Recuerdo del primer mensaje :

Javier de los Mares se encontraba reposando en la taberna de la norteña ciudad costera de Herg. El hidromiel corría sin cesar por las gargantas de los presentes,un pequeño grupo de trovadores tocaba música animada y voluptuosas mujeres danzaban por la sala, todo estaba bastante alegre y el capitán había dado permiso a sus chicos para que disfrutaran de un merecido descanso. Aquella ciudad no iba a ser asaltada por él ya que tenía una poderosa guardia y su barco no podía alcanzarla ya que quedaba en la desembocadura de un río estrecho que se encontraba amurallado, además por razones obvias no quería romper el buen rollo que había en el lugar, se giró y pidió al camarero una ronda más.



Tras ser servido bebió al tiempo de entrar una mujer encapuchada, esta se quedó en la puerta un momento antes de acercarse a la barra, al tomar asiento en uno de los taburetes se quitó la capucha dejando ver una mujer de pelos rubios, muy alta aunque con aspecto de ser joven, Javi siguió bebiendo e hizo caso omiso de la chica hasta que habló:



- Du! Gi meg en drink. Nå! -.

Parecía una dama de carácter fuerte, a su espalda Javier se percató de un arco junto a un carcaj, la joven se percató de que era observada, se giró, se abrió un poco el escote y dijo:

- ¿Es esto lo que quieres mirar? Bastard! -. Sacó una daga y se acercó para ponérsela en la entrepierna al pirata que no sabía bien como reaccionar, cuando sirvieron una pinta a la chica esta la cogió con su mano libre y bebió no sin antes cerrarse de nuevo el escote.

Ahora si que no pude contener una sonora carcajada. ¿Pescar? Era el capitan de un barco pirata. Si bien acostumbrabamos a pescar presas grandes y a cuchillo, tambien sabia manejar la caña. Lo consideraba muy aburrido y mientras picaban observe con detenimiento. Era bastante amplia y apenas habia gente. Seguia sin poder localizar a mis camaradas y ya me temia lo peor. Inteligentes y astutos, eran lo bastante testarudos para no dejarse doblegar y recibir peor trato que yo. Con estos pensamientos me encontraba cuando pico mi primer pez. Era tan pequeño que no servia ni para un niño pequeño. Volvi a lanzar sin quitar el pez. Serviria de cebo si habia peces mas grandes. Entonces dirigi una mirada seria hacia mi captora y realice la pregunta cuya respuesta me atormentaba.

-¿Mis Dragones estan vivos?- dije para acto seguido sentir un tiron de la caña y salir despedido hacia el agua

Habia picado un pez enorme y me estaba arrastrando hacia el fondo. Era mas fuete que yo, hasta ahora. Gracias a la fuerza obtenida del agua, consegui agarrarme a un saliente parandolo en seco. Casi me rompi el brazo con esta accion,pero no me quedaba otra. Deje de sentir el tiron y vi algo que se dirigia hacia mi. Con poco tiempo para reaccionar, cogi mi cadena con ambas manos y la interpuse entre nosotros. El pez mordio la cadena y empezo a empujarme hacia la pared. El golpe me habria roto la espalda en otra circunstancia, aunque si seguia empujando mucho tiempo mas lo conseguiria. Entonces "vi" con lo que el Errante llamaba vista acuatica un objeto metalico proveniente de la superficie y que caia junto a mi mano derecha. Rapidamente lo agarre y comence a apuñala al pez en la cabeza. Estaba duro, pero la sangre comenzo a formar una nube que no me premitia ver y repirar bien. Cuando el pez sin vida comenzo a flotar hacia la superficie me agarre a el, pues la cadena me dificultaria llegar alli por mi mismo. Me desplome sobre las rocas junto a mi cazador/presa flotanfo justo a mi lado. Yo estaba roto tras la lucha h seguramente tendria agujetas.

-¿Algina duda sobre mis dotes de pesca?- dije mientras me reia. Esto provoco un dolor insoportable en la espalda qje me hizo parar

Sif soltó la cadena al ver todo aquello, de forma que no ahogaría a su esclavo, le vio forcejear pero no hizo más, un buen rival para él según sus pensamientos al verle luchar se sintió orgullosa y se mordió el labio cuando le mató, a su lado los dos hombres le vitorearon y las mujeres que estaban lavando observaron como el pirata salía con su presa. Tras su pregunta la mujer asintió complacida y corrió a él cuando gimió de dolor, sin pensarlo dos veces le dio la vuelta y le arrancó la camisa, tenía en la espalda tres grandes cortes que se había hecho con las rocas y pos si fuera poco supuraba un pus azulado que los tres pescadores presentes reconocieron al instante.

Sif corrió en busca de las demás mujeres que le dieron un cubo con agua limpia y helada que le echó en la espalda mientras uno de los hombres quemaba una daga de pesca y le daba con el metal candente en la espalda, curiosamente él no sintió nada, solo vio caer a sus pies un charquito de un pus azul brillante en el que había algunos gusanos.

Acto seguido si sintió el dolor de los puntos de sutura con hilos de pesca que le estaba haciendo Sif con una aguja de enhebrar redes a la que también le había quemado la punta, a los pocos minutos el pirata cayó de rodillas inconsciente.

Despertó y se vio acostado en la cama, acostado boca abajo, a su lado había varios cuencos con agujas ensangrentadas y unos extraños mejunjes de distintas viscosidades y colores, a su lado estaba la lampara de aceite, tenía el cuerpo envuelto en vendas de lino grueso. Se giró y en el salón vio a Sif que observaba el Sol a través de la ventana con la luz haciendo brillar su pelo rubio mientras la brisa lo ondeaba como un estandarte.

No sentia dolor. De hecho, apenas sentia mi cuerpo. Llegue a pensar que estaba muerto. La verdad es que no me hubiera importado. Tras tantos años de servicio seria recompensado al fin. Pero no era el caso. Seguia vivo y estaba tumbado boca abajo. A mi alrededor vi cuencos, agujas y toda clase de articulos de curandero. Me di la vuelta y la vi. Vestia su armadura de escamas y por encima su chaqueta roja. Su pelo ondeaba al viento y su piel tostada brillaba con el sol.

-Aishel- llegue a susurrar antes de volver a la realidad y ver que no era ella.

Era una mujer alta de pelo rubio. Entonces recorde todo. El asalto, mi captura, los dragones y el maldito pez. Intente incorporarme, pero no podia por culpa de los vendajes.¿Me los habia puesto ella? Raro comportamiento para con un esclavo. Desde luego yo nunca los habia tratado asi y mis clientes menos aun. Aquel que tenia una herida de gravedad se le degollaba y se le arrojaba al mar. Al menos eramos compasivos, otros los arrojaban vivos. Me daba miedo quitarmelos por lo que podia haber debajo. Rode por la cama hasta poder ponerme de pie sin flexionar la espalda. Apenas tenia fuerzas y no pude mas de dos pasos ante de sentir un pinchazo que recorrio desde mi rodilla, pasando por mi espalda, hasta la nuca. Ahi me quede unos momentos parado como una estatua mientras se ne pasaba el dolor. Algo parecido me paso cuando mate a la sirena con un cuchillo de cocina. El veneno me causo agotamiento y malestar. A veces aun veia sus ojos de sorpresa cuando se lo clave el la parte posterior de la cabeza. No era un recuerdo agradable.
Segui avanzando poco a poco hasta llegar al salon. Alli me detuve junto al marco.

-¿Por que?

Sif se acercó a él al escucharle hablar, le ayudó a levantarse y tras señalarle el pecho dijo:

- Du er min eiendom, og her vi bryr oss vår eiendom -.

Se sentó a su lado y mientras le quitaba las vendas para ver las heridas dijo con esfuerzo:

- You... mine... and I protect you -.

Acto seguido observó las heridas, estas parecían algo mejor, había pasado una semana desde que ocurriera el accidente. El mediodía se avecinaba sin demora y olía pescado recién hecho. La nórdica le volvió a vendar y trajo dos platos con comida, que evidentemente era pescado, Javier reconoció en la guarnición algo del pescado que el mató.

- Valiente... stupid but... valiente -. Dijo antes de empezar a comer.

Valiente. Era lo único que le había entendido. Suicida habría dicho yo. O tío con mala suerte, pues yo no había elegido ir a pelear con el maldito pez, que ahora se encontraba ante mi convertido en nuestra comida. No me sabia a nada, pero no me importaba. El dolor de la espalda no menguaba. Supuse que lo haría con el tiempo. No pude evitar compararlo con un de mis primeros días en la Armada de Aleketh. Me ordenaron subir a uno de los palos y resbale a mita de camino,cayendo al agua de espalda. El planchazo no me mato, pero me tire varios días. Claro que fue un dolor bastante mas suave y creo que menos duradero.¿Cuanto tiempo había estado inconsciente? No lo sabia y tampoco como preguntárselo. A veces entendía frases enteras, otra palabras sueltas y otras ni una. Lo que aun no me explicaba era como me entendía ella. Otro misterio que añadir a la lista de cosas que tenia que averiguar de la chica. Cuando termine de comer me quede mirandola. No.No me podia creer que la hubiera confundido con la Dragona Roja. Con Mi Dragona Roja. Espere a que terminara pues, ahora que estaba despierto, volvería a mi condición de esclavo.

Sif volvió a vestirle, con sumo cuidado, algo extraño para el pirata pues hasta entonces le había tratado duramente, tras ponerle la camisa se levantó y fue a por un abrigo de piel que le dejó sobre la mesa, acto seguido, de una pequeña habitación almacén cogió una muleta de madera y la dejo junto al abrigo el cual cogió y ayudó a ponérselo a su esclavo, le tendió la muleta y tras asomarse por la puerta hizo un gesto para que la siguiera. Duramente y con la muleta salió de la casa, era un día parcialmente nublado y hacia algo de frío pero soportable.

Durante unos minutos lo guió por el poblado hasta otra cueva, entraron y salieron por encima del fiordo, donde quedaron junto a un bosque de altísimos arboles, al parecer todo era grande por allí, Sif se agachó, cogió del tronco de uno de ellos una seta blanca con una mancha negra en el centro y se la enseño a su esclavo, le señaló y señaló la seta, dandole a entender que quería que las buscara con ella, antes de irse ella por su lado le agarró con fuerza del brazo y negó con la cabeza para decirle que no escapara o moriría.

SITUACIÓN:

Javier esta muy herido pero puede moverse, encuentra setas y explora el lugar si lo deseas pero no te alejes de la vista de Sif o sera malo para ti.

Me hizo gracia la actitud de la mujer cuando me dio a entender que no escapara.¿como quería que lo hiciera en mi estado? Era ridiculo. Empece a sortear las piedras en buscas de las malditas setas. Eran bastante grandes,asi que apenas había dificultad para localizarlas. Alcanzarlas ya era otra historia, pues algunas estaban encima de piedras. Y con la muleta era aun mas difícil. Cada dos por tres sentía la mirada de la mujer en mi nuca. Era molesto, aunque después de todas mis intentonas era comprensible. No podía evitar pensar que yo no trataría así a un esclavo que hubiera intentado escapar, y menos si me hubiera atacado. Por no estar atento a lo que debía resbale de una piedra y cai a unas plantas que debajo tenian lo que parecía un agujero provocado por el agua totalmente liso. Me deslice por el al menos dos minutos antes de llegar al final Me levante como pude y me di cuenta de que estaba en otra cueva.Esta estaba iluminada por miles de setas luminosas Intente volver por el agujero,pero me resbalaba. Empece a imaginar mi castigo por intentar escapar, aunque en esta ocasión no fuera así. Bueno, tal vez fuera la voluntad del Dios que escapara de esta manera, aunque lo dudaba. Ya que ya me la iba a ganar por ello, al menos exploraría un poco. Con la ayuda de la muleta y cogiendo una de las setas para alumbrar mejor, empece a caminar por la cueva, buscando descubrir algo.

Off//Alejado de forma involuntaria. Que conste

Rauda y sin pensarlo Sif corrió en busca de su esclavo y por desgracia se vio cayendo por la sima hasta alcanzar a Javier, la nórdica se levantó muy dolorida, se tocó las costillas y tosió sangre, ante ella había caído la espada de agua de Javier la cual llevaba en el cinto siempre, con los ojos inyectados en sangre y tras toser miró con odio al pirata esperando su final pues no podía moverse en ese momento, bajó un poco la mirada a su costado y vio que estaba saliendo sangre a borbotones.

Tras él se extendía una galería que parecía larga y envuelta en la mas absoluta oscuridad, solo interrumpida por restos de hojas mohosas y putrefactas que flotaban al descomponerse del suelo.

Apenas había avanzado unos metros cuando oí un ruido a mis espaldas. Se trataba de mi captora, que había caído por el agujero con bastante mas mala suerte que yo. Sangraba demasiado, aunque no entendía por que me lanzaba esa mirada de odio teniendo en cuenta que me había caído. Entonces vi mi espada tirada delante de mi y lo comprendí. Mi momento había llegado cuando había dejado de buscarlo. desde luego Mantus era un gran maestro. Recogí la espada y me coloque frente a mi captora. Recordé los golpes y las cadenas. Alce la espada, dispuesto a terminar con la vida de quien me había separado de la única familia que me quedaba. La muleta golpeo suavemente mi costado recordándome el estado en que me encontraba. Las medicinas, los vendajes. Todas aquellas cosas inundaron mi mente haciéndome dudar un segundo. Descargue mi espada contra el suelo, haciendo brotar un pequeño chorro de agua. Me agache y con cuidado examine la herida. No tenia buena pinta, así que me desgarre unas tiras de mis pantalones, las moje con agua y se la limpie antes de detener la hemorragia con un vendaje provisional. Le quite la vaina donde anteriormente tenia mi espada y me levante ya si necesidad de la muleta, pues el agua me había dado algo de fuerza. Me coloque la vaina y guarde la espada al tiempo que me embadurnaba de mas agua para poder cargar con la mujer. No en vano, media mas de dos metros. La levante con bastante dificultad y empece a caminar por la cueva en busca de la salida mientras en mi interior se luchaba por cumplir una venganza o corresponder a una deuda de vida.

Sif parecía muy enfadada pero era incapaz de hacer ningún movimiento para que la soltara. solo dijo:

- La meg på gulvet, slave! -.

El pirata caminó durante varios minutos hasta que llegó a un claro donde su herida, a pesar de estar fortalecida por el agua dio de sí y se cayó dejando a la moribunda Sif en el suelo, esta se arrastró con una mano hacia un abismo dejando un río de sangre tras de sí, Javier la agarró de la bota y negó con la cabeza, mientras la mujer le miraba con los ojos llorosos, era la primera vez que la veía llorar.

- La meg på gulvet... -. Tras la última palabra comenzó a sangrar por la boca, respiró hondo y se soltó del pirata, se levantó gritando y caminó arrastrando los pies hasta que se despeñó por el abismo. Javi se arrastró rápidamente hasta el borde y no vio nada, hasta que hubo un destello azul y un torrente de agua subió desde las profundidades, dio en el techo de la caverna y desprendió un pedazo de tierra del que salió una enorme araña, de unos veinte metros aproximadamente.

SITUACIÓN: Javi vs Araña, post de combate.

Había surcado todos los mares conocidos y algunos desconocidos,bebido cosas extrañas y matado seres de las profundidades. Mi vida había sido una constante aventura al servicio de mi dios, el cual volvía a ponerme a prueba con este ser surgido de las profundidades. Mi captora había muerto, había agua por doquier y tenia mi espada. 

-Ha llegado la hora del ejercicio, bicho- dije mientras me quitaba la ropa para ganar agilidad. Solo me quede con la ropa interior y por que no me molestaba.

Entonces retrocedí un tanto por la cueva,esperando el primer movimiento de la araña. Dejarle la iniciativa me permitiría acercarla hasta mi terreno en vez de invadir el suyo. En caso de que se acercara demasiado, podría rodar a un lado y cortarla una de las patas y si me lanzaba algo tenia mi espada mágica.

Post de combate: Cautela y defensa

Araña:

El arácnido ser bajó del todo de su prisión de tierra y miro a Javier con todos sus ojos, de sus colmillos empezó a salir un viscoso liquido azulado, tras un desagradable sonido de regurgitación la araña lanzó un esputo hacia Javi que lo esquivó rodando. El resquicio disolvió parte del suelo en pocos segundos, la araña por su parte corrió a toda velocidad hacia el pirata, le agarró con una pinza y comenzó a apretarle con fuerza. mientras diminutos pelos comenzaban a erizarse como espinas por toda la extremidad.

La maldita araña había conseguido atraparme la pierna. Era rápida, no podía negarse lo. Me sentía igual que cuando mate a mi primer sirena. Ella también tuvo la idea de agarrarme de la pierna y le había salido bastante caro. Ahora ademas contaba con una espada mágica. Podía repetir la operación y ver si de verdad valía la espadad. Estire el brazo para coger impulso y golpee la pinza que me tenia atrapada. Al mismo tiempo parte del agua del suelo fue impulsado hacia la cara del monstruo con intención de cegarle momentáneamente. Tenia que salir de esa situación. Tenia que comprobar....

La espada hirió a la araña que soltó a Javier, por desgracia este cayó al abismo, su destino, similar al de Sif iba a ser la muerte, veía su cuerpo atravesar la sima durante casi un minuto que en caida no dejaban de ser más de medio kilómetro, en un momento justo vio una roca que cruzaba como un puente el agujero, el pirata se preparó para la muerte pero se vio rodeado por una esfera de agua que le ralentizó hasta que se posó sobre la roca dando solo un pequeño tropiezo. Se levantó y vio a Sif, se encontraba bajó una pequeña cascada de agua con la mano en el costado, aparentemente agotada pero con una cara más viva que antes, su abdomen no sangraba.

La altísima mujer trató de levantarse pero debido al cansancio solo lo logró apoyándose en en una dura raíz que había arrancado de los alrededores de la caída de agua, al acercarse al él dijo algo en idioma común, una de las pocas cosas que había dicho en esta lengua.

- Muy lento... let's go -.

Sif caminó pesadamente por el puente mientras se mordía el labio por el dolor, al final de la caverna donde se encontraban ya se apreciaba una pequeña luz, Sif caminó hasta la mitad y se cayó de rodillas gritando de dolor pero respiró hondos y tras un fuerte gruñido se levantó y llegó a la salida, allí había un gran valle verde, de altísimos y frondosos arboles. Sif se sentó a descansar mientras veía las enormes águilas volar sobre las verdes copas. A su lado se encontraba Javier.

Justo cuando salimos de la caverna la espada a mi mano. Era verdad que el enano me había hablado de esa peculiaridad, pero aun asi me sorprendía. Estábamos en un valle verde y varias águilas enormes nos sobrevolaban. no me gustaba mucho que esas bestias estuvieran por ali,pero mi antigua captora se había sentado a descansar. La imite,pero deje un poco de espacio entre nosotros por si se le ocurría lanzarse a por mi y quitarme la espada.

-¿Estas mejor?- la pregunte mientras clavaba la espada en el suelo y brotaba agua-Deberíamos movernos de aquí. Estamos en campo abierto a expensas de cualquier gran depredador.

Sif asintió a la primera pregunta de Javier pero negó con la cabeza ante el siguiente argumento, no le había entendido pero se hacia una pequeña idea de lo quería, en vez de eso se levantó y dio un par de pasos al frente, echó un vistazo a la colina y se tumbó sobre la confortable hierba, tenía su rubia y larguísima melena suelta formando un mar de oro un metro y medio entorno a su cabeza, se permitió el lujo de relajarse y el pirata vio como su cuerpo se iluminaba, más concretamente en todo su cuerpo surgieron unos tatuajes como el suyo que refulgían en un tono azulado, esta extraña magia hizo que el agua de las plantas se acercara a la chica y comenzara a cicatrizar su herida, tras unos segundos un suspiro helado surgió de sus labios y sonrió al Sol naciente. Giró la cabeza a Javier y pestañeó diciéndole que se acostara a su lado, aunque todo apuntaba a que quería únicamente disfrutar de la vista y el agradable clima del momento.

Tras ese leve acto la altísima nórdica siguió mirando las rojizas nubes que se alzaban desde poniente, dando a todo un tono cobrizo, incluido a ella misma.

Aun no sabia si fiarme de mi antigua captora. Había dicho en mas de una ocasión que yo era de su propiedad, daba igual que yo le hubiera salvado la vida, ella también lo había hecho. Podía ser un estratagema para quitarme la espada. Mientras yo la tuviera tendría una oportunidad. Me senté a un par de metros de ella, y no llegue a tumbarme. Me quede alli un rato, sentado con las piernas cruzadas. Saque la espada de la vaina y la clave en el suelo al tiempo que empece a entonar una silenciosa plegaria. Una plegaria a mi dios,Mantus, como había hecho todos los días desde mi conversión. Entonces entre en una especie de trance. Todos los sacerdotes podíamos entrar en este estada, que no nos dejaba indefensos. Podíamos oír y sentir todo lo que teníamos alrededor con una agudeza y precisión mayor a si estábamos fuera del trance. Durante este estado se me apareció un pájaro bastante grande y que ya había visto antes. Este ser habitaba en mi interior, ya que era un regalo de mi dios. Este estaba apoyado sobre un cuerpo grande, bastante grande. El cuerpo de mi captora. No hacia falta ser adivino para saber lo que me estaba diciendo. Tenia que matarla. Sabia que intentarlo ahora, rodeada de agua, era una insensatez. Esperaría a que se durmiera o estuviera mas distraida. Salí del trance y me levante del sitio,avanzando un poco hacia los arboles. No tenia intención de adentrarme allí todavía, pero esperaba que mi excaptora me siguiese y continuáramos el camino.

Sif miró por encima de sus pechos desaparecer a Javier, se levantó y avanzó pesadamente, ya no cojeaba pero seguía pareciendo muy cansada, tenía los pensamientos algo alejados de la cabeza y se limitó a seguir a una distancia prudencial a su compañero, por su cuerpo se arremolinaban pequeñas lineas de agua que iban formando extrañas runas.

Caminaron durante unos diez minutos hasta que llegaron a un claro donde cruzaron sin demasiado sigilo, lo que les llevó a sufrir una emboscada de unos cinco hombres, tan altos o más que Sif que rauda invocó su arco de hielo no sin antes lanzar un fuerte quejido, agarró a Javier y lo puso tras ella para protegerlo ya que ante las enormes hachas de guerra de aquellos hombres barbudos y en taparrabos no iba a aguantar mucho.

- No morir Javier... -.

Tras esas palabras armó una flecha helada y disparó contra un enemigo que pudo detener el proyectil con su arma pero acto seguido no vio la siguiente que se clavó en su hombro, era evidente el agotamiento de Sif pues chistó al no haberle matado de un golpe.