Godric
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Habitación de Godric (Décimo Piso)por Godric, Jue Mar 15, 2018 8:25 pm
Llegando del Vestíbulo

Godric estaba agotado, después de días para llegar a la torre le había tocado subir nada menos que hasta el décimo piso, donde tenia su habitación.
Para su sorpresa, al abrir la puerta encontró una habitación espaciosa, con una cama bastante grande y algún mueble más que no fue capaz de ver, pues al acercarse a la cama, como por arte de magia, cayó sobre el colchón.

No tuvo mucho tiempo para notar la suavidad de las sabanas o la comodidad del colchón, de hecho no tuvo tiempo no de quitarse los zapatos antes de quedarse totalmente dormido.



Al día siguiente se despertó con la luz que entraba por la ventana, tardó un rato en entender donde estaba y recordar que por fin había llegado a la Torre.
Esta vez si dedicó una mirada a la totalidad del cuarto, vio un armario bastante grande y un escritorio cerca de la ventana. Sobre la silla le esperaba un uniforme nuevo, de su talla y perfectamente planchado.
Godric se quitó sus sucias prendas y se puso el uniforme, túnica incluida. Se sentía especial, como si solo por llevar esa ropa ya fuera un mago con todo el derecho.
No tardó en ver un enorme libro encima del escritorio. El Libro de la Tierra, el primer libro de magia, de magia de verdad. Godric se sentó en la silla preparado para empezar a hacer magia, pero para sus sorpresa, al abrir el libro descubrió que no entendía nada, absolutamente nada. Todo estaba escrito con unos símbolos raros que no había visto en la vida.
Pasó las paginas buscando algo que pudiera leer, pero no había nada.

Desanimado cerró el libro, no podía aprender magia, no sabía leer ese libro. Pero, al cerrar el libro una pequeña hoja que había permanecido guardada en el tomo se desprendió. Godric la cogió y para su sorpresa estaba escrita en una lengua que si podía leer.

La página hablaba del lenguaje arcano, la lengua de la magia, de sus símbolos y significados. La magia debía leerse y conjurarse usando un idioma especial, y todo mago debía, como primera lección, aprender ese idioma.
Tras la explicación había un conjunto de símbolos como los que llenaban el libro, pero a su lado figuraba su pronunciación y su significado.
No había más que decir, esa era la primera lección y por ahí debía empezar.



Godric tardó más de lo que podría haber pensado en aprender a leer con cierta fluidez esa lengua, pero para sus sorpresa, no necesitaba salir de su habitación, pues la comida aparecía, por arte de magia siempre en su puerta cuando tocaba.
Pasó días encerrado en esa torre, sin ver a nadie, hasta que por fin se creyó capaz de hacer su primer hechizo.

Entendía que la magia era un arte, y que debía, antes de todo, regular su propia magia para poder emplearla en hacer su deseo realidad, siempre mediante la orden dada en lengua arcana.
Toda la teoría estaba muy bien, pero si no lo probaba, todo eso sería para nada.

Sin más, Godric se levantó de su escritorio, se relajó y tras meditar un poco, pronunció las palabras arcanas con sumo cuidado:
LindurYeferNänXénEwë

El conjuro de Lanzas Edáficas era el primero explicado en el libro, y sin duda funcionó.
Lanzas hechas de los propios adoquines del suelo salieron por toda la habitación en dirección a la puerta, destrozandola al llegar a ella.
Las lanzas desaparecieron con la misma facilidad con la que habían aparecido, aunque en los adoquines del suelo aun se notaba el movimiento que su conjuro había hecho, pero sobretodo, se notaba en la puerta, que había sido totalmente destrozada.
Rurik Helgason
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Re: Habitación de Godric (Décimo Piso)por Rurik Helgason, Vie Mar 16, 2018 7:00 pm
Oj, skrjælling! Eftgååt!¡Oye, diablillo! ¡Vuelve!

Había pasado meses y meses preparándome para la prueba del fuego y ya apenas me quedaban hechizos que practicar. Es decir, creo que soy el primer estudiante en mucho tiempo que practica absolutamente todos los hechizos que existen entre las dos tapas del Libro del Fuego, da igual lo poco útiles que puedan ser... Estaba intentando posponer el momento en el que acabaría involucrado con el mundo demoníaco, algo que acaban haciendo todos los magos, según tengo yo entendido. Mi tía Svenja me inculcó desde pequeño un sano temor y respeto hacia todo lo que ella llamaba útlændisc, sobrenatural, pero mis estudios en la Torre habían demolido sistemáticamente cada uno de esos prejuicios e ideas preconcebidas que tenía sobre lo relacionado con mis poderes innatos. Sin embargo, aún me daba algo de pánico la idea de invocar demonios.

Una parte de mí me decía que simplemente no estudiara esa parte del libro. Quiero decir, es muy poco probable que toda la prueba del fuego verse sobre los hechizos relacionados con la demonología, pero es que no sabía cómo de dura llegaría a ser dicha prueba. De vez en cuando, en la enfermería, ayudaba a atender las heridas de los magos recién consagrados, y todos los que superaban tenían mala pinta. No creo haber visto a alguien que no hubiera superado la prueba del fuego, pero imagino que sus heridas fueran peores. Acabé por convencerme de que era mejor aguantarse y empollar. Quizá me bastara solo con saber la teoría de los hechizos sin tener que llevarlos a la práctica, ¿no? Aunque también es verdad que lanzar por primera vez un hechizo en medio de un examen puede acabar bastante mal.

A las tres horas de lectura, que fue cuando me cansé y decidí que necesitaba un descanso, consideré la posibilidad de invocar un demonio de las más bajas esferas de la jerarquía de demonios. Un diablillo, por ejemplo, algo que no puede causar muchos estragos en el caso de que la invocación salga mal —y anda que no hay maneras en las que puede salir mal una invocación demoníaca—, aunque también es cierto que hasta el más rastrero de los demonios es una criatura peligrosa... para la gente que no puede hacer que de sus manos broten llamas y rayos, quiero decir.

Así que me puse manos a la obra. Tracé un círculo de contención alrededor de la zona en la que pretendía llevar a cabo el hechizo, y tengo que decir que todo fue muy bien: había invocado un demonio! Espera, ¿debería alegrarme por eso? Había hecho exactamente lo que hacen los malos de los mitos nórdicos cuando no intentan convertirse en dioses o irrumpir en los banquetes de los guerreros muertos en el campo de batalla, y todo el mundo sabe lo mal que acaban esos villanos. Bueno, también es cierto que yo no soy un villano, ¿no? Es decir, no tengo intención de mandar a este demonio a aterrorizar pueblerinos hasta que una de las hijas de Svea lo mate con sus flechas de luz de sol... aunque tampoco es que este demonio en concreto fuera muy amenazador. No se alzaba ni tres palmos del suelo, su piel era roja y reluciente y algo grasienta, era rechoncho y su cola era similar a la de un puerco pero acabada en punta de flecha. Tuve que contenerme para no reírme, aunque de poco sirvió, porque lo primero que hizo la criatura fue comenzar una sesión improvisada de flyting.

Para quienes no lo sepan, el flyting es la tradición nórdica mediante la que dos o más individuos resuelven disputas insultándose... en verso. Eso es lo que hace al flyting diferente de cualquier otro intercambio de insultos: para que sean válidos, las partes beligerantes tienen que seguir unas reglas bastantes estrictas sobre la composición del insulto, como el número de sílabas de cada verso, dónde cae el acento, la rima... Aunque al demonio esto le daba igual, sino que él simplemente comenzó a insultarme a mí, a mi madre, a mis abuelos, a mi estirpe, a mi tierra, a toda la raza humana de la que yo era el representante... y algunas otras cosas que no mencionaré por educación. Yo, mientras tanto, me reía de él y de su cuerpecito mal formado, de sus orígenes de cerdo endiablado, de su olor corporal que podría hacer que se desmayaran varias doncellas del Centro, etcétera. En cierto momento, cuando yo seguía burlándome de sus defectos físicos, psíquicos y morales, escupió a mis pies. Esto hizo que se borrara una de las runas de contención que había trazado y el diablillo aprovechó para escaparse, llevándose la estatua de Svea Sunnafær, Diosa Madre del Norte, que había tallado y había dejado sobre el escritorio, al lado de la ventana.

En parte, me lo merezco. Debería haber mandado al diablillo de vuelta a su plano en lugar de hacer vívidas comparaciones entre su madre y una serie de animales rastreros y monstruos de la mitología nórdica, pero me había dejado llevar. La verdad es que la gente del Centro no sabe lo bien que puede sentar una buena sesión de insultos entre amigos, y no había encontrado a nadie de por aquí que comprendiera el gusto por los conflictos que tenemos los del Norte. En fin, divago. Nada más se escapó el diablillo me puse a perseguirle. Para ser tan rechoncho y bajo, se movía increíblemente rápido y yo tenía que volar para que no me dejara atrás. Subí varios pisos, bajé varios pisos, di vueltas alrededor de varios pisos, salté por la ventana hasta los jardines, lo perseguí por el campo de entrenamiento, volvimos a la Torre, pasamos por la cocina —aproveché para coger algo rápido que comer, tanto volar y lanzar hechizos para intentar atrapar al esperpento comenzaba a cansarme— y volvimos a subir. Cuando ya llegábamos a la cumbre de la Torre, pasó algo increíble.

Poco después de decirle que parara de una vez, porque tenía una curiosa manera de evadirse de todos los hechizos que le lanzara, una puerta estalló en pedazos y uno le dio de pleno en la cabeza. Esto pareció anular su capacidad de evadirse y acabé por maniatarlo con unas lianas que salieron de la manga de mi túnica, que se convirtieron en piedra nada más tocar al diablillo. Recuperé la estatua de Svea, que, por suerte, no parecía haber sido mancillada por el diablillo, y luego me giré para ver qué había pasado. Se trataba de un estudiante que vestía la túnica blanca y, por los destrozos causados, estoy seguro de que acababa de lanzar su primer hechizo. Le sonreí mientras miraba los restos de la puerta.

No es muy recomendable practicar este tipo de hechizos en tu cuarto, ¿sabes? —Pasé la mirada de la puerta al diablillo que intentaba deshacerse de las ataduras. Luego, añadí en voz más baja—. Aunque no estoy predicando con el ejemplo, precisamente... Dame un segundo —esto último ya lo dije con voz más alta.

Me concentré durante unos segundos y luego pronuncié con voz firme las palabras mágicas del contrahechizo: «nomead». El diablillo soltó un quejido antes de desvanecerse en una nube de color rojizo, dejando atrás un olor algo desagradable a azufre que, afortunadamente, era mejor que el olor que desprendía el esperpento si estaba cuerpo presente. Luego, me giré y, con menos pompa y artificio, hice que la puerta volviera a su estado original tras una serie de gestos con la mano libre que parecían ser tan mágicos como yo parecía ser elfo. Es decir, era como si estuviera gesticulando en medio de una conversación con un amigo, no como si les estuviera ordenando a los trozos de puerta a recomponerse como si nunca se hubieran hecho pedazos. Asentí, satisfecho con mi trabajo.

¡Hala! Como si no hubiera pasado nada, ¿no? —Miré los alrededores durante un instante, por si hubiera otro estropicio que reparar, y con otro gesto los adoquines volvieron a su estado original—. A todo esto, yo me llamo Rurik. ¿Eres nuevo? No recuerdo haberte visto antes.

Godric
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Re: Habitación de Godric (Décimo Piso)por Godric, Sáb Mar 17, 2018 2:16 pm
Godric se quedó totalmente perplejo, nunca había visto magia, magia real, y hacia apenas un segundo había sido capaz de crear, leyendo una formula extraña de un libro mucho más extraño un efecto sorprendente. Y como resultado una puerta había sido reducida a astillas.

Como si fuera poco había visto a un diablillo, uno de verdad, un demonio, una criatura de otro plano, otro plano literalmente, y había visto como un mago era capaz de dominarla... No podía salir de su asombro.

Como colofón a la impresionante sesión mágica de no más de 1 minuto, vio como ese mago recomponía la puerta que él había destrozado con su malogrado hechizo. Godric no pudo contener su exorbitante fascinación esta vez.

— ¡Por todo lo divino! ¿Como has hecho eso? ¿Eso era un demonio? ¿Lo has invocado tu? ¿Como? ¡He repasado ese libro de ahí mil veces y lo único interesante para invocar es un Lobo del Rosal! — Godric no podía contenerse mientras casi gritaba con excitación sus preguntas.

Godric siempre había sentido fascinación por los animales, y desde que emprendió su viaje hacia la Torre había empezado a imaginarse su vida junto a una criatura invocada de otro plano, un compañero en su camino mágico.

— Perdón, me llamo Godric... llevo aquí un par o tres de semanas, estudiando el libro de la tierra. Me ha costado mucho poder leer con fluidez el libro y no he podido evitar formular el hechizo aquí mismo, pensé que podría controlar su fuerza... No entiendo que ha pasado, he repasado varias veces su formulación para poder controlar su poder. — Mientras se disculpaba penosamente  inclinó su cabeza como cuando su padre iba a darle una reprimenda.

Godric sabía poco sobre las instituciones mágicas, pero sabía que ese chico vestía una túnica que le representaba como estudiante de cuarto grado, un casi mago completo, y por tanto, un usuario de magia muchísimo más competente que él.

Sin perder la educación que le caracterizaba, Godric se acercó a la puerta y le presentó la mano al chico que había reparado sus destrozos con proeza, tenía que estar agradecido, pues no solo había visto magia en directo, sino que ese chico le había salvado de una bronca segura.

— Encantado de conocerte, Rurik, y mil gracias por arreglar la puerta — Godric sonrió con una sincera muestra de agradecimiento en su rostro.
Rurik Helgason
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Re: Habitación de Godric (Décimo Piso)por Rurik Helgason, Sáb Mar 17, 2018 3:03 pm
Por si aún me quedaran dudas de que aquel individuo no llevaba mucho tiempo en la Torre, su reacción ante un contrahechizo y un encantamiento de reconstrucción simple (página 247 del Libro de la Tierra, apartado II, subapartado b) me lo confirmaron mucho antes de que él dijera que sí, que apenas llevaba en la escuela de magia dos o tres semanas. Sus insistentes preguntas sobre qué había hecho y cómo lo había hecho me halagaron de cierta manera, pero también me hacían sentir algo viejo (¿en serio han pasado tres años desde que llegué?) y también, en especial la pregunta esa del diablillo, me hacía sentir un tanto culpable. Me encontraba en una encrucijada, debatiéndome entre lo que me había enseñado mi tía Svenja y lo que me había enseñado mi maestra Narshel. Bueno, no es que Narshel me hubiera enseñado a invocar demonios, más bien eso de romper ideas preconcebidas.

No pude evitar soltar una risita nerviosa antes de responder a la retahíla de preguntas.

Es que en el Libro de la Tierra no se enseña a invocar demonios... —Una explicación que ojalá zanjara el asunto. Que me preguntara cómo había invocado el diablillo podría tener malas consecuencias si se encabezara con que él también quería abrir las puertas al plano demoníaco y arrancar una criatura de su hogar temporalmente. Segundos después, continué hablando—. Y no creas, un elemental del bosque también es interesante.

Pareció tranquilizarse y pidió disculpas por su repentino arrebato de emoción y curiosidad, y parecía estar bastante arrepentido por lo que yo interpretaba cono una reacción natural ante la magia. Cuando ya te acostumbras, ya no es tan sorprendente ver cosas levitando, deshaciéndose y rehaciéndose sin ningún motivo aparente, a gente aparecer y desaparecer en el tiempo que tardas en pestañear... La verdad es que echo un poco de menos esa especie de inocencia hacia todo lo relacionado con el mundo arcano. Se llamaba Godric, era recién llegado y le costó bastante aprender a leer el lenguaje arcano y claro, nada más pudo entender un hechizo, decidió practicarlo. No puedo decir que yo no haya hecho lo mismo varias veces. Así acabé persiguiendo un diablillo maloliente por toda la Torre, a fin de cuentas.

No, no es nada. Todo el mundo acaba practicando hechizos en su cuarto... ¿dónde crees que invoqué al diablillo? —Siendo sinceros, a veces los cuartos privados, o incluso los laboratorios, son mucho mejores para practicar cierta clase de hechizos que el campo de entrenamiento, donde suele hacer mucho más ruido y suele haber más gente para desconcentrarte o golpearte sin querer con un hechizo mal apuntado. Aún tenía el moratón de la última vez que me dieron de lleno con un golpe de tierra mientras estaba practicando unos hechizos básicos del Libro del Fuego.

El chico se me acercó, sonriente, y me tendió la mano mientras me daba las gracias por arreglar la puerta. Tras el apretón de manos (costumbre muy central, por cierto, en el norte es más común agarrar el antebrazo en lugar de la mano), le respondí.

Igualmente, y no te preocupes. Te lo debo por ayudarme a atrapar al diablillo... aunque haya sido pura casualidad —Tras un instante, continué hablando—. Volviendo a lo que estabas diciendo antes, hay cosas que se aprenden practicando. Por mucho que te leas el libro de cabo a rabo, no aprenderás a controlar el poder de tus hechizos a no ser que, bueno, lances muchos hechizos... aunque te recomiendo que sea en un lugar donde puedas causar menos destrozos —concluí, riéndome.

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Re: Habitación de Godric (Décimo Piso)por Godric, Sáb Mar 17, 2018 3:31 pm
A Godric le cayó bien ese chico, por su forma de hablar debería tener más o menos la edad de Godric, y el hecho de que no estuviera tirándole algo o riéndose de él ya era una novedad.

Godric no pudo dejar de pensar que ese chico con el que hablaba era capaz de invocar a un demonio, y si podía hacer eso, seguro que podría hacer un sinfín más de cosas increíbles, cosas que tarde o temprano Godric tendría que aprender a hacer.

— ¿Elemental? ¿Pero... son criaturas vivas o criaturas creadas? — Godric no entendía realmente la diferencia de nomenclatura entre una invocación elemental o una demoniaca, para el todo era... bueno, invocar seres.

Godric recogió el libro mientras hablaba con Rurik, pues aun haberse desgastado bastante empleando ese hechizo inicial, aun tenía mucha energía y sobretodo, muchas ganas de hacer magia, por lo que tal vez sería buena idea ir a un lugar más preparado para todo eso.

Godric va en dirección al Campo de Entrenamiento.


Última edición por Godric el Sáb Mar 17, 2018 5:59 pm, editado 1 vez
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Re: Habitación de Godric (Décimo Piso)por Rurik Helgason, Sáb Mar 17, 2018 3:53 pm
La verdad es que yo no soy la persona más indicada a la que hacerle preguntas respecto a la magia. Sí, me había leído todos los libros de magia que forman parte del currículo y a esto se le añaden varias sesiones de lectura en la biblioteca sobre los más diversos temas, pero en cuanto a teoría arcana... es decir, sabía lo necesario, pero nunca me había puesto a investigar (porque, siendo sinceros, la teoría me parece aburrida y, de vez en cuando, innecesaria). Por suerte, estoy bastante seguro de conocer la diferencia entre un elemental y un diablillo, y también de conocer la definición de qué es un elemental.

¿Los elementales? Ah, son... —Paré un segundo, intentando buscar palabras menos enrevesadas para explicarlo. No es que dude de la inteligencia de mi recién adquirida amistad, no, pero llegué a la Torre sin hablar casi ni una palabra de centrogarnálico y no puedo expresar lo mucho que aprecié el hecho de que existieran libros de magia en las lenguas del norte, porque aún tengo problemas en entender algunos de los libros de magia en la lengua del centro— concentraciones de energía arcana alrededor de un material existente. Es la magia que les da vida y movimiento, así que por lo general los crean los magos. Sin embargo, también se dan casos en los que, en un lugar donde hubo una gran concentración de energías arcanas (como un lugar donde se enfrentaron unos magos) estos restos pueden convertirse en elementales por su cuenta. Pero sí, son criaturas creadas.

Me había apoyado contra la pared y hablaba despacio. Aunque haya cogido bastante soltura con el idioma centrogarnálico, tenía que controlarme para que no se me escaparan términos en la nordspraak. Godric, mientras le daba la clase magistral sobre la naturaleza de los elementales, había cogido su Libro de la Tierra y parecía tener ganas de seguir practicando hechizos, o eso me decían su expresión y acciones.

Será mejor que bajemos si quieres seguir practicando. Si te apetece, puedo intentar ayudarte.

Godric
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Re: Habitación de Godric (Décimo Piso)por Godric, Dom Mar 25, 2018 6:58 pm
Hacía ya unos dias que había vuelto de la montaña con Rurik, aunque aun no había tenido valor para invocar a su cánido demoniaco.

Había pasado los días hablando con un ficus algo racista que había en su habitación, al principio porque quería practicar los hechizos de comunicación vegetal, pero al final se había acostumbrado a los comentarios contra los Elfos del ficus, aparte de es ese problema, era una planta maja.

El Ficus le había contado que la habitación en la que dormía y estudiaba Godric había sido antes empleada por un aprendiz de espada, un joven que había practicado cada día ante él, desde el principio hasta llegar a ser un maestro de espada.
Las explicaciones del Ficus hicieron que Godric acabara pensando que tal vez, sería buena idea aprender a mover un poco la espada, pues fuera de la Torre tal vez necesitaría sabe defenderse un poco sin magia.

Bajo la tutela de su amigo planta Godric entrenaba día a día con una espada de una mano, bien calibrada y bastante ligera. Al principio únicamente empleaba la espada para dar golpes aprendidos, contra el aire, más tarde empezó a crear pequeñas dianas móviles mediante la magia. Vitalizar y transformar, para Godric esos dos hechizos ya formaban más parte de su entrenamiento como espadachín que su propio entrenamiento como mago.

Los dias pasaron, y el día que Godric había marcado en su agenda llegó, era el día de invocar a su demonio.
Se consideraba suficiente diestro con la espada como para poder combatirlo si fuera necesario, así que sobre la mesa, pero con la espada cerca, sacó su espejo recubierto de cuero.

Desde el día en el que fue invocado, Godric no había perdido una sensación extraña, como si hubiera algo en él, unas cosquillas que se movían dentro de él, y aunque la enfermera le había dicho que no tenía nada, no había dejado de notar esa extraña sensación.

Comenzó el ritual, sabía que tenía que hacer, era simple, el cuerpo servia como base de la invocación, solo necesitaba imbuir un poco de magia y ¡pam!, saldría a su plano.

Al comenzar a canalizar su magia notó como ese extraño picor empezó a aliviarse, y lo notó con claridad, cuanta más energía imbuía, más se tranquilizaba... y lo más extraño es que no podía parar, no podía parar de canalizar magia. En ese momento Godric entró en pánico. ¿Tal vez el demonio estaba canibalizando su energía? ¿Eso lo mataría?
Mientras Godric se sentenciaba, algo maravilloso pasó, del cuero comenzaron a salir multiples filigranas blancas, formando una pequeña esfera de luz, similar a un portar dimensional, y de ahí salió un pequeño perro negro. Tenía sus cuatro ojos abiertos, eran azules y grandes. Su boca estaba plagada de colmillos, pero su cara no dibujaba una mortífera cara de asesino, más bien parecía un pequeño cachorro feliz de ver a su dueño.

El animal saltó sobre Godric y empezó a lamer su cara con ansias, parecía... contento de ver a Godric.

Godric no entendía nada... pero su conocimiento sobre la magia de la vida era suficiente como para entender que había un vinculo biomágico entre ese pequeño animal y él.


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