Si ese maldito dragonzuelo creía que me había vencido lo llevaba claro, al igual que ese maldito inquisidor. Temían mi poder, en lo que podía llegar a convertirme. Estaban compinchados y lo del Bosque de las Hadas fue una obra de teatro bien ejecutada,pero no contaban con que me quitara la venda de los ojos y tampoco contaban con que parte de la Legión del Hielo ya estuviera en el Sur. En Maghrib me esperaban junto un puñado de aventureros y constructores contratados.A estos últimos lo habíamos podido contratar gracias a las arcas de la compañía, llenas tras múltiples contratos en el Norte y en el Centro. Aun así eramos poco mas de un centenar. Nos vestimos como los nativos y nos internamos en el complejo sistemas de caravanas del Desierto Eterno. Gracias a nuestro guía no tardamos muchos días en llegar a nuestro destino. Varias patrullas habían pasado a nuestro lado, pero ninguna parecía interesada en unos "pobres comerciantes de especias". Inútiles. Al fin, llegamos a las Ruinas de la Escuela de Sol Poniente. Se me encogió el corazón solo de pensar que viviría allí a partir de entonces. Para evitar a los curiosos, nos instalamos en lo que quedaba de los sótanos. Estaban aun peor que en mi anterior visita. Apuntalamos los techos y cuando llego la noche comenzamos a trabajar. La situación de la escuela era clave, pues solo un estrecho puente permitía salvar el cañón que lo rodeaba. Por eso la primera tarea seria el portón y las torres que lo defenderían. Todo estaba bien organizado. La mitad de los constructores trabajaban en el sótano y la otra mitad en las defensas exteriores. Los primeros por el día y los segundos por la noche. El resto también ayudaban cuanto podían, pero su principal misión era escavar entre los escombros y explorar los pasadizos y túneles en busca de objetos de valor. Había que tener cuidado, pues algunos magos habían puesto sellos y trampas para evitar saqueadores. Mas de una vez tuve que ayudar a algún incauto que se había encontrado de repente pegado a la pared o flotando en el aire. Estando fuera de noche mas de una vez me pareció ver una gran sombra gracias a la gran luna que lucia. Al principio pensé en que seria un dragón de los volcanes o incluso Draken, que venia a vigilarnos. Fuera lo que sea doble las guardias. Nadie nos echaría de allí. Ahora estas ruinas eran nuestro hogar.

Sabia que aparecería, pero no tan pronto. El dragón,el maldito dragón con cuerpo humano. Aun no había llegado el resto de la Legión de Hielo y como había dicho tenia pocos hombres.¡Maldita sea! Aun era muy pronto y apenas habíamos conseguido algunas reliquias enterrada en los escombros,aunque no la que buscaba. El había usado la magia del viento para que su voz me llegar desde la puerta hasta lo mas profundo del sótano que habíamos desescombrado,cinco pisos por debajo de la superficie, asi que que yo hice lo mismo.

-¡Traer a ese mal nacido!-grite y mi voz retumbo por todas las escaleras hasta llegar a la puerta.

Mis hombres no necesitarían mas, Sabían siempre donde estaba por que quería llegar a cierto lugar. La sala mas profunda de la escuela,donde se realizo el ultimo hechizo de esta. Si bien tras las ascensión a archimago de Rahnag Ahgoh se habían prohibido todos los documentos escritos sobre el suceso eso no impidió que alguno sobreviviera incluso delante de sus narices. A mi siempre me había apasionado esta escuela y me había leído todos los libros que hablaban sobre ella en Guardiadragones. La que mas me gustaba era la de un elfo que decía haber reconocido la magia que redujo la escuela a escombros y como se pudo invocar. Era mi esperanza. Un soldado no tardo en aparecer con el dragón y tras saludar se fue.

-¿Que haces aqui,Yandrack?-dije claramente irritado por su presencia

-Una bolsa de oro bien colocada puede hacer milagros en este desierto. Un cofre puede garantizar que los guardias del lugar digan lo que tu quieres a sus superiores. Es lo mejor de este negocio-le conteste fríamente-Ademas, no la conviene. La Legión del Hielo no dejamos de ser una compañía mercenaria de esas que tanto le gustan.

Era cierto, nunca había dejado de ser un mercenario. Incluso en aquella misión del norte donde deje este mundo solo para volver. Las elfas no me habían pagado,pero el anillo que desde entonces adorna mi dedo lo considere mas que suficiente. Al recordarlo lo mire de forma involuntaria. Entonces Yandrack hablo y dejo entrever que o bien era un ambicioso, un estúpido o un cobarde. La sangre me empezó a hervir en las venas y sentí como la oscuridad cargaba contra mi fuego,haciéndole perder un poquito mas de terreno.

-Si fuera ambicioso habría ido a Dahiena y le habría contado tu secreto a cambio de tu reino y esta escuela.-le dije mientras me llameaban los ojos. Entonces me quite el pañuelo que me tapaba la cara,dejando al descubierto un rostro medio calcinado y con cicatrices-Y tampoco tendría esto. Ademas, no todo ha sido saqueado. Todavía tengo que rescatar de vez en cuando a alguien que ha caído en una trampa mágica y detecto muchas mas tras los escombros. Y si quisiera esconderme no lo haría en un sitio como este ni con tanta gente.No, soy un simple hombre del Norte que ha decidido luchar por su vida. Y esa lucha me ha traído aquí.

Subí un poco la temperatura de mi cuerpo para recuperar el terreno que la oscuridad había ganado en esta ocasión. La verdad es que de momento funcionaba,aunque no siempre. Entonces me di cuenta de que llevaba a la espada parlante o al menos con consciencia. Otro signo mas de que el dragoncete se había andado con nigromantes y que no renunciaba a esa parte de su pasado. Se lo había dicho mil veces a ese sangre aguada de Marcus y no me hizo caso. Nunca me hacia caso. No desde la Cueva.

-Vuelvo a preguntártelo.¿A que has venido,dragón? Y no me digas que te ha enviado quien tu ya sabes,por que se puede ir el y su maldita cruzada al averno.

Vi como el dragón se alejaba de la sala y era acompañado por el mismo soldado hasta la salida. Mande un mensaje mental a los sargentos para que redoblaran la guardia y priorizaran la creación de defensas. Ya nos habían descubierto por lo que las tareas serian continuas. ¡Maldita sea! Era muy pronto,demasiado pronto. Mi ira creció hasta limites insospechados,incrementado por la anterior presencia de ese dragón inmundo. Tenia que liberar carga y solo había una manera. Conjure una bola de fuego y la fui haciendo mas fuerte y fuerte hasta que llego a un tamaño considerable. Fue entonces cuando me di cuenta que las llamas eran negras y moradas,signos de la oscuridad. Lance esa gran bola con rabia hacia los escombros que estaba retirando,haciéndolos estallar en mil pedazos y generando una nube de polvo que engullo toda la planta. Los pocos soldados que se asomaron a ver que había pasado estaban asustados. No era para menos. Entonces volví mi mirada hacia donde hasta hacia unos momentos había una pila de escombros. Estos habían desaparecido y en su lugar había una entrada a un largo corredor del que salia una luz tenue. Armado de valor y aun afectado por la oscuridad, me interne en el pasillo. No había puertas a los lados,solo el corredor y la luz que provenía del fondo. Un fondo que no terminaba de ver, pues el corredor era una curva continua y ligeramente conducida hacia abajo. Había trampas mágicas por todos lados,pero no era complicado esquivarlas o accionarlas a distancia. Entonces el corredor termino bruscamente en una gran puerta negra. No parecía su color natural,si no que parecía quemada. Por fin lo había conseguido.Estaba en el Área Prohibida de Sol Poniente,el lugar donde se origino el fuego que acabo la escuela. Allí debería reposar varias reliquias,aunque solo me interesaba una. Estaba a punto de entrar cuando escuche gritos de alerta a través del pasillo. Me teletransporte fuera y me prepare para luchar contra la amenaza. Era un dragón,pero no nos estaba atacando. Era Draken y estaba rodeado de mis hombres,aunque parecía ignorarlos.

-¿Que haces aqui,Draken?

El dragon me siguió mirando,sin una expresión clara en su rostro, si abrir la boca. Solo miraba. Sabia cual eran sus intenciones,aunque sospechaba que el Inquisidor y su amigo medio dragón no sabían nada y que esto había salido de el. Era admirable, aunque no conseguiría nada.

-Ignorarle. Si quisiera hacernos algo ya lo habria hecho.

Entonces los constructores y aventureros aprovecharon que estaba alli para bombardearme con mil preguntas y sugerencias,haciendo que se me olvidara el descubrimiento del sotano.
[En construcción]

Sol Poniente ya no estaba abandonado. Desde una duna cercana contemple durante un dia como un puñado de constructores se empeñaban en volver a levantar sus muros mientras los agudos ojos de los centinelas oteaban el horizonte. En los últimos años mucha gente se había asentado allí para luego desaparecer al cabo de unas semanas rumbo a otro sitio mas propicio,por lo que esto no era una novedad.Entonces,¿Por que estaba yo allí? Muy sencillo,alguien había tocado la Puerta Prohibida. Lo sentí al instante,mientras estaba preparando un ataque a una columna de la Inquisición que se dirigía al Sur. Esa puerta y la habitación que guardaba estaban ligadas a mi de por vida y posiblemente en la muerte. Deje a los Inquisidores marchar tranquilos y me teletransporté a las afueras de mi antigua escuela. La verdad es que llevaba muchísimo tiempo sin verla, no sin razón. Ver las ruinas me hacían recordad buenos y malos tiempos. Los que allí se asentaban tenían pinta de ser mercenarios, el estandarte que ondeaba feliz con la brisa del desierto me sonaba de haberlo visto en alguna parte. No eran rival para mi,casi nadie lo era, por lo que simplemente me presente ante la puerta que habían construido al otro lado del puente.

-¿Quien va?-me preguntaron en tono amenazante el arquero que vigilaba el portón desde una improvisada torre.

-Me han enviado a hablar con tu jefe,mercenario.

-Primero un estirado,luego un ladrón....ahora un elfo.¿Que sera lo próximo?¿Un nigromante?

En mi interior no pude evitar reírme ante las palabras del guardia, pues si bien no era un esclavo del Dios si era un mago elegido por la Diosa. No tardaron en abrirme la puerta e indicarme que les siguiera. La nostalgia volvió a hacer mella en mi corazón cuando recorrimos las galerías y escaleras de los sótanos. Los había recorrido tantas veces que casi sabia a donde me llevaba. Desembocamos en la sala donde estaba el Corredor de la Perdición,que daba a la Puerta Prohibida. Allí estaba,en medio de la sala,con su traje negro como la noche. Por un momento pensé que estaba ante un mago oscuro,pues sentía la oscuridad manar de su interior,pero no.Era distinto. No se le veía la cara,pues la tenia tapada con un pañuelo,pero se le veía alguna cicatriz entorno a sus ojos. Con un gesto de mano hizo que los que me acompañaban se retiraran tras lo cual vinieron unos momentos de incomodo silencio.

-¿Has venido a detenerme,Archimago?-pregunto ante mi sorpresa- Ya nos habíamos visto antes,en Guardiadragones. Fuiste mi maestro de especialidad

Era muy posible,pero no le reconocería aunque se quitara la mascara. No pasaba mucho tiempo en Guardiadragones y tampoco es que me tuviera que acordar de las caras de todos los que examinaban allí. Prefería no hacerlo,en especial por que muchos no tardaban en morir o incluso alguno moría durante la prueba.

-Eso depende de lo que pretendas hacer,mago, y de como pretendas hacerlo.

Había fuego en sus ojos,un fuego que no era normal en los magos consagrados corrientes. Algo le había pasado al chico,algo muy grave. Y la oscuridad que desprendía me daba una idea aproximada. No parecía muy hablador,y tampoco tenia muchas energías. Sabia exactamente por que había venido aquí.

-Ven-le dije mientras me dirigía al Corredor de la Prohibición. El no tardo en seguirme

Vi a mi maestro de especialidad. Bueno,mas bien ante el que me tuve que examinar,pues el estudio había sido por mi cuenta igual que en La Torre. Después de un intercambio de palabras tenso me indico que lo siguiera. No podía negarme. Era Rahnag Ahgoh,el Archimago Loco. Era incluso mas inestable que yo,y bastante mas poderoso. No dijo nada hasta llegar a la puerta negra. Allí pronuncio una sola palabra."Arthenos". No parecía una runa ni nada parecido,pero la puerta se abrió sola. Una contraseña mágica.....eran muy difíciles de crear lo que me hizo sentir aun mas pequeño en presencia de mi antiguo maestro. La sala en la que entramos era pequeña y casi en su totalidad estaba ocupada por un gran pedestal sobre el que se situaba un gran recipiente metálico de idénticas proporciones lleno de cenizas. Pero lo mas impresionante es que las cenizas parecían aun ardientes.

-Bienvenido a la Sala del Sol,joven mago. Aunque desde la clausura de la escuela se llama la Sala Prohibida.-informo el archimago con una voz poderosa.-En esta sala fue donde se origino el ultimo incendio de la Escuela de Sol Poniente.

Así que las historias eran ciertas,después de todo. El incendio fue un experimento fallido,un experimento que acabo con la vida del ultimo señor de la escuela.

-¿Que que son esas cenizas?Parecen arder aun.

El chico se había percatado de que las cenizas aun ardían. Pronto sabría por que y por las malas. No esperaba que sobreviviera,ninguno lo hacia. Ninguno desde la clausura de la escuela y ya entonces moria mucha gente. Muchos habian desfilado delante mia,sobre todos los primeros años de mi condición de archimago.

-¿Que sabes de los Magos Rojos?

-Son los magos que estudiaban en esta escuela-repitio las palabras de los manuales punto por punto- Eso les conferia una afinidad al fuego mayor que otros magos. Ahora nos llaman asi a los especialistas en fuego.

-Por mucho que llames pez a un gato este no nadara. No, un Mago Rojo era aquel que estudiaba en esta escuela y hacia la Prueba de Fuego en esta escuela.-dije mientras señalaba las cenizas- Como bien sabrás había una alta mortalidad en esta escuela y por ello muchos preferían examinarse en otras escuelas.Muy pocos conseguían esto.

Me metí la mano en el bolsillo y saque un anillo. Era dorado con letras llameantes. Solo había dos o tres personas en el mundo que conocían la lengua en la que estaba escrito. Tahros el Nigromante y yo era de los únicos de los que estaba seguro. Vi como el joven mago contemplaba el anillo y sus ojos brillaban,revelando que era eso lo que estaba buscando y deduje para que.

-¿Lo quieres?-pregunte mientras se lo lanzaba-No te servirá de nada. Ni te convertirá en Mago Rojo ni destruirá la oscuridad que tienes en tu interior. Para ti es un simple anillo.

Le vi como se quedaba al ver que las letras se apagaban poco a poco hasta desaparecer en sus manos y me miro furioso. Sabia lo que quería y yo no podía decir que estaría encantado de ayudarle. Lo haría,pero por obligación y por que tras mi muerte las cenizas se apagarían al morir el ultimo Mago Rojo de verdad. Pero antes le advertiría.

-Si deseas hacer la Prueba de Fuego de Sol Poniente debes saber que desde el incendio nadie ha sobrevivido. Nadie. Aquel incendio cambio las cenizas y solo aquellos que la soportaron en su momento podemos volver a pisarlas.-le advertí mientras me colocaba en la pequeña plataforma que había al otro lado de la pila,justo enfrente de el y la otra plataforma.-¿Estas seguro de que  quieres continuar?

Su reacción me sorprendió,pues nadie había respondido así nunca.Ni siquiera yo. Tras terminar mi pregunta se quito los zapatos y subió a la plataforma,colocándose justo en el borde,esperando instrucciones. Debía estar muy pero que muy desesperado.

-Bien,espero que hayas hecho testamento-dije al tiempo que lanzaba llamas hacia un agujero que tenia a mis pies y que comunicaba con unas microfisuras que había en el borde de la plataforma,haciéndole saltar hacia delante dentro de las cenizas.

El Archimago loco me pregunto si estaba seguro de continuar con aquello a lo que respondí quitándome las botas y subiendo a la pequeña plataforma que tenia delante. Tras sus palabras,que no me auguraban nada bueno, salte a las cenizas justo antes de que este lanzara fuego contra sus pies. Por raro que parezca al principio no sentía calor,solo sentía como toda mi energía,el fuego que mantenía a raya la oscuridad, abandonaba mi cuerpo por la planta de los pies. Ahora que no tenia ningún adversario,la oscuridad se apropio de todo mi ser,haciendo que todas las emociones que había potenciado hasta ahora sepultaran bajo un manto gélido a todo lo demás. Me convertí en un ser aun mas oscuro que los magos de Aresher,en un ser rebosante de oscuridad y vileza. Al menos durante seis o siete segundos,pues transcurrido ese tiempo el calor y el fuego empezó a subir por mi cuerpo. Intente levitar,pero la energía me había abandonado. Toda mi ropa ardió,haciéndome parecer una tea humana. Me retorcía en todas direcciones en un vano intento de huir o apagar las llamas,pero los pies los tenia clavados a las cenizas.Una nueva ola de energía invadió mi cuerpo,abrasándome las entrañas. No entendía como podían someterse voluntariamente a esto los Magos Rojos ni como mi cuerpo estaba aguantando todavía semejante tormento. La oscuridad luchaba contra el fuego,pero esta vez era la defensora y no la atacante mientras yo era un simple espectador.¿O no? No,sentía energía. No era mucha pero lo suficiente como para decantar la balanza a un lado o al otro. Los contendientes se dieron cuenta de esto y la oscuridad me ofreció poder ilimitado,destruir a la Necravia y dominar el mundo. Por otro lado el fuego solo parecía decirme una cosa."Libertad". No hizo falta mas deliberación y,extendiendo los brazos, concentre todas mis energías en expulsar la oscuridad de mi cuerpo,aunque me costara la vida. Todo mi ser estaba en llamas,tanto dentro como fuera e incluso salían a través de mis manos para chocar contra las paredes. Estaba ganando,estaba ganando. Por fin me libraría de la pútrida maldición con la que cargaba desde la incursión. Un anillo de fuego se formo a mi alrededor y fue lanzado contra las paredes a gran velocidad. Del resto no me acuerdo,pues un velo negro cubrió mis ojos y mis sentidos.

...........................................................................Una hora mas tarde...................................................................

-¡YA DESPIERTA!-fueron las primeras palabras que escuche tras recuperar el conocimiento.

Estaba acostado al aire libre,con ropas de los moradores del desierto y rodeados de miembros de la expedición que me miraban asombrados. Cuando intente levantarme,el medico me puso la mano en el pecho para inmovilizarme  para que reposara,pero la mirada que le eche fue mas convincente que todos sus conocimientos y juramentos médicos. Harkon el Semigigante,llamado a su por su tremenda estatura, me cogió de la mano y me ayudo a ponerme y mantenerme en pie.

-Nos tenias preocupados,jefe-dijo mientras trataba de situarme-Por mucho que el elfo dijera que te pondrías bien.

En ese momento no entendía nada de nada, solo quería agua. Avance apoyándome en las paredes y otros objetos mientras mi peculiar séquito me seguía vigilante buscando agua.Cuando vieron que me dirigía al pozo Harkon se adelanto y saco el cubo lleno de agua. Nunca me había gustado el sabor particular de ese agua,pero en esos momentos no me importaba para nada. Esta corrió por mi garganta y sacio mi sed. Al dejar el cubo repare entonces en la figura que vigilaba el desierto desde lo alto de un muro en construcción. Su túnica ondeante le daba un aire siniestro a la luz de la Luna. Ahora caía en que era de noche.

-Lleva ahí desde que te saco en brazos de esa habitación y desde entonces no ha pronunciado palabra,ni un gesto mas allá de esquivar unos cuantos puñetazos míos.-dijo Harkon cuando vio que estaba mirando.-Ni siquiera ha sido de plantar batalla ante......

Ignore el resto de comentarios absurdos de Harkon y los demás y camine en dirección al muro. Estos volvieron a seguirme,me me volví y les lance una mirada similar a la que le había echado al medico y se pararon en seco. Continué mi camino y comencé a subir el muro.Gracias a los dioses de mis antepasados que estaba aun en construcción y para facilitar la obra estaba hecho en forma de escalera. Llegado a ese punto me ayude con las manos a avanzar hasta que finalmente llegue a la altura del Archimago Loco,que sin apartar la vista del horizonte empezó a hablarme.

-Es la segunda vez que me sorprendes hoy,Rohar de la Tormenta.

Algo no iba como de costumbre. El fuego le envolvió como siempre,pero este no le redujo a cenizas. No desapareció sin mas,no. Se retorcía y gritaba.Luchaba. Recuerdos de una época pasada,una era dorada pasaron a través de mi mente justo antes de que una onda de fuego me lanzara contra la pared. Me levante al tiempo que oia golpes contra la puerta y mi primer pensamiento fue en teletransportarme fuera de alli para no tener que matarlos a todos,pues obviamente me acusarían de haber matado a quien les pagaba. Pero no tuve que hacerlo. El cuerpo del joven mago estaba tirado entre las cenizas,inconsciente y desnudo. Le saque de alli y convoque una túnica de las que aun se guardaban en un armario sepultado alrededor de su cuerpo y sali con el en brazos.








Rohar me miraba sorprendido,pues aun no entendía lo que le había contado. Y era normal,pues seguramente aun estaría aturdido. Saque de nuevo un anillo de mi túnica y se lo puse en su mano. Esta vez las letras no se apagaron y brillaron con gran intensidad justo antes de volver al brillo habitual.

-Me inclino ante ti,Rohar de la Tormenta, ya que le has dado esperanza a este elfo orgulloso y estúpido.-le dije al tiempo que me inclinaba-Ahora bien,un Mago Rojo no es un mago cualquiera. Nosotros siempre estamos en primera linea en la lucha contra la Oscuridad y eso tiene sus responsabilidades y sus riesgos. La Oscuridad es algo a lo que solemos estar expuestos y las cenizas nos confiere una pequeña resistencia(FDP:Una gemnstone),aunque una vez la Oscuridad derrota esta resistencia hay poco que hacer. Ademas,nunca perdemos la oportunidad de acabar con un siervo del Dios.

Ahora si lo había entendido,pero no vi expresión alguna de agobio. No,parecía que lo tenia asumido desde hacia mucho tiempo. Se inclino ante mi a modo de despedida y bajo el muro de un salto,dejándome ver que estaba mas recuperado de lo que había aparentado. Silbo y en unos segundos apareció un dragón volando. Era un magnifico ejemplar de Sombra Alada y casi estaba en la ultima fase. Me pregunte en su momento si sabia como avanzar al siguiente nivel. El dragón aterrizo cerca de Rohar y este monto encima de el ,después de intercambiar unas palabras con uno de sus hombres ,sin riendas ni silla ni nada.

-Por aquellos que lo consiguieron y los que no. Por aquellos que pueden luchar y los que no. Por todo este mundo y por el otro,Rohar de la Tormenta cumplira con lo que se espera de un defensor del Bien en Aleketh.


-Digno seria Rohar de la Tormenta del titulo de Mago Rojo solo con intentarlo.

Dicho esto el dragón despego,rumbo al oeste. Los mercenarios que estaban en el patio vieron irse a su jefe y cuando la sombra del dragón desapareció volvieron a sus tareas. Yo en cambio no volví a mis quehaceres habituales. Me había dejado intrigado con sus ultimas palabras.¿Acaso pretendía luchar contra los magos oscuros de Aleketh el solo? Por lo que sabia era muy impulsivo,casi suicida pero no era capaz de una cosa así. No, sabia algo que yo desconocía y eso no me gustaba. Volvería a aquella ciudad maldita y esperaría a ver que pasaba