Nombre y apellidos: Brandon Delurac

Sexo: Varón

Edad: 23

Condición vital: Vivo.

Bando: Diosa.

Raza: Humano.

Profesión: Guerrero experto en espadas a dos manos y aprendiz de magia de primer grado.

Escuela: La Torre.

Clase social: Pueblo llano.

Descripción física: Brandon es un hombre joven de rasgos duros y toscos. Su talla media-alta combinada con la natural robustez de su cuerpo, en especial de sus hombros, brazos y cuello, le dan aspecto compacto y fuerte. Suele dejar crecer su barba naturalmente desde que comenzó a salirle, y pocos lo han llegado a ver completamente afeitado desde hace años. Su barba es profundamente poblada y cerrada por todos los frentes, de tonalidades castañas y de tacto aspero. El cabello en cambio, suele variarlo con mas frecuencia, alternando largas etapas de dejarlo crecer hasta la altura de los hombros, con momentos en los que decide casi afeitarse la cabeza o llevar el pelo realmente corto. Este es liso y suave -inverso al vello facial- ligeramente ondulado por los extremos cuando lo deja crecer y de color castaño oscuro. Sus ojos no son excesivamente grandes, poseen cierto toque aguileño y rapaz que puede llamar la atención, y son oscuros. Su piel es blanca neutra en la mayor parte de su cuerpo, salvo en las mejillas y los brazos, donde alcanza algunos tonos mas de bronceado debido a la exposición constante al sol. No es un hombre feo, pero tampoco es especialmente atractivo ni destaca en ningun rasgo especialmente bello, su principal caracteristica es la fortaleza y robustez. Puede pasar desapercivido entre la multitud perfectamente.

Descripción psicológica: Brandon es un joven tranquilo, su crianza como pastor en la naturaleza le ha proporcionado la calma de un bosque y la paciencia de un cazador experto. Ademas es un hombre de costumbres, siempre visita los mismos lugares, se ve con la misma gente, y pocas veces cambia sus temas de conversación favoritos. Por tanto le cuesta mucho aceptar y adaptarse a grandes cambios o a situaciones radicalmente distintas de las que está acostumbrado. La capacidad de tomar rutinas es su escudo y fortaleza, donde se refugia. Con las personas de su entorno es cercano y confiado, protege y apoya a sus amigos de confianza, y tiene un fuerte sentido del grupo, debido a que suele relacionarse siempre con las mismas personas. Le cuesta mucho aceptar a gente nueva en su entorno. Al haber pasado parte de su adolescencia como escudero de un caballero, también posee unos valores nobles bastante notables en su comportamiento diario, como la gentileza con lo más débiles y la caballerosidad incluso con los enemigos considerados dignos.

Historia: Nació en la frontera del reino de Ereaten con el reino de Wolfkrone, una región fronteriza y dura. Hijo de pastores y nieto de pastores, fue educado y criado para conducir rebaños por las tierras escarpadas y buscar los mejores pastos, para dormir a la interperie bajo cualquier condición climática, y para soportar adversidades de todo tipo. Creció acostumbrado a la soledad y a interactuar con la naturaleza constantemente, su contacto con otras personas se reducía a su familia más cercana, y a los esporádicos moradores de las tierras fronterizas, viajeros y hombres de armas principalmente. Su madre enfermó muy joven de forma repentina, portando unas terribles fiebres, debido a esto, su padre decidió partir a la ciudad más cercana, y empeñar la mayoría de sus pobres bienes, para llevar a su esposa la ayuda de un médico. El angustiado padre dejó a Brandon a cargo de la casa y el trabajo de pastoreo, haciéndole responsable de una gran carga con tan solo 11 años. Le entregó una vieja espada, mellada y algo oxidada, que perteneció a su bisabuelo, y un viejo escudo de madera, tosco y grueso, para que los utilizara en caso de que hubiera algún problema. La ciudad estaba bien lejos, y sería un viaje de mas de dos semanas. En estas, el infante Brandon se sintió ampliamente apabullado. Su madre comenzó a empeorar drásticamente, y él no supo como actuar, además de compaginarlo con el trabajo. Unas noches después, su progenitora se encontrana en un gravísimo estado, cuando un viajero desconocido llegó a la campesina morada, atraído por la chimenea. Brandon lo recibió espada en mano, amanezandolo, a lo que el desconocido, de aspecto desaliñado y taciturno, respondió con una amplia sonrisa. Las ropas del individuo parecían las de un soldado, pero eran viejas y desgastadas; en su cinto, Brandon pudo entrever la empuñadura de un arma entre los negros trapos, y en su rostro lo que más llamaba la atención era una profunda cicatriz que le bajaba de la frentre hasta el tabique de la nariz. El desconocido intentó convencer a Brandon de que bajara el arma, pues según decía, los hombres que actuaban en contra de las leyes de la hospitalidad, eran malditos por los dioses. En vista de la testarudez, producto del miedo del niño, el oscuro viajero desarmó al infante con facilidad, y se adentró en la casa. El hombre conversó largo y tendido con el muchacho, advirtiendolo de que tenía conocimientos de medicina y que podía estabilizar a su madre, a cambio de comida. Brandon aceptó, comieron, y el desconocido se puso manos a la obra en la faena de estabilizar las fiebres de la señora de la casa. El viajero cumplió con su palabra, y esa noche durmió allí. A la mañana siguiente el hombre le dijo a Brandon que podría curar a su madre en tres o cuatro noches, pero que necesitaría una serie de hierbas y raíces para utilizarlos como medicina, el niño dudó, desconcertado, pero más tarde aceptó y partió en busca de los enseres que necesitaban. Cuando lo hubo reunido todo, el tipo se puso a a fabricar una serie de mejunjes para la madre, bajo la atenta y desconfiada mirada de Brandon. Luego de cuatro noches, la madre tuvo una mejoría notable, ya estaba consciente, hablaba, y casi podía andar por sí sola. Brandon agradeció al viajero su buen hacer, pero el hombre aseguró que ya tendría tiempo para agradecérselo.
-Cuatro años- le dijo, ante la escucha del desconcertado niño.
-Cuatro años y vendré a por tí, para saldar nuestra deuda. Le he salvado la vida a tu madre- Brandon le observaba extrañado, sin comprender a que se refería.
-¿Acaso te piensas que siempre voy a ser un vagabundo?. La próxima vez que nos veamos tú y yo, seré caballero armado. Y tú serás mi escudero- esas fueron sus últimas palabras antes de marcharse.

Cuatro años después, el viajero se presentó de nuevo en la humilde morada, a caballo, y luciendo una carísima armadura. Brandon abandonó su casa y antigua vida y se marchó con el caballero. Recorrieron parte del continente, Brandon fue entrenado durante años, y participaron en diversas batallas de todo tipo. Definitivamente, este hecho marcó para siempre la vida del pastor, que tomó un cambió de rumbo para siempre, se convirtió en un guerrero de considerable habilidad y experiencia. Pero las sorpresas para él no terminaron ahí, todavía le quedaba algo más, algo que su maestro le había ocultado hasta ese momento. Una noche, tras participar en una sangrienta batalla, se encontraban cenando en una taberna abarrotada, cuando su maestro, afectado por el alcohol, comenzó a contarle algo extraño sobre una escuela de magia a la que había asistido tiempo atrás, los efectos de la gran cantidad de alcohol ingerido por Brandon nublaron sus recuerdos al respecto a la mañana siguiente, sin embargo, conservaba un vago resquicio de aquella conversación, hilo del que comenzaría a tirar tiempo despues. Despues de largos interrogatorios, consiguió sacar en claro que al parecer, su maestro de armas había asistido a una escuela de magia cuando era joven, pero que no llegó a graduarse como «mago consagrado». Esto cambió toda la concepción del mundo que el joven guerrero tenía hasta ese momento. Comenzó una larga búsqueda acerca de aquello a lo que llamaban «alta magia» y descubrió cosas acerca de su mundo que desconocía hasta ese momento. La fascinación que sintió fue tal, que decidió que quería ser mago, pero hubo un problema con el que no contaba; no todo el mundo poseía las cualidades o «dotes» necesarias. Esto le causó una gran ansiedad durante unos meses, hasta que su maestro, piadoso de él, decidió someterlo a una famosísima prueba para averiguar si el individuo posee dotes mágicas. Despues de explicarle ciertas cuestiones, le entregó un texto en un extraño idioma, y le dio un saco de sal, y un frasco con agua, luego colocó frente a él un viejo cuenco de madera vacío, y portando en cada mano uno de los enseres, le hizo pronunciar las incomprensibles palabras del manuscrito. Brandon se concentró todo lo que pudo, e hizo todo lo que le fue diciendo, al cabo de unos instantes, abrió los ojos, y el maestro le pidió que se acercara al cuenco, y bebiera el agua que había aparecido en él, Brandon miró el agua estupefacto, antes estaba vacío. Agarró el cuenco y dio un tímido sorbo. Derrepente sintió un fuerte sabor salado similar al del agua del mar, era horrible. Escupió el agua y miró a su maestro sonreir, no comprendía lo que había pasado y se sentía extraño.

Unos meses despues, el maestro llevó a Brandon a la Torre, donde comenzaría su carrera como aprendiz de mago.

Gustos y aficiones: Beber cerveza y otros licores más fuertes, cabalgar por campo abierto, subir montañas y adentrarse en bosques profundos. Disfruta los buenos combates cuerpo a cuerpo, y le encantan las armas bien forjadas y hechas. En los últimos tiempos también desarrolló un gran gusto por el aprendizaje de la magia, campo que está descubriendo.

Cosas que detesta: Odia las resacas fuertes, no soporta el queso ni la carne poco cocinada.

Virtudes y defectos: Es un hombre paciente y tranquilo, lo cual le otorga cierta capacidad de análisis y reacción en combate. Como defecto, socialmente es quizá un tanto reservado, lo que le conlleva cierto distanciamento de gente con la que podría llevarse bien.

Manías: Cuando una situación le es extremadamente incómoda, se cruje los dedos con regularidad. Tambien tiene por costumbre dormir realmente poco, menos de lo común.

Curiosidades: Aprendió a leer y escribir durante sus tiempos de escudero. El mandoble que utiliza es de muy buena calidad y fue ganado a un norteño en combate singular. Casi pierde la mano en un combate tras el golpe de un hacha, pudo salvarse pero posee una cicatriz tremenda en el brazo derecho.

Objetivos y metas: Convertirse en mago.

Otros datos de interés: ---

"la primera regla de una Escuela de Alta Hechicería consiste en que ningún aprendiz debe rebelarse contra su Maestro"

Ficha aceptada, Brandon.