Gilles de Parfaleaux
Gilles de Parfaleaux
Humano
Nombre : Gilles de Parfaleaux
Escuela : La Santa academia
Bando : La Diosa (el Dios del centro)
Condición vital : Vivo
Rango de guerrero : Guerrero experto(espadas a una mano)
Clase social : Duque
Mensajes : 8
Fecha de inscripción : 02/07/2018
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El supremo placer de una ocupación inútil (+18)por Gilles de Parfaleaux, Dom Jul 08, 2018 5:16 pm
Como solía hacer todos los días, me dirigí hacia las bodegas con una copa en la mano y llegue hasta el final de la estancia, donde  estaban colocadas las barricas y barriles mas antiguos y destrozados, detrás de uno de esos había uno en especial que tenia un pequeña canilla, de modo que me acerque como siempre y llene mi copa de in liquido entre rojo y oscuro, no tan espeso como pudiera ser el agua. Cuando di el primer sorbo sentí un sabor especial, una sensación pequeña y limpia que me recorría el espinazo pero aunque la sed desapareció no tuve bastante, notaba un ardor en la boca, en la nariz en el rostro y solo podía ser por una sola cosa, necesitaba mas. Cerré la canilla del barril y lo cogí con  fuerza, sujetándolo  al rodearlo con mi brazo izquierdo. Salí corriendo en dirección a mis aposentos dando grandes zancadas y noté como mi bata ondeaba tras de mi, como una capa diseñada para los dominios del sueño, no obstante sabia bien que el servicio aun no se había despertado y los guardias seguían en sus puestos.


Abrí la puerta con un sensual movimiento de cadera ( Ni te imaginas lo ensayado que lo tenia) y la cerré justo después de entrar, golpeándola con el talón del pie derecho. Nadie podía verme ya, así que deje el pequeño barril sobre mi lecho y me fui quitando la ropa hasta quedar totalmente desnudo, ay, que apuesto era y es que siempre me ha encantado admirarme a mi mismo, encontrando encantador cada palmo de piel, cada cicatriz pero, sabia que tampoco era bueno quedarse embelesado, de modo que cuando estuve desnudo  levante el barril por encima de mi cabeza y me preocupé de colocar los dedos y las uñas entre las grietas, acto seguido apreté y apreté hasta forzar el gesto y gemir de rabia y esfuerzo, la madera crujió a modo de protesta y con un grito primario de triunfo partí el pequeño barril por la mitad, derramando todo su contenido sobre mi propia testa y mi cuerpo desnudo. Me convertí en una escultura de mármol escarlata  y pude notar como una parte muy especial de mi se endurecía por todo aquello. La puerta se abrió de improviso-Señor os he oido grit...- dijo la doncella antes de perder el habla ante la escena, pasaron unos segundos en los que mi cabeza rezumaba ideas deliciosas y finalmente le sonreí-Ven- le dije con un tono dulce y melodioso a la muchacha, tímida  avergonzada, sin saber a donde mirar exactamente, se adelanto-cierra la puerta...- le dije reprimiendo una sonrisa.



Me encantaba el sonido de mi cama, aun mas cuando era yo quien lo producía,porque se bien que es resistente y que no importa la fuerza que use porque siempre resistirá, da igual si son dos o veinte personas, aguantara hasta el fin de los tiempos. Me encantaba mirarlas a los ojos cuando estaban debajo de mi, debatiéndose entre el dolor y el mayor de los placeres...Aunque casi ni había empezado. Era una joven esbelta y alta, con el pelo castaño y los ojos marrones y quizás demasiado busto pero, eso tenia sus ventajas. Mas de una vez convertí las caricias en verdaderos mordiscos, en lugares tan sensibles que su cara de terror fue casi un poema para mi, poco a poco iba perdiendo la cordura y el decoro y cuando ella fue incapaz de aguantar mas deicidio terminar con mi propio climax, la obligue a que se sostuviese sobre sus manos y sus piernas (como los vulgares animales)  volví a embestirla mientras le sujetaba la cabeza por el pelo, lastima que no se diera cuenta de que ya había perdido el control sobre mi mismo. No lo recuerdo todo exactamente pero supongo que a medida que la embestía por el punto mas estrecho posible de sus defensas fui, no solo arrancandole el pelo sino también haciendo que su cabeza se estrellase contra el cabecero de la cama muchas veces, mas de las que jamas podría contar y fue tan fuerte que cuando termine ella solo era una cosa inerte e irreconocible.
Zeref
Zeref
Elfo
Nombre : Zeref
Escuela : Fortaleza de Aressher
Bando : El Dios
Condición vital : Vivo
Rango de mago : Mago oscuro, Aprendiz de Magia Oscura
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La mañana era fría así como su temperatura corporal (uno de los efectos secundarios de la magia oscura, siempre a cero grados), de hecho cada vez se parecía más a una serpiente en ese aspecto. Pero no le importaba, le gustaba. Desde la última vez que realmente se había visto obligado a usar su poder (y hacía años de aquello) había estado observando su aura, ¿cómo la había llamado el nigromante? Udhyr, eso... qué nombre más horrendo para una serpiente. Como elegido del Dios no sabía si daba la talla, apenas tenían encuentros, pero sin duda no le pediría que nombrase a sus hijos. Debía encontrar un nombre para ella... ¿qué tal Irisel?... no parece mal nombre pero por algún motivo no le convencía del todo.  

Despachó aquellos pensamientos y palpó su túnica negra, la encontró sin mucho esfuerzo, se trataba de un pequeño frasco de cristal; para ser una poción no era muy poderosa pero no podía permitirse errores en cosas como aquella. No era exactamente una intrusión pero se vería en un aprieto si lo reconocía alguien que no fuese el conde, supuso que el riesgo y la necesidad de discreción era lo que hacía tan difícil aquella misión. Poco a poco su cuerpo comenzó a cambiar, las extremidades se acortaron hasta el punto de desaparecer y la columna se alargó formando una gran cola que se fundió con su cuerpo, los ojos quedaron rasgados de un verde brillante y su piel, ahora escamosa brilló reflejando los primeros rayos de sol que consiguieron aventurarse entre la espesa capa de nubes que cubría el cielo. Se arrastró por el suelo con sinuosa elegancia sacando la lengua para captar los olores y demás información apreciable a ras de suelo, según fue avanzando su pequeño cuerpo se fundió con la tierra hasta ser solo una sombra serpenteante.

Nunca había estado allí y, a diferencia de los especialistas en aire, no podía teletransportarse por las buenas, pero eso no significaba que no pudiese presentarse. Avanzaba rápido, había dejado por la noche los caminos de labranza que llevaban al castillo y amanecía cuando llegó ante las puertas de aquella maravilla arquitectónica, amaba la piedra porque era de las pocas cosas que no se estropeaban al pasar él. Su sombra pasó entre los guardias que no advirtieron nada raro, estaba claro que aún no habían cambiado el turno de noche y tenían la vista cansada, además dudaba que aquellos guardias acostumbrasen a tener que defender nada. De todos modos pasó rápido para que no les hiciese mucha influencia su maldición, no le importaban un par de guardias pero no quería verse sorprendido por un batallón.

Ignorando cualquier barrera, no había muchas a decir verdad, pasó sin llamar la atención de nada ni nadie. Estaba claro que aquello no era la casa de un mago, no había hechizos de protección ni barreras ni nada parecido, lo que sí había era servidumbre, bastante de hecho. Claro, a falta de magia buenas son manos y las cosas no se hacían solas. No sabía dónde se podía hallar el duque pero juzgando por las costumbres de los nobles y la hora que era debía estar durmiendo o al menos en la cama, madrugar no es la primera palabra que se te viene a la mente cuando piensas en nobleza, pero Zeref además de noble, era clérigo y se levantaba temprano a diario para rezar al Dios. - "¿Dónde demonios estarán sus aposentos?" - Se preguntó tras un tiempo buscando, había subido las escaleras pues los bajos solían ser para bodegas y salones, pero aun así aquello parecía un laberinto y suponía que en el siguiente piso estarían las habitaciones de la servidumbre donde definitivamente había muchas menos posibilidades de encontrar a un noble que a un sirviente en los aposentos del noble, ya fuese para servir, hablar o... robar. Una sonrisa pícara se dibujó en su rostro al escuchar gemidos de pronto, no eran muy fuertes, al parecer las pareces y las puertas cerradas hacían bien su papel sin dejar entrar... ni salir sonido. Pero toda puerta tiene su resquicio por mínimo que sea, y por ahí se coló.

Los gemidos habían cesado cuando no sin esfuerzo había conseguido deslizar la sombra por el estrecho recoveco del marco de la puerta y una escena grotesca le recibió. En contraste con el refinado mobiliario de la habitación se encontraba un hombre completamente desnudo y mojado, tanto de sudor como de algo que supuso que no lo era, y lo acompañaba una bella figura femenina, de apariencia delicada aunque con grandes curvas, el caballero era apuesto pero la joven estaba irreconocible y no parecía ir a levantarse de nuevo. No daré detalles sobre cómo se unían sus cuerpos pero hubiese pasado lo que hubiese pasado sin duda no era ni refinado ni correcto. Aunque aquello no le importaba demasiado.  La sombra que era Zeref se agrandó y elevó del suelo hasta tomar la forma de una serpiente que se movió, silenciosa, hasta un perchero alargado por el que se enroscó y subió despreocupadamente. Lejos del alcance inmediato del hombre y llegando a la parte más alta de este envolvió con sus anillos uno de los tres palos en los que se dividía el principal, uno estaba ocupado por un sombrero de ala ancha de color morado oscuro con una pluma blanca que parecía tan pura como si siguiese aún en el pelaje del animal. Miró al hombre que yacía sobre la mujer inmóvil y en lo que pudo ser una sonrisa de satisfacción sacó la bífida lengua en un acto reflejo. Se percató del pequeño barril partido desparramado por el suelo y supuso que se trataba del líquido que no era sudor ni fruto del acto allí realizado.

Clavando sus ojos irisados en la nuca del hombre desnudo le mandó un mensaje telepático - Cuánta diversión para tan poco día - Un siseó salió de su boca que permaneció cerrada. Su cuerpo, que ya no era sombra, estaba envuelto por un halo negro claramente visible, era como sombra espesa, como una lenta llama que en vez de dar luz parecía tragársela. Siempre había estado allí y así permanecería hasta el final de sus días - "Nobles, siempre tan previsibes, aunque esto no me lo esperaba" - Pensó mientras meditaba sobre cuales serían sus siguientes palabras. Sí, él también era noble pero había una gran diferencia entre ellos, él había "comprado" el título mientras aquél tipo había nacido entre algodones y sábanas de raso, mientras él se paraba a pensar en caras y posturas a aquél hombre le salía tan natural como respirar, y no porque necesariamente se sintiese superior, que también, sino porque no concebía que hubiese otra forma de hacer las cosas, al menos no una mejor. - Supongo que se trata de Gilles de Parfaleaux, ¿me equivoco? - Pese a que era un mensaje telepático se podía apreciar el tono, sus palabras eran lentas pero ligeras, libres de juicios, como si lo que acababa de ocurrirle a la mujer fuese algo completamente normal, incluso bueno.

Apariencia de Zeref transformado en serpiente:

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Re: El supremo placer de una ocupación inútil (+18)por Gilles de Parfaleaux, Mar Jul 17, 2018 7:47 pm
¿Quien...? ¿Quien esta ahí?- pregunté algo mas sobresaltado, solo alguien que había perdido el juicio podía colarse en mi castillo sin haber sido invitado y que falta de cortesía¡Muéstrate!- dije pero entonces me giré y la vi, una serpiente negra y horrible, con que de eso se trataba, debía de ser uno de esos asesinos que trabajaban con serpientes y seguro que había aprovechado mi rato de diversión para introducirla en la estancia mientras el esperaba cerca-ahhh no me mataras tan fácilmente- y sin perder tiempo me levante en busca de mi estoque personal, una bella espada, recta y fina, era la perfecta alma de un caballero.


Me di la vuelta empuñándola con la mano izquierda, sin importarme estar totalmente desnudo-Dime ¿Quien te envía? ¿El Marques Hemsworth o tal vez los los padres de aquella niña a la que viole y empale delante de su abuelo? o no, no es eso, esa serpiente tiene magia ¿Acaso eres amigo de esa familia de elfos a la que obligue a cometer canibalismo entre sus propios miembros?- moví el estoque amenazadoramente para mostrar mi destreza con el, que aunque solo luchaba en la guerras solía tener duelos de vez en cuando-Recoge esa cosa y marchate de aquí antes de que te enseñe el nombre del hierro de mi estoque- no le gustaban los asesinos como aquel, porque si tenia que morir lo haría a su manera, cubierto de la sangre y las vísceras de sus enemigos y entre terribles sufrimientos.



Oí la voz de la mujer, que estaba indignada porque la estaba ignorando de repente-No te preocupes mon Chéri- le dije con un tono cariñoso y me acerque decidido y cercene los restos de lo que fue su cabeza, sosteniéndola con la mano libre-¿Ves? es por culpa de esa cosa, mira a ver si ves al dueño de esa serpiente, ah si, espera un momento- me la acerque a mis partes y luego la lance al aire y le di tal patada que salio volando a una velocidad pasmosa en dirección a la serpiente-exterminar los bichos es una tarea para la servidumbre- soltando una carcajada
Zeref
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Re: El supremo placer de una ocupación inútil (+18)por Zeref, Sáb Jul 21, 2018 12:01 am
Aun era pronto y el duque no había entendido demasiado la situación, y aquello era bueno... para ambos. No dudó en despotricar sobre su persona para acabar recitando una lista que bien podría haber sido en verso sobre sus hazañas y los enemigos que con ellas se había creado. Pero cuando habló a la mujer muerta entendió que el duque no estaba del todo cuerdo, y aquello le gustó. De todos modos aquél loco pensaba aplastarle si no actuaba, moviéndose con rapidez fue desenrollando sus anillos del perchero. Había dedicado varias horas a la poción que le había permitido transformarse pero con aquella forma no conseguiría nada. Dándole un toque dramático la serpiente en lo alto empezó a transformarse en un espeso humo como si la oscuridad hubiese tomado un estado gaseoso. En su caída, lenta pero inexorable, se fue creando primero la sombra de lo que podría haber sido una cabeza y unos hombros a los que siguieron una cintura y unas piernas que según caían, como si de una cascada se tratase, iban tomando consistencia. La sombra que ya no era sombra reveló un cuerpo alto y delgado aunque no en exceso, sus ojos, que ya no eran verdes ni irisados parecían brillar en un tono rojo que se tornó negro según su cuerpo se volvió completamente sólido; y aunque andaba descalzo no estaba desnudo pues su piel blanca era tapada en su mayoría por una sencilla túnica de color negro.

Zeref lo recorrió con la mirada, como si lo viese por primera vez, hasta que sus ojos se encontraron y una media sonrisa asomó en sus labios. La luz del ambiente había perdido intensidad mientras que su oscuridad parecía más densa. - Saludos Guilles - Con la actitud calmada de quien no tiene miedo ni prisa, casi ignorando la espada que lo apuntaba a escasa distancia continuó - Soy Zeref, un genio de la lámpara, el fruto del amor, la receta del éxito, soy un mago pero ante todo soy un sacerdote. No vengo a matarte, ni de parte de nadie más que de Dios - Sus palabras sonaban como promesas al oído. Levantó la mano derecha y un humo pesado pareció salir de ella sin una forma definida - Vengo a velar por tus intereses y los de Dios, pues son los mismos. Él quiere para ti lo que tú deseas, lo que más anhelas, te conoce pero le gusta descubrirte. Te ha estado observando y me ha enviado a ti con el propósito de ayudarte - Hizo una pausa y miró a la chica descabezada - ¿Quieres mujeres? - El humo de su mano ahora parecía una figura femenina, una escena, y repetía entre sombras escenas similares a las que acontecían cuando entró - ¿Quieres riqueza? - En su otra mano, ahora levantada, aparecieron tintineantes sacos de seda morada que se abrieron por si solos mostrando monedas y piedras preciosas de clases incluso desconocidas en aquella región - ¿Poder? - Sobre el filo de la espada, como si fuese una plataforma, aparecieron pequeñas figuras que asemejaban soldados marchando y acabando con otras, y en el suelo, a los pies del duque apareció un cetro que no necesitabas tocarlo para sentir el poder que rezumaba, un poder antiguo que lo recorría por completo - Dios es todopoderoso y te brinda su ayuda - Las sombras parecían tan reales como sería la verdad, no había vacilación en sus gestos ni desconfianza en sus palabras, como tampoco había desdén. Dios lo quería así y así sería, pues él es grande, el más grande.
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Re: El supremo placer de una ocupación inútil (+18)por Gilles de Parfaleaux, Vie Jul 27, 2018 12:24 pm
Aquel bicho pronto se convirtió en una persona ¿Una persona? Un tipo de aspecto impresentable, vestido en harapos negros que ademas estaban totalmente fuera de temporada, en cambio, yo iba de un bello rojo sangre que combinaba con todo mi cuerpo. Hice la espada un lado y cogí dos copas, que tenia siempre en el mueble de cama, las acerque al cuerpo y las llene directamente de los restos que habían allí porque por suerte la sangre seguía saliendo. Le ofrecí la copa al desconocido, pese que estaba cometiendo un asesinato contra la moda y le sonreí-Gran reserva de 16 años, virgen extra- obviamente colarse en mis dominios era una falta de respeto pero es que despreciarme las bebidas seria una demasiado grave para dejar vivir a semejante individuo.


Aquel extraño se llamo Zeref a si mismo y dijo que venia ayudarme, aunque no se a que se refería con eso de "genio de la lampara"-¿eres un predicador?- le pregunto pero entonces aquel hombre dijo que le mandaba el mismísimo Dios,enumerando cada uno de las cosas que anhelaba-Lo quiero todo- le dije dando un gran sorbo del vaso-Quiero follarme el cadáver de la reina sobre la Tumba de su difunto hermano, quiero reinar y convertir todo este reino en un yermo de sangre y placer donde jamas vuelva a brillar el sol. Seré el nuevo Dios de este reino y todos me rezaran a mi- y tuve visiones de mi mismo sentado en un trono hecho de cadáveres en descomposición, bajo un cielo encapotado de forma permanente-Quiero ser inmortal, eternamente bello- me brillaban los ojos de tal manera que cualquiera podría haber pensado que estaba loco ¿o si? No tenia ni idea pero si aquel hombre podía ayudarle harían estragos en aquel lugar, todos se inclinarían ante el
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Con una mirada relajada el duque lo evaluó, no se espantó pese a que en sus ojos se podía ver la decepción reflejada, supuso que la diferencia de atuendos podía ser el problema aunque no le dio más importancia de la que tenía pues tras dejar de amenazarlo le sonrió invitándole a una cata, por suerte para él, dios no veía con malos ojos el sacrificio y sin duda las jóvenes vírgenes siempre habían sido de utilidad para ciertas prácticas. Con una inclinación de cabeza aceptó su ofrecimiento, gustoso de aquél delicioso manjar.

- Predicar la palabra es uno de mis grandes dones, sin embargo no el único - Le devolvió la sonrisa tras dar un trago.

- Todos vuestros anhelos están al alcance de la mano, lo único que necesitáis, es la guía del Señor - Zeref se giró, con un movimiento tan ligero y natural que nadie habría dicho lo ensayado que estaba, dando prácticamente la espalda  al duque, y alzó las manos hacia el cristal de la ventana, que empezó a ondular hasta representar una nítida imagen en movimiento.

- Observad por vos mismo lo que el futuro os depara -  Una sonrisa clara y de sincero regocijo afloró en sus ojos mientras en un estallido de luz blanca la habitación se sumió de pronto en una oscuridad profunda, pero no estaba vacía, sonaron pasos de lejos, seguidos del ruido del metal al chocar y moverse, pasaron por sus ojos ríos y tierras, caminos, soldados… un castillo.

Los pasos sonaron más cercanos, de pronto se hizo la luz y se encontraron sobrevolando formaciones, un asedio. Espadas chocando, portones cayendo, un trono, más reluciente que cualquier otro, una sala que emanaba orgullo y poder, al fondo una mujer, no cualquiera, la mismísima reina y de pronto apareció el duque, con una sonrisa triunfante avanzó hacia ella, mientras soldados y gentes se arrodillaban mostrando pleitesía… y la visión de pronto se apagó, el cielo se había despejado y volvía a entrar luz por el ahora transparente cristal.

- Sin duda el Imperio siempre ha sido una apuesta segura, sin embargo apostar por el bando perdedor no es una gran idea, y tras los hechos producidos recientemente, un jugador avispado bien podría tomar los acontecimientos en su favor - Se volvió para mirarlo a los ojos - Es momento de decisiones Gilles y ambos sabemos que eres un hombre inteligente.
Invitado
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Re: El supremo placer de una ocupación inútil (+18)por Invitado, Dom Mayo 05, 2019 8:29 pm
A las afueras del Castillo de Gilles...


Una figura misteriosa y encapuchada de metro setenta avanza entre la tenue luz matutina junto con otra persona de porte mucho más visible, especialmente por el candil que el primero de los sujetos alza y sostiene sobre la mano zurda. Este ilumina a una chica pelirroja de estatura más alta que el portador de este objeto luminoso, ataviada en cuero y placas con algunos toques de tela sobre ciertas zonas clave, que a simple vista se presenta mucho más voluminosa en general que el primer individuo. De hecho, cualquiera que los diferencie en la intemperie, podrían confundir sus verdaderos géneros con bastante facilidad.

Era necesario apurar hasta bien temprano?
Tsk, es ahora cuando lo puedo pillar en su propia madriguera.

Sobre las "ropas" de la pelirroja, porta como una extensa capa extra a modo de abrigo rodeándola por completo en una piel por debajo del cuello hasta más o menos las pantorrillas como protección al frio y para aportar un extra de anonimato al asunto. Esto la cubriría temporalmente de su descarada armadura cuya efectividad todavía está por determinar para ojos de muchos.

Durante el atardecer del día anterior, acudió a la aldea más cercana en busca de trabajos sucios hablando en términos batallisticos como la mercenaria que es, nada mundano y propio de un esclavo o campesino cualquiera. Solo por sus ropas ya la distinguieron como alguien lejana a ser lo que ella no pretendía demostrar, aunque la confundieran en un principio con una fulana disfrazada, solo le bastaron verle la musculatura y el espadón que siempre porta con ella para empezarla a tomar más en serio. La Tabernera del lugar le aconsejo acudir al Castillo de Gilles de Parfaleaux, no le garantizaría un trabajo a su altura y profesión pero era la mejor opción de la que dispone en este rinconcito olvidado de Garnalia.

Y aquí es donde se encuentran, en las puertas del mismísimo castillo, donde les reciben a ambos un par de Guardias que agudizan la vista en la distancia en lo que uno de ellos se prepara para recibirles y el otro, más bien se asegura de que no hagan nada raro preparando la mano diestra sobre su vaina. Cuando tan solo unos metros separan a sendos bandos, los recién llegados se detienen. Kaira saluda y da un paso por delante demostrando el liderazgo absoluto del dúo mientras la otra figura masculina se queda por detrás a la vista en todo momento.

Hey~
Quienes sois?
El de detrás? -le señala de revés con el pulgar- Mi compañero que en nada os importa. Yo? Una mercenaria norteña que viene a por trabajo.
El señor Gilles no está para recibirles a estas horas. Tendrán que volver unas horas más tarde.
Ah, pero eso significa que esta aquí, no? -se quita lentamente una parte del abrigo de piel mostrando la armadura que muy pocos se dignarían a llamarla de ese modo- Vengo preparada para atenderle como se merece. No me hagáis volver así, por favor, que aun está haciendo fresco. -mientras inclina la cadera manteniendo una mano sobre el abrigo sin llegar a mostrarlo todo.
Caray... Digo, desde cuando una mercenaria viste así?
Acaso eso importa? -desenvaina muy lentamente el espadón con una sola mano hasta poder empuñarlo con ambas. En el momento que lo hace, ya estaban siendo advertidos todos los guardias colindantes de ese extremo de la muralla para que mantengan sus arcos y ballestas preparados y apuntando. Kaira sin embargo, actúa con total naturalidad llegando a tomar el arma desde el centro apuntando al guardia con el que habla con la empuñadora, cediéndosela- Ten, toma. Una puta no cogería así la espada de su papa para irse a jugar con ella, ni siquiera la podría sostener... Vamos, cógela~

El guardia se apresura unos pasos a tomar el arma con precaución sin que Kaira llegue a soltarlo del todo. Tan solo lo levanta comprobando el peso y en cuanto lo suelta, el guardia se ve obligado a inclinar la espalda por un momento para ponerse a la altura de todo el peso adquirido de golpe. La figura detrás de Kaira tan solo sigue observando neutro la escena.

Joder, como pesa! -con la poca luz que les ilumina, probablemente no habrían apreciado los portentosos brazos de la joven. Tuvieron que darse cuenta a través de este ejemplo. Kaira toma el espadón de nuevo a una mano envainándolo a sus espaldas con las dos.

No es solo cuestión de fuerza, sino de maña a la hora de manejar un buen sable~

Se relame lentamente los labios ante la atenta mirada de ambos. El que estaba negociando con la susodicha se aleja y empieza a discutir con el adyacente en un par de murmullos incomprensibles para ella.


-Creo que Gilles le puede dar un buen uso a esta chica.-

-No me jodas, Jones! No soporto aguantarlo cabreado otro día mas! Antes de la hora, por aquí no pasa ni...-

-Escucha, tú has visto ESO? Dime tu cuantas vienen así pidiendo trabajo.-

-Si viene pidiéndome otra cosa lo entendería...-

-Es que es ahí donde puede llegar nuestro señor. Deja que se desfogue un poco y se deleite la vista, que falta le hace, ostia.-



Ambos abandonan los murmullos y se dirigen a Kaira dándole el aprobado, quien tan solo sonríe en confianza cubriéndose de nuevo con el abrigo. No obstante, le informan de que solamente ella puede entrar en los dominios del duque, manteniendo la espada envainada y sin hacer nada extraño, por lo que la pelirroja se gira hacia la figura que tan solo deja entrever un rastro de cabello albino a través de la capucha, alza la mano y se da media vuelta con el candil en mano.

Nos vemos en la aldea, chico. -le guiña el ojo. Fue su única muestra de despedida, un tanto más contenta de lo habitual.


( . . . )


Era cuestión de tiempo que un guardia golpease la puerta que da con los aposentos donde se encuentra Gilles. Espera paciente sin necesidad de intervenir sin su permiso, e informa de la informa de que la muchacha a su lado está buscando trabajo o alguna tarea importante a cumplir para una mercenaria de su talla.

Kaira, que en algún momento se ha quitado parte del abrigo dejándolo colgando sobre uno de los hombros, tan solo observa de pies a cabeza al duque inclinando lentamente la cadera en la dirección donde no cubre el abrigo, dejando ver una curvatura notable desde su vientre hasta la cadera en el que la zona abdominal bastante bien definida deja paso a una tira suave y delicada de su lencería, que hasta llegar a las musleras, se puede apreciar a la perfección unos muslos tonificados y cuádriceps anchos producto de haber cargado kilos y kilos de peso a través de kilómetros de distancia. No escapara a sus ojos la integridad del tanga que lleva y de lo justo que este es capaz de cubrir en semejante obra de arte Nórdica. Más arriba, parte de su cabello se inclina por el hombro tapando una pequeña parte del pecho cubierto en un peto de metal y una serie de cinturones de cuero atados de lado a lado por el vientre. La evidencia y fortaleza de sus brazos era más que vigente con la luz actual que cubre la escena, por no hablar de las dimensiones de su arma que cerca están de igualar la amplia estatura de la caballera.


Saludos, Señor de estas tierras~

Fueron las primeras palabras de su presentación, dentro de un tono dulce, sumiso y acogedor.
Gilles de Parfaleaux
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Re: El supremo placer de una ocupación inútil (+18)por Gilles de Parfaleaux, Vie Jul 12, 2019 12:44 pm
Todo iba fantásticamente, es mas, al duque se le estaba haciendo la boca agua mientras escuchaba a Zeref y se dejaba llevar por sus propios delirios o al menos él pensaba que eran los suyos o ¿ Acaso eran de Zeref? ¿Tenia ese hombre los mismos sueño que el? Poco importaba porque decidió que tenia razón, si, ese hombre tenia razón-Es el momento de tomar decisiones...- pero justo en ese momento entró uno de sus hombres en la estancia y aunque se supone que le estaba explicando sobre la llegada de una extraña mujer el duque no estaba prestando atención, de pronto reparó en la mujer que acompañaba al guardia y todos sus instintos se encendieron como una alarma de incendios en una película de michael bay-Gracias por este regalo...- y completamente desnudo y fuera de si se acercó un momento al aparador donde tenia uno de los enormes cuchillos que usaba para las chicas que llegaban a su habitación. El guardia, que había visto mas de una vez ese cambio de mirada y actitud se escabulló como quien no quiere la cosa y una vez estuvo fuera mantuvo la puerta cerrada.



La locura se había mezclado con un instinto visceral y profundo, guerrera o indefensa deseaba tanto matarla que simplemente no podía contenerse ni quería hacerlo... De modo que sin mediar palabra se lanzó hacia para clavarle el cuchillo en alguna parte del costado pero lo cierto era que eso era lo menos peligroso del asunto porque también intentaría moderle en la cara, la nariz o las orejas, mientras con la mano libre intentaba arañar y destrozar el cuello de la mujer. Cualquiera que viese la escena podría decir que el duque estaba en desventaja pero lo cierto era los dementes suelen tener una fuerza que pocas personas se esperan, un guerrero podría pensar en apartarlo o empujarlo, confiando en que sus musculos serian suficientes para reducirlo, nada mas lejos de la realidad. Era una bestia con forma humana.
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Re: El supremo placer de una ocupación inútil (+18)por Invitado, Vie Mar 27, 2020 8:55 pm
Era imposible no reparar en que el tipo iba sin ropa, que al principio no le dio importancia al hecho de que el guardia a sus espaldas hubiera salido despavorido del lugar. Al momento que quiso echarle cuentas, se topo con una puerta cerrada y un loco con un cuchillo en mano al que aprovechando la defensa de sus guanteletes pudo agarrar sin salir herida de una extremidad. El impulso y la fuerza del hombre la agarraron un poco por sorpresa, mientras echaba la cara hacia atrás llevándose algún que otro arañazo por el pecho y el cuero de las hombreras con el zarandeo provocado.

Estira la mano hasta su muñeca apretándosela con tal fuerza que esperaba tener que soltar el cuchillo tarde o temprano a la fuerza, mientras retrocediendo logra la suficiente distancia para pegarle una o varias patadas, las necesarias con esas botas de acero para repelerse de su presencia, y con un poco de suerte hasta tirarlo al suelo. Kaira tenía buen cuerpo también en el sentido atlético, sino no sería capaz siquiera de llevar un Espadón de semejante tamaño a sus espaldas. Ya podía estar a semejante altura si quería ganarla en un enfrentamiento directo.

Pero que cojones?! Un noble loco! –desenvaina el Espadón sujetándolo por delante del mango y entre medias del filo con ambas manos, como si fuera de algún modo una especie de ariete, mientras se situaba de lado, ya que el poco espacio y la situación no le daba para colocarse en una posición estándar de batalla. Si se le atrevía a lanzarse de nuevo, iba a necesitar un evite rápido más que uno poderoso lanzado en un espacio tan cerrado.

Mientras se cerciora de que su cuello esta mas o menos bien y libre de heridas, se queda en esa posición viendo que hacer. Esto era una situación nueva para ella, ya que hasta qué punto estaría bien asesinar a un Duque si las cosas empeoran aun mas? En esas repara en el cuerpo de la mujer desnuda y descabezada con las copas llenas de sangre, cosa que en un principio siendo perturbadora, termino reanimando sus instintos.

Wow! Así sueles presentarte ante las demás? Pues nada, tu y yo solos! –cada vez más dispuesta a lanzarse, ya sea a por él o buscando una ruta alternativa a través de esa bodega.
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