Alto de facciones finas, y músculos a tono, cabello rubio que le cae en bucles sobre el rostro. Suele ocultar sus orejas puntiagudas por detrás del cabello para evitar ser reconocido como elfo en ocasiones. Viste de colores claros de ser posible y en muy pocas ocasiones se ve con el torso descubierto o sin ropas.

ES una persona de caracter afable y que se haliberadode muchos prejuicios de su raza, como el de aceptar o incluso tolerar el trato con humanos y enanos sin que esto le afecte en absoluto. Interesado en el estudio de las artes arcanas ha contado con buenos tutores y su avidez de conocimientos es inusual y contrasta con la paciencia legendaria que se le atribuye a su raza. Se caracteriza por ser optimista y evitar  rencores u odios incluso cuando la ocasión lo requiere. No se le ha escuchado nunca hablar en tono alto o increpar a nadie, siendo sumamente reservado.

Arus Dio desde que recuerdo me llamó así, pero quizás es ese mi problema....no recuerdo. Aquella noche cuando aún era joven viene a veces a mis sueños, era un palacio, pero muy distinto al de mi padre el duque, estaba en el jardín contemplando la bella luna llena y contándole mis secretos cuando perdí la conciencia. El siguiente día me desperté en medio de los médicos de palacio con un profundo ardor en mi hombro derecho donde aún conservo esta cicatriz. Después no recuerdo a mi padre el duque, no recuerdo a mi madre la duquesa, deberían haber estado ahí, pero no era su palacio y desde ese momento no recuerdo. Mis memorias comienzan con mi tutor allí en la foresta él fue quien me enseñó a querer mi nombre escribiendo en lenguaje arcano sus runas y diciendo que eran las apropiadas para mí. Luego vino el tiempo de la maldición y el entrenamiento cada luna llena perdía el conocimiento, pero con muchas lunas de entrenamiento mi tutor me redujo el sufrimiento y poco a poco pudo asegurarme de que controlaba aquella maldición siendo capaz de evitar sus influjos ante la luna llena y de transformarme a voluntad. Esos momentos los recuerdo, fueron muchas lunas de castigo, atado a unas cadenas de plata con castigos corporales para enseñarme a comprender mi cuerpo,y los cambios a experimentar. Cuando al fin lo conseguí regresé a palacio con mi padre y mi madre siendo reconocido como el hijo del duque, y entonces comenzaron las noches de etiqueta de cultura élfica, de entrenamiento para lo que sería la pusilánime vida de un clero sin la corta vida de los humanos.  
A mí me interesaba más llegar hasta el fondo de los estudios de la maldición que llevaba en mi cuerpo y comencé a leer cuanto de magia podía utilizando los recursos de que disponía al ser un duque, muchos años de estudio,práctica y de relacionarme con magos me valieron mi admisión a la escuela del bosque dorado la más prestigiosa y exclusiva instalación para el aprendizaje, lo cual hizo que el duque se sintiera bien orgullosos por mis progresos, pero mi interés no radicaba en la ostentación sino en llegar al final de las razones para mi maldición quizás incluso encontrar una cura. La presión mental a la que me sometía solo encontraba alivio en fuertes cargas físicas como el combate cuerpo a cuerpos, las artes de la espada o una transformación y correr como lobo por muchas horas hasta sentirme agotado. Mi licantropía era un secreto que sólo mi tutor y yo compartíamos quizás en el futuro conociera a más afectados pero por el momento me centraría en aprender magia a pesar de que deseaba entrenar como guerrero.