En su forma normal, es un elfo, de aparentemente unos dieciocho o diecinueve años, con el pelo negro, de constitución musculosa , pero cuando su alma se acerca a cualquier tipo de magia poderosa, seu cuerpo se corrompe, toma un aspecto demoníaco, se hace más grande y algo más ágil, tiene unas alas que le permiten volar cortas distancias, pero su voluntad se ve torcida por el ansia de energía mágica y cuando este estado de avidez de magia se termina, no recuerda sus actos, pese a haber sido mayoritariamente conscientes.

Es extrovertido y siepre está abierto a los demás, es amable, cuando le conoces. De primeras es borde e irascible, aunque es fácil ganarse su amistad. Es muy dado a enfadarse rápido y perdonar y pedir perdón aún más rápido.

La Historia de Illidan comienza cuando su madre concibe un hijo con su esposo, un mago. El problema reside en que la Madre de Illidan era el amor secreto del Hermano del padre, un nigromante. Cuando este se enteró del matrimonio de su hermano y del embarazo de su amor secreto, se sumió en un ataque de ira, y acercándose durante la noche a la casa del matrimonio, lanzó una maldición sobre el hijo: Un ser ávido de magia viviría por siempre en su interior. Cuando nació, la familia vivió feliz hasta que Illidan fue llevado a ver la escuela de magia de los elfos, que le enseñó su padre. Al entrar en el área de influencia mágica de la escuela, sintió la necesidad de adentrarse más en aquel área de magia. En el centro de la escuela, su transformación casi se consumó, pero su padre consiguió llevarlo fuera de la escuela sin ser avistados, y no volvió a acercarse a la escuela, hasta su adolescencia, en la que se acercó demasiado, y ese ansia de magia volvió a surgir en él. Desde entonces fue a la escuela todas las tardes, cada vez adentrándose más, hasta que su sed de magia le cegó. Pero siendo esto descubierto por su padre, Mandó a Illidan con unos parientes que vivían fuera de la isla, realizando estudios sobre antiguas culturas extintas. Illidan se escapó cuando el carro de caballos atravesaba un bosque cerca de una aldea de humanos. A partir de ese día se dedicó a ir cazando para ganarse la vida, y viajando de un sitio a otro. Hasta que llegó al Valle de los lobos, donde volvió a notar la llamada de la magia.