Mares de sangre (William)
Santiago Prestalanza
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Mares de sangre (William)por Santiago Prestalanza, Vie Jul 04, 2014 4:31 pm
William corría de una patrulla de guardias por los callejones del puerto, los charcos de agua que generaban los barriles de pescado eran el único sonido bajo la Luna al pisarlos, solo ensordecido por el tintinear de las armaduras de los guardias, el joven mago corrió hacia un callejón donde se ocultó bajo unas lonas, pasó allí unos tres minutos hasta que no escuchó nada, salió de su escondite solo para ver a dos marineros borrachos que al verle se rieron y sacaron cada uno un puñal de pesca, el más mayor sonrió y dejo al descubierto una asquerosa e incompleta dentadura.

- Mira Krotovich... un culito joven -. Ambos rieron y este más anciano se acercó a él con aire amenazante, Will preparó un hechizo para acabar con ellos pero se detuvo al escuchar tras él:

- ¡Al suelo! -. De entre las lonas y con la tapa de un barril como sombrero surgió un hombre fornido con una ballesta un tanto extraña, el mago obedeció y él ballestero disparó contra el viejo marinero, el virote se clavó en su ojo y debido a la cercanía el cuerpo fue despedido unos metros, su compañero comenzó a correr y el tirador salió de su escondite sacando un virote con la punta azul de su carcaj, cargó su arma, salió a la bocacalle y disparó contra su objetivo, Will vio de reojo como el proyectil estallaba al alcanzar su pierna y le hacia caer al suelo, el marinero se puso a gritar y trató de huir arrastrándose de su agresor, armó otro virote y cuando se acercó le disparó en la cabeza, al culminar su trabajo tiró su extraño disfraz al mar y se acercó al joven:

- Chaval, esto sera un hervidero de guardias dentro de un par de minutos, te recomiendo que vengas conmigo -. Se puso la ballesta a la espalda y comenzó a correr calle abajo.
William E. Arkwright
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Re: Mares de sangre (William)por William E. Arkwright, Vie Jul 04, 2014 5:11 pm
Efectivamente, como había sospechado durante mucho tiempo, no estaba hecho para soportar la monotonía de una vida tranquila. Estaba cansado de pensar, de esperar, de creer que algún día iban a llegar los cambios que tanto ansiaba, como caídos del cielo. No, ya no podía seguir trabajando en el puerto, llevando la vida de cualquier miserable que nunca hubiera sacado los pies de la tierra, que nunca los hubiera hundido en el mar, en el peor de los mares.

No vi al tal Scott cuando pasaron los dos días; entonces, decidí que no iba a esperar más. Había llegado a la conclusión de que debía dejarme arrastrar, de nuevo, por la locura, volver a las andadas, pero de forma más cauta. A él no lo vi, y decidí que buscaría la manera de hacerlo solo. Pero el barco zarpó, y ya fue demasiado tarde.


~ o ~


Aquella noche, tuve un pequeño problema. Mi primer plan era conseguir dinero, de la forma más rápida posible, porque el dinero era la llave que abría la puerta de casi todas las cosas. Y esa noche resultó que estaba sentado en la puerta de la taberna, hundido en las sombras, mientras contemplaba el ir y venir de los borrachos.

Todos vestían como miserables y, seguramente, sus bolsillos estarían más vacíos que los míos... Hasta que me llegó, de pronto, el olor de un vino conocido, el olor de un vino caro, que procedía de tierras lejanas... «Tamika». Como no reconocer aquel vino maldito; solo por verlo desaparecer del mundo, habría quemado todos los viñedos de la tierra.

El hombre que desprendía el olor era un viejo bien vestido, que llevaba en el cinto bolsas cargadas de oro, y en el cuello un colgante de piedras preciosas. Todos los rateros estarían esperando, escondidos, el momento para asaltarlo; pero aquella noche, yo sería el primero.

Tomó la equivocada decisión de introducirse por una calle solitaria. Y yo lo seguí. Estaba tan borracho que robarle fue tarea sencilla. Pero entonces me giré y maldije haber sido tan despistado. Metí las joyas que pude conseguir en los bolsillos de mi capa raída. Después, me di la vuelta y eché a correr. Había sido sencillo robar; probablemente, escapar de los guardias no fuera tan fácil.


~ o ~


Escondido entre las lonas, habiendo conseguido un lugar donde ocultarme, al menos de forma temporal, otro problema brotó. Al principio me asusté, pero luego, me limité a resoplar. Solo eran dos borrachos, viejos. La bola de fuego más sencilla me bastaría para hacerlos arder hasta que no quedaran de ellos ni los huesos; después de haber estado rodeado de nigromantes, ¿qué enemigo podía asustarme en Puerto Agnolia?

«Ninguno, ninguno debería», me dije. Pero en ese momento apareció otro hombre en la escena, con una ballesta, que me ahorró utilizar la magia, un acto que podía ser peligroso si reparaba en mí el ojo avispado de algún inquisidor.

El hombre los derrotó y yo lo miré, con el ceño fruncido. Tenía razón al decir que los guardias no tardarían en venir y, ciertamente, no me importaba ya cuáles fueran las intenciones del ballestero.

Lo sé —dije, simplemente.

Y tomé aire y eché a correr tras él, mientras pensaba que hacía tiempo que no emprendía una huida tan apresurada.

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Re: Mares de sangre (William)por Santiago Prestalanza, Vie Jul 04, 2014 5:39 pm
Durante la huida esquivaron varias patrullas que alertaron a casi toda la guardia del puerto, en un momento concreto el ballestero cogió una capa de uno de los puestos de tela y se la puso dejando a la vista solo el mango de su arma, el tirador se movía rápido entre los callejones y los obstáculos de los mismos, tras varios minutos de huida alcanzaron lo que parecía un templo de la Inquisición, en vez de acercarse por la puerta principal el ballestero subió por un muro derruido hasta el edificio de al lado que en su día debió ser una anexión de dicho templo ya que tenía un campanario algo ruinoso, el tirador ayudó a subir a su compañero hasta él y se sentaron dentro donde tras romper un virote de los azules saltaron unas chispas que encendieron una pequeña fogata, el fuego no se vería desde fuera pues las gruesas paredes de piedra eran muy altas y todo estaba bastante bien aislado y tapado.

El ballestero se quitó la capucha y dejo ver unos ojos bicolor: azul y marrón, el guerrero miró a su invitado y dijo:

- Disculpa mis modales chico, mi nombre es Herik, encantado -. Le dio un par de golpes en el hombro y se sentó a buscar algo bajo un tablón, de este sacó una botella bastante polvorosa y dos vasos que estaban algo más limpios, sirvió de dicha botella un liquidó amarillento que soltaba una espuma blanca tras lo que ofreció uno de los vasos al joven, se sentó junto a la fogata y uso de mesita para su vaso una silla rota. Dio un sorbó, levantó el vaso y dijo:

- Un placer digno de un dios, dime chaval, como te llamas y lo que es más importante ¿Que hacías ahí a esas horas? -. Antes de que contestara puso una mueca de incomodidad e hizo un gesto con la mano para que Will esperara, acto seguido sacó de su espalda la ballesta y la dejo sobre la mesa a la que pertenecía la silla. Will pudo verla claramente entonces, se trataba de un arma explendida, hecha de las mejores maderas de todos los reinos, estaba reforzada con hueso de dragón y podía lanzar dos virotes simultáneos pero lo que más podía llamar la atención era un cilindro en cuyos extremos había dos cristales maravillosamente pulidos.
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Re: Mares de sangre (William)por William E. Arkwright, Sáb Jul 05, 2014 10:27 pm
No estaba seguro de que fuera lo más conveniente sentarse a beber cerveza con los guardias pisándonos los talones, pero, si algo debía reconocer, era que el desconocido había escogido un buen escondite, donde hasta la llamarada de la fogata era invisible desde fuera. Esperaba que tampoco el humo nos delatara.

Entonces, a la luz del fuego, y de cerca, pude ver mejor al hombre, y me llamaron la atención aquellos ojos peculiares, cada uno de un color. El desconocido, cuyo nombre dijo que era Herik, se mostró hospitalario al invitarme a beber, y a mí tanta hospitalidad me resultaba extraña, sobre todo teniendo en cuenta que estábamos en las calles de Puerto Agnolia, a una hora donde los peligros y los problemas podían aflorar en cada esquina.

Tomé el vaso y lo observé detenidamente. Me lo acerqué a los labios, aún sin beber, de forma que pudiera respirar el olor. Solo olía a cerveza, simple cerveza, nada más. Si hubiera habido algo más, tal vez lo habría notado. O tal vez no. «¿Qué más da?». No lo pensé más, confié en la "buena suerte" que me había librado en el pasado de problemas peores y bebí.

Mientras Herik sacaba la ballesta y la dejaba sobre la silla, permanecí callado. Incluso frente a los ojos de un absoluto desconocedor de la materia, como era yo, se podía adivinar fácilmente que se trataba de un arma de calidad, de esas que rara vez se ven en un hombre del puerto. Pero no me impresionó; nunca me habían interesado especialmente ese tipo de armas.

Me llamo William.

Volví a callar durante unos instantes, meditando si debía decir la verdad. No podía, sin embargo, fingir que era un joven ingenuo e inocente, puesto que el ballestero sabía que estaba huyendo de los guardias.

Tomé otro trago. Tal vez para mi compañero aquella bebida fuera todo un manjar, pero a mí no me gustaba demasiado su sabor.

Acababa de salir de una taberna e iba a hacer... negocios para conseguir algo de dinero. Y, bueno, luego las cosas se complicaron.

No tenía la sensación de estar ante un hombre cualquiera; un hombre cualquiera no podía permitirse tales armas. Quizás fuera alguien de poder y, en función de quién fuera y de la suerte que yo tuviera, eso podía reportarme grandes ganancias o convertirse en mi perdición. Me pareció entonces conveniente medir todas y cada una de mis palabras.

Gracias por ayudarme —comencé—. ¿Tú también huías?

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Re: Mares de sangre (William)por Santiago Prestalanza, Lun Jul 07, 2014 3:42 pm
Herik suspiró mientras se quitaba las botas, se tomó el tiempo de dar otro trago antes de responder y dijo:

- No, la verdad es que llevaba una hora y media allí escondido esperando a ese bastardo, el imbécil había engañado a mi señor y había ejecutado a unos prisioneros que iban a convertirse en parte de su ejercito, es mi trabajo, soy un asesino de asesinos -. Volvió a beber y continuó:

- ¡Por la Diosa! -. Resopló y tras dejar su vaso en la silla se tumbó sobre una manta gruesa usando de almohada su capa doblada, cerró su ojo marrón y miró el reflejo de la Luna en la pared del piso de arriba donde no había suelo que lo separara.

- Cuéntame William ¿Te perseguían solo por robar esas cinco joyas o por algo peor? Y si, las he visto, cuesta esconder algo así, reflejan mucho el fuego -. El ballestero sonrió, su trabajo consistía en fijarse en detalles tan ridículos como ese. Se giró y miró al joven a la espera de su respuesta, Herik se tomaba rápidamente esas confianzas pero no le importaba que sentara mal a los demás pues era así y nada le haría cambiar.
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Re: Mares de sangre (William)por William E. Arkwright, Lun Jul 07, 2014 8:51 pm
Contrariamente a lo que habría sido de esperar usando el sentido común, me tranquilizó saber que era un asesino. Aunque fuera un asesino de asesinos. En mis circunstancias, temía más a los hombres de la Justicia que a los criminales. Hasta tal punto había cambiado mi vida en los últimos años.

Me sorprendió que se hubiera fijado en las joyas. En el frenesí de la huida, incluso yo me había olvidado de ellas. Las saqué, entonces, de los bolsillos y las contemplé a la luz del fuego. Efectivamente, eran cinco; ni siquiera las había contado. Dos colgantes de oro y gemas y tres anillos. No estaba mal, pero tampoco era suficiente.

«Hay gente que me persigue por cosas peores. Pero no era el caso», me dije, mientras adoptaba una postura más cómoda. El tal Herik hablaba como si fuera un viejo conocido; no podía advertir ningún tono de recelo en su voz. No obstante, estaba convencido de que, pese a su actitud despreocupada, no había bajado la guardia en ningún momento.

Solo robé cinco joyas —admití—. Al borracho no lo maté, aunque dudo que la sociedad hubiera sentido mucho su pérdida si lo hubiera hecho.

Unos momentos antes, el hombre había hablado de su señor, por lo que até cabos y deduje que el hecho de que semejante ballesta estuviera en sus manos se debía a su trabajo para dicho señor, que debía ser realmente poderoso. ¿Quién sería? ¿Lo habría visto alguna vez? Solo esperaba que no, al igual que esperaba que la invocación a la Diosa del ballestero no estuviera cargada de una fe inquebrantable.

No lo hice por gusto, sino por necesidad —me justifiqué—. Trabajo limpiando pescado en el puerto y eso a duras penas me da para vivir. Es tan triste la vida en Puerto Agnolia que ni siquiera robando puede uno llegar a triunfar...

Suspiré, mientras le daba vueltas a uno de los anillos entre mis dedos. A simple vista parecía de oro, pero, al observarlo con mayor detenimiento, me di cuenta de que la capa dorada se había caído por algunos puntos. Aquello no tenía ningún valor. En la misma mano en la que sostenía este anillo, llevaba puesto otro, en el dedo anular; era mi anillo de plata, con una esmeralda en el centro, que era mil veces más valioso que aquel, pero que jamás sería capaz de vender.

No es oro —dije, decepcionado—. A este ritmo, pasarán cuarenta años hasta que pueda volver a tener un barco.

«Si nadie me ofrece alguna otra posibilidad», era el sentido oculto que venía implícito en mis palabras. Miré primero la ballesta, luego el fuego y, por último, a mi interlocutor.

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Re: Mares de sangre (William)por Santiago Prestalanza, Mar Jul 08, 2014 1:14 pm
Herik absorbió todas las palabras del muchacho pero no dijo nada hasta pasado un rato en el cual aprovechó para sacar un virote de su carcaj y se limitó a jugar con él.

- Así que limpiando pescado eh... es un trabajo honrado... pero horrible la verdad, aunque permiteme el lujo de recordarte que no has respondido a mi pregunta, aunque bueno, lo dejaremos ahí hoy -. Acto seguido guardó el virote en su camisa y se durmió, ese acto era por si William jugaba a ser un asesino aunque por suerte no fue nada.

Al día siguiente, muy temprano salieron de su escondite y bajaron a la calle, las patrullas de la noche se habían disuelto y los mercaderes y pescadores habían comenzado a prepararse para la jornada, los dos compañeros caminaron hasta uno de los extremos del puerto, Herik señaló un galeón de tres palos y dijo:

- Ayer mencionaste que tuviste un barco ¿Sabrías manejar eso? Dentro hay algunos presos que tendría que liberar y llevar con el Mercader... -. Armó un virote normal, otro explosivo y continuó. - ... yo no tengo ni la menor idea de capitanear una nave, no me vendría mal tu ayuda, y si sale bien mi señor te recompensara sobradamente ¿Hay alguien más a quien quieras sacar de aquí? -. La pregunta venía a raíz de que él mismo hacía ya años había sacado a su madre de allí y había conseguido un trabajo honrado para ella en la pequeña villa del Mercader.
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Re: Mares de sangre (William)por William E. Arkwright, Mar Jul 08, 2014 3:18 pm
Mi imaginación y la desconfianza no me dejaron dormir bien aquella noche, en presencia del extraño. Al menos, durante las primeras horas. Luego ya no supe qué más sucedió, y desperté cuando el sol ya estaba en el cielo.

Seguí a Herik por el puerto, aunque no tendría por qué haberlo hecho. Ya no había motivos para esconderse y era hora de comenzar con mi trabajo, aunque nada me apetecía menos que volver a meter las manos entre las tripas de los peces muertos. Como siempre, mis ojos soñadores se deslizaron sobre los barcos que habían atracado en el puerto, y me fijé en la belleza del galeón mucho antes de que el ballestero lo mencionara. Casi me parecía volver a escuchar el sonido de la madera al balancearse, y el movimiento bajo los pies...

Cuando me propuso capitanearlo, no podía creer que estuviera hablando en serio. Pero no había burla alguna en su voz.

Claro —respondí, de inmediato; tan solo poder cerrar mis manos en torno al timón me habría bastado—. Claro que podría, si tengo una buena tripulación.

Al hablar de recompensa, sonreí, aún más animado. Luego me preguntó si quería sacar a alguien de allí y pensé en mi madre. Pero ella vivía bien en Puerto Agnolia y estaba convencido de que no querría irse de allí. Tampoco me ilusionaba la idea de llevármela, porque no sabía hasta qué punto serían legales las actividades que emprendería a bordo de ese barco, y no quería empañar mi imagen ante ella; ella no sabía nada de mis malas acciones.

No, no quiero sacar a nadie. Me basta con poder salir yo.

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Re: Mares de sangre (William)por Santiago Prestalanza, Mar Jul 08, 2014 4:28 pm
Heri se rió y dijo:

- ¡Perfecto! Vamos a dejar la huella de nuestro paso por la historia -. Acto seguido disparó el virote explosivo hacia el cielo, este estalló a bastante altura y tras ellos, en el lugar donde debía encontrarse el templo de la Inquisición se escuchó una fuerte explosión, el ballestero se rió a carcajadas dio un par de palmadas a Will en la espalda y argumentó:

- Recuerda esto: Ten a tus amigos cerca, y a tus enemigos más aún -. Acto seguido armó un segundo virote explosivo, guardó la ballesta y corrieron hacia el embarcadero donde estaba atracada su futura nave, por el camino vieron salir a todas las patrullas del puerto que se dirigían al origen de la explosión, durante el camino Herik le explicó que junto a un par de rebeldes de la Inquisición habían robado unos recipientes explosivos de la tienda de un alquimista y el mismo se disfrazó de inquisidor semanas antes para entrar y colocarlos en orden, el virote había sido para alertar a los rebeldes y hacerlos estallar para de esta forma alejar a todos los guardias posibles.

Al alcanzar su objetivo vieron a diez hombres armados y en guardia que defendían el barco, dos de ellos tenían arcos y los demás cuchillos, hachas y espadas, Herik miró al joven y dijo:

- Si quieres capitanear eso más te vale saber defenderte, ve llamando la atención y de esos bastardos... bueno por si acaso toma esto -. Le tendió una daga algo simplona pero practica, llamaba la atención una gota de agua grabada en la hoja, a pesar de no ser gran cosa el acero era de calidad y el mango era de madera cara. Cuando Will levantó la vista del arma Herik ya no estaba o eso parecía pues se había escondido en lo alto de unos cajones y se había metido en uno de ellos en el que había abierto un agujero desde el que asomaba la punta de los dos virotes, una mano asomó sobre la caja e hizo una seña para que se fuera.
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Re: Mares de sangre (William)por William E. Arkwright, Mar Jul 08, 2014 9:54 pm
En un segundo, la multitud corría hacia el origen de la explosión y, entre los guardas y los curiosos, casi me atrevería a decir que la mitad de los habitantes de Puerto Agnolia iba a concentrarse en un mismo punto. Herik me contó cómo lo había hecho y esbocé una sonrisa como toda respuesta. El hombre contaba, sin duda, con muchos recursos para llevar a buen puerto todos sus planes. Por eso, confiaba en que también tuviéramos éxito en nuestra empresa.

En el embarcadero, diez hombres armados custodiaban el galeón. No recordaba haber visto a ninguno. Un par de ellos miraban a la gente correr, con una mirada que expresaba su curiosidad y su deseo de saber qué había sucedido. Pero no se movieron; la protección del barco debía ser tan importante que bajo ningún concepto se atrevían a desatenderlo.

Herik me dio una bonita daga, con una gota de agua grabada. El detalle me pareció curioso, e iba a comentárselo cuando me di cuenta de que ya no estaba. Se había escondido y parecía listo para atacar. «Es muy rápido», pensé. Me dijo que me fuera y no lo dudé un instante. Escondí la daga, rodeé las cajas amontonadas y dejé atrás las maderas del embarcadero donde se encontraba el galeón.

A una distancia considerable de este último barco, se hallaba otro saliente, pero estaba coronado por una simple barquita pesquera. Di un par de pasos, sin alejarme demasiado del otro embarcadero y de sus cajas con sorpresa. Me hacía una idea de lo que pretendía hacer Herik, pero los hombres eran diez y no estaba seguro de que fuera a poder con todos.

A mis pies, abandonadas, había un par de cuerdas que usaban los marineros, enrrolladas; y, como si fuera aquel mi trabajo, como si de veras fuera a amarrar algo, lancé una al mar. La cuerda era larga y fuerte: uno de los extremos estaba atado a un poste y otro quedaba libre. Cuerdas como esas había cientos en el puerto, y yo lo sabía. Más allá, había otro hombre probando nudos con ellas.

Frente al galeón, los guardas seguían vigilando. Yo, desde mi puesto, me arrodillé en el borde y miré hacia otro lado, mientras de mis labios escapaban, en un susurro que se perdió entre el tumulto provocado por la explosión, ciertas runas mágicas:


Khu Ewë Tót


La cuerda se hundió en el agua sin hacer ruido y, en la distancia, moviendo discretamente un dedo, hice que se desplazara por el fondo marino hasta situarse bajo las maderas del embarcadero, en la zona donde estaban los guardas. «Ahora solo tengo que...».

Me levanté y, andando a paso lento, me alejé. Entre los curiosos que se habían quedado rezagados, vi algunos rostros conocidos, a los que saludé con la mano, de lejos. Luego, aún a una distancia prudencial de las cajas en las que se encontraba mi compañero, me coloqué detrás de unos sacos enormes que nadie vigilaba.


Uv Uv Uv Oblêv Oblêv Pùther Ash


Acompañé las palabras de un movimiento del brazo. La cuerda se pegó, por la parte inferior, a las maderas del embarcadero, y abrió una línea de fuego bajo los pies de tres o cuatro guardas, que bien pudo quemarlos o, tirarlos, entre cenizas, al mar. Cualquiera de las opciones era buena; encantar la cuerda me había ahorrado más energías de lo que habría supuesto un hechizo de fuego a tanta distancia, por lo que no tendría problemas en usar otros conjuros.

Como si nada hubiera tenido yo que ver con este hecho, me quedé en la misma posición en la que estaba, tras la protección de los sacos y a la espera de lo que pudiera acontecer.

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Re: Mares de sangre (William)por Santiago Prestalanza, Mar Jul 08, 2014 10:57 pm
Herik vio el espectáculo y se rió por lo bajo. ''Un mago... un puto mago'' pensó, esbozó una sonrisa de oreja a oreja y buscó un objetivo, un arquero que había en el mástil apuntó con su arma a William con intención de matarle por sospechoso y rápido como un rayo apuntó y disparo los dos virotes, el primero, el normal impactó en su tobillo y le hizo inclinarse hasta el punto perfectamente calculado por el tirador pues el proyectil explosivo le dio en el pecho y lanzó los restos al mar, acto seguido cargó otros dos virotes normales y en dos segundos acabó con otros dos hombres, entonces, del interior del puente salieron cinco hombres más además de una chica con una ballesta, esta fijo su mirada en Herik y lanzó un virote contra él. ''¡Esa perra me ha visto!''. De un placaje rompió la caja justo antes de que el proyectil impactara en el lugar donde se encontraba, este estalló e hizo volar un par de metros por el embarcadero, justo antes de que la mujer, una hembra elfa morena con una armadura de cuero, armara otra flecha Herik volvió a disparar sus dos proyectiles, el primero dio contra la ballesta ya que su enemiga se cubrió con ella la cara, el segundo le dio en el estomago y la hizo caer.

Antes de poder recargar vio a William que se iba a encontrar con dos espadachines, ahora dependía del joven salvar su vida pues no contaría con la cobertura de su compañero hasta pasados unos segundos. Los residentes del puerto habían decidido guarecerse en los lugares más seguros. Disponían de algunos pocos minutos para salir del puerto con la nave antes de que los guardias del puerto les alcanzaran.
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Re: Mares de sangre (William)por William E. Arkwright, Miér Jul 09, 2014 1:15 am
A partir de mi primer ataque, los acontecimientos se precipitaron y se formó el caos. En menos de un minuto, varios cadáveres se quedaron esparcidos por el suelo y otros, flotando sobre el agua. Llegaron refuerzos y, entre ellos, había una elfa, cosa que me sorprendió. «¿Elfos en Puerto Agnolia?». Aquella embarcación debía haber recorrido muchos lugares.

Me dieron a mí también por culpable y ya de nada me sirvió seguir escondiéndome. Tampoco quería hacerlo. La adrenalina empezaba a activar todos mis sentidos y, de pronto, me invadía una sensación que no había experimentado en mucho tiempo: ganas de luchar, ganas de vencer y ganas de matar.

Estiré los dedos y preparé las manos. Los siguientes en atacarme fueron dos hombres que enarbolaban sus espadas, con la intención de hundirla en mi carne. Mi primera reacción, casi instintiva, fue conjurar una barrera para detener los ataques. De esta forma, podía ganar algo de tiempo para alejarme. En aquel frenesí, ni siquiera pensé en ocultar mi magia; al fin y al cabo, por una cosa o por la otra, la guardia me perseguiría en Puerto Agnolia.

Me teletransporté y reaparecí tras uno de los espadachines. El instante de sorpresa que les provocó mi desaparición me regaló el tiempo suficiente para atacarle:


Ewë Pùther Ash Reve Jak Ash


Una esfera de agua se formó entre mis manos y, al poco tiempo, se convirtió en una bola de estacas de hielo, afiladas, que se clavaron en el pecho del espadachín, derribándolo. Rápido como en los años en los que practicaba hechizos todos los días, me giré justo cuando el otro guerrero dirigía su espada a mi cuello desnudo. Me agaché como pude y la espada me rozó la cabeza; probablemente, incluso se llevara un mechón de pelo.

Di un salto hacia atrás y, esta vez, recurrí al fuego.


Iak Gaja Nän Iak Sasel


Una bola simple salió disparada en dirección a su cara, y soltó la espada. Miré a ambos lados; los guardias no tardarían en venir en cuanto empezara a correr la voz de que se estaba practicando brujería, y, como solía suceder en estos casos, el pueblo culparía al brujo de todos los males sucedidos en los últimos diez años. Incluida la explosión del templo de la Inquisición.

Sin dudarlo un segundo más, fui corriendo hasta reunirme con Herik.

¡Tenemos que irnos ya!

Cogí aire y le eché una nueva mirada al barco. En el caso de que se nos presentaran problemas que no pudiéramos solventar, podría teletransportarnos a los dos a un lugar seguro. Pero no quería irme de Puerto Agnolia si no era en esa nave. Por si alguien más nos atacaba, preparé en mi mano izquierda una nueva bola de fuego, que era el hechizo básico de batalla.

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Re: Mares de sangre (William)por Santiago Prestalanza, Miér Jul 09, 2014 2:18 am
Herik coincidió con su compañero y corrieron al barco acabando de dos disparos con los dos enemigos restantes,tras cargar otro proyectil el ballestero rompió las amarras al tiempo que William liberaba a los prisioneros y les daba ordenes para desplegar las velas, el barco comenzó a moverse y Herik se dispuso a tirar los cadáveres por la borda hasta que dio con el cuerpo de la elfa que aun estaba viva, jadeando le miró con odio. William se puso al timón y se proclamo capitán con la aceptación de los marineros mientras el ballestero se acercaba a la moribunda tiradora que intentaba alcanzar su desmenuzada ballesta, Herik pisó su carcaj, se agachó y le quitó el virote, acto seguido gritó:

- ¿Algún sanador? -. Una mujer mayor se acercó a ellos y miró la herida de la muchacha que desmayó al instante en el que la sanadora tocó su herida.

- Sobrevivirá si la trato pero esta cerda nos hizo prisioneros muchacho -. Herik pensó en la información que la elfa podría tener en su cabeza y ordenó:

- Cuídela, la necesitamos con vida, pero tenga muchísimo cuidado -. La anciana asintió y entre dos hombres la llevaron a uno de los camarotes. Mientras tanto Herik se acercó a William que manejaba el barco como si llevara haciéndolo toda la vida con una sonrisa en la cara estuvo charlando con él de varias tonterías mientras se alejaban del puerto. Herik le trazó el rumbo a Fuerte Lanzanegra que estaba a dos días.

Esa noche, solo estaban de guardia cinco de los diez miembros de la tripulación dentro de la cual no se contaban dos niños, una niña y la anciana sanadora. Herik se encontraba durmiendo en uno de los camarotes cuando llegaron varios gritos desde cubierta. Salió armado solo con su ballesta y el carcaj, por el camino se encontró con William, al alcanzar su objetivo uno de los marineros se acercó a su capitán y gritó:

- ¡Enemigos! -. El muchacho señaló una nave de dos velas que se acercaba a gran velocidad, Herik cerró su ojo marrón y estudió el navío enemigo.

- Esos bastardos de la Inquisición no se cansan ¡A las armas! ¡Vamos a llevar a esos bastardos a su temido infierno! -. Todos recogieron las armas que encontraron y avisaron a los demás, Herik y William también bajaron a sus camarotes y se armaron, El joven Will dejó atrás sus raídos ropajes y volvió a cubierta con una cara armadura de cuero y escamas de acero, con el puñal de Herik en el cinto y un alfanje en la mano. El navío enemigo disparó algunas balistas que fallaron en su objetivo, el galeón de William solo tenía dos armas en la popa por lo que el capitán debía elegir bien sus blancos antes de recargar.

OFF: POST DE LIDERAZGO, ORGANIZA TUS TROPAS Y ELIGE LOS BLANCOS DE TUS ARMAS DE ASEDIO PARA GANAR VENTAJA EN EL ABORDAJE YA QUE TUS ENEMIGOS ESTÁN MEJOR PREPARADOS Y TODA AYUDA ES BIEN RECIBIDA
William E. Arkwright
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Re: Mares de sangre (William)por William E. Arkwright, Vie Jul 11, 2014 12:48 am
Qué alivio, qué libertad, qué alegría sentí al volver a tocar el timón de un barco tras muchos años; al ser, de nuevo capitán, y a sentir que tenía en mis manos la llave que me abriría todas las puertas del mundo. Hasta los vientos soplaban a nuestro favor. Durante toda la tarde, estuve charlando amistosamente con Herik, mientras él me marcaba la ruta a seguir. No me importaba seguir un rumbo fijo. Las casas de Puerto Agnolia se perdían en la distancia y ante mis ojos solo se abría un horizonte nuevo, más hermoso que ningún otro.

~ o ~

Los problemas llegaron bien entrada la noche. Había bajado al camarote para intentar descansar un rato antes de continuar con la travesía, pero aún no me había acostado en la cama cuando escuché el revuelo y, como un padre al escuchar el llanto de su hijo, salí al instante del camarote, con el corazón en un puño, y preocupado por la nave.

«Enemigos», dijo uno de los marineros. Ni Herik ni yo nos lo pensamos dos veces; a los pocos minutos, estábamos vestidos y armados, preparados para la contienda, y en cubierta. El viento frío de altamar soplaba y las olas mecían el barco de un lado para otro. Me asomé a la cubierta y pude ver el navío que se acercaba: estaba detrás de nosotros.

En mi anterior barco había tenido la suerte de no verme envuelto en ninguna batalla; de esta forma, mi experiencia en el campo de la guerra naval se limitaba a los incidentes que había vivido, de niño, en el barco de mi padre. No obstante, en aquel momento me sentía capaz de todo, y sentía que era mi responsabilidad velar por el bienestar del barco.

Corrí hasta el timón, de forma que pudiera tener una mejor perspectiva de mi propia tripulación y de lo que se nos avecinaba. La nave era más rápida que la nuestra y, si se trataba de un barco de la Santa Inquisición, como afirmaba mi compañero, muy probablemente estuviera mejor equipada y contara con una tripulación más numerosa. Yo tan solo contaba con diez individuos, a los que no conocía demasiado, y dos armas en popa; en concreto, dos bombardas.

En la rápida carrera para prepararme y salir a cubierta, cogí el primer arma que encontré: un alfanje que no estaba seguro de saber utilizar pero que, sin embargo, me confería un aspecto de auténtico capitán.

¡Marineros, es hora de acabar con ese maldito barco! —grité. Mis ojos corrieron sobre todos los marineros; y me dirigí a uno de aquellos con los que había tenido tiempo de hablar, quien aseguraba saber manejar todo tipo de armas de asedio—: ¡Deivak, ve a popa y dispara la bombarda! ¡Tú —continué, dirigiéndome al de al lado—, acompáñalo! —Giré el timón a la derecha, moviéndonos ligeramente—. ¡Dispararemos al lateral derecho, un proyectil hacia la parte baja y otro hacia la cubierta! Parece ser que nos atacan desde la proa. ¡Hay que intentar derribar al mayor número de enemigos posible!

No tenía la menor idea de si lo que estaba haciendo serviría para algo, pero mi voz sonaba realmente convencida, y eso debió aportarles seguridad a los marineros, que obedecieron. Mi intención era abrir un hueco en el barco que permitiera al agua entrar e inundarlo, al mismo tiempo que conseguir aniquilar a unos cuantos de nuestros oponentes.

¡Todos los que posean armas de larga distancia —seguí. Además de la ballesta de Herik, había otros tres con arcos—, disparen!

De nuevo, corrí hacia donde estaban los demás marineros y arrastré un viejo barril hacia el centro. Posé una mano sobre él y, mediante unas palabras arcanas, hice brotar una pequeña llama.

¡Prendan los proyectiles con fuego antes de lanzarlos! ¡Que dos disparen hacia las velas y dos hacia la tripulación enemiga!

Quemar las velas no solo supondría un freno para la embarcación, sino que ayudaría a extender el fuego y aprisionaría a los enemigos entre el calor y el humo. Solo tenía que estar preparado para proteger las mías.

Los cuatro restantes poseían armas de corta distancia, por lo que poco podían hacer para atacar. Les ordené que vigilaran y avisaran de cualquier movimiento que vieran en el barco enemigo y que estuvieran preparados para ayudar a los que se encargaban de disparar las armas. Respiré hondo, sin despegar mis ojos del barco que se acercaba. «Esta vez tengo que luchar hasta las últimas consecuencias. Ya he sufrido demasiadas veces la derrota, todas las veces que he estado a dos pasos de probar la más dulce de las victorias...».

Esbocé una sonrisa que no encajaba en absoluto con el momento de tensión que estábamos viviendo. Muchas veces había soñado con vivir situaciones como aquella, aventuras en la mar, y una parte de mí vivía la escena con cierta ilusión infantil. «Por todos los años que he pasado a escondidas, desearía que toda la Inquisición ardiera en su propio fuego hasta los cimientos». Me habría gustado tener el poder y la energía suficiente para invocar olas que sepultaran el barco en las profundidades del océano, pero tan solo era un mago consagrado, que ni siquiera había ampliado sus estudios con una especialidad, y la ley ya no me permitía pisar escuela alguna.

«Pero eso ahora no importa. Todavía me quedan muchas cosas para las que mi magia me puede valer», me dije, mientras volvía a tomar una expresión seria.

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Re: Mares de sangre (William)por Santiago Prestalanza, Sáb Jul 12, 2014 11:42 am
Los marineros se organizaron tal y como su capitán les había ordenado, los dos artilleros se prepararon junto a los barriles de aceite, cuando la nave enemiga estuvo a tiro dispararon sus proyectiles incendiarios, el fuego voló por el cielo, uno de ellos, más bajo impactó pero no donde William tenía pensado, el mascaron del barco inquisidor saltó por los aires, eso no los iba a parar pero les ralentizaría un poco. Mirando otro lado, el otro proyectil si dio en su blanco, resbaló por la cubierta llevándose por delante a varios miembros de la tripulación y dejando una peligrosa estela de fuego por cubierta, sin embargó el barco no se detuvo sino que pasados unos minutos dispararon ganchos y comenzaron a usarlos para acercar entre si ambas naves, Herik, se subió raudo al palo mayor y tras apuntar un segundo, calculando el movimiento y haciendo la tangente con el viento disparó contra una de las cuerdas, esta se rompió y el barco contrario quedó algo más retrasado lo que permitiría a Will lanzar otra descarga de artillería. Aunque por desgracia el enemigo también pensó lo mismo y lanzaron tres balistas, una de ellas falló pero las otras dos si dieron en el blanco, la borda y la cubierta aunque no ocasionaron demasiados daños y ninguna baja.

- ¡Listo capitán! -. Dijo Deivak. Will asintió sonriente, parecía eufórico por el combate. Por su parte, Herik se sentó apoyado en el mástil, sin quitar un ojo de la mira dispuesto a matar a cualquier enemigo a su alcance aunque tampoco quitaba ojo a la otra nave que venía desde más lejos, parecía bastante más grande que la que tenían ya encima, si no acababan con ellos en ese momento, solo una cosa podría salvarles.

- Sed rápidos... -.

OFF: QUE SUERTE HAS TENIDO EN LOS DADOS MADRE MÍA XD 3 DE 4. DISPONES DE OTROS DOS DISPAROS DE ARTILLERÍA CON EL BARCO ENEMIGO MÁS CERCA AUNQUE EN EL SIGUIENTE POST SI ENTRAREIS EN ABORDAJE.
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Re: Mares de sangre (William)por William E. Arkwright, Lun Jul 14, 2014 2:05 pm
Habíamos tenido más suerte de lo que esperaba en el disparo; esto mejoró mi humor. El mascarón acabó destrozado y pude ver cómo el fuego nadaba por la cubierta, ahogando a varios de los tripulantes de la embarcación enemiga entre llamas que les arrancaron gritos agónicos. El humo subió por el suelo y la imagen era, a un tiempo, siniestra y hermosa. El contraste del fuego con el agua era una imagen digna de ser observada.

La respuesta del enemigo ocasionó algunos desperfectos, lo que me recordó que, por haber tenido suerte en un primer ataque, no debía confiar todavía en la victoria. El disparo de Herik me concedía el tiempo suficiente para lanzar otra ofensiva antes de que se produjera un posible abordaje y tenía que aprovechar cada minuto, cada segundo: debía pensar y actuar rápido.

«Hay otra nave...». Veía la sombra en la distancia y parecía mucho más grande. No podía encargarme de ella sin haberme librado de la otra. Ni siquiera estaba seguro de que, aun estando solos, barco contra barco, hubiera sido capaz de hacerle frente. «Tal vez sí. Hoy los vientos soplan a mi favor, hoy la suerte está de mi parte».

Con esta seguridad cautelosa, ejecuté la siguiente orden:

¡Deivak, aún podemos ejecutar otro disparo! ¡Otro proyectil con fuego a la cubierta! —Los ganchos estaban dirigidos al lado izquierdo, que era el más cercano; por ese lateral nos abordaría la nave enemiga—. ¡Uno de los proyectiles dirigido cerca, a la zona de popa! ¡El otro, más lejos, hacia proa!

Había que prepararse para el inminente abordaje. Aferré el alfanje, con mayor fuerza. El viento arrastró gotas de agua que nos humedecieron el rostro. Los labios me sabían a sal, y me parecía el mejor sabor del universo.

Entrarán por babor —dije, y luego elevé la voz—. Las armas de larga distancia, ¡todas a estribor! ¡Acerquen hacia allí el barril con la llama y esperen al enemigo con las flechas a punto! Los que posean armas cuerpo a cuerpo, preparados para recibir al enemigo con las espadas.

Yo me mantuve junto al timón. En mi mente, empezaba a pensar en las formas en qué podía enfrentar a los enemigos. Esperaba que mi tripulación fuera lo suficientemente fuerte y resistente como para mantenerlos controlados, pues prefería ahorrar las energías mágicas que pudiera para las situaciones de mayor gravedad.

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Re: Mares de sangre (William)por Santiago Prestalanza, Lun Jul 14, 2014 4:26 pm
El primer proyectil dirigido a proa falló y voló sobre su objetivo unos metros, el segundo por suerte fue ultra efectivo aunque también falló, pero impactó en el palo mayor y se deslizó sobre la bodega y el camarote del capitán dejando una estela de llamas que acabó con la mayoría de enemigos de cubierta, todos los hombres de William vitorearon el disparo, y se prepararon para el ataque que no tardó en llegar.

La nave enemiga chocó contra ellos de costado y unos siete guerreros con armaduras completas asaltaron la cubierta pero cuatro cayeron bajo las flechas de los arqueros de Will, otro más murió a ojo de Herik que le atravesó los genitales, una marinera tras Will dejo escapar una risita, el la miró de reojo y cuando se percató la joven sacó su espada y bajó a luchar, los guerreros murieron y quedaron victoriosos mientras lanzaban el barril contra la nave para que su Santa Barbara saliera ardiendo mientras ellos se alejaban, todo quedó en silencio hasta que pasados unos minutos se escucharon gritos en la nave de la Inquisición y segundos después estalló. Esto provocó el vitoreo de nuevo entre las intocables tropas de William que siguió su rumbo seguido de la otra nave.

Durante ese día la nave enemiga se acercaba poco a poco pero no les alcanzaba hasta que llegada la noche dejaron ver que se trataba de una nave de gran tamaño que era escoltada por dos veleros rápidos. Todos se temieron lo peor menos Herik que sonreía en todo momento, le preguntaron porque y respondió:

- Esperad un par de horas -. Todos quedaron algo insatisfechos pero el barco continuó huyendo de sus enemigos hasta que pasadas dos horas tuvieron la pequeña flota enemiga encima, todos se prepararon para el combate, los enemigos, ya a pocas decenas de metros gritaban ''¡Muerte al brujo!'' pero todo calló cuando se escuchó un cuerno en dirección a la proa, los hombres de Will se giraron y vieron un gigantesco barco negro, a su lado el suyo era una barquita, el barco tenía dos banderas, una negra y otra naranja que no se distinguía bien en la noche, Herik saltó de alegría y gritó:

- ¡Bien! ¡Bien! ¡Ahora a ver quien sale huyendo! -. Hubo varios destellos desde el enorme buque y tras un fuerte silbido comenzaron a caer barriles explosivos sobre el velero más cercano que quedo casi reducido a cenizas, el galeón grande no cesó en su intento de matar a Will y hundir su barco, se acercaron y asaltaron la nave. eran demasiados hombres y ahora los marineros quedaban achantados. Herik volvió a matar a dos de ellos pero aquí era necesario que su capitán entrara en combate, durante un minuto la batalla se desarrolló de forma normal hasta que un destello blanco cruzó a pocos metros sobre el barco dejando caer a un hombre con un espadón blanco brillante. Herik le llamó:

- ¡Raud! ¡Hijo de puta! -. El guerrero saludó con la mano y retrocedió junto a él y Will dispuesto para el combate mientras el destello dejo ver su forma, un dragón blanco que mediante un fuego blanco hizo arder el otro velero.

- Acabemos con esto -.
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Re: Mares de sangre (William)por William E. Arkwright, Mar Jul 15, 2014 1:17 pm
Cuando llegaron los refuerzos, era incapaz de creerme lo que estaba sucediendo. Como pude comprobar cuando saludó al guerrero, los recién llegados eran amigos de Herik. Y traían con ellos... un dragón. ¡Un dragón! Observé, con los ojos muy abiertos, cómo quemaba uno de los veleros. Era, sencillamente, impresionante, y más aún debía serlo para los de la Inquisición, quienes estaban menos acostumbrados a ese tipo de criaturas.

La victoria estaba vez más cerca, pero aún había una batalla que librar. Era hora de entrar en combate.

¡La victoria es nuestra! —exclamé.

Y, tras decir esto, me vi rodeado por dos marineros con espadas. Uno de ellos me atacó primero y, por obra de algún milagro, conseguí parar la estocada con el alfanje. Era lo suficientemente inteligente como para saber que nada tenía que hacer en un combate cuerpo a cuerpo. El ataque del otro me lo demostró: alzó la espada y, mi primera reacción fue levantar la mano, recibiendo en ella un doloroso corte. Después empujé al otro marinero con el alfanje y salté hacia atrás.

Lo primero que me vino a la cabeza para solventar la situación fue conjurar un círculo de fuego.


Chahl Iak Reve Chahl Uv Màm


De esta manera pude rodear a los dos oponentes con el fuego y, al estrechar la circunferencia en llamas, fueron calcinados. No obstante, el número de enemigos era considerable y, si quería sobrevivir, tendría que frenar a muchos de ellos, los cuales eran más rápidos con sus armas que yo con mis hechizos. «Tendría que haber aprendido a usar las armas cuando tuve la oportunidad», me dije. Pero no era aquel el momento para arrepentirse.

Por suerte, Herik y su amigo, el guerrero del espadón al que había llamado Raud, eran mucho más eficaces. Antes de que se acercara otro más, me teletransporté al primer lugar que vi un tanto más despejado. Deivak estaba por allí.

¡Cúbranme! —le pedí.

Mis hombres obedecieron. Me agaché y dibujé con el dedo un círculo invisible en el suelo. Y, entonces, me dispuse a realizar un hechizo algo más complejo:


Gaja Ash Qóth Lindur Ewë Màm


Parte del agua salada del mar, como una pequeña ola artificial, se elevó sobre la cubierta y se centró en el círculo. Tomé también tablas y palos de madera que se hubieran desprendido, y trozos de barril, y todo lo que pude recoger a mi alrededor. Se mezclaron junto con el agua y formaron un círculo. En ese momento, dos proyectiles, seguramente flechas, silbaron sobre mi cabeza, y me tiré al suelo. Pasaron sobre mí. «Gracias a la Diosa».

Cuando terminé de invocar el Gólem de Agua, noté el consecuente cansancio. A partir de ese momento, tendría que racionar mis hechizos. Pero había valido la pena, porque el gólem alcanzaba un tamaño considerable y podía usarlo a mi voluntad. «Los inquisidores tienen que estar atónitos al ver esto», pensé, y sonreí. Aunque, quizás, todavía estuvieran boquiabiertos por la aparición del dragón.

Escondiéndome tras el gólem, lo dirigí. Pese a ser un elemental básico del Libro del Agua, era una invocación bastante efectiva en batalla. Tenía la capacidad de absorber proyectiles que fueran dirigidos hacia él para lanzarlos de nuevo como renovada munición. Y, por supuesto, podía lanzar grandes olas que me habría gustado utilizar (me sentía muy cómodo usando el elemento Agua), pero no quería inundar mi propio barco.

Así que me conformé con que propulsara potentes chorros de agua hacia los enemigos, de forma que pudiera lanzarlos por la borda, o cegarlos momentáneamente si estos iban dirigidos a sus caras, o lo que fuera.

Me percaté entonces del frescor de la sangre que manaba del corte en la palma de mi mano izquierda. En mis prisas por atacar, ni le había prestado atención. Dolía un poco, pero no era lo suficientemente grave como para que gastara magia en ella. «Me encargaré más adelante, cuando acabe esto». Tenía la esperanza de que todo terminara pronto.

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