida en el aire sobre su otra rodilla durante el salto hacia Ricardo. Un golpe vago que podría resultar mínimamente dañino en el caso de que alcanzara algo más que una suela de cuero, quizá una parte descubierta de su armadura, cosa complicada para una contrincante que ni siquiera enseña el rostro en batalla, y fuera de la misma. Este pequeño golpe solo la obliga a lo que estaba dispuesta a hacer de todas maneras, retroceder y ocultarse sin darle la espalda, ágil y con la misma siniestralidad que su entrada inicial.

Agazapada sobre una de las columnas, empezaba a ver de refilón como Ricardo pretende tomar posición en el centro del escenario donde mejor puede maniobrar la lanza.

Se desplaza a la columna contigua con la espada en alto tras ocultar todo su cuerpo tras esta, estira el brazo hasta donde puede golpeando intencionadamente la roca de la columna donde estaba con la susodicha arma produciendo un agudo y vago chirrido. Baja el arma realizando una media vuelta sobre su eje volviéndose a esconder, oculta la daga sacando con esa misma mano la ballesta de mano con la que apunta erróneamente y a propósito hacia una de las columnas cercanas a Ricardo donde presupone que no esta mirando. El sonido a la hora de accionar el mecanismo no debería ser tan audible como el de un virote chocando contra la roca hasta casi hacerse pedazos sobre sí mismo, mas aun si contamos con el bullicio de alrededor que fue el impedimento principal de Valeria a la hora de detectar a su enemigo entre las columnas. Trataría de apuntar pegada a la pared lo más posible, haciéndole creer que dispara frontalmente desde una posición cercana a la espalda del muchacho, en base a la dirección que toma el proyectil a partir de su impacto.

Para más inri, los virotes son de madera como es común en los entrenamientos para evitar accidentes graves. Valeria descarta que el proyectil se clave o sobreviva en exceso después de impactar, delatando su posición a partir de la dirección adonde apuntan las plumas del este.

En lo que dispara, apoya la espalda totalmente pegada a la pared guardando muy lentamente la ballesta empuñando en esa misma mano la daga de vuelta, preparada para salir del escondrijo y realizar un ataque sorpresa con la espada en forma de estocada cuando Ricardo estuviese lo suficientemente cerca, aprovechando la ventaja que le ofrece su alcance respecto a si hiciera esto mismo con la daga. Se sitúa de lado durante el ataque preparada para intervenir en el caso de que la lanza se precipite de bruces hacia ella.
Ricardo Agripino
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Re: Me Llamaron Débil... [Priv. Ricardo]por Ricardo Agripino, Sáb Abr 13, 2019 9:34 pm
mm, me temo  que no voy a hacer lo obvio- dije al oír varios ruidos consecutivos, el planteamiento me parecía correcto, es decir, Valentina necesitaba ventaja, la sorpresa y una manera de conseguirlo era intentar que me acercase hacia el lugar indicado por los sonidos. Aquello podía servir contra una patrulla que no sabia a lo que se enfrentaba pero obviamente yo no soy un simple soldado, si quería ganarse el nombre de inquisidora tendría que arriesgarse y por eso no me moví, aunque si me mantuve atento a cualquier movimiento.

A mi mente vinieron recuerdos de noches tenebrosas, de cazas y batallas en la oscuridad, de las piras, el fuego, del olor a Humo y carne quemada, de los gritos. Los sonidos de la crueldad, de la malicia, de la desesperación ¿Habían elegido aquellas personas servir al mal?  La experiencia le había dicho que la magia era a los magos lo que cualquier parte del cuerpo era para la mayoría de la gente, una enfermedad o una marca del diablo, no estaba claro. Marcus Caesar solía decir que en los cónclaves que en el peor de los casos no era mas que una enfermedad y que en el mejor de ellos podía llegar a ser un poderoso don al servicio de dios, yo no estaba seguro.

Pero soy un inquisidor, un sirviente de la iglesia, una sola iglesia. Siempre ha habido un Agripino en la iglesia y es que, mientras los reinos y los imperios caían, mientras los reyes morían nosotros estábamos aquí. Los que guardamos el mundo de los hombres, sangramos, lloramos, morimos. Ese es el camino de un inquisidor
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Re: Me Llamaron Débil... [Priv. Ricardo]por Invitado, Dom Abr 14, 2019 12:05 am
Y cual camino debería tomar una Inquisidora que trabaja desde las sombras? Una Inquisidora indispuesta a sangrar, mucho menos a morir, y si por llorar hablamos, es incapaz de mostrar sentimiento alguno en batalla. Dudar significa Morir, y eso va en contra de uno de sus propósitos ya expuestos.

Detrás del pilar, Valeria toma uno de los virotes en la mano donde porta la daga sujetándolo entre el dedo índice y el corazón, anteponiendo el filo de la daga ante el movimiento que iba a hacer a continuación. El factor sorpresa sigue vigente e iba a aprovecharlo, viendo lo evidente que estaba haciendo Ricardo en contraposición a sus acciones, básicamente lo poco que podía hacer en su situación, lo único esperable.

Abandona el pilar de súbito saltando hacia el pilar contiguo con la pierna zurda. Rebota en la superficie del susodicho pilar en dirección al pilar donde estaba escondida pero pasando por delante de este, de manera que la figura de la Inquisidora se expone completamente en el aire ante su oponente, momento en el que expone la daga al frente en un movimiento brusco imitando un lanzamiento de arma arrojadiza donde aprovecha para arrojarle el virote semi-oculto con la mano mostrando el filo del arma blanca por delante de este, haciéndole un amago como si fuese a arrojarle la daga en lugar de un simple proyectil sin el arma adecuada. Durante el salto, mantiene la pierna zurda flexionada mientras encoge la diestra sobre su rodilla preparada ante un posible contraataque de lanza, donde dejaría caer de golpe la pierna encima de esta junto con todo el peso de su cuerpo en el momento que empieza a caer al suelo.

De no haber un ataque como el que tenía previsto, al momento de pisar suelo, flexiona la pierna izquierda quedándose agachada e inclinada hacia su lado diestro donde porta la espada cuyo filo se apoyaba detrás del brazo medianamente oculto, con la mano zurda empuñando la daga por delante. Tensa completamente la parte derecha del cuerpo (derecha desde el punto de vista de Valentina) en un vago acercamiento hacia la izquierda donde apenas avanza un par de escasos centímetros haciendo creer que va a lanzarse hacia Ricardo por ese lado, cuando de súbito inclina el pie derecho desde el talón hasta la plantilla moviéndose de bruces hasta su lado diestro en un impulso repentino, rodeándolo y evadiendo el próximo ataque de su Longinus (si hubiera) buscando acortar las distancias en apenas unas decimas de segundo donde trata de flanquear a su oponente posicionándose de perfil en lo que abalanza la daga directamente hacia su pecho u hombro, donde mejor le fuera posible atinar el golpe en forma de una puñalada.

La espada permanece apegada a su brazo diestro preparada, por si lo necesita, para golpear con la suficiente fuerza su lanza a modo de bloqueo o en el mejor de los casos lograría hasta desviar el arma hacia el lado contrario, si no existía posibilidad alguna de evadir sus siguientes ataques gracias a la postura que está adoptando.
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Re: Me Llamaron Débil... [Priv. Ricardo]por Ricardo Agripino, Vie Jul 12, 2019 1:55 pm
La muchacha  mostró entonces toda su capacidad. Se movió con agilidad entre los pilares y cuando se mostró fue para engañarme porque en una excelente maniobra me hizo creer por un segundo que iba a lanzarme un cuchillo cuando lo que lanzó en realidad fue un virote. Si hubiese tenido una espada en vez de la fiel reliquia de mi orden no habría podido corregir a tiempo la postura y el proyectil me habría dado, tuve que retroceder y di unos pasos hacia atrás, me resultó imposible contra atacar en aquel momento.

Tras una serie de maniobras no quedo mas remedio que seguir retrocediendo, yo intentaba interponer la lanza mientras guardaba la distancia pero la mujer simplemente era la mas rápida y ágil que jamas hubiese visto, era como si el mismo Dios la hubiese bendecido o al menos fue lo que pensé en aquel momento. De pronto pareció que iba a atacarme por la derecha y con extrema rapidez iba hacia el lado contrario, creí ver un patrón en su forma de moverse y cuando me fui hacia atrás esta vez no arremetí con la lanza, si no que gire sobre mismo y usé el arma para impulsarme y lanzar un rodillazo justo en el momento en que la mujer se había puesto de perfil y se había lanzado para atacar con con la daga. El ataque de la mujer dio en el blanco pero no dio de lleno ya que por culpa del rodillazo esta tuvo que desviarlo. Yo aproveche pero que el golpe la había lanzado hacia tras para intentar golpearla con la lanza pero Valentina fue mas rápida y se echó hacia adelante con la espada, la cual tenia preparada previamente y como resultado ambos quedamos con las armas colocadas en los puntos vitales del otro. La lanza en su cuello y su espada en mi pecho.


Una parte de mi respiró profundamente, de alivio-Siento verdadera pena por los pobres diablos que tengan que enfrentarla, es la perfecta sicaria de Dios- le hice un pequeño gesto y ambos retrocedimos un poco hasta estar fuera del alcance de las armas del otro-Estas mas que lista para cumplir con las tareas que se te puedan encomendar, ya no seras una simple recluta. Felicidades- fue lo que dije en aquel momento y puedo afirmar que fueron palabras sinceras-te aconsejaria que buscases una orden adecuada en la que servir, aunque también puedes simplemente ponerte a las ordenes del santo padre o alguno de los cardenales. Vayas donde vayas tus habilidades seran valiosas- hice una pequeña inclinación de cabezaSi alguna vez necesitas algo puedes buscarme, ahora debo irme. Mi orden a su maestre- tras lo cual salí lentamente de allí,
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Re: Me Llamaron Débil... [Priv. Ricardo]por Invitado, Miér Jul 17, 2019 1:38 am
Aquella mirada tensa, mezcla entre la concentración y un instinto asesino, terminaba en una mueca de sorpresa al sentir otro acero que no era el suyo cerca de su persona, para ser más concretos, amenazando contra su propia vida. Abrió los ojos como platos bajo esa mascara durante el encontronazo que se vio interrumpido por su propio instructor, y si por el no fuese, su instinto le diría que siguiese adelante sin importar lo que pudiera ocurrir.

Toma distancias en un paso largo hacia atrás y baja la espada aun un poco con la duda, mirando hacia otro lado, y termina por envainar las armas. No mostraba ni un ápice de felicidad por su progreso. En su lugar, ante la petición de una orden y un posible cambio en la Iglesia a servir, se aproxima en un paso más corto quedándose frente a Ricardo y se retira un poco la máscara hacia delante por la parte de la barbilla, de manera que pudiera hablar sin que se le viera apenas la cara, o prácticamente nada si tenemos en cuenta la pequeña pero innegable diferencia de altura entre ambos. Estaba en un ángulo casi perfecto para que pudiera seguir viendo a través de las cuencas, por donde se reflejaba esta vez una mirada profunda, distinta a la que había mostrado durante la pelea.

Yo no he... *carraspea* -baja la cabeza dándose unos golpecitos al pecho, aclarándose las cuerdas vocales hasta que esa barbará asperidad se desvanece dando paso a una voz más calmada y femenina, sin dejar de lado esa seriedad perpetua.

... Venido para contentarme solo con las ordenes de Los Cardenales. Se me prometió un mejor uso y pienso cumplir. Si ninguna otra orden me ofrece tal cosa, hablare con su maestre en brevedad. -su uso del idioma común no era perfecto, mas empleado en términos pocos coloquiales- Y formare parte de su orden, si es preciso. -imita su referencia con la misma mano aun apoyada en el pecho por su palma, realizando una reverencia leve y cordial.

Podéis empezar por llevarme ante él. -refiriéndose a su maestre, vuelve un momento hacia el virote de madera aislado en el suelo para recogerlo y devolverlo al estuche sobre la cintura, cubriéndose el lado de la cara visible en el momento que se gira dándole el costado a Ricardo- Y comentarle cuan de valiosas son esas habilidades que vos habéis visto en mi. -se recoloca la máscara.

Que mejor momento para comentarle como les fue su entrenamiento que ahora? Todavía en caliente, cuando los dos son conscientes de que son capaces de hacer en combate. Usaría esa pequeña baza a su favor, todo sea con tal de no quedarse aquí de por vida obedeciendo las ordenes menores de unos pocos ancianos a los que se les ha otorgado un titulo de ninguna parte, bajo el punto de vista de esta recién ascendida Inquisidora.

Algo de lo que quizá se habría percatado en la actitud de Valeria, durante su manera de hablar tan directa, es que había esbozado una muy leve sonrisa cada vez que parecía dirigirse hacia un Maestre que no era otro que él mismo, el propio Ricardo. Valeria sabe a conciencia que era el Líder de la orden a quien se estaba refiriendo.

Sus palabras mas eran una petición directa de entrada a la misma...



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Fin del Hilo...

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