Tess y yo saltamos los últimos escalones y atravesamos el umbral de la Torre en dirección al jardín.
En la parte de atrás hay un sitio perfecto para llevar a cabo la idea que se me ocurrió unos días antes de la Prueba de la Tierra, y el día libre que me he tomado después de superarla también es propicio. Más que ocurrírseme, la excitante idea me encontró a mí, escondida en uno de los libros de la biblioteca, y estuvo a punto de hacerme aplazar el examen, porque no podía quitármela de la cabeza. Por suerte Tesshia Neko, mi apreciada amiga, me hizo entrar en razón convenciéndome de que me centrara primero en mis obligaciones, y que ya después dedicara mi atención a este... capricho. Además, para reforzar su argumento, se ofreció ella misma a colaborar en el proyecto, pero con la condición de que lo olvidara hasta superar la Prueba.

El hechizo requiere dos personas. Ambas se colocan enfrentadas y se tienden las manos, de modo que la palma izquierda quede hacia arriba y la derecha hacia abajo, cubriendo la palma izquierda de la otra persona. Tras las palabras adecuadas en el lenguaje arcano, ambos miembros retiran la mano derecha, y tras de sí quedará, en la palma izquierda del compañero, una pequeña piedra con la propiedad mágica de mostrar sobre el suelo el camino más rápido que separe a ambas personas... o a ambas gemas, para ser precisos. De hecho, el libro de magia telúrica avanzada donde encontré el encantamiento, recomendaba asegurarse un lugar seguro al que teletransportar la propia piedra en caso de que se necesitase no ser localizable... claro que para eso hacen falta conocimientos del Libro del Aire que aún no tengo. Pero tampoco tengo necesidad alguna de ocultarme de Tess, y esto no me preocupa en absoluto.
Después de la participación y el contacto entre dos hechiceros, el siguiente principal requisito para este hechizo es el contacto directo con el suelo natural, si bien el camino que muestren las piedras será después visible sobre cualquier superficie en la que se pueda apoyar los dos pies.
De modo que, ante la imposibilidad de aprovechar el laboratorio de la Torre, Tess y yo nos dirigimos a las caballerizas y buscamos un rincón detrás de ellas donde no vaya a molestarnos nadie. Aquella es la zona de los guerreros y luchadores, y nadie presta atención a los "túnicas de colorines", como he oído a alguno de aquellos aprendices llamarnos a nuestras espaldas.

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Abro los ojos y miro a los de Tesshia, pero ella no parece percibir tampoco ningún peso sobre su mano izquierda. Desconcertado, me pregunto qué hemos hecho mal: Contacto directo con el suelo natural, contacto entre las palmas de nuestras manos... Entonces me fijo en su mano izquierda, que está parcialmente cubierta por una venda. Pues claro, ¿cómo no me he dado cuenta antes?

Uri me habia llevado al jardín despues de contarme como hacer un hechizo. Un hechizo que nos uniría aunque... él ya era túnica verde y yo no sabía ni hacer un hechizo básico. ¿Acaso era capaz de hacer algún hechizo? ¿Podría hacer este? Empezaba a dudar pero sabía que deseaba ayudar a Uri todo lo que pudiese aunque no pudiera hacer el hechizo que él deseaba. Aunque me explicó el hechizo yo no lo entendí muy bien, ¿era para poder buscarnos de forma más rápida? Si. Eso había entendido. Le daba vueltas a la cabeza a las runas que Uri me había dicho para que no se me olvidaran o las confundiera de sitio. No sabría como reaccionaría Uri si eso pasaba pero me daba algo de miedo.

Me puse muy nerviosa al llegar al Jardín y ver como Uri se ponía enfrente mía cogiéndome ambas manos para que el hechizo daliera bien. Cerré los ojos para volver a recordar las runas y cuando los abrí las pronuncié al mismo tiempo que él pero no pasó nada. No notaba ninguna piedra entre nosotros así que aparté las manos un momento para ver lo que pasaba. ¿Qué había hecho mal? ¿No eran las mismas runas o...?

Noté la mirada de Uri sobre mi mano izquierda y me di cuenta de que tenía puesta la venda en la mano. ¿También tenía que quitármela? No podía. Entonces le tendría que contarle lo de mi maldición y... lo de Kira... ¿y si me tenía miedo después?

Volví a mirar a Uri a los ojos y me quité la venda por cuidado y la puse en un bolsillo de mi túnica blanca dejando que él viera mi runa . Seguramente preguntaría lo que era pero ¿qué le diría? Miré el sol un momento. Era tarde bien entrada... en un par de horas... Kira saldría y eso no era bueno.

En realidad, no es la primera vez que veía la mano vendada de Tesshia, pero sí la primera vez que me fijo realmente en ello. Desde que nos conocimos, allí estaba la venda, y me acostumbré a verla cubriendo su mano tanto como, por ejemplo, el colgante con forma de escama plateada que colgaba del cuello de Tess, brillando sobre su túnica blanca. Nunca me había preguntado qué ocultaba sobre su mano izquierda, y ahora me encuentro observando, sorprendido, que está marcada con la sencilla runa Shaed.
"Tatuaje" lo llaman, ¿no? Recuerdo que cuando llegué a esta escuela, la Señora de la Torre tenía una extraña visita: marineros de toda clase, raza o edad, capitaneados por un hombre vestido de negro que llegué a averiguar que se llamaba Sherak. Durante la estancia de la tripulación en la Torre, tuve ocasión de ver unas cuantas musculosas porciones de piel tatuada, aunque al principio no supe qué eran tales marcas, y me pareció una abominación marcarse así la piel. Nunca llegué a preguntarle a ninguno de aquellos fornidos hombres acerca de ello.

De modo que Tesshia tiene un tatuaje.

Bueno, pero ¿por qué pintarse permanentemente la piel para luego esconder el dibujo (la runa, en este caso) bajo una venda? ¿Acaso es algo malo?
Mientras me planteo estos interrogantes, mantengo la mirada fija en la palma izquierda de Tess. Me fijo en lo cabizbaja que está, como si, una vez más, se sintiera avergonzada de sí misma ante mí. ¿Cuándo conseguiré que deje de sentirse así de tímida, y se permita tener algo más de confianza conmigo? Con delicadeza tomo su mano y paso mi pulgar sobre ella, intentando que Tess se sienta más cercana a mí y transmitirle algo de calidez. Pero su piel sobre y en torno a la runa Shaed está sorprendentemente fría. Y entonces, doy con la clave:

-Esto no lo has hecho tú, ¿verdad? Alguien te lo ha puesto ahí.

Suspiré con algo de nervios ante toda esta situación. Debía contarselo todo o al menos, una parte de ello. Pero ¿Qué debía y no bedía contarle? Estaba claro que debia advertirle de cuando Kira podría salir de nuevo y que es lo que ella podría hacerle. Aún recordaba cuando Lumière y esa archimaga se adentraron en mi cuarto y Kira pudo salir. No les habíahecho daño pero seguramente poco faltaba para ello. Apesar de que yo no sabía leer ni escribir hasta hace poco (por no decir que aún no habia aprendido al completo) ella sabía hechizos de gran nivel y no tendría reparos de matar a Uri ni a cualquier otro que se interpusiera en su camino.

Miré mi mano junto con la de Uri. Ese gesto me infundía calidez y confianza y no pude evitar sonreirle aunque esta sonrisa no duró mucho ya que las palabras de Uri deshacieron toda sensación.

- Ya. Mi papá y sus aliados me lo hicieron. Es un hechizo que encierra dos almas en un cuerpo... en mi cuerpo. Mi hermana está también en mi cuerpo aunque... no sería muy bueno que saliera. Ella podría dañarte. - bajé la mirada y llevé mis manos al colgante soltándome de Uri. - No podría dejar que te hiciera algo.

*Y, ¿qué harás para evitarlo? No eres nada comparado conmigo Tesshita ¿o debería decir cachorrita?. - apreté el colgante más cuando dijo "cachorrita" ese era el apodo que papá me había puesto. - Ni siquiera eres capaz de decirme algo, ¿cómo protegerás a tu amigito?*

- Por favor... Kira, no le hagas nada a Uri, por favor... - dije sin importar que Uri me oyera.

Pronto noté como la shaed empezó a brillar por unos segundos y la oscuridad de la runa se extendió por mi palma pero no pasó nada más. Kira no iba a salir aún. No se lo iba a permitir.

"Dos almas". "Mi hermana está también en mi cuerpo". "Mi papá y sus aliados". "Ella podría dañarte".

Las palabras de Tesshia se quedan dando vueltas en mi mente, mezclándose una y otra vez como si fueran piezas de un puzzle que no supieran cómo colocarse para tener sentido. ¿Cómo... qué clase de magia puede hacer que dos almas compartan un solo cuerpo? ¿Qué clase de mago sería capaz de cometer semejante atrocidad con...? ¿Lo he entendido bien? ¿Sus dos hijas?

-Yo... me temo que no comprendo nada, Tess -digo-. Siento haberte puesto tan nerviosa, no quería sacar a relucir ningún tema que te cause dolor recordar.

Me gustaría poder añadir algo más, pero todo es tan confuso que no se me ocurre nada pertinente. Lo que creo haber comprendido no tiene sentido, y Tess está bastante alterada, no hay más que ver cómo oprime su colgante de forma casi aterrorizada. Empiezo a temer que se haya vuelto loca, hasta el punto de...

-¡Tesshia! ¿Pero se puede saber con quién hablas? Nadie va a hacerme daño, aquí estamos solo tú y yo. Tan cierto como que puedes rodearme con tus brazos sin que nadie más vaya a aparecer entre ambos para ponernos en peligro... ¿No lo ves? -intento tranquilizarla mientras lentamente me acerco hacia ella y la abrazo-.

Juraría que, con la cabeza apoyada en su hombro, percibo brevemente una oscuridad y un resplandor en torno a ella al mismo tiempo, como si de un relámpago durante una tormenta se tratase.

Uri parecía no entender nada y en verdad él tenía mucha razón. Todo parecía no tener sentido. Un padre que "une" a sus dis hijas en una. Kira que solo desea hacer daño a todos los que sean de La diosa y yo... que solo puedo ver lo bueno de todo. En verdad si no fuera por mi afán a ayudar a los demás hubiera sido yo quien estaría dentro del cuerpo y seguramente Kira estaría matando sin cesar. ¿Por qué teníamos que ser tan diferentes? No lo entendía.

Uri dijo que no estabamos en peligro pero eso sabía que no era verdad. Claro que estábamos en peligro o más bien... él lo estaba. Pero... entonces me abrazó y todo pareció derrumbarse. Todas las preocupaciones de ahora desaparecieron en un instante porque la calidez que Uri me transmitía me hacía creer que la maldición no era real. Y, tras todos estos años comprendí lo que era tener un amigo. Le abracé y apoyé mi cabeza en su pecho y encuché su corazón que palpitaba tranquilo y con fuerza. No pude evitar sonreir. Entre los brazos de Uri parecía que el tiempo había parado y que Kira ya no podría salir aunque esa sensación no duró mucho.

La shaed empezó a palpitar de nuevo y me separé deprisa de Uri preveniendo. Miré un momento la shaed y luego a Uri con preocupación. Si veniamos a hacer el hechizo ibamos a hacer y después me iría de la escuela lo más deprisa que pudier. No podría dejar que nadie le hiciera daño y ningún estudiante ni ningún ser vivo y menos... a Uri. No quería que por un pequeño amigo que tenía Kira lo matara por mi culpa aunque todos creerian que había sido yo.

- Vete Uri. Soy peligrosa. Kira puede salir y te puede matar y yo... no soy lo bastante poderosa para ayudarte. - dije nerviosa.

Parece claro que, de alguna manera que soy incapaz de entender, alguien más habita en el cuerpo de Tesshia: su hermana Kira, si lo he entendido bien. Los nervios de Tess parecen sinceros, y ¿por qué iba a mentir de forma tan retorcida? Al mismo tiempo, ¿cómo podía ser cierta una verdad tan retorcida, y cruel? La magia es buena, es maravillosa... eso es lo que me decía Erda, lo que he aprendido de Lumière, lo que he experimentado yo mismo en el tiempo que llevo en la Torre. Realmente me cuesta creerlo, pero no dudo de Tess: aquí ocurre algo gordo. Un maleficio.
Y, a pesar de estar presa de una magia tan aterradora, me está pidiendo que me marche.
¿Qué debo hacer? Parece ser que estoy en peligro, pero esa me resulta una realidad muy lejana ahora mismo. ¿Cómo puedo ayudar a mi amiga?
-Tess, no voy a abandonarte en este estado -declaro-. Yo no puedo hacer nada para ayudarte, o para protegernos a los dos de esa... Kira. Pero necesitas ayuda, y creo que deberíamos subir a hablar con Lumière, o incluso con Narshel.

La palma de Tesshia vuelve a brillar, y empiezo a sentir miedo. Pero si yo tengo miedo, ¿qué terror no se sentirá al perder el control de los propios actos y ver cómo otra conciencia roba tu mente?
No, no voy a dejar sola a Tesshia mientras pasa por eso.
-Venga, Tess, sé que no hay tiempo de que me haga a la idea de qué te ocurre, pero sí que tenemos que actuar con rapidez -insisto-. No pienso huir de ti; vamos a ver a las Maestras, con ellas no habrá ningún peligro y no pasará nada.

Uri seguía insistiendo en no irse y eso me preocupaba muchísimo más. ¿Qué le podría pasar entonces? Moriría. Seguro que era eso. No pude evitar volver a escuchar los gritos de las víctimas de Lira y luego su familia llamándome monstruo. Eso es lo que era. Un monstruo. Sabía que ni siquiera Lumière o la Señora de La Torre me podían ayudar. Todo esto estaba perdido.

Apesar de todo esto volví a donde estaba Uri y lo abracé fuerte con lágrimas en los ojos intentando seguir aguantando a Kira. Esta vez no iba a dejar que saliera. Pasara lo que pasara. Si Uri no se quería ir yo no iba a soltar a Kira.

- Uri, -hice una pausa buscando las palabras correctas- lo siento pero no puedo marchar junto a las maestras, no ahora.

Y, apesar de la risas de Kira y la shaed que brillaba no le hacía caso porque esta vez, solo esta vez, iba a ver una noche junto a mi único amigo de verdad.

Algo en Tess parece derrumbarse; quizá ella misma, sin ir más lejos. De repente me encuentro sosteniéndola entre mis brazos, frágil, temblando. Mi pobre Tess... No creo poder hacerme hacerme una idea que haga justicia a lo que debe de estar pasando. ¿Qué se siente al ser un peligro para el mundo? Puedo suponer que habrá soportado incontables días de soledad, de rechazo y temor de los demás... No quiero añadir a su pesada lista la pérdida de uno de los pocos verdaderos amigos que probablemente haya tenido. Quizá sea algo prepotente llamarme "verdadero" amigo suyo... pero tengo la sensación de que ésto depende de lo que suceda en los próximos instantes.
Centrémonos: Estamos ante una encrucijada, ¿no? Tess es peligrosa; yo no quiero apartarme de su lado, y ella no se siente capaz de pedir ayuda a nuestras Maestras. Lo cierto es que lo entiendo, escondiendo algo tan grave: ¿Quién sabe cómo reaccionarían las autoridades sabiendo que alojan a alguien tan peligroso entre sus paredes?

Sin embargo, Tess parece reponerse poco a poco. La marca de su piel, cuya luz brillaba levemente, eclipsada por el sol del atardecer, se apaga poco después de su firme declaración de no querer ayuda. Entonces, mi amiga se aparta de mí, aunque no bruscamente, y se sonroja levemente, supongo que por recordar con cierta vergüenza el derrumbamiento que acaba de tener en mi presencia. Por un momento, es como si nada hubiera ocurrido, y siguiéramos siendo dos amigos que han bajado al jardín a disfrutar de una simple puesta de sol. Nos miramos, pero en seguida aparta la mirada. ¿Y ahora qué?
En un intento por romper la tensión de la situación, se me ocurre (o recuerdo, mejor dicho) una idea: extiendo mi palma izquierda hacia ella, invitándola con el gesto a cogérmela, y con la derecha busco su otra mano, volteándosela para que quede bajo mi mano. Durante un segundo me mira, desconcertada, pero en seguida parece comprender.
-El hechizo -le pregunto, intentando sonreír para infundirle confianza-, ¿aún sigue en pie? No nos llevará mucho tiempo, y quién sabe cuándo puede resultarnos útil.

Me separé de Uri con algo de vergüenza y cuando me cogió de la mano derecha y puso su mano izquierda supe que debíamos hacer el hechizo. Para eso habíamos venido ¿no? Después me iría todo lo rápido que pudiera pero... la shaed cada vez brillaba más y más y todo se me hacía más dificil de soportar. Pronuncié el hechizo de nuevo al mismo tiempo que Uri y, esta vez si, noté algo en mi mano izquierda y sabía lo que era. Menos mal que nos había salido el hechizo. Así podíamos saber donde estábamos aunque ahora que lo pensaba...

" Kira lo puede usar para matar a Uri... no. Pero, ¿qué hice? Esto es malo. Muy malo. No puede ser. No puede ser que todo vaya a suceder igual. Solo quiero que Uri este a salvo y sin embargo... lo empeoré muchísimo más."

*Muchas gracias querida hermanita. Me vas a facilitar mucho las cosas. Y ahora me toca a mi salir. Tu ya has estado mucho tiempo con el cuerpo. - me negué en pensamientos mientras mi hermana se reía de mi. - Vamos Tesshita  eres muy egoista.*

La shaed empezó a brillar con su luz negra y varias runas aparecieron en mii cuerpo ilumiminadas por culpa de la Shaed. La risa de Kira cada vez era mayor y una oscura presencia me arrastraba al interior de mi cuerpo para que Kira pudiera salir. Lentamente noté mi cuerpo caer al suelo inerte y yo dejé de verlo todo y de nuevo, al igual que cada noche, me quedé en esa fría oscuridad sin una luz con la que pudiese salir.

Por fin pude salir al exterior de nuevo y esta vez Tesshia me había dejado entretenimiento para rato. Sonreí ampliamente y miré a ese medio árbol altiva. Él ahora tenía dos opciones: correr y esconderse (lo más divertido para mí) o enfrentarse a mi aunque, teniendo conocimientos de cualquier libro básico y algo de magia negra no duraría este árbol ni medio segundo.

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Por segunda vez, contengo la respiración y... ¡funciona!
En mi mano aparece un objeto sólido y pesado: una pequeña piedra preciosa. De acuerdo con el libro del que procede el hechizo, ésta ha de ser en principio de un color característico de la persona que posee la otra gema, el otro extremo del camino que ambas señalarán. Desde que lo leí pensé en Tess, en su pelirroja melena que tanto destaca sobre su túnica blanca. Con gran curiosidad, abro mi mano para comprobar si es un rubí lo que tengo en mi mano, o quizás un jaspe... pero cuál no es mi sorpresa al encontrarme con negro ónix. Extrañado, miro hacia Tesshia para...

¡Tesshia! ¿¡Qué...!? La mirada que me está dirigiendo me golpea como un mazo: no es de este mundo, y mucho menos de mi pequeña Tess. O... ¿debería empezar a admitir ya que esta no es sólo la amiga que yo conocía, sino alguien que esconde en su interior mucho más? Kira; así la ha llamado ella. Una sanguinaria hermana que, al parecer, vive escondida en el cuerpo de Tess.
No necesito evocar sus palabras, no necesito que me diga que estoy en peligro. Me basta con una mirada para ver una sombra en su rostro, un gesto aparentemente insignificante pero que lo transfigura entero, volviéndolo casi diabólico. Un miedo angustioso nace dentro de mí. Me siento horrorizado ante esta completa desconocida que tengo delante. Necesito gritar, liberar el incipiente terror, pero apenas tengo valor para balbucir unas palabras:

-T-Tess... ¡Tesshia! ¿¡Quién eres!?

Su piel se ha llenado de runas que acompañan a la Shaed de su palma izquierda, y la luz que irradiaba se ha intensificado... pero me doy cuenta de que esa luz se ha tornado súbitamente en oscuridad, como si la luminosidad que antes envolvía a Tess se hubiera distorsionado hasta invertirse y rodearla de una esfera cada vez más oscura. Extrañamente, me viene fugazmente a la mente un recuerdo, un sueño que tuve en mi primera noche en la Torre. Me acuerdo sólo de dos cosas: un grito; y una imagen confusa en la que la oscuridad brillaba, y la luz oscurecía las cosas aterradoramente. Una imagen curiosamente parecida a la que estoy presenciando ahora mismo.
De pronto, su cuerpo (¿el de quién, realmente?) cae al suelo, inerte. Dudo un momento, preguntándome si la maldición ha acabado por consumir a Tess, o si ya ha pasado el peligro y sólo está inconsciente. Pero ni un segundo más tarde sus ojos se abren de nuevo.

Bueno, no sus ojos. Los de Kira.

El instinto de supervivencia se apodera de mí, y echo a correr con todas mis fuerzas, alejándome de la Torre. No miro atrás, no quiero saber si ella me sigue. Sólo sé que, si quiero tener alguna oportunidad de sobrevivir a esta pesadilla, debo huir al único lugar donde quizás esté seguro. Al bosque.

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