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La cocinapor Invitado, Sáb Mayo 11, 2013 12:16 pm
Me levanté cansado sin poder quitarme las agujetas del viaje, me quité el pijama y me puse mi ropa añadiendo la capa que me había dado el mago ayer.
Había algo que me molestaba más que las heridas del viaje y las agujetas, y ese algo era simplemente, mi tripa, no me dejaba en paz, parecía un lobo hambriento que no ha comido desde hace dos semanas, lo que viene a ser casi verdad. Quería llegar pronto y por eso no me paré a pensar en mi mismo.
Bajé las escaleras para ver por donde estaba la cocina remontando el camino de ayer.
En mitad de ellas, me encontré con una joven humana, bueno... con joven me quedaba corto, creo que tendría unos catorce años por lo menos, al menos, eso aparentaba. Era una chica pelirroja y de ojos oscuros, que subía con una bandeja y cara sonriente, le iba a preguntar que de donde la había sacado pero parecía ausente, como si estuviese emocionada por algo y no se hubiese percatado de mi presencia. Como la chica venía de abajo deduje que la cocina estaría abajo, así que seguí bajando.
Me recibió un olor a pan recién echo y lo seguí.
Me encontré en una estancia amplia, con una mesa en el medio y muchas cosas allí, tenía muchos armarios.
En la encimera había una bandeja con un desayuno y una nota en la que ponía "Para Nérendon que lo disfrutes",
""No se quién ha sido pero le puedo asegurar que lo disfrutaré"", pensé con usa sonrisa.
Me subí a mi habitación con la bandeja entre las manos.
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