Tras unos cuantos días trapicheando por la gran biblioteca, casi sin salir de ella ni para dormir, Guzmán ya conocía su organización y podía encontrar cualquier libro, pergamino o manuscrito de un tema en cuestión.

En estos momentos, Guzmán estaba sentado en una de las mesas, iluminada con un candil de cuatro velas, examinando un libro bastante grueso, encuadernado en piel en el que se veía rotulado en letras de plata "5º volumen de magia telúrica avanzada".

Por esto es por lo que Guzmán había viajado a la Torre. Después de indagar en múltiples escritos sobre la magia de la tierra, había dado con lo que buscaba. En este libro estaban las explicaciones pertinentes sobre cómo llevar a cabo conjuros de la tierra a larga distancia, sin necesidad de tener contacto con la materia a hechizar. Según esos párrafos que acababa de leer, debía realizar una serie de conjuros de purificación, de naturalización del ser y demás ritos que fortalecen el espíritu y potencian la magia de forma pasiva, para después continuar con los códigos arcanos que venían expuestos en el libro.

Guzmán comenzó a copiar los fragmentos que le interesaban, pero eran extensos y llevaba muchas horas sin dormir, por lo que cayó sumido en un plácido sueño sobre la escribanía, derramando el tintero y dejando un charco pastoso en el suelo de la biblioteca de la Torre.

Guzmán se sobresaltó cuando una mujer que lucía una túnica roja, lo que la cualificaba como Maga consagrada, le despertó.
Le preguntó, seguramente para romper el hielo, que si el libro que tenía bajo las manos era aburrido, por lo que Guzmán simplemente le sonrió, aún algo amodorrado.

Por el aspecto ojeroso de la mujer, se podría pensar que ella también había echado una cabezadita...

Guzmán hizo acopio de energía y se levantó, para quedar a la altura de la hechicera. Le tendió la mano y se presentó.

-Muy buenos... ¿Tardes? Jeje. Soy Guzmán, vengo de la escuela del Lago de Luna. Gracias por desperezarme, es la primera vez que estoy en La Torre y no me gustaría malgastar mi tiempo durmiendo la mona!- Dijo el aprendiz, mostrando una perfecta y amigable sonrisa, esperando que la preciosa mujer que tenía delante le explicara el por que de su actuación a modo de gallo de la aurora, o al menos, que se presentase.
Puede que ya supiera de ante mano su procedencia del Lago de Luna y quisiera enviar un mensaje a su vuelta, o puede que simplemente estuviera aburrida y el azar le hubiera llevado hasta la semidesierta biblioteca y a su encuentro.

"Veamos que nos depara el nuevo día" pensó Guzmán, divertido.

La muchacha se presentó, aprovechando para hacer un chascarrillo sobre sus escasas visitas a la biblioteca.
Lo cierto es que tras 4 minutos escasos de conversación, la chica le caía bastante bien.

Así que Michelle, tras presentarse, se sentó en la silla contigua a la que había servido de cama a Guzmán, y éste volvió a ocuparla para escuchar a la hechicera, siempre con una sonrisa en la cara.

-Jajaja, lo cierto es que hay "días" (si se pueden llamar así) que agobia bastante, pero yo provengo de muy al norte, ¡donde tampoco veía mucho el sol! Además, he modificado y combinado un par de conjurillos y los he aplicado sobre la ventana de mi cuarto... ahora muestra el paisaje de las arboladas planicies de Enawë, ciclo solar incluido!- Sonrió complacido consigo mismo, pero un segundo después, su mirada se perdió en el infinito, como si estuviera reviviendo los momentos pasados en el Lago de Luna.

-Pero en el fondo, no está nada mal. Una vez te acostumbras, aprendes a apreciar la belleza de la luna y las estrellas reflejadas en el lago, y tus ojos cada vez distinguen más matices nocturnos, cuando los rayos plateados de la luna alcanzan las cúpulas y las torres de la escuela, o los luminosos insectos danzan unos con otros sobre la hierba fresca... -tras un suspiro, recobró su sonrisa y un ligero rubor cubrió sus mejillas -Bueno, ya me he pasado de sensiblero! Jejeje -rió algo avergonzado -Solo quería decir que por muy deprimente que pueda parecer no disfrutar del sol, el Lago de Luna es un paraje realmente bonito. Yo creo que es una maravilla de este mundo, y todos deberían visitarlo alguna vez. Por cierto, quedas oficialmente invitada a partir de ahora.

Y tras el largo y apasionado discurso, digno de un vendedor de multipropiedad, Guzmán esperó, siempre con su encantadora sonrisa luciendo en su rostro, a que la hechicera dijera algo rápidamente y no se creara un silencio incómodo que dejara claro que Guzmán se había tomado más confianzas con la mujer de las que debiera.

Off: Perdon por tenerte esperando tanto tiempO!! soy esclavo de los deberes familiares XD))

Michelle le preguntó más concretamente sobre su procedencia, y Guzmán no pudo reprimir un gesto de melancolía y morriña...

-Me temo que no conozco a demasiada gente del Este. La pequeña villa de la que procedo se encuentra entre las Tierras Muertas y la Cordillera de la Luna, bastante al Oeste, pero sin llegar a la costa. No creo que conozcas si quiera su nombre. Sin embargo, si tu maestro es un hombre notable en su tierra, puede que haya escuchado hablar de él, ya que he viajado en numerosas ocasiones a Wölfkrone. - Explicó el joven a la muchacha.

Después, ella le agradeció su invitación y dejó entrever que la aceptaba con gusto, aunque el "clima" no le agradara en exceso. También preguntó si sería posible añadir a una amiga suya a la visita, a lo cual Guzmán contestó con una sonrisa;

- Si es la mitad de encantadora que tu, estaré encantado de ambas vayáis. -A lo que añadió una pequeña risilla; no quería que la joven le tomara por un baboso cargante.

-Por cierto... dado tu desconocimiento sobre la organización de la biblioteca - dijo recordando la primera alusión a esta de la muchacha, - ¿Quieres que te ayude a buscar algo en particular? No es por presumir ni mucho menos, pero llevo días aquí metido y manejo bastante bien la distribución por temática de muuuchas de las estanterías.

Sabía que seguramente Michelle no necesitaba ninguna ayuda para encontrar nada en lo que se podría considerar su casa, pero quería seguir hablando con ella; llevaba casi una semana en la Torre y solo había cruzado unas palabras con la Señora de la escuela y unos pocos saludos por las escaleras... sin contar la extraña experiencia del bosque con la nueva aprendiza Marea.
Además, en la escuela del Lago de Luna tampoco tenía a nadie todavía a quien llamar amigo, y estaba algo falto de relaciones sociales, por lo que quería ser lo más agradable posible con Michelle para que a ella también le dieran ganas de seguir manteniendo el contacto... y ya puestos a pedir, que decidiera acompañarle de regreso al Lago de Luna; así realizaría la ya acordada visita, y Guzmán no se aburriría tanto en el camino.

"Mi Maestro es Crescent fon Wölfkrone, Príncipe de Wölfkrone y de las Provincias Unidas. Si has viajado a esa tierra es casi seguro que hayas oído algo sobre él." Había dicho Michelle... Increíble. El maestro de la chica resultaba ser el príncipe de Wölfkrone...

-Oh, anonadado me quedo! Naturalmente que le conozco, y en más de una ocasión le he tenido a pocos metros de mi, aunque fue hace años. Nunca hemos sido presentados y no se gran cosa sobre su vida privada... desde luego no tenía ni idea de que fuera un iniciado...- Dijo Guzmán con verdadera sorpresa -Supongo que es el contrapunto de ser un noble pueblerino que no se interesa mucho por los asuntos de la corte... - observó con cierto tono divertido.

La chica le aseguró que la amiga amante de las estrellas y el cielo nocturno era más encantadora que ella, tal vez con exagerada modestia, ya que de encantos no andaba escasa, a lo que Guzmán no pudo menos que contestar con un gesto que quería decir un claro: "Venga ya!"

Michelle confesó que no buscaba ningún libro en la biblioteca, sino que esperaba a la ya mencionada amiga, pero que no parecía dar señales de vida por el momento; "...parece que aquí estamos solos."

-Si, eso parece. Lo cierto es que yo ya encontré lo que buscaba - respondió el aprendiz, desviando la mirada al abandonado libro del que había tomado sendos apuntes la noche anterior. -Así que si quieres esperarla aquí o en cualquier otro lugar, o si te apetece buscarla por la Torre estaría encantado de acompañarte, si no tienes inconveniente.

Guzmán escuchó como Michelle explicaba que posiblemente podría encontrarse con Crescent en la Torre, y después los lugares en los que ya había buscado a su amiga. Unos cuantos por cierto, pero en la inmensa torre quedaban muchos lugares por explorar.

-Muy bien entonces, vayamos en su busca- Dijo con una sonrisa mientras se levantaba y recogía los apuntes.

Después devolvió el grueso volumen a su lugar en la estantería y se quedó de pie, con una expresión expectante, esperando a que la hechicera se pusiera en marcha.

Sus labores de investigación en la Torre habían acabado, por lo que debía despedirse de la Señora de la Torre que con tanta hospitalidad le había acogido, y si se terciaba también de la aristocrática Marea.
Desde luego, no pasaría otra noche más en la Torre; lo único que quedaba por saber era si viajaría solo o acompañado.


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