Dos días después de su llegada de vuelta a la Torre y su graduación, Seth fue ambos días a la biblioteca sin encontrar a la elfa en el sitio donde habían quedado, pensó que quizá estaría ocupada así que ese día llamó a su habitación sin obtener respuesta. Pasaron unos alumnos hablando de nuevo del ataque del dragón que había ocurrido hacía poco, y prestó ligera atención a ello ¿Era una elfa a quien habían atacado? Quizá era casualidad o quizá...

Entró raudo en su habitación sin pensárselo dos veces, y se sorprendió de encontrarla abierta, se fijó rápidamente en el trozo de papel que había en su maceta, leyó la nota detenidamente y miró a la planta, alzó la mano sobre ella sanándola sin esfuerzo y corrió raudo hacia el quinto piso con la maceta.

Llegó a la enfermería vistiendo su nueva túnica y lleno de vendajes por todos lados, él no estaba en su mejor momento pero definitivamente la visión de su amiga allí tendida fue demasiado para él. Dejó la maceta en su repisa y salió hacia el pasillo de nuevo, dejando su bastón atrás.

(¿Dónde estaba yo en ese momento? ¿En el bosque? ¿Y si fué hace dos días?)

No se había percatado siquiera si ella le había visto entrar o siquiera si ella había dicho algo, pero empezó a golpear los ladrillos del pasillo, una, otra, otra y otra vez hasta que los vendajes de sus brazos cayeron y la sangre manó de sus puños. ¿Sería posible? Si se hubiera graduado antes... quizá la hubiese acompañado. Quizá sería él quien estuviese en su lugar. ¿Y si se fué porque quería ponerse a prueba? ¿Y si entendió mal sus palabras?

Entró colocándose de nuevo los vendajes y la miró, en ese momento no sabía qué decir así que se sentó allí a hacerle compañía y ver si estaba consciente.

En el pasillo aún había sangre en los ladrillos y restos de hojas y plantas espinosas que aún no habían desaparecido.

Abrí los ojos lentamente, y miré a Seth. Esbocé una leve sonrisa.

No sentía nada. El dolor, había desaparecido. No sentía nada. No podía sentir ni la sabana que me cubría hasta parte del cuello. Mis sentimientos estaban adormilados... La magia curativa estaba bien, pero en exceso, puede tener unos efectos secundarios algo anestésicos bastante potentes. Habían estado desde mi regreso, un gran número de magos curándome mediante magia, brebajes, ungüentos... Básicamente, me habían drogado mediante magia y alquimia.

Pero a pesar de todas las atenciones que recibí, nadie sabía que era aquel brazo negro que me había sustituido al izquierdo. Habían intentado "curarlo", hasta habían sugerido cortarlo, pero desecharon rápidamente la idea, pues tampoco se sabía si aquel brazo era realmente un peligro. Así que, optaron por dejarme descansar, y bien hicieron. Y cuando me desperté... Bueno, me sentí feliz.

Abrí los ojos lentamente, y miré a Seth. Esbocé una leve sonrisa.

-Hola Seth... ¿Qué tal? -Dije con una voz débil, baja. -¿Sabías que el exceso de magia curativa puede hacer un efecto-droga?- Pregunté con una leve sonrisa.

Mis ojos estaban vacíos, estaba pálida, mi voz sonaba débil. Pero... a pesar de estar drogada, estaba bien. Había sobrevivido al ataque de un dragón. El único precio que había tenido que pagar por mi insolencia, era un brazo negro, y un par de huesos rotos que estaban curados, y dolores que deseabas morir... Bueno, podía considerarse un regalo.

Lo peor de todo, es que hasta que pudiera salir de la enfermería, tardaría un par de semanas. Y me tendría que quedar allí, tumbada, sin hacer nada. No hacer nada... Eso era algo insoportable.

Entonces... me fijé en algo. Más bien, me había fijado en ese algo, pero no me había dado cuenta de que me estaba fijando.

-¡Felicidades! ¡Pasaste el examen! -Le felicité mientras intentaba levantarme, sin éxito, para darle un abrazo. Me tuve que contentar con regalarle mi mejor sonrisa que le podía ofrecer.

Estaba mirándola bastante preocupado. Al menos seguía viva.

Le decía algo sobre el efecto secuntario y el exceso de magia curativa. Supuso que andaría aún convaleciente y medio drogada de la terrible experiencia que tuvo que vivir, se moría por saber lo que había pasado pero ella incluso en ese estado estaba feliz de poder verle, y eso le hacía sentir más aliviado aún. Se sentó cerca de ella mientras la escuchaba y cuando terminó de ceñirse bien las vendas acercó su bastón nudoso y la miró de nuevo.

Asintió sin más a su afirmación sobre los efectos curativos, recordaba sus vivencias en el bosque cuando aquella chica curó sus heridas después de defenderse de los ataques, se quedó unos segundos ensimismado y de nuevo la voz de Lira volvió a sacarle de sus paranoias.

Intentó evitar sin remedio que se incorporase cuando le estaba felicitando, pero no pudo moverse demasiado y Seth hizo ademán de levantarse para ayudarla a colocarse mejor, negando con la cabeza. Éstas últimas semanas habían sido demasiado largas.

-Gracias... pero no es para tanto, he aprendido tanto en ese bosque que no estoy seguro de ser el mismo. Aun así, he vuelto más experimentado pero con más preguntas que respuestas...

Su voz sonaba cansada, y en cierto modo, más madura. Se sentó de nuevo en cuanto la ayudó a ponerse cómoda.

-En cuanto oí que eras tú la que estaba aqui vine corriendo, estaba... preocupado. Quizá tendría que haber hecho la prueba más tarde, pero ahora que te veo pienso que tampoco hubiera sido capaz de hacer nada en tu situación.

En cierto modo, Seth parecía que estaba empezando a aprender a hablar normal, si bien el tono frío de sus palabras aún se mantenía, o quizá era que la preocupación por su amiga en ese momento le hacía intentar no hablarle de nada demasiado complicado o profundo.

-En cuanto recupere mis heridas, tengo que buscar mis respuestas.-dijo, sin más, mirándola.

Y la escuchó mientras le hacía compañía, no era tiempo aún de volver a la acción. Pero él sabía esperar.