El siglo de sangre terminó y con él, se espera que pueda llegar una época de paz al mundo. Desde el continente de Essos han llegado los rumores de guerras entre las Ciudades Libres, por fin acallados tras la desolación de Volantis… se dice que en ella tomó parte un extraño caballero que surcaba el cielo en un dragón, tan negro como la misma noche. Las turbulencias no sólo se han vivido en Essos, pues en las tierras verdes de Poniente, se respira también el temor y la inseguridad. Reyes agónicos que terminan muriendo, princesas envenenadas y hombres que rumian venganzas por derrotas pasadas.

Grandes fortalezas se construyen para mostrar el esplendor de las riquezas poseídas, mientras que el pueblo llano se muere de hambre. El invierno ha pasado y los campos vuelven a cultivarse, esperando esta vez que la bonanza dure y que los señores no reclamen demasiadas partes de las cosechas conseguidas. En las frías tierras del norte, mucho más allá de Invernalia, donde el camino real termina, los hombres de la guardia custodian los reinos de los hombres. La amenaza de una invasión salvaje parece haber quedado en el olvido, los ataques ya no son tan comunes… se dice que queda poca gente del pueblo libre, que los hombres negros los han exterminado.

Algunas alianzas se están comenzando a formar, mientras que en otros reinos las cosas transcurren con más calma. Muchos señores temen perder sus coronas y desconfían de todo lo que les rodea… ¿amigo? ¿enemigo? Quizás sean lo mismo.

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