Bianca Williamson
Bianca Williamson
Señora de los lobos (humana)
Nombre : Bianca Williamson
Escuela : Ex alumna de La Torre y de La Escuela del Lago de la Luna
Bando : El Dios
Condición vital : Viva
Cargo especial : Mentalista
Rango de mago : Maga oscura, Experta en Magia Chamánica
Rango de guerrero : Guerrera experta (espadas, dos manos), Aprendiz de Asesino
Clase social : Burguesía
Mensajes : 56
Fecha de inscripción : 31/05/2014
Edad : 26
Localización : En las sombras
http://www.latorre.foroactivo.mx/
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Ajustando cuentas [Post único]por Bianca Williamson, Jue Oct 15, 2015 7:00 pm
Era una noche de luna llena y un lobo de pelaje cobrizo corría a una gran velocidad través de un frondoso bosque. Llevaba varias horas atravesando el bosque hasta que pudo ver la aldea a la que se dirigía. Cuando estuvo lo suficientemente cerca, aquel lobo se transformó en una chica joven de cabellos rojos y túnica de color negro.

                                                                                    ~ o ~

Deambulé por las calles de aquella aldea hasta encontrar la vivienda que estaba buscando. No había cambiado mucho desde la última vez que estuve allí, aquella vez en la que me escapé en plena noche después de una fuerte discusión.

Con un simple hechizo abrí la puerta principal y entré. Todo estaba oscuro, probablemente llevasen horas durmiendo, lo cual me facilitó las cosas.

Subí las escaleras lentamente hasta llegar a su habitación. Abrí la puerta y me adentré en la estancia.

Lo primero que me permitió ver la luz de la luna fueron dos cuerpos inertes, cubiertos hasta los hombros con una gruesa manta. Dormían plácidamente, con una pequeña sonrisa en sus labios. ¿Cómo podían dormir tan tranquilos después de todo el daño que habían causado? Se merecían lo que les iba a pasar, realmente se lo merecían.

Primero empecé con la mujer. No me ensañé mucho con ella, tan sólo la apuñalé en el pecho. Abrió los ojos y consiguió susurrar:

—B... Bianca...

Entonces, sus constantes vitales se debilitaron y murió rápidamente. A continuación, me dirigí hacia el otro lado de la cama, hacia la persona a la que realmente creía que merecía morir.

Con el hombre, mi técnica fue diferente. Esta vez mi cuchillo cortó algo importante para él. Gritó, gritó con todas sus fuerzas, llevándose la mano a la entrepierna.

—A ver si ahora violas a más niñas, hijo de puta. —murmuré.— Te dije que no me iba a olvidar.

A continuación, desaparecí de allí. Sabía que moriría pronto, pero no quería oírle suplicar. Y aquella fue la última vez que volví al que una vez fue mi hogar.

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