Ventus Geth
Ventus Geth
Humano
Nombre : Ventus Geth
Escuela : La Torre, Rossnatt (Maestro de especialidad)
Bando : El Dios
Condición vital : Vivo
Cargo especial : Maestro de Magia Temporal y de Magia Curativa (Rossnatt), Maestro de Magia Básica (Aressher)
Rango de mago : Nigromante
Rango de guerrero : Guerrero experto (espadas, una mano), Aprendiz de Guerrero de Hielo
Clase social : Nobleza (Señor)
Mensajes : 63
Fecha de inscripción : 10/09/2015
Edad : 25
Localización : El Tiempo no es un enemigo pero sí un arma, tal vez la más peligrosa
http://www.latorre.foroactivo.mx/
http://www.latorre.foroactivo.mx/
http://www.latorre.foroactivo.mx/
http://www.latorre.foroactivo.mx/
http://www.latorre.foroactivo.mx/
Búsqueda entre ruinas [Post Único]por Ventus Geth, Dom Sep 13, 2015 8:02 pm
I. El Comienzo de algo grande

Un fuerte viento se colaba entre los viejos árboles que crecían en aquél laberinto al que llamaban bosque, la luz apenas llegaba a tocar tierra en alguna ocasión a causa del tupido manto vegetal que cubría toda la zona, el ambiente era frío y el aire portaba un olor extraño por esa zona. El único sonido era el del viento que, a medida que avanzaba, se iba acrecentando.

Nada en el ambiente lo indicaba, ni siquiera parecía que el bosque tuviese fin, hacía tiempo que había dejado de escuchar los cánticos de los pájaros y a los animales, tampoco me importaba, incluso les comprendía, pocos son los que ahora se atreven a pisar aquella zona pero aún menos los que saben el porqué. A medida que avanzaba el bosque iba perdiendo fuerza, los árboles no eran tan grandes ni se encontraban tan juntos, la luz comenzaba a aumentar aunque no demasiado, no tardó en salir de aquel bosque. Aunque pudiera parecer que mis pasos eran erráticos, en todo momento sabía hacia donde iba y el camino para hacerlo.

Me hallaba ante un gran lago, había mucha niebla y no podía ver la otra orilla, en cuanto a la iluminación no había cambiado mucho con respecto al bosque, pese a que era de día unas nubles completamente negras cubrían el cielo casi sin dejar pasar la luz del sol, en cuanto al lago había bajado el nivel del agua, se podía apreciar en las marcas que indicaban su  nivel anterior. A simple vista parecía un lago normal y una inminente tormenta, pero yo sabía algo más,energía mágica se hallaba por todo el lugar, se respiraba en el pesado aire, restos de una gran batalla.

Pero no había venido hasta aquí solo para ver los restos de una batalla, sin dudarlo un momento conjuré  unas alas que me brotaron de la espalda y me permitirían volar hasta donde se hallaba mi objetivo escondido. Batí las alas proporcionadas por el hechizo de vuelo y comencé a ascender sobre el lado, tardé más de lo que había calculado a causa del viento que se acrecentaba según subía pero conseguí elevarme más allá de las nubes.

Allí estaba, escondida entre las nubes por un hechizo de un sin duda poderoso mago se hallaba, La Mansión de las Brumas. El sol brillaba con toda su fuerza en el lugar sin nubes que lo ocultasen, contrastando con el negro color del gran edificio. Un lugar lúgubre y en ruinas con pequeñas luces que desafiaban el poder del sol, señal de antiguos conjuros aún activos. Verdaderamente era una estructura imponente, el viento, que ya no soplaba con la misma fuerza que abajo, movía mi negra capa lentamente.

Tras unos instantes más de observación volé hasta el puente que se sustentaba en la nada, seguramente habría unido la tierra firme con la mansión en mitad de la isla del lago, ahora simplemente era un puente en medio de la nada que conectaba con la mansión en ruinas. Cuando estuve encima del puente deshice el hechizo de vuelo y acto seguido me apliqué uno de levitación.
Avancé hasta las puertas de la mansión, sin prisa, nunca la tenía, las puertas se conservaban adecuadamente así como el hechizo que había en ellas. No me costó deshacerme del hechizo, el cual había ido perdiendo fuerza con el paso del tiempo. Pasé a la entrada de la mansión, pequeños fuegos fautos alumbraban la estancia creando sombras extrañas pero la mayoría de la estancia quedaba a oscuras y eso no me gustaba en absoluto.
Con un pequeño gesto conjuré dos esferas de fuego que orbitaron a mi alrededor iluminando la zona, se trataba de una sala amplia y de techo alto, vacía y sin decorados, las paredes intactas eran completamente negras y no había ventanas, solo dos pilares en los extremos haciendo de pésima iluminación, al fondo de la sala se hallaban dos puertas que conectaban con otra habitación. Pero no me dejé engañar, no era más que una burda ilusión, la deshice, cuando la ilusión se difuminó, dejando paso a la realidad la sala se iluminó con rayos de luz solar que entraban a raudales por dos grandes cristaleras a ambos lados de la sala, tres corredores se extendían a ambos lados y uno al frente, tras de mí la puerta de la mansión.

La puerta que se abría delante mía era la más grande de los tres corredores, la abrí y pasé a un gran comedor con varios cuadros a los lados y pequeños pilares para los fuegos fautos. En el centro, presidiendo la estancia una larga mesa rectangular de madera oscura y al fondo otra cristalera que permitía al sol bañar de luz la estancia. Pasé a una estancia contigua no había nada aparte de unas escaleras que conectaban con el piso superior y una pequeña mesa con un pilar para el fuego fauto a su lado. Ascendí por las escaleras que daban a un recibidor que conectaba la otra escalera con esta y a mi derecha una gran puerta, no me sorprendí cuando las puertas no se abrieron pese a mi golpe, sin miramientos, las volé por los aires.

Me hallaba en una gran sala bien conservada he iluminada, grandes estanterías estanterías se extendían a lo largo y ancho de la sala, los libros se podían contar a ciertos, por todas partes y de todas clases. Sin pararme a observar avancé decidido hacia la pared del fondo, una pared repleta de estanterías y libros pero los libros estaban en blanco, lo sabía, una poderosa ilusión que engañaría a muchos pero no a mí, con decisión continué avanzando incluso cuando choqué contra la roca, o más bien, la simulada sensación de choque. Atravesé la ilusión, me hallaba en una sala amplia y alta, circular con nueve pilares y, en el centro una estrella de seis puntas dentro de un gran círculo, parecía pintado con tiza blanca pero no era así, claramente era una sala de invocación, el techo era una cúpula pero parecía moverse, como si en vez de ser sólida fuese algún tipo líquido de colores indefinidos, claramente un poderoso hechizo de retención, ocultación e aislamiento sonoro. estaba claro que allí se invocaban demonios, pero no demonios cualesquiera, algo lo suficientemente poderoso para crear una sala de invocación propia con al menos diez hechizos de retención aún activos.

Pero no estaba interesado en invocar nada, al menos, no por el momento, no, yo buscaba otra cosa y sabía que no estaba lejos de obtenerla. La sala apenas estaba iluminada, me dirigí al otro extremo de la sala, aparentemente solo había una columna, como las otras ocho, sin vacilar extendí el brazo derecho que se perdió dentro de la columna, al sacarla sostenía un gran tomo negro, no había nada escrito en la cubierta, solo un círculo dorado y una estrella de seis puntas de color rojo en el centro del mismo.

No había terminado de observarlo cuando una voz ronca proveniente del centro de la sala habló al tiempo que la estancia quedó iluminada por seis grandes llamas de fuego.

- ¿Qué haces aquí hechicero?¿Qué pretendes hacer? - Vociferó.

Me dí la vuelta con calma, mi actitud era relajada y no mostraba miedo alguno, ni siquiera cuando vi al gran demonio que se hallaba encarcelado en el círculo de contención. No tenía el cuerpo entero en nuestro plano, solo de la cintura para arriba, de color rojo fuego su cuerpo era musculado y sus alas enormes, tenía dos grandes cuerno sobre la cabeza aunque uno medio partido.

- ¿Porqué habría de responderte demonio? - Hablé con firmeza, no me tembló después, incluso con un tono de superioridad.

- No me respondas con otra pregunta mortal, ¡yo pregunté primero! - Gritó claramente enojado ante mi tono.

Tomé el libro con ambas manos y lo abrí por la primera página, no tenía título.
Miré al demonio - Y yo pregunté después - Contesté.

Volví la vista al volumen y fui pasando páginas ante la mirada iracunda del demonio. Las páginas contenían mucha información sobre demonios, registros de tratos efectuados y el pago por estos, todo registrado allí pero yo buscaba otra cosa, y tardé en encontrarla.

- Hijo de perra, maldito hechicero ladrón, esto lo pagarás caro - Me gritó el demonio mientras arrancaba cierta página del volumen. Desesperado, el demonio trató de liberarse de sus ataduras inutilmente, de salir de su encierro, con el odio y la ira brillando en sus ojos.

- No, ya no, en realidad ya no tendré que pagar por tus servicios. Todo un detalle por tu parte el invocarte tú mismo, yo no habría podido hacerlo. De todos modos, ya tengo lo que buscaba - Añadí con una sonrisa burlona.

- ¡¿Qué buscabas?¿qué has robado?! - Me interrogó.

- Tu nombre - Le respondí con una gran sonrisa.

Mis palabras flotaron por la sala un tiempo más pero yo ya no me encontraba allí, el pesado tomo cayó al suelo con un golpe seco.
- Temas similares


Cambiar de escuela