Andaba por las tierras muertas, buscando mi Tribu y valiendome de mi instinto para encontrarla. Sin embargo mis instintos estaban cambiados desde que...bueno, me tranformé en elfo, en cierto modo, era lo que yo quería, pero ahora, pienso en mis gentes y en el dolor que les causó ver cómo ellos envejecían mientras mi maestro Fenris no lo hacía. Es algo doloroso, sin embargo, tampoco estaba muy unido a mi familia, ¿verdad? porque yo no tenía familia, en el bosque dorado me miraban mal porque era humano, y en la Torre, no hice esfuerzos por hacer amigos. Era un elfo con pensamientos de humano, un bicho raro y especial que vagaba solo por unas tierras que antes fueron su hogar buscando a lo que antaño fue su familia, pero no encontraba nada, quizás debía ser así.
Podía invocar un vigía o transformarme en lobo, pero no quería asustar a mis gentes con una invocación sobrenatural, lo que les faltaba ya si me veían con orejas puntiagudas y una faz más esculpida, llevaban años sin verme, había pasado tanto tiempo...Al menos el tatuaje de mi espalda no cambia.
Estaba sumido en mis pensamientos hasta que mis sentidos detectaron un sonido...

Rázaga llevaba minutos observando al elfo (o al menos su aspecto aparentaba ser el de un elfo). Estaba subido encima de un árbol seco en las lomas nevadas y la verdad es que su pose era muy ridícula para ser un dragón. Nunca le gustaron mucho los elfos, ni siquiera los humanos, por lo que estaba muy inquieto. ¿Qué hacía aquel tipo andando por aquella zona, o como la llamaba el dragón: por sus "dominios"? Eso quería averiguar, pero entonces la rama en la que había apoyado las patas traseras se quebró y luego se rompió. No le dio tiempo a desplegar sus sucias y pegajosas alas, se calló de mala forma pero golpeó con la hierba de la tierra. Esto le enfadó muchísimo. Y en el momento en el que se disponía a rugir para descargar su furia vio al elfo que no estaba muy lejos.

Tras oir el crujido, no pasó nada, y seguí caminando, cuando de repente, allí, en las Tierras Muertas:
Un dragón cayo de las ramas de los árboles.
Espera, espera. ¿Un dragón? ¿en una rama de un árbol? ¿Un dragón? ¿En las Tierras Muertas?. La vida cada vez me daba más sorpresas. Aunque la estancia del dragón por estos lugares era si no menos, tan variopinta como la de un elfo buscando una aldea de adoradores de los lobos. Supongo que así es el mundo, un total y complejo entramado de sucesos ininteligibles que se tambalean en la delgada línea de la razón. Tampoco me explico cómo he llegado a pensar eso, supongo que forma parte de mi nueva mentalidad élfica.
Volviendo al mundo "real", me acerqué hasta el dragón y le dije:
-¿Te has hecho daño? no soy curandero pero quizás pueda ayudar en algo. Por cierto. No quepo en mí de la confusión. ¿Qué hace un dragón por estas tierras?¿Y más importante, qué hace un dragón colgando en un arbol?. Aunque eso último puede llegar a ser entendible, teniendo en cuenta que pareces ser bastante ligero. Tu vuelo debe ser bastante rápido...-observé.

Miró al elfo de arriba a abajo, como inspeccionándolo, y pensó: "tal vez sea un mago, hmm". Aquello lo inquietó aún más. Se levantó lentamente del suelo y batió algo las alas para limpiarse la tierra de ellas, aunque en verdad ya eran sucias de por si.

- Estaba arriba..., bueno, es que a veces subo a los árboles, y pruebo mis garras con ellos..., además, no se quejan. -El dragón giró la cabeza y observó el árbol desde el que había caído. Luego gruñó, más bien fue un mormullo, y volvió a mirar al elfo-. Pensarás que soy pequeño y débil eh. Que tus ojos no te engañen, elfo. Hay en mí una fuerza interior muy fuerte, esperando a que alguien la perturbe. Soy más de lo que aparento, y no hay un dragón más rápido en este mundo ni en ningún otro que el que ves ahora..., bueno, al menos antes lo era, tengo algo estropeadas las alas. -Abrió las alas, y se las enseñó al elfo, por fuera solamente parecían sucias, pero tenían bastantes cicatrices y en algunas zonas se alcanzaba a ver pequeños agujeros por dónde se filtraría el aire en las alturas, cuando volara.

Valla, sus alas estaban algo mal, las miré con curiosidad.
-No soy curandero, como ya he dicho, pero has tenido la suerte de cruzarte con el que puede ser el mejor mago etereo del mundo.
Dí unos pasos hacia atras, cerré los ojos y murmuré las palabras arcanas de mi hechizo personal.
Noté una vez más cómo el viento acudía a mí, y me convertía en éste.
Al volver a abrir los ojos, era un Elemental de Viento de tres metros. Me acerqué al dragón y puse las palmas de mis manos en su pecho, me concentré y pronuncié algunas runas. Algunos rayos y espirales de viento serpentearon por el cuerpo del dragón sin producirle ningún daño, llegaron a sus alas y las reformaron.
Lo que hice fue invocarle unas nuevas alas y guardar en su organismo el hechizo de velocidad, en las escamas de su piel realicé diversas filigranas mágicas para encantarlas y hacer que todo lo que cogiese o se apoyase en él fuese el doble de ligero. Ahora estaba curado con unas alas mejoradas, a demás, le transmití energías que le harían sentirse mejor.
Volví a mi posición anterior, crucé mis brazos sobre mi pecho, y volví a ser elfo. Me había resultado todo rematadamente fácil.
Miré al dragón:
-¿Qué tal?-sonreí.

- Increíble. ¡Esto es magia sin duda! -Gritó. Y un rugido estremecedor salió de la garganta provocando el eco en la zona donde se encontraban.

Se quedó atónito, y no sabía que decir. Se miró a sí mismo como no pudiendo reconocerse. Tenía abiertas las alas, y ahora estaban listas para ser probadas, para volar a lo más alto. Los agujeros desaparecieron así como la suciedad, e incluso le pareció ver que ahora tenían un tono verde grisáceo y no el gris sucio anterior. Luego se fijó en sus escamas, ahora con un brillo plateado-gris más intenso, cómo si hubieran recibido un encantamiento. Sin pestañear, movió la cola de un lado a otro, relajó sus músculos y agachó el lomo.

Y mientras todo esto ocurría en el alto cielo de las Tierras Muertas empezó a nevar de las nubes: unos copos apenas visibles. Pronto se encontraron rodeados de nieve por todas partes. Entonces el dragón inclinó la cabeza en dirección al elfo.

- Sube-. Dijo, y una extraña sonrisa se formó en la mandíbula del dragón.

"- Sube-. Dijo, y una extraña sonrisa se formó en la mandíbula del dragón."
-No hace falta que te agaches para que me monte encima tuya.-chasqueé los dedos y aparecí en su grupa, si yo ya era ligero de por mi mismo, siendo elfo aún más, y con el hechizo, a penas notaría la diferencia. Miré al cielo y ví que comenzaba a nevar:-Creo que la nieve puede molestar.-sonreí, alcé una mano al cielo con una palabra mía, este obedeció y se despejó, miré a un lado para que el dragón viese mi expresión sonriente-Por cierto, mi nombre es Rocuv. Y mi historia enrevesada. Pero puede resumirse en que nací humano en estas tierras y me convertí en elfo por ciertas cosas de la vida. Ya sabes lo que hacía un elfo por aquí. Y tú, ¿qué hace un espíritu del fuego en las tierras del hielo?. Y más importante, ¿cual es tu nombre?.

"(...) Y más importante, ¿cuál e tu nombre?"

- Me llamo Rázaga. Mis progenitores me abandonaron de pequeño y este fue el nombre que yo escogí para mí; los asuntos que me llevaron a ello no te incumben, elfo. -El dragón habló de su nombre de una manera misteriosa, como recelando de sí-. Así que naciste en estas tierras, bueno, yo llegué aquí por razones del azar, y aquí he seguido por ahora, sin nada más qué hacer.

Entonces Rázaga empezó a correr con sus largas y finas patas cubiertas de escamas y espinas. Fue esquivando los pocos árboles muertos o secos que se encontró a su paso hasta que llegó a un desfiladero, doscientos metros de caída libre y sigue la nieve y el hielo en Las Tierras Muertas. Encima de su grupa estaba el elfo.

-Mejor agárrate, tal vez manejes con tu magia el elemento del aire, pero veamos qué tal manejas el vuelo de un dragón de fuego en tierras de hielo y nieve.

Justo en el momento en que saltó, sus alas se cerraron estrepitosamente y estuvieron cayendo algunos segundos hasta que las abrió de nuevo y la caída se convirtió en ascensión, pronto estuvieron volando entre las nubes, luego subieron aún más y dejaron de ver la tierra que habrían debajo de ellos. Mantuvo estable el vuelo y esperó a que el elfo hablara.

El dragón me contó parte de su historia y me dijo su nombre. Tras ello, echó a volar, eché mis brazos a los lados disfrutando de la sensación:
-Asi que Rázaga eh...Buen nombre.-Sonreí:-Suena como una...Rázaga de viendo-reí e invoqué una repentina ráfaga que desestabilizó al dragón haciéndome caer.
Lo miré con expresión asustada, pero entonces...
Desplegué mis alas y lo miré con expresión burlona mientras me volvía a subir en su grupa:
-Un mago del aire sabe todo lo que hay que saber sobre volar. Tanto por si mismo como en otros seres.-me puse de pie y dí un paso a delante, caí sobre la grupa de un garuda. Es increible la nueva agilidad que había ganado como elfo. Ordené al pájaro invocado que volase hacia delante, y cruzó los cielos como una flecha, hizo un looping y me dejó caer sobre Rázaga, elevé una mano hacia el pájaro y este simplemente desapareció.

Los poderes del elfo mago eran bastante increíbles y muy poderosos, y todo esto sólo con ver parte de lo que era capaz de hacer. Incluso, Rázaga empezó a recelar de esa magia, los dragones no poseen magia, pero tienen otras cualidades que los hacen muy terroríficos y peligrosos. Sin embargo en un mundo como este, te puedes topar con cualquier criatura que en su interior esconda algún poder, para bien o para mal.

-No está nada mal eso que puedes hacer con el aire..., pero mira esto otro. -El dragón empezó a descender dando unas rápidas vueltas, y de repente ahora, de su boca empezó a emerger fuego, una lengua de fuego que hacía calentar las temperaturas a su alrededor. En la caída casi tocan el suelo, pero Rázaga paró de descender para mantenerse estable, volando en una dirección-. Bueno, ¿a dónde quieres que vayamos?, he pasado demasiado tiempo sedentario, aquí.

El dragón hizo una serie de piruetas con fuego en el aire que caldearon el ambiente:
-Hey hey, cuidado amigo. Los magos no somo inmunes al fuego de dragón. Y...puedo hacer algo parecido. ¡Aura de fuego!-mis manos brillaron con un color rojizo, comencé a girar mis brazos mientras convocaba una ráfaga de aire produciendo calor, era algo a lo que le llamaba "Sofoco", muy útil contra soldados, para fatigarlos antes de empezar.
-¿Que a donde vamos?Querido dragón, yo puedo ir a prácticamente cualquier lugar, dime tú: ¿Qué cielos quieres surcar?. Y yo te llevaré. A mí tampoco me gusta ser sedentario...que más decir...¡Soy como el viento!-reí.

El elfo le dijo al dragón que podrían ir a cualquier lugar, y justo en el momento en que Rázaga oyó esas palabras pensó en Volcanes de Dragones, su tierra natal, en la que unos bandidos lo capturaron para utilizarlo en sus pillajes. Mucho tiempo: muchos días llevaba acumulados allí, en Las Tierras Muertas, sólo y sin nadie con quien hablar. Sin embargo no tenía ni idea de que dirección tomarr para volver a su hogar, por suerte pensó: "el elfo mago me llevará, y yo le llevaré".

- Quisiera ir a Volcanes de Dragones, tengo unos asuntos pendientes que zanjar allí, no sé si tu sabrás llegar allí, pero yo no. Y bueno..., un guía no estaría de más, pues lo necesito. Tú iras montado encima mío, y me guiarás hacia donde moran los dragones.

"- Quisiera ir a Volcanes de Dragones, tengo unos asuntos pendientes que zanjar allí, no sé si tu sabrás llegar allí, pero yo no. Y bueno..., un guía no estaría de más, pues lo necesito. Tú iras montado encima mío, y me guiarás hacia donde moran los dragones."
-No me digas más. Los Volcanes de los Dragones eh...-materialicé un mapa en mis manos, e hice que el viento no le afectase para que no se moviese. Busqué los Volcanes en el mapa y cuando los encontré, le dije al dragón:- puede que te marees un poco-hice desaparecer el mapa con un movimiento de mi mano y, sabiendo su localización, imaginé el lugar en mi mente y pronuncié las palabras arcanas:- -puesto que el dragón era bastante grande, y para no marearle más de lo necesario, hice que las nubes nos rodeasen y girasen alrededor nuestra, aparecimos en las nubes oscuras de los Volcanes, sobrevolandolas. Sonreí:- A mi lado no existen los límites de lo terrenal.