Lergand
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Elfo
Nombre : Lergand Esmeralda
Escuela : La Torre
Bando : La Diosa
Condición vital : Vivo
Cargo especial : Mentalista
Rango de mago : Aprendiz de tercer grado
Clase social : Pueblo llano (antiguo cazador)
Mensajes : 41
Fecha de inscripción : 26/05/2015
Edad : 28
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Sobre los viajeros del tiempopor Lergand, Miér Mayo 27, 2015 12:03 pm

Se dice que todos nacemos con ciertos dones. Culinarios, artísticos, de artesanía, fuerza, coraje, suerte... Y según la naturaleza de este, puede convertirse en una maldición. Son pocos los que nacen con el don de la magia, los que poseen la capacidad para controlar las fuerzas de la naturaleza a su antojo. No obstante, existe un don mucho más poderoso y sutil. Se trata de una capacidad que se manifiesta en muy pocos individuos y que muchos menos llegan a dominar. Hay quien lo define como “una rama dentro de los mentalistas”. Mas no es así. Si bien un mentalista tiene facilidades a la hora de leer mentes o someterlas, a todas luces no es exclusivos de éstos. Cualquier mago bien entrenado y no mentalista puede aprender las runas y los procedimientos para llevar a cabo hechizos con los mismos efectos.
De lo que aquí se habla no son de capacidades que cualquiera pueda dominar con magia. Para dominar este don es necesario un talento natural, una predisposición heredada. Hablamos de los viajeros del tiempo.
Ya en el libro del aire encontramos hechizos y runas que te permiten teletransportarte, algo útil sin duda, pero carente de una parte fundamental de la esencia del hechizo. El espacio y el tiempo confluyen como uno sólo. Mientras que los magos dominan el primero, el segundo es uso exclusivo de los “viajeros”. Retroceder al momento del nacimiento de un rey y evitar que venga al mundo, para así impedir una guerra...o provocarla. He ahí su potencial. Sin embargo, no es algo tan fácil. Los actos en el pasado afectan al futuro y, por ende, a su propia existencia. Se dice, aunque no hay un conocimiento conciso, que los viajeros del tiempo poseen una habilidad (amuletos, ropajes, su propia sangre...) para desasirse de su existencia temporal. Dejan de estar ligados a su línea temporal y pueden actuar libremente sin miedo a las consecuencias.
Esta teoría, sin embargo, no está muy aceptada, ya que consideraríamos que estamos prisioneros en los actos que ellos nor marcarían. Y aún así deben de pagar un precio. Un poder tan espantosamente poderoso no puede ser ilimitado. Y sus consecuencias deben ser enormes, por lo dicho.
En este volumen nos limitamos a hacer conjeturas sobre lo que podría ser la realidad. Si suponemos de su existencia los textos que hablasen de ellos serían cuidadosamente eliminados o atesorados por ellos mismos. Esto nos impide recabar información. Introducirse en una investigación sería harto peligroso. Eso explicaría las misteriosas desapariciones de investigadores, científicos y magos, sin aparente explicación. Ya sabemos que el flujo del tiempo no es totalmente desconocido para nosotros. El Oráculo es prueba de ello. No obstante, no existen pruebas de que pueda viajar él/ella mismo/a a través del tiempo, de sus visiones y profecías.
En el caso de que no existiesen, toda investigación realizada con el propósito de descubrirlos sería, no sólo en vano, sino improductiva a ojos de la gente. Se sabría de ellos y de su inutilidad. Desistirían en encontrarlos, pues ningún indicio de ellos habría.
Si bien es cierto que existen investigadores que, cansados, dejan su investigación de lado (una anécdota más), existen otros tantos que, obsesionados, consagran su vida a descubrir el más mínimo indicio que los lleve a los viejeros del tiempo. Por desgracia, todos ellos acaban enloqueciendo, muriendo de inanición, desapareciendo o a saber qué peores destinos.
Como historiador, mi interés en estas personas, así como en sus investigaciones y en los viajeros del tiempo, es puramente historiográfico. Precisamente por esto no profundizaré más en el tema más allá de mitos, leyendas, testimonios y personas materiales (entrevistas o referencias bibliográficas).

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