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Amy Lackless
Humana
Nombre : Amelia Lackless
Escuela : Escuela del Lago de la Luna (ex-alumna), Fortaleza de Aressher (Maestra)
Bando : El Dios
Condición vital : Viva
Cargo especial : Señora de la Fortaleza de Aressher, Maestra de Nigromancia
Rango de mago : Nigromante, Especialista en Nigromancia
Clase social : Reina
Mensajes : 275
Fecha de inscripción : 04/05/2011
Página 1: De la sangre que corre en mis venaspor Amy Lackless, Jue Oct 27, 2011 10:13 pm
"He decidido comenzar este diario por el simple motivo de que mi memoria no durará por siempre, y desearía recordar estos momentos, sean buenos y malos, cuando sea una maga de mucho renombre y tales cosas.
Dios, aun recuerdo el día en el que puse el pie en esta fortaleza, casi como si fuera ayer, aun recuerdo la primera vez en la que vi las estatuas que decoraban las salas, la luz violácea que me recibió con bastante agrado, y las negras torres que remataban los alrededores de la fortaleza, como vigías que se quedaban allí erguidos, sin descanso. Me gustó mucho.
Pero no solo hay magos oscuros aquí, aquí hay genios; pintores, poetas, músicos y trovadores de gran renombre. Aquí las ciencias están más avanzadas que en ninguna parte del mundo, aquí una puede vivir a sus anchas. ¿Y mencioné ya ciudad que hay cerca de la fortaleza? Una maravilla. Gente..."Honrada" es la que la puebla. ¡Por dios, si hasta un pintor me pidió que posara para él! Y claramente lo hice, pues no incluía ningún desnudo. Y el cuadro que pintó (Muy bonito, por cierto) ahora adorna la chimenea de mis alcoba.
Y sin embargo, no llevo aquí más de dos meses y ya puedo asegurar sin temor a equivocarme que este es uno de los mejores lugares que podría yo encontrar en tal vasto mundo. Y, aunque esta ciudad no esté completamente bajo tierra, si hay algún que otro hechizo que la mantiene invisible a ojos de los que no la deben ver.
Me basta solo con girar la cabeza y mirar por uno de los grandes ventanales, rodeado por pequeñas vidrieras, y ver el gran imperio que está al alcance de mi mano. Soy la Hija del Rey, soy la Única heredera al trono de Seephé y de las zonas habitadas del Vinteren Riv, y, ahora, soy también la Señora de la Fortaleza de Aressher. Todo me va bien en la vida. Y sinceramente me gusta.
Sin embargo, también hay cosas malas entre tanta buena vida: El estrés que implica dirigir una Escuela de Caballería y de Magia, el llevar una vida rápida y corta, con apenas tiempo de descanso y tal...
Sin embargo, hay algo que me... ¿Molesta? ¿Sería esa la palabra apropiada? Bueno, no sé. Últimamente me llegó un paquete que contenía una sola pieza de papel en la que estaba escrita, con impoluta caligrafía, las palabras "Lo Sabemos", debajo de la palma de una mano... O algo así, la tinta se corrió por esa zona, como si lo escribiesen a toda prisa, o no hubieran dejado que la tinta se secase. De cualquier modo, junto a la carta había un anillo de plata con una gema negra, bastante grande, sobre la cual estaba colocado un blasón, fabricado en plata. También estaban adjuntas una máscara blanca y una capa con capucha de un color púrpura, con la ropa correspondiente que tendría que llevar debajo. En la parte de dentro del anillo estaba tallado " La Dama de Rojo " y " Aleketh ", en el habla común de los humanos. Si no recuerdo mal, Aleketh era una de las pocas ciudades que seguía erguida en las arenas del Desierto Eterno.
¿Pretenden que vaya allí por algún motivo en especial, llevando los ropajes, la máscara y el anillo proporcionados?
Al menos que sean más específicos.
Y me pregunto el por qué de "La Dama de Rojo". ¿Por mis cabellos flameantes? ¿Por mis ojos de sangre? ¿O por la mismísima sangre que corre por mis venas? Sea cual sea el motivo, no tengo ni idea de por qué eligieron este nombre para mi. Y no me interesa, realmente. No creo que acuda a esas reuniones...o lo que sean. Pero el anillo y la capa me los quedo, que me gustan.
Sinceramente, el color de los ropajes y de la capa me recordó al vino. Y el vino me recordó a mi querido compañero borrachín, Riak. Riak de la Casa de Nyx. Mi eterno compañero de conspiraciones y todas esas cosas. Me pregunto donde podría estar. Sin embargo, la gran ingesta de vino no parece disminuir su capacidad de pensar y de trazar planes; es más, parece aumentarla.
Bueno, están llamando a la puerta. Voy a ver quien es.
Cerré el diario y lo guardé en uno de los cajones del escritorio, dejé la pluma en el tintero y me levanté, rascándome suavemente la nuca, pensando en quien podría ser a tan altas horas de la noche. Me acerqué con paso tranquilo a la puerta, no sin antes encender las llamas de la chimenea, para dar más iluminación a la habitación además de las velas del escritorio. Coloqué la mano sobre el pomo de la puerta, y giré la mano, abriendo la puerta. Miré de arriba a abajo.
— Oh. Eres tú. ¿Se puede saber donde demonios te metiste? Aunque no lo pienses, una se preocupa por ti.
Dios, aun recuerdo el día en el que puse el pie en esta fortaleza, casi como si fuera ayer, aun recuerdo la primera vez en la que vi las estatuas que decoraban las salas, la luz violácea que me recibió con bastante agrado, y las negras torres que remataban los alrededores de la fortaleza, como vigías que se quedaban allí erguidos, sin descanso. Me gustó mucho.
Pero no solo hay magos oscuros aquí, aquí hay genios; pintores, poetas, músicos y trovadores de gran renombre. Aquí las ciencias están más avanzadas que en ninguna parte del mundo, aquí una puede vivir a sus anchas. ¿Y mencioné ya ciudad que hay cerca de la fortaleza? Una maravilla. Gente..."Honrada" es la que la puebla. ¡Por dios, si hasta un pintor me pidió que posara para él! Y claramente lo hice, pues no incluía ningún desnudo. Y el cuadro que pintó (Muy bonito, por cierto) ahora adorna la chimenea de mis alcoba.
Y sin embargo, no llevo aquí más de dos meses y ya puedo asegurar sin temor a equivocarme que este es uno de los mejores lugares que podría yo encontrar en tal vasto mundo. Y, aunque esta ciudad no esté completamente bajo tierra, si hay algún que otro hechizo que la mantiene invisible a ojos de los que no la deben ver.
Me basta solo con girar la cabeza y mirar por uno de los grandes ventanales, rodeado por pequeñas vidrieras, y ver el gran imperio que está al alcance de mi mano. Soy la Hija del Rey, soy la Única heredera al trono de Seephé y de las zonas habitadas del Vinteren Riv, y, ahora, soy también la Señora de la Fortaleza de Aressher. Todo me va bien en la vida. Y sinceramente me gusta.
Sin embargo, también hay cosas malas entre tanta buena vida: El estrés que implica dirigir una Escuela de Caballería y de Magia, el llevar una vida rápida y corta, con apenas tiempo de descanso y tal...
Sin embargo, hay algo que me... ¿Molesta? ¿Sería esa la palabra apropiada? Bueno, no sé. Últimamente me llegó un paquete que contenía una sola pieza de papel en la que estaba escrita, con impoluta caligrafía, las palabras "Lo Sabemos", debajo de la palma de una mano... O algo así, la tinta se corrió por esa zona, como si lo escribiesen a toda prisa, o no hubieran dejado que la tinta se secase. De cualquier modo, junto a la carta había un anillo de plata con una gema negra, bastante grande, sobre la cual estaba colocado un blasón, fabricado en plata. También estaban adjuntas una máscara blanca y una capa con capucha de un color púrpura, con la ropa correspondiente que tendría que llevar debajo. En la parte de dentro del anillo estaba tallado " La Dama de Rojo " y " Aleketh ", en el habla común de los humanos. Si no recuerdo mal, Aleketh era una de las pocas ciudades que seguía erguida en las arenas del Desierto Eterno.
¿Pretenden que vaya allí por algún motivo en especial, llevando los ropajes, la máscara y el anillo proporcionados?
Al menos que sean más específicos.
Y me pregunto el por qué de "La Dama de Rojo". ¿Por mis cabellos flameantes? ¿Por mis ojos de sangre? ¿O por la mismísima sangre que corre por mis venas? Sea cual sea el motivo, no tengo ni idea de por qué eligieron este nombre para mi. Y no me interesa, realmente. No creo que acuda a esas reuniones...o lo que sean. Pero el anillo y la capa me los quedo, que me gustan.
Sinceramente, el color de los ropajes y de la capa me recordó al vino. Y el vino me recordó a mi querido compañero borrachín, Riak. Riak de la Casa de Nyx. Mi eterno compañero de conspiraciones y todas esas cosas. Me pregunto donde podría estar. Sin embargo, la gran ingesta de vino no parece disminuir su capacidad de pensar y de trazar planes; es más, parece aumentarla.
Bueno, están llamando a la puerta. Voy a ver quien es.
Cerré el diario y lo guardé en uno de los cajones del escritorio, dejé la pluma en el tintero y me levanté, rascándome suavemente la nuca, pensando en quien podría ser a tan altas horas de la noche. Me acerqué con paso tranquilo a la puerta, no sin antes encender las llamas de la chimenea, para dar más iluminación a la habitación además de las velas del escritorio. Coloqué la mano sobre el pomo de la puerta, y giré la mano, abriendo la puerta. Miré de arriba a abajo.
— Oh. Eres tú. ¿Se puede saber donde demonios te metiste? Aunque no lo pienses, una se preocupa por ti.
Riak
Elfo
Nombre : Su-Riak de la Casa del Arce (Riak)
Escuela : Escuela del Bosque Dorado (ex-alumno), Maestro de la Fortaleza de Aressher (magia) y de Rossnatt (Transformación)
Bando : El Dios
Condición vital : Vivo, Kin-Shannay (Kai: Nessa)
Cargo especial : Maestro de Aressher (magia básica), Maestro de Transformación
Rango de mago : Nigromante, Especialista en Magia de Transformación
Clase social : Noble, destituido de su cargo como duque de la Casa del Arce, actual Duque de Nyx
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Re: Página 1: De la sangre que corre en mis venaspor Riak, Jue Oct 27, 2011 10:38 pm
Tras abandonar las Montañas de los Lobos, me materialicé en la Fortaleza de Aressher, frente a la puerta de los aposentos de Amy. Llevaba en la mano izquierda una botella medio vacía de vino de Tamika, la cual me había asegurado de coger antes de salir de la caseta. Aquel líquido no merecía pasarse el resto de la noche entre aquellas frías paredes de cristal; ¿no era una acción solidaria ampararlo entre la calidez de mi garganta...?
Alcé la mano que me quedaba libre y llamé dos veces a la puerta. Abrió quien esperaba. Amy llevaba su túnica gris que la delataba como Señora de la Fortaleza, aunque decorada con toques personales. No podía negarse que le sentaba bien. Muy, muy bien.
—Disculpa, mi estimada Señora, estuve pasando el día por las plácidas montañas élficas. Ya sabes, arreglando asuntos familiares. —Eché una mirada al interior de la sala—. ¿Puedo pasar? —Levanté la botella y la coloqué entre nosotros, para que pudiera apreciar bien la etiqueta—. Traigo el mejor vino del mundo como ofrenda. —Solté un suspiro resignado—. Mis familiares no quisieron aceptar una sola copa, qué lástima... Somos taan distintos.
Esbocé una sonrisa y recorrí a la joven con la mirada, apoyándome ligeramente en el marco de la puerta.
—Pensé que, tal vez, tú sí aceptarías compartir esta humilde afición conmigo... aunque sea demasiado osado por mi parte pedirle a una reina gastar su tiempo con este pobre elfo desventurado...
Le dirigí una mirada pícara y esperé a que me diera paso.
Alcé la mano que me quedaba libre y llamé dos veces a la puerta. Abrió quien esperaba. Amy llevaba su túnica gris que la delataba como Señora de la Fortaleza, aunque decorada con toques personales. No podía negarse que le sentaba bien. Muy, muy bien.
—Disculpa, mi estimada Señora, estuve pasando el día por las plácidas montañas élficas. Ya sabes, arreglando asuntos familiares. —Eché una mirada al interior de la sala—. ¿Puedo pasar? —Levanté la botella y la coloqué entre nosotros, para que pudiera apreciar bien la etiqueta—. Traigo el mejor vino del mundo como ofrenda. —Solté un suspiro resignado—. Mis familiares no quisieron aceptar una sola copa, qué lástima... Somos taan distintos.
Esbocé una sonrisa y recorrí a la joven con la mirada, apoyándome ligeramente en el marco de la puerta.
—Pensé que, tal vez, tú sí aceptarías compartir esta humilde afición conmigo... aunque sea demasiado osado por mi parte pedirle a una reina gastar su tiempo con este pobre elfo desventurado...
Le dirigí una mirada pícara y esperé a que me diera paso.
Amy Lackless
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Re: Página 1: De la sangre que corre en mis venaspor Amy Lackless, Jue Oct 27, 2011 11:17 pm
— Oh, Riak, sáltate estas formalidades innecesarias; nos conocemos desde hace bastante tiempo, no es necesario que me trates como si fuese más importante que tú.— Sonreí maliciosamente— Aunque lo sea, realmente.
Le sonreí un momento, recorriéndole con mi mirada: No había cambiado nada. Pero nada de nada. Seguía siendo el mismo elfo de siempre. Pero la botella de vino me hacía entender que había bebido la mitad y probablemente estaba dispuesto a compartir la otra mitad conmigo. Así que tranquilamente desvié la mirada unos instantes, antes de clavarla sobre la suya, que claramente estaba mirando a otra parte.
— Riak, alma mía, mis ojos están aquí arriba. Pero si quieres seguir mirándome los senos bien por ti, aunque no creo que tus partes viriles salgan ilesas.— Solté una risita mientras escuché sus palabras— ¿El mejor vino del mundo? Tendré que confiar en ti, no conozco a nadie que sepa más de vino que tú...
Me aparté del marco de la puerta y me adentré más en mi morada, acercándome a la chimenea, mientras oía el crepitar de las llamas y notaba sobre mi piel el calor de las llamas.
— Va, no te quedes allí, puedes entrar.
Le sonreí un momento, recorriéndole con mi mirada: No había cambiado nada. Pero nada de nada. Seguía siendo el mismo elfo de siempre. Pero la botella de vino me hacía entender que había bebido la mitad y probablemente estaba dispuesto a compartir la otra mitad conmigo. Así que tranquilamente desvié la mirada unos instantes, antes de clavarla sobre la suya, que claramente estaba mirando a otra parte.
— Riak, alma mía, mis ojos están aquí arriba. Pero si quieres seguir mirándome los senos bien por ti, aunque no creo que tus partes viriles salgan ilesas.— Solté una risita mientras escuché sus palabras— ¿El mejor vino del mundo? Tendré que confiar en ti, no conozco a nadie que sepa más de vino que tú...
Me aparté del marco de la puerta y me adentré más en mi morada, acercándome a la chimenea, mientras oía el crepitar de las llamas y notaba sobre mi piel el calor de las llamas.
— Va, no te quedes allí, puedes entrar.
Riak
Elfo
Nombre : Su-Riak de la Casa del Arce (Riak)
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Re: Página 1: De la sangre que corre en mis venaspor Riak, Jue Oct 27, 2011 11:35 pm
Amy no pasó inadvertido el detalle y tuve que subir la mirada para enfocarla en sus ojos de sangre.
—No me lo tengas en cuenta; hay cosas que uno, desgraciadamente, no puede evitar...
La joven se adentró en la habitación y se colocó frente a la chimenea. Me invitó a entrar y, como no podía ser de otra manera, acepté su invitación. Cerré la puerta al entrar y dejé la botella de vino sobre una bonita mesita que se hallaba a pocos metros de la chimenea. Con un suave movimiento de dedos hice aparecer un par de copas y serví la bebida con absoluta delicadeza; no en vano, eran las manos de todo un experto.
—Aquí tienes, tu copa de vino de Tamika servida con todo mi amor y dedicación —dije, ofreciéndole la copa.
Sonreí y tomé asiento sobre una silla que acompañaba a la mesa. Volví a mirarla, pero esta vez no la observaba directamente a ella. De hecho, estaba intentando acordarme del verdadero motivo de mi visita. Era algo importante, alguna conspiración, pero...
—Muy bonito ese retrato —fue lo único que señalé, mientras las llamas proyectaban su luz anaranjada sobre mi silueta y sobre la de Amy—. ¿Me lo regalas?
—No me lo tengas en cuenta; hay cosas que uno, desgraciadamente, no puede evitar...
La joven se adentró en la habitación y se colocó frente a la chimenea. Me invitó a entrar y, como no podía ser de otra manera, acepté su invitación. Cerré la puerta al entrar y dejé la botella de vino sobre una bonita mesita que se hallaba a pocos metros de la chimenea. Con un suave movimiento de dedos hice aparecer un par de copas y serví la bebida con absoluta delicadeza; no en vano, eran las manos de todo un experto.
—Aquí tienes, tu copa de vino de Tamika servida con todo mi amor y dedicación —dije, ofreciéndole la copa.
Sonreí y tomé asiento sobre una silla que acompañaba a la mesa. Volví a mirarla, pero esta vez no la observaba directamente a ella. De hecho, estaba intentando acordarme del verdadero motivo de mi visita. Era algo importante, alguna conspiración, pero...
—Muy bonito ese retrato —fue lo único que señalé, mientras las llamas proyectaban su luz anaranjada sobre mi silueta y sobre la de Amy—. ¿Me lo regalas?
Amy Lackless
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Re: Página 1: De la sangre que corre en mis venaspor Amy Lackless, Jue Oct 27, 2011 11:56 pm
— Esta vez te lo dejaré pasar— Le dije con tono severo, como una maestra que riñe a su alumno, aunque se pudo notar el tono de broma.
Vi como Riak invocó dos copas y sirvió vino en ellas y yo, gustosa, le robé con rapidez la primera copa que sirvió y le di un suave trago, notando los sabores del buen vino impregnarse en mi paladar, y sonreí, cerrando los ojos. Al abrirlos, tomé una silla de roble y la llevé hacia la mesa donde se sentó Riak, apoyando el codo sobre la mesa y apoyando mi cabeza sobre el brazo.
En mi mano libre, seguía sosteniendo la copa de vino, mientras miraba fijamente a Riak.
— Aunque desearía que esta visita repentina era para gozar de nuestra mutua compañía me temo que no es así.
Di un trago al vino nuevamente, notando todos los sabores y todos los aromas, casi pudiendo viajar hacia la mismísima Tamika, hacia los millones de viñedos que colmaban sus tierras, regados por los múltiples ríos que recorrían Elsëwyr, la parte sur del continente élfico. Solté un suspiro al oír su pregunta.
— Riak, alma mía, debes entender que le tengo mucho aprecio al cuadro. Es la primera cosa que compré en Ros...Ros... Bueno, ya sabes, la ciudad cercana a esta fortaleza. Siempre me olvido de su nombre. Comprende que no te lo puedo dar, quisiera tenerlo aquí por siempre— Dejé salir otra risita, típica de mi— Quiero que las futuras generaciones sepan que yo, Amèlie Lackless, fui quien llevó a los Servidores del Dios a la gloria. Así que no, no puedo regalarte el cuadro. Otras cosas...quizá, quizá, quizá.
Vi como Riak invocó dos copas y sirvió vino en ellas y yo, gustosa, le robé con rapidez la primera copa que sirvió y le di un suave trago, notando los sabores del buen vino impregnarse en mi paladar, y sonreí, cerrando los ojos. Al abrirlos, tomé una silla de roble y la llevé hacia la mesa donde se sentó Riak, apoyando el codo sobre la mesa y apoyando mi cabeza sobre el brazo.
En mi mano libre, seguía sosteniendo la copa de vino, mientras miraba fijamente a Riak.
— Aunque desearía que esta visita repentina era para gozar de nuestra mutua compañía me temo que no es así.
Di un trago al vino nuevamente, notando todos los sabores y todos los aromas, casi pudiendo viajar hacia la mismísima Tamika, hacia los millones de viñedos que colmaban sus tierras, regados por los múltiples ríos que recorrían Elsëwyr, la parte sur del continente élfico. Solté un suspiro al oír su pregunta.
— Riak, alma mía, debes entender que le tengo mucho aprecio al cuadro. Es la primera cosa que compré en Ros...Ros... Bueno, ya sabes, la ciudad cercana a esta fortaleza. Siempre me olvido de su nombre. Comprende que no te lo puedo dar, quisiera tenerlo aquí por siempre— Dejé salir otra risita, típica de mi— Quiero que las futuras generaciones sepan que yo, Amèlie Lackless, fui quien llevó a los Servidores del Dios a la gloria. Así que no, no puedo regalarte el cuadro. Otras cosas...quizá, quizá, quizá.
Riak
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Re: Página 1: De la sangre que corre en mis venaspor Riak, Vie Oct 28, 2011 12:18 am
Mis ojos volvieron a posarse en Amy, que ahora había tomado asiento frente a mí. «Aunque desearía que esta visita repentina era para gozar de nuestra mutua compañía me temo que no es así», dijo, y me pregunté si ella recordaría el verdadero motivo de mi visita. Bueno, verdadero o no, en aquel momento se me ocurrían motivos más interesantes que el que hubiera sido el original.
—Sí, sí, llevas razón. El deber me llama y, en los últimos días, son muchas las conspiraciones que debo sacar adelante. La vida de un nigromante es tan dura...
Llevé la copa a mis labios y vacié su contenido mientras escuchaba la respuesta de Amy a mi pregunta acerca del cuadro.
—Entiendo... Es una pena, me habría gustado tenerlo en mi galería particular, junto al resto de tesoros que he ido acumulando a lo largo del tiempo. —Me serví otra copa y me mantuve unos minutos en silencio, hasta volver a vaciar su contenido—. Pero... se me ocurren muchas cosas que podrías regalarme. —Me puse en pie y rodeé la mesa hasta quedarme detrás de la silla de Amy. Apoyé una mano en la mesa y acerqué mis labios a su oído, para que solo ella percibiera, desde la perspectiva más cercana, las palabras que iba a dedicarle—. Regálame algo cálido, algo apasionado, intenso, efímero en el tiempo pero eterno en la memoria... Regálame algo... humano.
Y entonces la sonrisa hasta entonces mantenida desapareció de mi rostro para dar paso a una mirada indescriptible que clavé en la nigromante.
—Sí, sí, llevas razón. El deber me llama y, en los últimos días, son muchas las conspiraciones que debo sacar adelante. La vida de un nigromante es tan dura...
Llevé la copa a mis labios y vacié su contenido mientras escuchaba la respuesta de Amy a mi pregunta acerca del cuadro.
—Entiendo... Es una pena, me habría gustado tenerlo en mi galería particular, junto al resto de tesoros que he ido acumulando a lo largo del tiempo. —Me serví otra copa y me mantuve unos minutos en silencio, hasta volver a vaciar su contenido—. Pero... se me ocurren muchas cosas que podrías regalarme. —Me puse en pie y rodeé la mesa hasta quedarme detrás de la silla de Amy. Apoyé una mano en la mesa y acerqué mis labios a su oído, para que solo ella percibiera, desde la perspectiva más cercana, las palabras que iba a dedicarle—. Regálame algo cálido, algo apasionado, intenso, efímero en el tiempo pero eterno en la memoria... Regálame algo... humano.
Y entonces la sonrisa hasta entonces mantenida desapareció de mi rostro para dar paso a una mirada indescriptible que clavé en la nigromante.
Amy Lackless
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Re: Página 1: De la sangre que corre en mis venaspor Amy Lackless, Sáb Oct 29, 2011 1:38 am
— Oh, tú.
Le sonreí, al oír sus palabras, y me acabé el contenido de la copa de plata, bebiendo sin pudor el resto del vino, hasta sirviéndome un poco más. Escuchaba sus palabras halagadoras, apoyándome en el respaldo de la silla, con los ojos cerrados mientras bebía a tragos suaves y cortos el vino que me serví.
— Podría conseguirte otro, si quisieras. No sería igual, ya sabes, uno nuevo. Quizá sin similitudes a este. Bueno, excepto que saldría yo en él. ¿Te sirve?— Le sonreí, viendo como se levantaba y se colocaba tras mi silla.
Aprovechando los movimientos del nigromante, me dejé descansar sobre la mesa, tranquila, pronto notando como colocaba la mano sobre la mesa y como se inclinaba hacia mi, llevando sus labios cerca de mis oídos, susurrando unas suaves palabras que, aunque sonaban gentiles, podían percibir cierto deje de lujuria.
— Ah, mi más querido nigromante...
Me levanté y clavé mi mirada sobre él, tomando suavemente su mentón, mientras le dirigía una suave sonrisa.
Las llamas que daban iluminación se atenuaron hasta extinguirse.
Alrededor de una hora después, y tras hacer un gesto con mi mano izquierda, la luz de algunas velas volvió a iluminar la habitación. Tranquila, me giré, y descansé mi cabeza en el pecho de Riak, quedándome así durante un largo rato, hasta que por fin decidí romper el silencio, volviendo al tema de conversación inicial.
— Deberíamos repetirlo— Dije como si nada—, pero se que tampoco este fue el motivo de tu visita— Mientras hablaba hacía pequeños circulitos con el dedo en su pectoral derecho—. Déjame adivinar: Necesitas que envenene a alguien...
Le sonreí, al oír sus palabras, y me acabé el contenido de la copa de plata, bebiendo sin pudor el resto del vino, hasta sirviéndome un poco más. Escuchaba sus palabras halagadoras, apoyándome en el respaldo de la silla, con los ojos cerrados mientras bebía a tragos suaves y cortos el vino que me serví.
— Podría conseguirte otro, si quisieras. No sería igual, ya sabes, uno nuevo. Quizá sin similitudes a este. Bueno, excepto que saldría yo en él. ¿Te sirve?— Le sonreí, viendo como se levantaba y se colocaba tras mi silla.
Aprovechando los movimientos del nigromante, me dejé descansar sobre la mesa, tranquila, pronto notando como colocaba la mano sobre la mesa y como se inclinaba hacia mi, llevando sus labios cerca de mis oídos, susurrando unas suaves palabras que, aunque sonaban gentiles, podían percibir cierto deje de lujuria.
— Ah, mi más querido nigromante...
Me levanté y clavé mi mirada sobre él, tomando suavemente su mentón, mientras le dirigía una suave sonrisa.
Las llamas que daban iluminación se atenuaron hasta extinguirse.
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Alrededor de una hora después, y tras hacer un gesto con mi mano izquierda, la luz de algunas velas volvió a iluminar la habitación. Tranquila, me giré, y descansé mi cabeza en el pecho de Riak, quedándome así durante un largo rato, hasta que por fin decidí romper el silencio, volviendo al tema de conversación inicial.
— Deberíamos repetirlo— Dije como si nada—, pero se que tampoco este fue el motivo de tu visita— Mientras hablaba hacía pequeños circulitos con el dedo en su pectoral derecho—. Déjame adivinar: Necesitas que envenene a alguien...
Riak
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Re: Página 1: De la sangre que corre en mis venaspor Riak, Sáb Oct 29, 2011 6:30 pm
Mis dedos se enredaron en la melena de Amy y ensortijaron algunos de sus mechones con extrema suavidad, como si estuviera acariciando a un niño dormido cuidándome de no romper su sueño. Ella trazó círculos sobre mi pecho desnudo y regresó al tema de conversación que, por los placenteros azares del destino, habíamos dejado a medias.
—Tú siempre tan sagaz. Sí, necesito de tus cualificadas dotes de empoisonneuse —dije, empleando la palabra élfica que designaba a los especialistas en la creación de pócimas y venenos—. Un brebaje de la voluntad, para ser exactos. Supongo que ya lo habrás utilizado. Más de una vez, me atrevería a estimar.
Recorrí las paredes de la habitación con la mirada y me mantuve unos segundos en silencio, para luego devolver la vista a Amy.
—Tengo la sangre de la víctima lista. Solo necesito que alguien le de el brebaje y ya está... —Suspiré—. Pensé en ti porque no creo que nadie pueda hacerlo mejor. Es un plan bastante importante y no quiero dejarlo en manos de cualquiera. —Esbocé una sonrisa perversa—. El muchacho está herido, próximo a la muerte. Si lo sanas y lo amparas, te habrás ganado su confianza y podrás envenenarlo libremente. No te será difícil, puesto que ya lo "ayudaste" una vez.
Contemplé el rostro de Amy bajo la tenue luz anaranjada de las velas. Las sombras perfilaban su rostro y recortaban la silueta de un cuerpo que, minutos antes, había recorrido en toda su extensión.
—Espero que te haya satisfecho mi particular pago —añadí, con cierta picardía—. Si todos los favores pudieran pagarse así, no me importaría estar permanentemente en deuda contigo...
—Tú siempre tan sagaz. Sí, necesito de tus cualificadas dotes de empoisonneuse —dije, empleando la palabra élfica que designaba a los especialistas en la creación de pócimas y venenos—. Un brebaje de la voluntad, para ser exactos. Supongo que ya lo habrás utilizado. Más de una vez, me atrevería a estimar.
Recorrí las paredes de la habitación con la mirada y me mantuve unos segundos en silencio, para luego devolver la vista a Amy.
—Tengo la sangre de la víctima lista. Solo necesito que alguien le de el brebaje y ya está... —Suspiré—. Pensé en ti porque no creo que nadie pueda hacerlo mejor. Es un plan bastante importante y no quiero dejarlo en manos de cualquiera. —Esbocé una sonrisa perversa—. El muchacho está herido, próximo a la muerte. Si lo sanas y lo amparas, te habrás ganado su confianza y podrás envenenarlo libremente. No te será difícil, puesto que ya lo "ayudaste" una vez.
Contemplé el rostro de Amy bajo la tenue luz anaranjada de las velas. Las sombras perfilaban su rostro y recortaban la silueta de un cuerpo que, minutos antes, había recorrido en toda su extensión.
—Espero que te haya satisfecho mi particular pago —añadí, con cierta picardía—. Si todos los favores pudieran pagarse así, no me importaría estar permanentemente en deuda contigo...
Amy Lackless
Humana
Nombre : Amelia Lackless
Escuela : Escuela del Lago de la Luna (ex-alumna), Fortaleza de Aressher (Maestra)
Bando : El Dios
Condición vital : Viva
Cargo especial : Señora de la Fortaleza de Aressher, Maestra de Nigromancia
Rango de mago : Nigromante, Especialista en Nigromancia
Clase social : Reina
Mensajes : 275
Fecha de inscripción : 04/05/2011
Re: Página 1: De la sangre que corre en mis venaspor Amy Lackless, Dom Oct 30, 2011 2:38 am
— Em-poi-son-eu-se~— Repetí la palabra sin dejar de realizar el movimiento sobre su pecho, hasta que me incorporé lentamente para mirarle fijamente a los ojos— Bien, tienes la sangre de Will. Pero falta tu sangre. Y la base. ¿Le gusta a Will el Vino? Como padre— Recalqué la palabra, pues esta pócima solo funcionaba en descendientes directos, y no parecía ser la madre de Will—, ¿Conoces los gustos de tu hijo, acaso?
Oí la afirmación de Riak y dejé salir una media sonrisa; sí, lo había usado varias veces con mi padre y con mi madre, simplemente para que las cosas saliesen como deseaba. Sin embargo, le dediqué un pequeño beso en los labios, cerrando los ojos.
Finalmente, me separé, casi al mismo tiempo que un guardia irrumpía en la habitación, pronto dándose cuenta de la desnudez. Fruncí el ceño, algo molesta por la interrupción.
— ¿¡Qué es tan importante como para molestarme a estas horas de la noche!?— Pregunté, claramente molesta, casi sin darme cuenta haciendo que las llamas de la habitación tornasen violetas.
El guardia se dio la vuelta mientras yo me levantaba y salía de la cama y, mediante la magia, me colocaba una túnica negra decorada con hilo de plata.
— ¡M-Mi señora!— Dijo el guardia con voz interrumpida por tanto pánico como vergüenza— ¡H-Hay un int...intruso en la fortaleza! N...no...- ¡No podemos pararle! ¡Es el diablo!
Dejé que la indignación me llevara, así que, con un bofetón muy sonoro, acompañado de un "¡Panda de inútiles!", hice que el guardia se marchara. Me volteé hacia Riak.
— Perdón, pero estos incompetentes no pueden evitar que alguien entre en la fortaleza. Volveré pronto.
Y desaparecí en una nube de llamas violetas.
Oí la afirmación de Riak y dejé salir una media sonrisa; sí, lo había usado varias veces con mi padre y con mi madre, simplemente para que las cosas saliesen como deseaba. Sin embargo, le dediqué un pequeño beso en los labios, cerrando los ojos.
Finalmente, me separé, casi al mismo tiempo que un guardia irrumpía en la habitación, pronto dándose cuenta de la desnudez. Fruncí el ceño, algo molesta por la interrupción.
— ¿¡Qué es tan importante como para molestarme a estas horas de la noche!?— Pregunté, claramente molesta, casi sin darme cuenta haciendo que las llamas de la habitación tornasen violetas.
El guardia se dio la vuelta mientras yo me levantaba y salía de la cama y, mediante la magia, me colocaba una túnica negra decorada con hilo de plata.
— ¡M-Mi señora!— Dijo el guardia con voz interrumpida por tanto pánico como vergüenza— ¡H-Hay un int...intruso en la fortaleza! N...no...- ¡No podemos pararle! ¡Es el diablo!
Dejé que la indignación me llevara, así que, con un bofetón muy sonoro, acompañado de un "¡Panda de inútiles!", hice que el guardia se marchara. Me volteé hacia Riak.
— Perdón, pero estos incompetentes no pueden evitar que alguien entre en la fortaleza. Volveré pronto.
Y desaparecí en una nube de llamas violetas.
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