Es un hombre algo musculado, siendo capaz de golpear el hierro candente con eficacia si es preciso. Su cuerpo esta algo bronceado, debido a sus horas de práctica de la herreria en su antiguo lugar de trabajo. Su pelo es de color blanco, con una barba de igual color. Sus ropas suelen ser la obligatoria de los aprendices, aunque cuando tiene que trabajar prefiere llevar una camiseta negra sin mangas y unos pantalones oscuros de igual color, junto con todos los atavios necesarios para practicarlo sin correr peligro. Sus ojos son de color amarillo dorado.

Es un hombre bastante amable por regla general, siendo las únicas ocasiones en las que actua de forma seria es cuando esta trabajando en la herreria o estudiando la magia. Siempre esta dispuesto a tratar de ayudar en lo que pueda, aunque sabe que algunas veces es mejor no entrometerse para evitar mayores problemas. No tiene muchas aspiraciones como mago propiamente, ya que lo considera como algo de paso para poder alcanzar su meta, por lo que solo trata de aprender lo que necesita, aunque sabe que debe aprenderse la materia bastante bien para evitar mayores problemas a la larga.

Nació en el Wölfkrone, en el seno de una familia de herreros. Desde pequeño, se dedicó a la herreria, aprendiendo el oficio desde el principio. La herreria era pequeña, pero podían vivir tranquilamente sin tener que temer nada mas que el pagar a los recaudadores de impuestos cuando tocase. Sin embargo, un día cuando tenía 16 años, un hombre afirmando que era un mago, vino a la herreria, pidiendo que le hicieramos un báculo, algo que su padre se negó ya que no hacía trabajos para magos, sobre todo porque no sabía como tratarles ni cumnplir sus exigencias. El mago se enfadó en ese momento, apuntando con su mano a su padre, mientras pronunciaba varias palabras con las cuales trataba seguramente de hacer un conjuro. Entonces, se puso delante para tratar de evitar que su padre sufriese el conjuro, activandose lo que parecía ser una especie de magia latente en él, haciendo que se reflejase el hechizo al mago, desapareciendo en la nada.

Durante varios años, pensó que había sido que el mago se había equivocado en alguna palabra o algo por el estilo, hasta que recibió una visita de un antiguo mago de la escuela de magia del Lago de la Luna, informándole de sus poderes y de que debía aprender a manejarlos. Accedió, ya que sabía que debía aprender a manejarlo para evitar problemas mayores y también, porque si lograba aprender la magia, podría tratar de crear diversos objetos mágicos de gran valor que quizás lograsen mejorar la reputación de la herreria familiar.