Después de mi primer examen de magia había tomado una decisión: Estudiaría y practicaría con el resto de alumnos para evitar otro fracaso. No "conocía" a nadie, o al menos no me conocían a mi. El campo de entrenamiento estaba como siempre, lleno de actividad, de vida. Alli estaban las maestras Gallia y Ashoka con sus clases habituales. Allí estaba Eren, presumiendo de sus habilidades con las espadas,las "dos" espadas. Entonces pude ver a una persona que caminaba sola,sin participar en ningún grupo, mientras sacaba un libro. Era el Libro del Aire, el mismo que debía estudiar yo. Sin embargo, a ella no la conocía. No sabia nada de sus habilidades, nombre, origen. Bueno, era hora de averiguarlo. Con suma habilidad, fui descendiendo de la muralla de la Fortaleza, agarrándome a los salientes o maderos que sobresalían de esta, hasta plantarme junto a ella. Era mayor que yo y tenia eso que algunos llamaban "belleza". Pero había algo mas raro en ella. Su orejas eran puntiagudas. Sabia de la existencia de otras razas por las conversaciones de tabernas y los libros que últimamente leía. Elfos creo que se llamaba esta extraña raza. No me gustaban, ninguna me gustaban. Algunos achacan a mis orígenes para explicar este sentimiento. Que tengo un carácter "Del Norte". Nunca había estado allí y no podía opinar al respecto. Me quede allí plantado,delante de su camino,observándola. Por primera vez, mi objetivo me veía perfectamente

Entré en el campo de entrenamiento convecida de que aquel sitio era para mí. No había demasiada gente, y el olor a metal me fascinaba.
Había magos y guerreros en aquella escuela, pero sobre todo guerreros expertos ya avanzados.

Por una parte estaba expectante por encontrarme con gente igual a mí, pero por otra me ponía nerviosa el hecho de que pudieran ser mejor que yo. En Ereaten era temida como ladrona y guerrera, pero aquí parecía una niña inexperta moviendome de un lado al otro, tan perdida como un pajarillo que acaba de aprender a volar.

Resoplé mientras miraba a mi alrededor.
Busqué a Dam con la mirada. Me había propuesto llamarlo así, pues si lo llamaba Azoth como estaba acostumbrada a hacer, la gente descubriría el pastel.
Y aquel pastel me apetecía comermelo yo sola.

Llegué al gran campo de entrenamiento donde magos y guerreros practicaban sus artes. Nada más pisar la arena todos los presentes hicieron algún gesto de reconocimiento como llevarse la mano a la frente o inclinarse en una pequeña reverencia. En ese espectáculo momentáneo hubo alguien que se quedó mirando, perplejo, sin saber qué hacer...o más bien perpleja.
Me dirigí hasta Ahriel y la cogí del brazo con mi mano. Nos hice levitar de forma estática y nada imprecisa unos metros sobre el suelo y dije:
-Esta es la nueva alumna, Ahriel-hubo un pequeño murmullo y algunos de los aprendices más pervertidos comenzaron a relamerse por dentro.-Como os digo siempre que llega alguien nuevo, no os fijeis en su aspecto, todos los que nos encontramos aquí nos entrenamos para defendernos. Y matar, tanto si es preciso como si no. Es una ladrona bastante buena, casi le quita la bolsa al bueno de "Eufrasio"-dije, todos ellos sabían que me refería a mi forma de noble estúpido y algunos rieron por el personaje-Será entrenada en armas arrojadizas-una porción de aprendices vitoreó, el grupo de los y las alumnos y alumnas de esta disciplina-Y sí, que si que tiene un busto espectacular, que si tiene una piel de blablabla. Algunos os habréis fijado en sus ojos, ¿verdad?. Pues cuidado pues dicen que los ojos son la ventana del alma.-con esta frase con significado remitente a algo que dije anteriormente, callé y bajé al suelo.
Me acerqué hasta dos alumnos que reconocí por sus hazañas:
-Saludos Sombra, Seminaris. Esta es la nueva alumna, quiero que hagais un combate de entrenamiento. Las normas son las siguientes:
»A un lado, Sombra con 5 teletransportes como máximo y 5 segundos de gemstone.
»Al otro, Seminaris con 3 teletransportes totales haciendo equipo con Ahriel.
»Ahriel que llevará este equipamiento especial-le tendí unas telas de cuero que iban de un hombro a la cintura y rodeaban la misma.-Dispensador de cuchillos. Puedes escondertelos donde te plazca cuando te lo indique para que ellos no miren. Puedes usar un máximo de 10 cuchillos aunque puedes obtener hasta cinco extra pero cada uno que saques de dicha forma mágica correspondrá a un latigazo dado por tu compañera de equipo o el servicio de limpieza de algún aula común durante tantas horas como cuchillos.
»Tanto Seminaris como Sombra podeis usar la magia.  
»El objetivo del juego es poner a punto de muerte a tu enemigo y que gaste todas sus opciones posibles, es decir, un teletransporte más del que debe o forzarlo a usar una opción que no esté en las normas
»Si teneis aliados, no deben morir o estar a punto de ello, aquellos que puedan teletransportar DEBEN hacerlo para salvar a su compañero si lo ven oportuno.
»Si perdéis por exceso de teletransportes se os darán tantos latigazos como teletransportes hayais dado o trabajareis tantas horas.
»Salirse de las inmediaciones constará como haber incumplido todas las normas.
»Si vuestro compañero o vosotros habeis estado en muerte inminente, es decir, a punto de morir pero sin hacerlo por haberse detenido el juego o vuestro enemigo o yo lo considere terminado y podríais haberlo evitado(con un teletransporte más). Si eso pasa, no volveréis a poder pisar el campo de entrenamiento en una semana y sufriréis 2 latigazos en público. Ahriel en este caso queda exenta.
»Si perdeis de forma correcta, es decir, por pasarse de gemstone o teletransportes, se aplicará el castigo pertinente.
»El o los ganadores obtendrán un deseo razonable cumplido.
-¿Alguna pregunta?
-¡Que comience El Jaque!

Un murmullo apareció entre los alumnos que se apartaron de la zona donde el combate parecía que iba a llevarse a cabo. Un circulo rojo se dibujó en el suelo a 50 metros a la redonda, pillando objetos, columnas, pared y llano de por medio.
Algunas de las conversaciones entre los alumnos eran:
"-La nueva va a hacer un Jaque, debe ser muy buena."
"-No se si ser pero estar, yo me la trincaba"
"-No seas burro, sabes que El Jaque es un combate distintivo, tanto por los castigos como por el premio..."
"-Lo siento tío pero mira, dos tías que van a estar peleando, ¿Alguno se sabe el hechizo ojos de halcón? Vamos a tener buenas vistas que ahora que me fijo la elfita también está bastante bien."
"-...."
"-.Aaai. A qué viene ese codazo!?"
O:
"-¿Quien es ese pavo?"
"-¿No te acuerdas? La Sombra, Dam nos habló de él antes de que pisase el campo"
"-Pues anda que las pintas que tiene...¿No le da calor el trapo ese?"
O también:
"-¿Por qué está la opción de los latigazos, no es mejor hacer servicios?"
"-Por dos cosas, una: que alguien quiera lucirse. Dos, que tengan prisa y no puedan estar tanto rato. Conozco a uno...pff jajaja que tuvo que aceptar los latigazos por tener cita en un burdel. Al llegar no le dejaron entrar porque la ramera tenía fobia a la sangre jajajaja"
"-¿En serio? Jajajaja"

Cuando llegue por la mañana al campo de entrenamiento lo ultimo que me esperaba era participar en una competición. Odiaba a Dam, y mucho. No me importaba que me leyera la mente, quería que lo supiera. Enfrentarme a una noble aprendiza de magia no me disgustaba, pero a una ratera como yo......Era un golpe bajo. tenia que idear una estrategia. Una era aprendiza de magia de mi mismo nivel y la otra aprendiza de guerrero mientras que yo era un guerrero. Tendría que quitarme de en medio a la ratera, para así concentrar mis esfuerzos en la maga. Saque mi katana de su funda y me dirigí directamente a ¿Ahriel?. Como se llamara. Ahora mismo solo era un obstáculo para librarme de unos latigazos que no pensaba dejar darme. Mientras decidí convocar unas Lanzas Edaficas para la noble.

Escuché atenta el discursito de Dam y tuve que evitar poner los ojos en blanco. Aquello se me iba a hacer duramente extraño e incómodo. No pude dar crédito cuando oí lo de los latigazos, aunque prefería eso a pasar horas trabajando en la escuela...
Atendí a la explicación del juego y para cuando empecé a procesarlo todo, ya habían empezado. Saqué una daga de las que Dam me había dado y me preparé para atacar. Aluciné cuando del suelo salieron plantas que atacaron a la elfa.

Yo me moví rápida corriendo para alejarme de estas y agarré el cuchillo con la palma lanzandolo hacia el muslo de aquella... aquel... criatura, que no sabía muy bien de que sexo era aun.
Había tardado poco, pero no sabía si daría en el blanco o conseguiría esquivarlo. Dos segundos después de haber lanzado la primera daga ya tenía otras dos en la mano, y saltando sobre un muro me tiré sobre el cuerpo de la Sombra, con la intención de rematar mi primer intento.

Me quedaban 7 dagas.

Mastereo:
_Las lanzas edáficas de La Sombra son esquivadas al completo por Seminaris.
_Seminaris tropieza ligeramente y se tambalea tras realizar el golpe de piedra cuyo retroceso le afectó bruscamente tras recién bajar de estar levitando.
_La daga de Ahriel es esquivada por La Sombra sin problemas y esta sale fuera del círculo por lo que no podrá volver a ser utilizada, sin embargo, en la acción, el golpe de piedra de Seminaris le alcanza en el vientre, rompiendo su ropa de esa zona y levantando la piel, irritando y dañando su carne.
_El dolor sorprende un instante a Sombra pero puede afrontar el siguiente ataque de Ahriel, ya con los sentidos más agudizados por su fallo. En esta acción, sombra puede esquivarlo sin problemas y Ahriel recibirá daños importantes, siendo los necesarios para estar en peligro inminente y necesitar o bien la ayuda de Seminaris o la parada del juego.(sorry, los dados no te quieren Ahri  :| ) Eso sí, sombra solo podrá encargarse de ella durante dicho post y será muy susceptible a ataques de seminaris(un 9 sobre 100, tio)

_A causa de las protestas de algunos alumnos que tienen mucha cara y ganas de fastidiar, Dam se ve forzado a cambiar las reglas diciendo:
-A causa de las decisiones tomadas por la mayoría de los alumnos aquí presentes y que también han sufrido esta prueba, me veo obligado a hacer los latigazos obligatorios. Suerte.-me sentía tremendamente mal, pero no quería tener a muchos alumnos en mi contra, le envié un mensaje mental a Ahriel:
"-Lo siento mucho, no sabía que podría ocurrir"
Intenté mantener la compostura y que mi mirada se centrase más en el combate y no pensar en el daño que le había hecho a Ahriel.


OFF: los dados no quieren a Ahriel: un 13 sobre 100 u.u

Había herido a la pobre ratera. ¡Maldita sea!Pretendía darle con la parte plana, no con la cortante. Y encima me habia alcanzado el hechizo de la elfa. Maldita sea, debia acabar con el combate pronto.




El golem se disipo mientras bajaba la katana y comenzaba a caminar hacia Dam, abandonando el circulo. Mientras, me fui quitando la capa,la armadura ligera y la camisa que tenia cubriendo la parte superior de mi cuerpo. Al llegar frente a el,clave la katana en el suelo y coloque allí mi ropa.

-He perdido.Reclamo mi castigo-dije en voz alta.Entonces,sabiendo que me estaría leyendo mi mente, pensé con un tono claro y contundente.-Dejarse influenciar por los instintos básicos de una chusma como esta no es de ser un buen lider. Esos latigazos serán la prueba viviente de ello.

La reacción de Sombra fue chocante pero también me hizo relajarme, ya no tendría que ver a Ahriel sufrir, pero se estaba desangrando, tenía una herida muy fea, debía salvarla.
-Cierto, Sombra, no debería hacer eso, por ello...Buffort!-pronuncié, un chico calló al suelo retorciéndose de dolor mientras un circulo de alumnos se formaba a su alrededor, dejándome espacio más que suficiente para pasar. Mientras el chico agonizaba insté a Sombra a acercarse junto al joven regordete: un asqueroso noble arrogante.-Has intentado cambiar las normas. Las normas que YO impuse con mi autoridad. Has desobedecido a un maestro, has incumplido una norma al intentar cambiar otra. Cada persona y cada combate son diferentes. ¿Crees que fueron malos los latigazos que recibiste aquél día? -un látigo horrendo apareció en mi mano y se lo tendí a Sombra- Puedes usarlo contra él y puedes hacer de él lo que te plazca. Asimismo quedas expulsado de la escuela durante un mes el cual lo pasarás en las mazmorras recibiendo un...entrenamiento especial. No se desafía a un Maestro. No se cambian las normas, no aquí, no conmigo.-dije en voz alta. Dejé de hacer sufrir al chico el cual intentó huir a gatas, pero un círculo rojo se formó a su alrededor, nada mas intentar traspasarlo, su mano se retorció y apareció una erupción en su piel con un grito de dolor. -Buffort, no se sale del círculo-sonreí siniestramente y desaparecí, llevándome a Ahriel conmigo.

NOTA: el rol continúa en mi despacho, Sombra tras hacer lo que quiera que valla, Dam tiene que decirle algo.


Dejé a Ahriel en mi cama y mi cara inexpresiva se tornó preocupada y sudorosa:
-Vamos, vamos...-mis temblorosas manos se situaron sobre su herida y tras unas palabras mías ya estaba curada. -Lo siento, lo siento, lo siento, no quería hacerlo, pero una revuelta, el que descubrieran símplemente que te tengo afecto o mucho más...les llevaría a usarte contra mí. Lo siento, lo siento, lo siento, perdóname...-dije, avergonzado, agachando la cabeza, sin poder mirarla.

Había cometido un grave error y aquel al que llamaban La Sombra me había herido duramente, no supe si podría continuar. Me levanté y me tambaleé aturdida. Tenía que ganar...
Me quedé en el suelo de rodillas y observé cómo se desarrollaban las cosas. Había perdido, eso lo tenía claro. Pero me equivoqué.

Que el mismo que me había herido se retirase me humilló considerablemente. Decidí dejarlo estar, ya hablaría con él cuando no me estuviera desangrando. Observé algo aterrada como Dam trataba a aquel noble. Parecía un cerdo asustado, chillando en el suelo, retorciéndose.
Arrugué el gesto y miré a Dam casi suplicándole que parase, pero no me estaba prestando atención, y no era yo quien decidía que castigos se impartían allí. Tragué saliva, y sentí como me sumía en un letargo.

Sentí como Dam me llevaba a su despacho o a alguna habitación con cama y cosas... no lo veía demasiado claro.
Me tumbó, y me pregunté qué había pasado con la elfa, pero pronto se me olvidó mientras Dam aliviaba mi dolor considerablemente. Cuando la herida estuvo curada del todo escuché sus súplicas con la mirada perdida en su rostro. Sentí como mis manos temblaban cuando una se alzó buscando su rostro.
Lo miré a los ojos. ¿Quién era él? ¿Dam o Azoth? ¿Cual sería mi "amante" y cuál mi profesor? Mi maestro... Me aterrorizaba. Por un momento le había tenido verdadero miedo al mismo hombre con el que había compartido la cama aquella noche.

Le mandé callar, y cerré los ojos sin fuerzas apenas para hablar.

Si leeis es por vuestra cuenta y riesgo +18:

Tras esto lo arroje al suelo mientras se retorcía. Todos me miraba, me miraban con odio. Puede que fuera un niñato y no les cayera bien, pero era uno de los suyos y yo no. Tampoco lo pretendía. Gente despreciable que se divertía con el dolor de los demás sin ningún otro motivo. Yo disfrutaba persiguiendo,robando y matando, pero por buenas razones. Eran despreciables.

-¿Alguno mas?

Nadie contesto. Sabían que con las chicas me había contenido un poco por las normas,pero que con ellos no lo haría. Tras esperar un poco por si surgía algún valiente,me fundí con las sombras. Ahora me tocaba ir al despacho de Dam. Estaba muy cabreado con el. Me había hecho luchar. Me había obligado a luchar. Y nada mas que contra una de mi clase. Eso no tenia perdón de Las Sombras. Llegue ante la puerta. Dude entre llamar y no hacerlo. Daba igual. Golpee la puerta dos veces y sin esperar contestación intente entrar, pero estaba cerrada. No me quedo mas remedio que seguir golpeando.

Ahriel no parecía enfadada, simplemente me mandó callar mientras intentaba, sin fuerzas hacerme gestos de cariño. Sonreí y me acerqué a ella, cerrando los ojos para disfrutar de su caricia. Besé sus labios ligeramente y con un hechizo le transmití energía, sus ojos volvieron a brillar. Deposité un último beso en su frente y le apreté las manos en señal de agradecimiento y apoyo:
-Gracias.
Entonces salí de la habitación y le abrí la puerta a un insistente Sombra:
-Entra-dije, la puerta se cerró tras él y entonces le abracé un segundo:-No se si vas a rechistarme algo o si quieres matarme. No me importa. Ahora mismo no puedo hacer otra cosa que agradecerte lo que has hecho, yo tuve un momento de debilidad e hice caso a ese malnacido. Pero has hecho más de lo que crees, Ahriel es una... amiga de la infancia, de mi época callejera, su presencia me hizo por momentos sentirme como en aquellos tiempos tanto para lo bueno como para lo malo. Y la presión que metieron esos asquerosos nobles fue suficiente como para desdoblarme, lo siento, no volverá a pasar.