Desde el sureste de Garnalia Sur, humana y elfo partieron hacia el puerto de Ohnag tomando una embarcación hacia MaresNegros. Decidieron tomar este puerto a pesar de que la ruta podía resultar más extensa, pues en estos tiempos la capital de Aleketh no es segura para nadie, menos aun para alguien como ellos.

Habían mantenido el motivo del viaje como si se tratara de un tabú, como si ambos fueran un par de aventureros perdidos y sin propósitos a la hora de viajar. Tenían tanto que hablar y a la vez tan poco... Sus únicos momentos de paz para intercambiar palabras se limitaban a unas pocas noches, sentados alrededor de una hoguera sin demasiado temor a ser asaltados. El caballo de Ferzan les mantuvo bien servidos un par de días, esa montura se volvía mas salvaje a cada día que pasaba, hasta el punto en que rentaba mas muerto y racionado en boca de cada uno de los dos, que liberado y domado por uno de los tantos bandidos que habitan a lo largo de este desierto.

Una fiel aliada de la naturaleza debía tomar la decisión mas correcta, aunque fuese una dura decisión, seguía siendo humana.

Alexander y Ferzan habían tomado un barco más que aceptable, con un buen número de tripulantes civiles y varios marineros al cargo. Entre los dos pudieron pagarse el viaje con sus bolsillos, gracias al adiestrado arte del robo que ambos llevaban en la sangre, bien empleado en cierto grupo de maleantes que estuvieron a su alcance y en algún que otro bocazas despistado con aires de ricachón.

La misma noche que ambos habían embarcado hacia su destino, Ferzan y el pequeño Alex acordaron reunirse en cubierta cerca de Proa. A la licántropa no le supuso un problema madrugar un poco más para reunirse a charlar un rato, estaba más que acostumbrada a ser la cabecilla responsable de las noches de guardia en sus refugios, sea o no en compañía de otras personas. Por lo menos aquella noche no sería tan solitaria como las demás.

En aquel momento aun vestía los harapos desérticos de Aleketh y bajo estos, portaba la ropa que la delataba como una nativa de los bosques. Apoyada en la barandilla cercana al mástil principal, su mirada viajaba perdida al unisonó con el movimiento del barco en el mar. Sin nada que hablar, nada que decir, el agua salada no reparaba en escuchar los deseos de una cordera descarriada de su rebaño. Solo la voz de su acompañante la despertaría, al momento de reunirse con ella.

Me desperté algo sobresaltado sentándome de golpe en la cama, de nuevo las pesadillas volvían a atormentarme. Decidí no darle muchas vueltas, sacudí la cabeza para alejar aquellos sueños de mi y me levanté de mi lecho.
Después de vestirme salí de mi camarote en dirección a la cubierta de barco. Nada más poner un pie fuera el frío de la noche me azotó la cara. Me puse la capucha de mi túnica para mantener mi calor corporal y comencé a caminar mientras buscaba a Ferzan con la mirada.
La encontré junto al mástil principal del barco, apoyada en la barandilla miraba hacia el horizonte sumergida en sus pensamientos.

Me acerqué a ella intentando no hacer ruido y le toque el hombro para llamarle la atención susurrándole al oído:
-Buenas noches compañera.

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- Recuerdas cuando nos conocimos? Justo en una playa como esta, cuando apenas eras una princesita de porcelana.

Ferzan y Jade estaban frente a la orilla del mar en una playa junto al resto de la tribu, ambas intercambiaban palabras mientras descargaban mercancía y echaban a los tripulantes de un pequeño velero que habían atracado a tierra. Jade, tratando de sacar con saña y fuerza el único animal que residía dentro de la embarcación, estaba tratando de recordar a Ferzan cierto hecho en el pasado de ambas basándose en la nostalgia del momento.

- Todavía lo recuerdas, cuatro años después.
- No se me olvidara fácilmente tu rostro de dolor después de recibir la coz de una cabra en el vientre, menos aun lo contenta que te pusiste después de que te ayudara - le recordaba a medida que trataba de alejar de la orilla a la cabra que tenía entre manos por los cuernos, el mismo animal que le había dado la oportunidad de poder conocer a su amiga y amante - En aquella época solo éramos niñas, ahora somos mujeres Ferzan. Muchas cosas han cambiado en cuatro años, y creo que agradecerás haberme conocido aunque lo hayas hecho por una embarazosa situación.
- Porque dices eso? Es por...?
Jade asintió - Tengo que ser leal a la tribu, te amo Ferzan pero no puedo decírtelo, no ahora.
- Solo es un asunto privado que tu y pocas mas podéis manejar, yo confió en ti - Ferzan quería restarle importancia al tema - Confió en "La Osa" de nuestro clan.
- Y yo en "La Cordera" del Clan a la que tuve el placer de ayudar - Jade propino un empujón con su hombro a su compañera a modo de broma, poniéndola a prueba para ver si era capaz de mantener en sus brazos el cargamento que ella portaba - Quiero ver si esa princesita es ahora una mujer hecha y derecha.
Ferzan fue capaz de aguantar la embestida con suma facilidad, ya estaba acostumbrada a estos gestos de su amiga, así que le devolvió otro empujón mas fuerte mientras Jade aun cargaba a la cabra, haciendo que casi cayera sobre el animal - Te sorprenderá saber de lo que es capaz esta princesita de porcelana - bromeaba.
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Cazadoras como ellas también tienen un pasado del que sentirse orgullosas, un tiempo pasado que era mucho mejor que los tiempos que corrían hoy en día.

Ferzan había despertado abruptamente de sus pensamientos al notar el cálido y relajado contacto humano de Alexander sobre su cuerpo. Aun siendo un toque suave sobre su hombro, esto había provocado un sobresalto en ella. Hace tanto tiempo que estaba acostumbrada a no confiar en nadie... desde que la habían encerrado entre rejas en Aleketh hasta el día actual habían pasado casi tres meses. La voz masculina de Alexander recorrió su oído con la misma calma que el solía emplear en sus vulgares conversaciones, Ferzan no solía llevarse demasiado bien con hombres y Alexander no sería una excepción. Todo empezó con una atracción mutua por parte de sus lobunas características, el resto de la relación fue formándose con el tiempo, ambos eran salvajes y tenían cosas en común.

Enderezó la cabeza hacia él para confirmar su presencia, era silencioso, sereno y paciente como ella. Ferzan había llegado a pensar que Alexander podría tener el mismo espíritu animal que ella, ambos eran bastante idénticos en el fondo.

Hacía mucho tiempo que no teníamos una noche tranquila...- miro a su alrededor unos instantes, asegurándose de que nadie más la oiría - Las noches dentro del Reino Elfico pueden ser igual o peores aun que las que hemos pasado hasta ahora, eso es algo que tu sabrás mejor que yo. Confió en que sepas manejar las armas tan bien como manejas tus hechizos, si nos tienden una emboscada tal vez no tengas tiempo para tender un solo brazo al frente.

A veces podía ser realmente fría, como si su alma no fuera totalmente humana.

Sin moverse de su ubicación, volvió a dirigir su mirada al agua salada que viajaba en el mismo sentido que la embarcación sobre la que iban. Unos segundos de silencio por su parte llenaron el espacio vacío que había entre ellos dos, la siguiente pregunta de Ferzan podía sonar confusa pues la había realizado sin miramientos o sin siquiera mostrar vergüenza o respeto por la intimidad del elfo - Tienes una amante?

Mientras Ferzan hablaba me apoyé en la barandilla del barco junto a ella y sonreí levemente al ver que la había sobresaltado con mi llegada.
Nos quedamos un momento en silencio hasta que me preguntó si tenía una amante, dejándome totalmente descolocado. La miré un poco confuso y entonces recordé a Ankris. Rápidamente me vino a la mente mi último día con ella, las tardes de estudio, nuestras tonterías en la Torre... La echaba de menos, la echaba mucho de menos. Pero necesitaba respuestas, y no podía arriesgarme a traerla de viaje conmigo y que le pasara algo. Mire a Ferzan y sonreí tristemente:
-Si, hay una chica...-me encogí de hombros y aparté la mirada. No estaba acostumbrado a hablar de mujeres con una mujer, me parecía una situación un tanto extraña.- ¿Y tu?

Somos dos entonces. Mi alma gemela esta en algún lugar del continente que hemos pisado antes de llegar aquí - a veces llegaba a desagradarle que explicara tan poco de su vida, pero por otro lado podía comprender que el también había pasado por un camino similar al suyo, donde no se puede confiar en nadie más que la tribu a la que anteriormente se pertenecía, o se pertenece. Su sonrisa escondía tristeza, decepción, como si no se sintiese alegre de hablar sobre quien sea su chica, esto no había pasado desapercibido para Ferzan - Es la mujer con la que me he sentido muy identificada, y al mismo tiempo es muy contraria a mí, es extraño definirlo... - sabía bien que las relaciones homosexuales no estaban bien vistas en los humanos civilizados, ya había visto en numerosas ocasiones que no era nada común encontrarse relaciones donde las dos personas sean del mismo género. No estaba bien visto por las personas corrientes, pero Alexander y ella no eran nada corrientes, no le importaba confesar su homosexualidad ante personas así - Por un momento he estado pensando si ambas podríamos estar recorriendo el mismo camino, si tal vez la guerra de Aleketh nos haya llevado a las dos a tomar otra ruta distinta, a viajar a la par tal y como lo hace el agua del mar con esta tripulación... - (pequeño silencio, los ojos de Ferzan se posan sobre el horizonte, la lejanía del mar bañada en luz de luna)

"Si es cierta la teoría de que el mundo es esférico, si las dos marchamos por caminos separados, tarde o tempranos nos encontraremos" - Ferzan recordaba en voz alta la frase que Jade le había dicho años antes de que el incidente ocurrido en aquella caravana las separase, tal vez para siempre.

Después de apoyarse de espaldas en la barandilla, Ferzan se había cruzado de brazos algo pensativa. Intentaba quitarle importancia al tema sin saber cómo, hasta que se le ocurrió preguntarle algo menos personal sobre lo que guardaba cierto interés - No te he preguntado esto antes... de donde has aprendido a hacer magia? También se aprende en escuelas?

-En efecto, hay varias escuelas de hechicería por todo el mundo.- dije respondiendo a su pregunta.- Hay una en el Reino de los Elfos, y otra en Tierras de los humanos.- enumeré mientras me sentaba en la cubierta del barco apoyando mi espalda en la barandilla.- Yo estudio en la Torre con Ankris, comencé mis estudios hace poco y estoy estudiando el libro de la Tierra. No es que tenga mucho nivel, pero en el poco tiempo que llevo allí he aprendido unas cuantas cosas bastante útiles.
Cerré los ojos un momento e intenté recordar uno de los hechizos que me había enseñado Ankris, intenté recordar las palabras del encantamiento y a los pocos segundos aparecieron en el suelo ante nosotros dos platos, uno con fruta y el otro con filetes de carne, y acompañando esto había dos copas con vino.
-Sírvase usted misma señorita- sonreí haciéndole una pequeña reverencia.

Recuerdo que en Guardiadragones también habían capacitados para el estudio de la magia... para aquellos que no son fieles a ninguno de los dioses. Lo que desconozco es si tendrán la paciencia de enseñar a alguien iniciada como yo, solo he visto maestros de especialidades - guardaba curiosidad acerca del desempeño de la magia en el interior de una persona, como proyectarla al exterior en forma elemental u otras formas más complejas. No era una de sus prioridades, pues como antigua guardabosques destaca en los aspectos físicos del combate. Aun así, le vendría bien saberlo para planificar sus pasos con antelación. El mundo entero es su nuevo hogar, solo necesitaba saber adónde ir, como hacerlo.

Sus pensamientos se despejaron de súbito al ver como frente a ella de la nada, una mesa con sus utensilios comensales, dos platos y dos copas de vino, había hecho aparición por Alexander. Miró a su alrededor algo agitada y bajó las manos una y otra vez en un gesto de que lo hiciese desaparecer - Guárdalo! Estamos de incognito! - exclamó en voz baja, cruzándose de brazos en un fuerte suspiro. A su alrededor, ya habían llamado la atención de los pocos transeúntes que allí se hallaban.

"Magos, siempre haciendo lo que les viene en gana halla donde van"
"Ni siquiera tienen respeto por los que pasan hambre aquí"

Fueron los pocos murmullos que pudo oír, por suerte.

Pero para desgracia de ambos al mismo tiempo, una de las personas que allí estaban, se trataba de uno de los marineros a cargo de la embarcación. Su cara de pocos amigos, ya reflejaba hacia los dos la poca gracia que este asunto había provocado en su persona - Se puede saber a que estáis jugando los dos?

Ferzan, como doncella en apuros, corrió a propósito al lado de Alexander entonando una voz más suave que la hiciera parecer más joven e inocente - Lo sentimos mucho señor, solo quería enseñarme algo... - refiriéndose a Alexander, lo cogió por un brazo cabizbaja, encogiéndose como una mujer asustada.

A este paso os enseñare a los dos la borda por la que echamos a los problemáticos como vosotros. Comportaos - no dijo nada mas, esperaba que Alex no agravara aun más la situación.

Si, de acuerdo - esperó a que se fuese, volviendo a entonar su voz normal. Refunfuñó por lo bajo - Tienes que ocultar mejor lo que eres chico - se suelta de su brazo - No era mi intención cogerte así - apoyaba su espalda en el mástil cerca de él, volviéndose a cruzar de brazos más relajada.

Yo... he visto magia, he luchado contra magia. No soy una maga, soy una guardabosques y por tanto, la magia no sería una de mis principales actitudes; pero estaría mintiendo si dijese que no tengo curiosidad en saber como funciona de primera mano. No sé si en tu continente natal aceptaran que una hereje neutral como yo aprenda estas dotes.