Javier de los Mares
Javier de los Mares
Cuenta inactiva
Nombre : Javier de los Mares
Escuela : Guardiadragones del Mar
Bando : El Dios
Condición vital : Fantasma
Rango de mago : Con dotes mágicas
Rango de guerrero : Guerrero experto (arcos; espadas, una mano)
Clase social : Noble (hijo segundo de un conde de Garnalia Sur), Clero (Sacerdote del Templo Oscuro)
Mensajes : 78
Fecha de inscripción : 04/08/2014
Edad : 31
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Persiguiendo cobardes(Privado)por Javier de los Mares, Mar Ago 05, 2014 10:59 pm
Situado en lo mas alto del palo mayor, la brisa marina golpeaba mi cara trayéndome a mi memoria un sinfín de recuerdos de mi vida en el mar. Recordaba mi primera acción de contrabando, que consistió en llevar vino de Tamika a Zhante. Fue bastante movida ya que tuvimos que sortear a la Flota Elfa, a la Flota de Ereaten y a la de la Inquisición. Sonreí al rememorar como le había clavado una estaca a uno de los inquisidores. Esos malditos perros luchaban muy bien, pero se entrenaban contra los magos y brujos, no contra marinos expertos. Pero volví al presente cuando una flecha me paso rozando. Hacia mas de una hora que perseguía un buque mercante de Aleketh que, aunque era mas grande, huía aterrorizado.  Baje por una cuerda hasta la cubierta y me dirigí al alcazar de popa, al timón.

-Vamos, marineros de pacotilla-le grite a mis hombres- ¿Queréis ser comida para los peces?¿Queréis probar la ira de Mantus? Pues preparar las armas para acabar con esos turbantes.

Llegue al timón y con un gesto hice que el hombre que lo manejaba se apartara. Era uno de mis Dragones, antiguos guerreros de la Guardia del Dragón. No los había más fieros y habían estado conmigo desde que era Javier de los Mares.

-Preparar las balistas de proa con enganches.

Gire el timón para encarar el barco justo con la popa del otro barco. Ahora solo tendrían que disparar y ya serian nuestros. Vi como los marineros ya se colocaban junto a las balistas y se preparaban para el abordaje. Cuando vieron un disparo claro, las dos balistas dispararon grandes flechas que se clavaron con firmeza en el otro barco. Ahora tocaba lo mas duro para los hombres, pues a las flechas estaban enganchadas sendas cuerdas que iban a parar a dos tornos. De esta manera nos iríamos acercando poco a poco hasta arremeter al enemigo por detrás. Solté el timón, que fue ocupado con rapidez por un marinero, y me camine hacia la parte delantera a dirigir a los hombres. A mi paso fueron saliéndome Dragones, qué se colocaban a mis espaldas, hasta hacer un total de diez. Me coloque justo encima de la balista y me volví hacia mis hombres.

-Marineros y Dragones. Hoy Mantus nos ha puesto una presa a tiro. Una presa cargada con oro, joyas y demás mercancía. Pero eso no es lo importante. Matar y evitar ser matado es lo importante. Porque creo que todos queremos disfrutar de los placeres que nos proporcionara esta presa.

Me volví hacia el enemigo y les grite con toda mis fuerzas.

-¿Me habéis oído? Mantus, Dios del Mar y la Venganza nos guarda. Preparaos.


Me baje de la balista justo cuando ambos barcos chocaron, provocando que el bauprés de mi barco destrozara parte del alcázar del otro. Sin perder una gota de tiempo, subí a través de la brecha seguido de cerca de los dragones.  Comenzó una lucha encarnizada. Ellos eran más, pero estaban asustados y nadie los dirigía. Salte al puente y me adentre en el camarote del capitán. Allí, detrás de su mesa, me esperaba un hombre obeso que tenía toda la pinta de ser el capitán. Me miraba con una sonrisa en la cara  lanzaba una moneda al aire. Conocía a los de su calaña. Su padre seria un hombre rico que podía permitirse el lujo de pagar un rescate. Le conduje a fuera a punta de espada donde sus hombres yacían muertos, heridos o capturados. No me sorprendí al ver que prácticamente todos se habían rendido o estaban heridos. Serian un buen sacrificio para Mantus.

-Escucharme. Hoy habéis sufrido una gran derrota de los seguidores de Mantus. Se que la mayoría no, pero algunos estáis escuchando la llamada del mar. Aquellos pueden unirse a mi y a mi tripulación. El resto, mas os vale no mentirnos sobre la llamada. En cuanto a ti-dije mientras golpeaba al capitán- Serás llevado a nuestra guarida donde nos divertiremos mucho.



Habría al menos ochenta hombres, de los cuales catorce se levantaron dispuestos a unirse a mi. Uno a uno, les mire a la cara, para ver si de verdad habían oído la llamada. Los ojos son los espejos del alma y en ellos me fijo para diferenciar a aquellos que quieren una nueva vida en el mar de aquellos que quieren salvar su misero pellejo. Uno de ellos era de esos. Le clave un puñal pequeño en la tripa y lo retorcí. Acto seguido hice que lo tiraran por la borda.

-Pasar a los prisioneros a las celdas. Que parte de la tripulación gobierne este barco y nos siga. Colgad el pabellón de Aleketh. Nos vamos a Guardiadragones del Mar
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Re: Persiguiendo cobardes(Privado)por Javier de los Mares, Miér Ago 06, 2014 12:41 am
Me hallaba manejando el timón mientras veía a mis hombres arreglar los desperfectos de la batalla que se había librado pocas horas antes. Lo peor se lo había llevado el otro barco, cuyo alcázar estaba siendo reconstruido con la ayuda de los marineros capturados. Pobres, si supieran lo que les espera no trabajarían tan sumisos. Algunos tendrían suerte y los vendería como esclavos, pero los demás correrían un destino distinto. Entonces alce la vista para observar al prisionero de honor que estaba atado boca abajo en lo alto del mástil desnudo. Se trataba del capitán del buque y un niño rico que ni se había molestado en ofrecer una mínima resistencia, convencido de que pediría un rescate por él. Estaba seguro que ya no lo pensaba. Un cuerno sonó desde el otro barco y me gire para ver qué pasaba. Era el Dragón a cargo del barco capturado, que hacía señas para que mirara en hacia una dirección. Vi un punto negro que parecía un barco, pero no estaba seguro. Cogí un catalejo y a través de el confirme que era un barco, un galeón  de la Armada de Aleketh para ser más precisos. Corrí a mi despacho a cambiarme mi habitual atuendo por un uniforme de capitán de la Armada. Aun con los dos barcos estaba en desventaja contra semejante buque y debía tratar de pasar sin levantar sospechas. Volví al alcázar y desde allí vigile el buque. En un principio pensé que nos ignoraría, pero al final cambio de rumbo y vino hacia nosotros. Ahora solo tocaba esperar que pudiera interpretar mi papel. Ordene a los de las balistas de babor que se prepararan y a un par de marineros que corrieran a dejar inconsciente al buen capitán capturado. No quería sorpresas. El barco se acerco poco a poco, ignorando el barco capturado y viniendo derecho al mío. No era de extrañar, pues debía deducir que el jefe de la flotilla iba en el primer barco.  Ordene reducir la marcha para que terminara de alcanzarnos y quedamos situados uno junto al otro. Desde el otro barco sacaron una especie de escalera por la que bajaron el capitán, dos oficiales y seis guardias más.

-Se presenta el Capitán del Terror-dijo el capitán, un hombre bastante mayor y con una larga barba


-Le recibe el Capitán del Intrépido-le conteste yo siguiendo la tradición de la Armada.


-Me gustaría saber que hacen aquí, Capitán. No tengo constancia de que ningún otro buque deba patrullar por las aguas que tengo asignadas.


-Eso es porque no deberíamos estar aquí. Venimos de mas al sur persiguiendo un barco pirata. Ese es su capitán-dije señalando a mi invitado de honor- Y su tripulación esta retenida en las celdas.


-Bueno, eso lo explica todo. Salvo el por que lleva puesto en el uniforme “Látigo de los Mares” en vez de “Intrépido”


Sin esperar a nada mas, degollé al hombre según sacaba mi espada y me encare con el resto de sus hombres. Mis chicos se tomaron aquello como una señal y separaron ambos barcos mientras lanzaban una andanada con las balistas. El otro barco no estaba preparado, por lo que cuando consiguieron cargar las balistas ya estábamos fuera de su alcance. Después de deshacernos de los hombres de la armada se nos venia encima un buen dilema. O huir dejando a parte de mi tripulación y la carga a merced del Terror o dar la vuelta para enfrentarnos a ellos juntos. Si no hubiera habido Dragones abordo no dudaría ni un segundo en dejarlos abandonados, pero no era así. Me coloque en el timón y lo gire entero para enfrentarnos al enemigo. Esta vez no se enfrentaba a hombres asustados, si no a auténticos marineros e infantes de marina.

-Sacad la catapulta-ordeno uno de los Dragones mientras se lanzaba por el agujero de la bodega. Otro sin embargo se dirigió a la parte delantera y preparo la balista de allí. Sabía lo que pretendía y yo no iba a ser quien se lo impidiera. Le vi volar hacia el barco y quedarse colgando de la flecha cuando esta se clavo en el Terror. Le perdí de vista cuando se coló por una de las troneras.  Mientras, la catapulta había entrado en acción, golpeando el galeón varias veces. Ellos también usaron la suya, pero éramos más pequeños y rápidos y apenas nos manteníamos en la misma dirección para evitar daños. Uno de los disparos, sin embargo, acertó a una de las balistas, destrozándola. El otro barco intentaba ayudarnos, pero el Terror estaba decidido a hundirnos a nosotros primero. Gire el timón para poner el barco en posición de disparo y diez balistas lanzaron sus proyectiles hacia el barco enemigo, causándole algunos daños. A pesar de ello, vimos con asombro como la tripulación abandonaba el barco y una columna de humo empezaba a surgir de el. Seguramente había sido el Dragón. Este escalo por el costado del barco como pudo y subió a cubierta. Allí estaba yo para recibirle y le di la mano para ayudarle en el último tramo.

-Estás loco, ¿lo sabías?- le dije mientras lanzaba una escalera para los náufragos, a lo cual me respondió con una simple sonrisa. Ni me moleste en reprenderle. Le había salido bien la jugada y ahora teníamos mas prisioneros. Tras reclutar a veintidós hombres, volví al despacho a cambiarme de ropa. Esa no me gustaba para nada
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Re: Persiguiendo cobardes(Privado)por Javier de los Mares, Miér Ago 06, 2014 1:47 pm
-¡Ya hemos llegado!

Con ese grito me desperté junto a los demás marineros que aun dormían. No era como los otros capitanes, que dormían en su propio camarote. Se parecían a los nobles en tierra y yo odio a los nobles. Es curioso que yo naciera siendo uno de ellos, pero realmente nunca me sentí como tal. Siempre había oído la llamada del mar y en cuanto pude acudí a el. Subí por las escaleras hasta la cubierta superior y observe las eternas arenas del desierto y la fortaleza que se alzaba en las lejanas montañas. Era Guardiadragones del Mar y durante un tiempo fue mi hogar. No me gustaba estar tan cerca, pues yo y mis oficiales eramos desertores de la Guardia de los Dragones y alguien podría reconocernos. En la orilla, un pequeño puerto con unos pocos edificios que servían para alojar a los empleados del muelle, almacenar la carga y entretener a los marineros Estaban allí para servir a Guardiadragones, pero también a algunos mercaderes por el precio adecuado. Ordene soltar el ancla lo mas cerca posible y que empezaran a desembarcar parte de la mercancía y trece de los prisioneros. Iban a ser el pago por ciertos servicios de un herrero.

-Bajad la comida del otro barco y vendedla a la Guardia. Después del reparto, tenéis todos el día libre.

Los marineros pronunciaron una gran ovación y comenzaron con la tarea. Sabían que tiempo que perdieran trabajando era tiempo de menos para disfrutar. Mientras ellos iban a divertirse, yo y nueve Dragones conduciríamos una caravana al taller de Ykeon, el famoso herrero. Solo esperaba que no le quedara mucho para terminar mi encargo. Al llegar al muelle,los lugareños empezaron a mirarnos mal. No les gustaban los esclavistas, pero tampoco podían negarse a atenderlos. Por mi parte, tampoco me caían bien ellos. Compre un carro donde meter el hierro y acero y emprendimos la marcha hacia nuestro destino. Sabia que estaba algo lejos, pero confiaba en llegar antes del anochecer y así fue. Poco antes de que el sol se pusiera, divise el taller enclavado en las montañas.
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