Haku
Haku
Cuenta inactiva
Nombre : Haku de Kahara
Escuela : La Torre
Bando : El Dios
Condición vital : Fantasma, antiguo Kai de Narshel
Rango de mago : Mago oscuro
Clase social : Noble, antiguo Marqués de Kahara
Mensajes : 38
Fecha de inscripción : 02/05/2011
http://www.latorre.foroactivo.mx/
http://www.latorre.foroactivo.mx/
http://www.latorre.foroactivo.mx/
http://www.latorre.foroactivo.mx/
http://www.latorre.foroactivo.mx/
En el laboratorio de la Señora de la Torre, aún quedaba la sombra de un punto de unión entre los mundos. No era una sombra visible, no estaba al alcance de todos. Pero yo podía verla. Yo podía sentirla, notarla, percibirla, porque recordaba el espejo que una vez se halló en el centro de la sala. «El espejo que llevaba al Otro Lado. El espejo que Riak destruyó. El espejo que unía dos mundos tan dispares como la luz y la oscuridad. El espejo que hizo posible que yo, y muchos otros muertos, volvieran a probar en sus labios el dulce sabor del mundo terrenal. Más allá, no hay nada mejor que esto. ¿Quién puede desear la muerte?». Nadie deseaba la muerte; al menos, no de verdad.

Acaricié con los dedos los brazos de madera de la silla. El laboratorio estaba en penumbras, iluminado solo por unas lámparas de aceite que se encendían al caer la noche. Había diversos utensilios en la sala, muchos amontonados en las esquinas, otros cuidadosamente ordenados en las estanterías. Había frascos con líquidos que conocía, había piedras y gemas con propiedades mágicas y había cosas que yo no sabía qué eran. Eso no importaba demasiado.

Me importaba más un objeto que se alzaba al fondo de la sala, apoyado en la pared. Estaba cubierto por una sábana de tela oscura, llena de  polvo. Las sombras dibujaban formas inciertas entre los pliegues de la tela. Yo reconocí las curvas del objeto al instante. Lo reconocí sin apenas verlo. «El arpa de Narshel...». La había arrancado de su habitación para condenarla al olvido junto a otras cosas ya inservibles que tenía en el laboratorio.

Aquel gesto era más elocuente que cualquier palabra. Había querido olvidarse de mí, apartarme de su vida. Por eso renunció a la música que compartimos tantas veces. La posición que el arpa ocupaba en la sala era, seguramente, la que ocupaba yo también en su corazón.

Respiré hondo, aspiré el silencio. Llevaba varias semanas en la Torre y en el Valle, ocultándome de las miradas de los aprendices para que ninguno de ellos se alarmara por la magia negra que fluía desde mi alma. No tenía muchas esperanzas de que todo fuera a ir bien, pero esperaba que, al menos, fuera un poco mejor.

Hasta que supe que Riak había escapado de prisión. «Jamás desaparecerá del mundo. Y yo, en cambio..., ¿cuánto tiempo más...? Si mi sangre aún está en el templo... Mi sangre barrerá el suelo, pero es solo una sangre nueva. Llevaba siglos sin tener sangre, llevaba siglos sin tener cuerpo...».

Llevaba siglos muerto. Apenas unos años, o incluso menos, respirando el aire de los vivos. Y tenía la sensación de que estaría vivo para siempre, como suelen creer ingenuamente algunos de los que nunca han fallecido. Me contemplé la mano enguantada y plegué y estiré los dedos, como para reavivar la circulación de la sangre. «Antes de la profecía, todo iba bien en el mundo. Ahora el mundo sangra y la tierra llora. En el Otro Lado no pasaban estas cosas y, aún así, nada me resulta más terrible que regresar a ese universo de brumas».

Narshel
Narshel
Humana
Nombre : Narshel Letswick Even
Escuela : La Torre
Bando : La Diosa
Condición vital : Viva, Kin-Shannay
Cargo especial : Señora de la Torre, Maestra de Magia de la Tierra
Rango de mago : Archimaga, Especialista en Magia de la Tierra
Clase social : Plebeya
Mensajes : 455
Fecha de inscripción : 02/05/2011
Edad : 28
Localización : La Torre
https://latorre.foroactivo.com/t1038-buzon-de-narshel
https://latorre.foroactivo.com/t1039-cronologia-de-narshel
http://www.latorre.foroactivo.mx/
http://www.latorre.foroactivo.mx/
https://latorre.foroactivo.com/f29-habitacion-de-la-senora-de-la-torre
Era una noche muy oscura, era de madrugada, la Torre dormía. Ya no había llamas que buscaran reducir a cenizas la escuela, pero en mi memoria aún ardían las ascuas de los recuerdos. No podía permitir que volvieran a atacar de tal forma el lugar que yo debía proteger. ¿Qué era lo que fallaba? ¿Por qué buscaban destruirnos? ¿Por qué nosotros, siempre nosotros? Apenas llegaban malas noticias del Lago de la Luna, o de la escuela de Anaë'draýl.

Me encontraba en la cúspide, en la duodécima planta, en la cumbre de la escalera. A mi alrededor podía ver las cuatro puertas que comunicaban con cada una de mis dependencias: la habitación, el despacho, el laboratorio... y la habitación que siempre estaba cerrada. «Así es como debe estar». Mis ojos azules se posaron en la puerta de la derecha. Supe que estaba allí porque podía notar su presencia y el rastro de magia negra que se adhería a cada sombra de la Torre, que aquella noche eran muchas.

Sin mayores preámbulos, entré en el laboratorio. Lo encontré sentado en una de las sillas, con la mirada ausente. Ya no llevaba la túnica negra, pero eso no borraba su condición y yo no lo había olvidado. Al igual que su colaboración con el Concilio. O los veintitantos años que estuvo a mi lado, guiándome en un mundo al que ya no pertenecía. «No sé hasta qué punto me he equivocado al juzgar. No sé hasta qué punto Félix tenía razón, o si hablaba con las palabras de un loco». Pensar en Félix me entristeció, porque, aunque me negué a asistir, sabía que lo habían ejecutado esa misma mañana. Pero sus palabras aún resonaban en mis oídos: ni dioses ni reyes, solo hombres. Haku era, para mí, la prueba de ese argumento. Si olvidaba el dios que había teñido de negro su magia, si olvidaba que él no obedecía las decisiones del Concilio... Si lo juzgaba como hombre, ¿de veras tenía alguna razón para matarlo?

Pensé que ya estarías durmiendo —susurré.

Cerré la puerta detrás de mí. Todo estaba en penumbra y podía ver su cabello rubio, más largo, y sus ojos celestes entre el resplandor de las débiles llamas. Después de haber participado en la estratagema para capturar a Riak, ese teatro del que nadie me había informado, ya no podían reprocharme que lo acogiera en la Torre. Al menos por el momento. Al menos..., mientras Shewë y el resto del Concilio tuvieran cosas más importantes en las que ocuparse.

Entre los incendios, Arthenos, las guerras y los juicios, apenas había tenido tiempo de hablar con Haku. Ni siquiera de pensar en él. «¿He llegado a perdonar su traición? ¿De verdad soy capaz de hacerlo?». No estaba segura de nada. Tomé otra de las sillas, la que estaba junto al escritorio, y la coloqué enfrente de él. Me senté y entonces se me perdió la mirada entre sus pupilas negras.

Hoy han ejecutado a Félix —dije, simplemente, con una voz que dejaba entrever los retazos de mi dolor.

Haku
Haku
Cuenta inactiva
Nombre : Haku de Kahara
Escuela : La Torre
Bando : El Dios
Condición vital : Fantasma, antiguo Kai de Narshel
Rango de mago : Mago oscuro
Clase social : Noble, antiguo Marqués de Kahara
Mensajes : 38
Fecha de inscripción : 02/05/2011
http://www.latorre.foroactivo.mx/
http://www.latorre.foroactivo.mx/
http://www.latorre.foroactivo.mx/
http://www.latorre.foroactivo.mx/
http://www.latorre.foroactivo.mx/
Había escuchado cosas sobre el tema. Cosas sobre los Secretos, sobre los asedios, sobre la guerra y también sobre el reinado de Félix y su reciente captura. Pero no había hablado con Narshel sobre el juicio ni mucho menos sobre el destino que aguardaría al antiguo rey. «De modo que está muerto». Decir que la noticia me entristecía —como le entristecía a Narshel— habría sido mentir, pero tampoco podía decir que me alegrara. Simplemente me sorprendió. Tal vez no habíamos tenido relación alguna, tal vez las pocas veces que nos habíamos encontrado, en el pasado, los nuestros habían sido encuentros desafortunados. Era cierto que nuestros sentimientos hacia la archimaga que tenía ante mis ojos alzaba una barrera de hielo entre nosotros y era cierto también que alguna vez lo odié, que alguna vez llegué a sentir celos. Pero, cuando aún era Kai de Narshel, fui testigo de su ingreso en la Torre, de su estancia en la escuela y de su posterior corrupción.

Supongo que por eso la noticia me impactaba. Aunque no tanto como a su Maestra. La conocía desde niña, la conocía demasiado bien, y sabía el dolor que se escondía tras sus palabras, frías solo en apariencia.

La muerte es la condena estipulada para los que practican la magia negra —«Como yo»—. Sabes que el deber de todo archimago es acabar con cualquiera que se haya vendido al Dios. Es lo que dictan las leyes, no podías hacer nada. —Me bastó una mirada para saber lo que se le pasaba por la mente. «Si me condenaran a mí, ¿también te afectaría?». Los azares del destino quisieron que, en aquel momento, se me vinieran a la memoria unas palabras que habían dejado cicatrices en mis recuerdos. «¡Te odio! Juro... Juro que no pararé hasta verte muerto. ¡Lo juro!». Eso fue lo que me dijo el día que la rescatamos del Templo Oscuro y la llevamos de regreso a la Torre—. Lo siento, Narshel. Sé que eres lo suficientemente fuerte para superarlo todo. Siempre lo has sido.

«No es la primera vez que uno de tus aprendices muere, o la primera vez que te traicionan», pensé, en silencio. Era probable que tampoco fuera la última. Y debo decir que me preocupaba. Si cada traición, cada muerte y cada herida se convertían en nuevas cargas para su conciencia, ¿cuánto sería capaz de soportar? Me preocupaba que terminara por derrumbarse. Si ella se derrumbaba, se derrumbaba también la Torre. Si ella se derrumbaba, me derrumbaría también yo.

La archimaga me miraba fijamente y me pregunté en qué estaría pensando. Era de noche, estábamos en el laboratorio; al fondo, un arpa dormía. ¿Cuántas noches la había consolado a la luz de las velas, mientras estuve muerto? ¿Cuántas noches la escuché y la busqué con mis manos inmateriales, sin alcanzar nunca a acariciarla? Durante mucho tiempo, fui el amigo callado que la guiaba y aconsejaba. La vi crecer desde su humilde cuna en Ereaten hasta que vistió la túnica dorada y, al tiempo que crecía ella, crecía también mi alma.

Pero los últimos días y las últimas noches habían estado plagados de silencio y soledad, y pesadillas de horrores que amenazaban con hacerse reales. «No hay nada mejor que la vida, es cierto, pero con gusto la daría a cambio de revivir un solo día de los viejos tiempos».

Se avecinan tiempos amargos. Ahora lo más importante es proteger la Torre y a los que aún permanecen fieles a su Señora.

Narshel
Narshel
Humana
Nombre : Narshel Letswick Even
Escuela : La Torre
Bando : La Diosa
Condición vital : Viva, Kin-Shannay
Cargo especial : Señora de la Torre, Maestra de Magia de la Tierra
Rango de mago : Archimaga, Especialista en Magia de la Tierra
Clase social : Plebeya
Mensajes : 455
Fecha de inscripción : 02/05/2011
Edad : 28
Localización : La Torre
https://latorre.foroactivo.com/t1038-buzon-de-narshel
https://latorre.foroactivo.com/t1039-cronologia-de-narshel
http://www.latorre.foroactivo.mx/
http://www.latorre.foroactivo.mx/
https://latorre.foroactivo.com/f29-habitacion-de-la-senora-de-la-torre
Yo no estaba tan segura de ser lo suficientemente fuerte como para soportar tantas desgracias, pero no tenía otra opción. Mi deber, como él mismo dijo, era proteger la Torre y a mis aprendices. Era lo único que podía hacer. Ni siquiera habiendo dominado los entresijos de la magia del tiempo habría podido regresar al pasado o borrar lo que sucedió.

Sí, ya lo sé. Eso es lo más importante. —Se alzó un silencio incómodo. Una parte de mí necesitaba su consuelo y su consejo, otra aún le guardaba rencor—. Hago todo lo que está en mi mano, aunque a veces no sea suficiente. Quizás deberíamos buscar alguna manera de ampliar las defensas...

Otro silencio. Las luces de las lámparas oscilaban peligrosamente. Mis ojos seguían fijos en los suyos. Me quedé quieta, mientras los minutos pasaban. Mi alma de archimaga percibió la magia negra que dormía en sus venas. «No estoy hablando de proteger la Torre con un mago oscuro cualquiera. Estoy hablando de proteger la Torre con quien una vez fue mi Kai».  A pesar del tiempo transcurrido, yo aún seguía sin entender su traición. No había tenido tiempo para dedicárselo al asunto y, en realidad, no estaba segura de querer saberlo.

Pero, en aquel momento, quería alejar mi mente de la ejecución de Félix y de las guerras. Esos problemas me resultaban todavía más terribles que la traición de Haku.

Haku... —comencé—. No puedes quedarte aquí. Aunque no lleves la túnica negra, sigues siendo un mago oscuro.

Mis palabras no eran firmes, no eran las de una archimaga que ordenaba, sino las de una mujer que le habla a un viejo conocido. Apoyé las manos sobre mi regazo dorado. La tensión que se erigía entre nosotros dos era como una muralla de piedra más alta que la Torre. Quedaban tantas, tantas cosas por explicar y tantas, tantas cosas por decir...

«Nada es eterno, ni siquiera la muerte». Nunca debí permitir que lo apartaran de mi lado cuando aún era un fantasma, nunca debí permitir que Riak se interpusiera entre nosotros. Pero ya era tarde. Demasiado tarde.

Puede que el Concilio te perdone la vida por haber colaborado en la captura de un nigromante, pero su gratitud no durará para siempre. Cuando vuelvan a reparar en ti, decretarán para ti la muerte. Regresarías al Otro Lado. Por eso... —Lo miré largamente, mientras notaba como, por un segundo, el corazón se aceleraba—. Por eso lo mejor es que te vayas. Yo te dejaré marchar.

Quería que se fuera, que se escondiera lejos, muy lejos. Lejos de todos los males que se avecinaban, como él ya sabía, y lejos de mí, para poder enterrar el pasado de una vez por todas, para no tener que matarlo. «No soportaría que Shewë lo condenara a él también a una muerte como la que Félix sufrió».

Haku
Haku
Cuenta inactiva
Nombre : Haku de Kahara
Escuela : La Torre
Bando : El Dios
Condición vital : Fantasma, antiguo Kai de Narshel
Rango de mago : Mago oscuro
Clase social : Noble, antiguo Marqués de Kahara
Mensajes : 38
Fecha de inscripción : 02/05/2011
http://www.latorre.foroactivo.mx/
http://www.latorre.foroactivo.mx/
http://www.latorre.foroactivo.mx/
http://www.latorre.foroactivo.mx/
http://www.latorre.foroactivo.mx/
Irme de la Torre. No era la primera vez que me lo pedía, pero los matices que envolvían sus palabras eran muy distintos a los de la última vez. Dijo que me dejaría marchar y eso significaba que no era una obligación, una orden imperiosa, una amenaza de que ella me mataría si no me iba. Y es que aquel detalle simple lo cambiaba todo.

Ella no quería matarme y, por eso, quería que me fuera. Para que ellos no me mataran. Después de mucho tiempo, mis labios se curvaron en una sonrisa oxidada. Era una sonrisa que, pese a estar cargada de sinceridad, parecía forzada, como si hubiera olvidado el modo de realizarla.

Mis ojos regresaron al arpa. Y supe exactamente qué tenía que decir.

No, Narshel, no voy a marcharme. No voy a marcharme aunque me dejes el camino libre o aunque me lo pidas de rodillas, y menos si es para salvar mi propia vida. —Sobre el arpa cayó mil veces mi mirada, serpenteando entre las cuerdas que no veía, entre los acordes que imaginaba y entre cada recoveco del boceto que mi memoria trazaba del instrumento—. Me quedaré aquí y, si el Concilio decide que lo más oportuno es que yo muera, no me opondré a mi muerte, si tú no lo haces. No me importa morir, porque ya he estado muerto durante siglos. Y, si muero, todo regresará a la normalidad.

Era una verdad a medias, pero estaba dispuesto a cumplir con todo lo que decía. No tenía ningún lugar a dónde ir, pero yo pertenecía a la Torre. Pertenecía a Narshel. Durante años ella fue mi único enlace con el mundo terrenal y lo seguía siendo, a pesar del tiempo y la distancia. ¿Qué era eso? No era nada. Aguardaría por ella y la pensaría en mis sueños mientras tuviera un alma que pudiera pensarla.

Entonces la miré y en mis ojos brilló un destello de dulzura. «Aún no sabes por qué hice esto, nunca me pediste una explicación. ¿Por qué serás tan orgullosa...? Y lo que es aún más inquietante, ¿por qué en estos momentos no me importa en absoluto que lo seas...?». Ella jamás me dio la oportunidad de contarle por qué la había "traicionado". La túnica negra valía más que todas mis palabras.

Pero eso ya no importaba.

Nunca alcancé a explicarte por qué hice esto —dije, y mi voz fue apenas un susurro.

«Y no sé si arrepentirme o no, porque no sé cuáles podrían haber sido las consecuencias de haber hecho lo contrario». Esperé a que ella dijera algo, cualquier cosa, algo que me permitiera adivinar sus auténticos pensamientos a través de la entonación de sus palabras.

Narshel
Narshel
Humana
Nombre : Narshel Letswick Even
Escuela : La Torre
Bando : La Diosa
Condición vital : Viva, Kin-Shannay
Cargo especial : Señora de la Torre, Maestra de Magia de la Tierra
Rango de mago : Archimaga, Especialista en Magia de la Tierra
Clase social : Plebeya
Mensajes : 455
Fecha de inscripción : 02/05/2011
Edad : 28
Localización : La Torre
https://latorre.foroactivo.com/t1038-buzon-de-narshel
https://latorre.foroactivo.com/t1039-cronologia-de-narshel
http://www.latorre.foroactivo.mx/
http://www.latorre.foroactivo.mx/
https://latorre.foroactivo.com/f29-habitacion-de-la-senora-de-la-torre
No se iba a marchar. No se iba a marchar y, de alguna manera, eso me alegraba y me entristecía al mismo tiempo. «Yo no puedo protegerlo de todos los males. Tanto si se queda como si se va... el peligro será el mismo. Los nigromantes siguen en libertad y él es un traidor. Igual que lo fue Félix...». Sus palabras me removieron algo en el interior, algo que llevaba mucho tiempo sin sentir. Y su declaración hizo que me estremeciera y recordé tantas, tantas cosas... «Todo sigue igual, pero ya nada es lo mismo». La misma Torre, el mismo laboratorio, la misma Narshel y el mismo Haku, y, a la vez, éramos diferentes a quienes fuimos.

«Nunca alcancé a explicarte por qué hice esto».

No necesité que concretara a qué se refería. Lo miré y me detuve en su camisa blanca y en sus pantalones de piel marrón. No portaba la túnica negra, pero, a mis ojos, no le hacía falta. Las sombras estaban en todos lados, la noche oscura se cernía sobre nosotros y la luz de las lámparas temblaba.

Nunca te pedí una explicación y no hace falta que digas nada. Has hecho lo que tú has querido, has elegido tu destino. Yo no lo olvido y nadie lo olvidará nunca... —Me detuve. Mis palabras pretendían ser duras; yo misma pretendía mantener las distancias, esconder mis debilidades a quien, a todas luces, debía ser mi enemigo. Pero, más allá de todo, más allá de las apariencias, en el fondo de mi alma, habría dado cualquier cosa por saber qué motivos lo habían llevado a traicionarme—. No sé lo que pretendes, Haku, ni sé en qué te has convertido, ni estoy segura de saber quién eres o de haberlo sabido alguna vez. No sé si lo hiciste para volver a la vida, ni sé... —Suspiré—. No lo sé y eso ya no importa. Mi deber es atenerme a los hechos. Lo que haya sucedido en el pasado es pasado. Y ya está.

Durante mis largas horas de reflexión había llegado a la conclusión de que Haku quería recuperar la vida a cualquier coste, aunque eso significara dejarme de lado y olvidarme para siempre. Esa era mi teoría y en eso pensaba cuando me proponía odiarlo. Pero, después de rescatarme de las garras de Amelia y Riak, después de ayudar al Concilio, después de todo, estaba desconcertada. No quería pensar y, sobre todo, no quería alimentar falsas esperanzas de haber pasado los últimos meses y los últimos años equivocada.

Haku
Haku
Cuenta inactiva
Nombre : Haku de Kahara
Escuela : La Torre
Bando : El Dios
Condición vital : Fantasma, antiguo Kai de Narshel
Rango de mago : Mago oscuro
Clase social : Noble, antiguo Marqués de Kahara
Mensajes : 38
Fecha de inscripción : 02/05/2011
http://www.latorre.foroactivo.mx/
http://www.latorre.foroactivo.mx/
http://www.latorre.foroactivo.mx/
http://www.latorre.foroactivo.mx/
http://www.latorre.foroactivo.mx/
«Quiere que se lo diga, quiere que se lo explique todo». Lo supe al instante, no necesité más que escuchar la palabra nunca, no necesité más que dibujar en el aire su significado y alumbrar con luces las sombras que enterraban su discurso. Puedo decir que su boca era algo así como un sepulcro, como una tumba lustrosa, de esas tumbas que solo ocupan los cuerpos muertos de los reyes. Su boca era así, era preciosa, artificiosa, compleja, y así era su voz y así era cada una de las cosas que decía con ella. Pero, ¿qué hay más allá de la tumba? ¿Qué hay debajo, bajo tierra, donde nadie se asoma a mirar, donde se olvidan y se mueren, ya sin nombre, unos restos viejos? ¿Qué hay allá, qué hay más allá?

Yo lo sabía. Estuve muerto y regresé. Conozco los entresijos del Otro Lado casi tanto como conozco los entresijos de Narshel y, por eso, en aquel momento supe muchas cosas, lo supe todo, y mis ojos penetraron como dagas en los suyos y alcancé a tocar lo que pensaba y lo que soñaba.

Yo creo que el pasado sí que importa. El pasado es lo que fundamenta el presente y, a veces, lo que puede cambiarlo. —Hice una pausa, mientras pensaba cómo podía introducir el tema—. Riak me amenazó con hacerte daño si no cumplía con lo que me pedía. Y no, no digas nada. Ya lo sé. Ya sé que podrías haberle hecho frente, ya sé que mi ayuda no te serviría de nada. Pero en aquel momento no podía pensar en otra cosa que no fuera en el peligro que corrías y en el poder de Riak, que fue capaz de acabar con otra archimaga, con mi madre, y que fue capaz de postrarme en una cama durante toda una vida.

»Ese fue el único motivo por el que hice esto. No hubo nada más. No me interesa el poder, ni la Oscuridad, ni los dioses, ni tan siquiera la magia que tengo. Para mí nada de eso es importante, ni lo ha sido nunca. Nunca, jamás. Tú lo sabes.
—Tomé aire para volver a hablar, mientras el corazón se me agitaba dentro del pecho—. Me ofreció resucitar y resucité. Poco podía hacer, pero al menos podría hacer algo más por ti de lo que habría hecho en el mundo de los muertos. La condición era superar mi aprendizaje para luego venderme a las sendas del Dios. Y acepté.

«Hice un juramento, un juramento de sangre, en el centro del Templo Oscuro». Acepté, sí, acepté. Acepté por muchas cosas, realmente. Quería poder tocarla alguna vez, aunque fuera un solo instante. Quise creer que era posible, quise creer que todo podría salir bien.

El silencio se alzó como un cuchillo y yo me puse en pie. Le di la espalda a Narshel y mi rostro se bañó en pura tristeza. Anduve hasta el arpa y toqué la sábana con la palma de la mano y luego, de un solo movimiento, la retiré y la lancé al suelo, casi con rencor, casi con rabia.

Y entonces, poco a poco, a medida que mis dedos tanteaban los bordes del arpa y degustaban cada recuerdo, cada nota, cada acorde viejo, cada canción olvidada, cada beso, cada deseo, cada sueño, cada palabra y cada vez que la amé, a medida que se deleitaban con el banquete más exquisito que ha existido jamás sobre la faz del planeta, a medida que todo eso sucedía, desaparecía mi ira y mi rabia y mi rencor, dejando paso a una nostalgia infinita y profunda, silente y calma, como las brumas del Otro Lado.

Al final esto es lo que queda. El recuerdo y poco más. —Noté en los ojos una lluvia de lágrimas cálidas, que avanzaba tímidamente desde el lacrimal hasta la comisura de mis labios. «Cuánto tiempo, cuánto tiempo sin llorar, sin llorar ni una vez»—. A veces pienso cómo podríamos haber salvado los errores. A veces pienso de cuántas formas podríamos haber evitado todo lo que sucedió. Pero ya... es tarde... ¿Es tarde, Narshel, es tarde...?

Viajaron el índice y el corazón hasta las primeras cuerdas, las más graves, y le arrancaron al arpa un acorde fúnebre e irregular. 

Narshel
Narshel
Humana
Nombre : Narshel Letswick Even
Escuela : La Torre
Bando : La Diosa
Condición vital : Viva, Kin-Shannay
Cargo especial : Señora de la Torre, Maestra de Magia de la Tierra
Rango de mago : Archimaga, Especialista en Magia de la Tierra
Clase social : Plebeya
Mensajes : 455
Fecha de inscripción : 02/05/2011
Edad : 28
Localización : La Torre
https://latorre.foroactivo.com/t1038-buzon-de-narshel
https://latorre.foroactivo.com/t1039-cronologia-de-narshel
http://www.latorre.foroactivo.mx/
http://www.latorre.foroactivo.mx/
https://latorre.foroactivo.com/f29-habitacion-de-la-senora-de-la-torre
De pronto me sentí como un alma ingrávida que se eleva sobre campos muertos. De pronto me sentí como si nada importara, me sentí más allá de las sensaciones, como cuando se está muerto, o incluso más lejos. Era diferente a la muerte. Era como si hubieran desaparecido muchas cosas de mi pensamiento, como si ya no hubiera envoltura, como si solo quedara un núcleo firme y sincero que asimilara y digiriera todas y cada una de las palabras de Haku.

De pronto, la verdad cayó sobre mí. Era una losa pesada y cayó sobre mis hombros, pero también era un suspiro de alivio. Lo creí, lo creí en todo. ¿Cómo no hacerlo? Mi amigo, mi amado, mi eterno compañero. «¿Por qué no confié en ti desde el principio? ¿Cómo puedo dejarte marchar? ¿Cómo puedo obligarte a marchar?». Aun sin verlo, supe que lloraba. La voz le lloraba, le lloraban los ojos. Hasta el arpa le lloraba y le lloraban los dedos que tocaban las cuerdas al azar.

El arpa me trajo muchos recuerdos. Llevaba mucho tiempo sin tocarla, el mismo que llevaba sin tocar a Haku. Ambos eran, en cierto sentido, la misma cosa. Durante un tiempo, la música fue el nexo entre nosotros dos, entre nuestros dos mundos solapados. Ahora, ¿cuál era el nexo? Yo lo rompí, él lo rompió. Pero el arpa seguía en su sitio, seguía igual. Y la música llegaba hasta nosotros de la misma manera.

Riak había sido el culpable de todo. Siempre lo sospeché, siempre lo supe. «¿Lo hiciste por mí? ¿Todo lo hiciste por mí?». Todo lo hizo por mí. Eso también lo supe desde siempre.

Lo siento, Haku. Yo jamás imaginé... —«Lo imaginé siempre»— que esas fueran tus razones. Al final todos somos víctimas. Y yo soy víctima del deber.

Me levanté de mi asiento y caminé hasta él y le puse una mano en el hombro, para mirarlo a los ojos, para comprobar que, efectivamente, ahí estaban las lágrimas. Quise decirle que no era tarde, pero quizás habría mentido. Quizás no. No lo sé.

No debiste confiar en la palabra de un nigromante. Ambos crecimos juntos, al servicio de la Diosa. Ambos sabíamos lo peligroso que puede llegar a ser cualquiera de los miembros de la Necravia.  —Mis dedos tocaron sus mejillas para secar sus lágrimas—. Yo te perdono, pero... mi rango de archimaga me obliga a tomarte como enemigo. O me obligará a tomarte de esa manera en algún momento, como ya he hecho antes.

»Y sabes que no quiero hacerlo. Sabes que este error que has cometido no se puede corregir y yo también lo sé.


«Es por eso que, a pesar de todo, yo tendría que matarte», pensé, y esa certeza me hizo temblar.

Haku
Haku
Cuenta inactiva
Nombre : Haku de Kahara
Escuela : La Torre
Bando : El Dios
Condición vital : Fantasma, antiguo Kai de Narshel
Rango de mago : Mago oscuro
Clase social : Noble, antiguo Marqués de Kahara
Mensajes : 38
Fecha de inscripción : 02/05/2011
http://www.latorre.foroactivo.mx/
http://www.latorre.foroactivo.mx/
http://www.latorre.foroactivo.mx/
http://www.latorre.foroactivo.mx/
http://www.latorre.foroactivo.mx/
Ya lo sé. Y no es justo que tenga que ser así.

Mis manos se apartaron del arpa. Noté el contacto de su mano sobre mi hombro, sus dedos cálidos. La miré con mis ojos cubiertos de rocío. Si hubiera podido, habría detenido el tiempo en aquel instante. Algo tan sencillo como aquello valía por todo, por cualquier cosa. La vi y, aunque la noche seguía siendo intensa, a mí ya no me lo pareció, porque en un segundo aprendí a ver luces en ella.

«Un acorde debe tener al menos tres notas para ser acorde. Tú eres una y yo soy otra. Nos falta la tercera, que es el tiempo que perdimos. Esa ya no la podemos recuperar». Compararnos con la música era una forma fácil de entendernos. Ella, al igual que el amor, es obra del espíritu y en su terreno se mueve. Cuando estaba muerto, me gustaba pensar que Narshel y yo nos uníamos en el mundo de los sonidos. Que nuestras almas eran como dos cuerdas de su arpa.

Era extraño pensarlo. Sobre todo porque estábamos los dos vivos y ya no deberíamos tener la necesidad de buscar formas desesperadas de rozarnos o de salvar fronteras entre dimensiones. Ahora la única frontera era el deber. El bando. Una mera cuestión política. Solo eso. «Antes esa era la menor de nuestras preocupaciones».

Me conformaré con saber que me perdonas. Yo también te perdono. Me gustaría dejar de pensar por un momento en lo que puede pasar.

Me quité el guante de la mano derecha y le rocé la mejilla con los dedos desnudos. Le sonreí. Incliné la cabeza y mi frente se apoyó sobre la suya. El pelo me cubrió la cara, y mi rubio pálido se mezcló con su negro intenso. Su respiración acompasada la sentí junto a la mía. Compartimos los mismos centímetros de aire durante un segundo.

¿Recuerdas el día que fuimos a recoger flores por las montañas de Ereaten? Éramos unos niños. Buscábamos una flor azul, pero nunca la encontramos. —Le hablé muy cerca, muy cerca. No derramé mis lágrimas, pero aún tenía los ojos ligeramente enrojecidos. Y ella no se apartó, como habría hecho en otra ocasión—. A mí me gusta recordar esos tiempos. Pensar que ya he encontrado la flor que buscaba. Pensar que ya puedo tocarla. Mi flor azul.

»Te quiero, Nar. No te olvides de eso. No te olvides nunca más.


Mis labios tocaron los suyos. Cerré los ojos y la besé con ternura, como hice tantas veces cuando la tuve entre mis brazos. Yo la quería y ella también, ¿cómo no querernos? Que sucediera lo que tuviera que suceder. En aquel momento yo solo le pedí a los dioses un deseo: que nos dieran unos minutos de descanso para olvidar todos los límites, para ser quienes éramos realmente, para hacer lo que quisiéramos.

Para ser libres por un instante, por primera vez en mucho tiempo.

~ FIN DE LA ESCENA ~

Contenido patrocinado

- Temas similares


Cambiar de escuela